Viale volvió con "Impacto"
El conductor se mostró fiel a su habitual estilo estridente
Ayer, poco antes de las 14, Mauro Viale salió de la pantalla de América y dejó el espacio libre para que las cámaras se concentraran en el diálogo entre los padres del adolescente Diego Peralta, secuestrado desde hace más de un mes, y la esposa de un hombre aparentemente detenido por el hecho.
La mujer, visiblemente incómoda, rompió en llanto después de afirmar, entre frases truncas y contradictorias, que su marido "sabe que los secuestradores fueron policías". El matrimonio le reclamaba más precisiones mientras Viale, otra vez visible para los televidentes, soltaba varios reproches contra ella y decía que sus afirmaciones eran difíciles de creer.
Fue en ese momento cuando la nueva etapa televisiva de "Impacto", además de identificarse con el nombre del programa, se correspondió plenamente con los antecedentes televisivos de Viale y a su particular manera de analizar la realidad sobre la base de estridencias, una visible sobrecarga emotiva y, en el caso de ayer, la rara curiosidad de contar en vivo con la presencia de Eduardo Duhalde y Carlos Menem.
"Impacto" volvió desde ayer a las 13. A lo que siempre puede esperarse de un programa conducido por Viale esta vez se suma una puesta en escena similar al ya habitual modelo que caracteriza a la TV sin recursos de estos días: un estudio pequeño, cuatro panelistas fijos acompañando al conductor y el tratamiento de los temas del día, elegidos según las necesidades de la actualidad y de sus potenciales posibilidades para ser aprovechado del modo más efectista posible.
Ese juego, planteado en términos deliberadamente ambiguos, se abrió ni bien comenzado el programa con la presencia en el estudio de Jorge Rial, conductor de "Intrusos" -que sigue a "Impacto" en la continuidad de América- y flamante responsable de la programación de la emisora.
"¿Rial vino a "Impacto" para echar a Mauro en cámara?", se preguntó una voz en off, citando aparentes declaraciones contrarias a Viale efectuadas por Rial en la revista Noticias. "Eso es una canallada -replicó Rial, antes de un significativo silencio-. Estas cosas no deben hablarse en cámara."
El resto fue un diálogo que pareció mezclar frases dichas en broma y en serio y que concluyó con un abrazo entre ambos.
Así se abrió una primera media hora sin cortes, en la que Viale logró conectarse en vivo con dos protagonistas de la actualidad. Primero, desde Casa de Gobierno, habló con el presidente Eduardo Duhalde, que reiteró sus frases habituales de los últimos días ("Lo peor de la crisis ya pasó", "Tenemos que reinsertarnos en el mundo") y más tarde logró -seguramente a partir de la vieja y amistosa relación personal entre ambos- la palabra de Carlos Menem.
Con el rostro pétreo y gesto visiblemente rígido (dato claramente visible al aparecer simultáneamente en pantalla su imagen en vivo y la de dos semanas atrás), el ex presidente le restó importancia al accidente doméstico que sufrió anteanoche y reiteró que su futuro está en la Casa Rosada.
Al analizar brevemente ambas entrevistas, Nancy Pazos (presentada con una leyenda en pantalla como "Pasos") tuvo al menos la oportunidad de hablar, algo que casi no pudieron hacer los cuatro columnistas fijos: Bárbara Arroyo, Andrea Bisso, Claudio Orellano y Mario Caira.
En 60 minutos, Viale pasó de la actualidad televisiva a la política y de la frivolidad más rotunda (Graciela Alfano hizo aquí otro de sus acostumbrados shows) al drama de la inseguridad. En el final, como si se tratara de una telenovela en capítulos, prometió la segunda parte del encuentro entre los padres del adolescente Peralta y la mujer del presunto secuestrador. Por lo que se vio ayer, habrá impacto para rato.
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