Un viaje a los años ochenta
Anteayer se grabó "Raffaella hoy", el especial que se verá mañana, a las 21, por el 13
Más de uno habrá cruzado los dedos para que la maldición no se cumpla. Es que en plena entrevista con Raffaella Carrá, durante la grabación de "Raffaella hoy", el especial que se verá mañana, a las 21, por Canal 13, Jorge Guinzburg nombró el número que la diva italiana no nombra ni puede oír por temor a caerse en el escenario: el 17.
Pero ella bailó, sin caerse ni una sola vez, los cuatro temas que cerraron el encuentro que se grabó anteayer, en un teatro Broadway lleno de fanáticos seguidores de la conductora y cantante italiana. Y antes de eso, se entregó con simpatía a la entrevista que le hizo el conductor de "Mañanas informales".
Evidentemente, Carrá no conocía a su entrevistador. Pero enseguida le tomó el pulso. Entendió perfectamente las segundas intenciones típicas en las preguntas de Guinzburg y las contestó con picardía.
Quedó claro que a la cantante y conductora italiana no le gusta hablar de su vida personal. No le gustó mucho cuando Diego Maradona le preguntó por sus amores, el lunes, en el mano a mano en "La noche del 10". Y no le gustó anteayer, cuando Guinzburg se extendió demasiado en ese tipo de preguntas. "¿Falta mucho del cotilleo?, porque es aburrido", dijo Carrá, aunque hasta ese momento había dado algunos pequeños detalles jugosos de su vida sentimental.
En cambio, no le costó nada recordar su infancia en un colegio español de monjas de Boloña, ni contar sus comienzos en Hollywood.
Sin divismos, la mujer que compartió la pantalla grande con Frank Sinatra, en el film "El expreso de von Ryan" (que justamente emitirá Cineclassics el 5 de noviembre, a las 22), aseguró que la vida de las estrellas de Hollywood no le había gustado nada a los 19 años, cuando fue elegida para el papel. Y que no entendía tampoco por qué se había hablado tanto de su papel en esa película, cuando lo único que había hecho era ponerse una media negra y morirse diez minutos después. "Esa vida no era para mí. Yo veía que a las cinco de la tarde, todos se encerraban en sus casas a beber", dijo ella, que emprendió el regreso enseguida a su Italia natal, donde cosechó la fama mundial, de la mano de los 30 discos que grabó y los programas que condujo en su país y en España.
Una fama que, aquí en la Argentina, 23 años después de su última visita, parecía, al menos en el teatro Broadway, intacta. Fanáticos, en su mayoría hombres de algo más de treinta años, que no sólo entonaban sus hits ("Rumores", "Fiesta" y "0303456", entre otros), sino que sacudían la cabeza como lo hacía en los años ochenta Raffaela, con su corte paje y su pelo satinado. Muchos mostraban los discos de aquella década y otros tantos lucían las remeritas con el "100 % Carrá" o el "I love Raffa" que anteayer parecía de rigor.
Un repaso
De pantalones ajustados y campera de cuero rojo, la diva italiana repasó su carrera junto a Guinzburg, sentados en dos sillones blancos, y rodeados de cuatro televisores que mostraban imágenes de dos décadas atrás.
Allí, revisaron "Bárbara", la película que filmó en la Argentina, junto a Jorge Martínez, y todos los programas que condujo. Contó también su encuentro con la Madre Teresa de Calcuta. Con gracia, Carrá recordó que le avisaron diez minutos antes de entrar al programa que la invitada era la Madre Teresa. Y ella, corrió al noticiero del canal para buscar datos sobre lo que estaba haciendo en ese momento en Roma. Pero, con el apuro, olvidó detenerse en la ropa que llevaba: una camisa llena de brillantes que contrastaba notablemente con la humildad y sencillez de su invitada.
También contó que, hasta ahora por lo menos, no había elegido nunca ir al cirujano. "Soy muy miedosa. Yo sé que tengo arrugas aquí, en los ojos, pero a mí me dan mucho miedo los quirófanos y las agujas, así que... Y tampoco me gustan esas mujeres que se ponen cosas en los labios, no estoy en nada de acuerdo con esas niñas de 14, 15, 16 o 18 años que piden como regalo operarse los pechos. Ojo, retocarse la nariz, si a alguien no le gusta y le hace sentirse mejor, me parece que está bien. Pero no para mí", aseguró.
Y también le contó a Guinzburg por qué odiaba el color violeta (además del número que el entrevistador mencionó). Un odio que llega a puntos insospechados: "Si alguien en mi programa va vestido de ese color, la gente de la producción tiene ropa para que se cambie", se rió ella de su propia manía.
Pero después de una charla, que terminó con el clásico de Guinzburg (la pregunta sobre la primera vez que impuso en su programa "Peor es nada") y la respuesta de la diva (que captó al vuelo la intención y respondió sin ningún problema), Raffaella se preparó para su breve show.
Los sillones se corrieron, y las cámaras que hasta ese momento habían seguido a la diva y al conductor, se prepararon para enfocar a la cantante y al grupo de bailarines. Con la misma ropa, Carrá hizo un playback de "0303-456" y de "Hay que venir al Sur", y después, de pantalón negro y chaqueta amarilla", cerró con "Una aventura", y su tema favorito, "Rumores".
Las tres horas que duró la grabación fue un viaje a las profundidades de los años ochenta.