En enero se estrena 'David Bowie: The Last Five Years', dirigido por Francis Whately. Muestra cómo trabajó en su obra maestra de despedida y revela que tenía un tremendo sentido del humor
En octubre de 2015, David Bowie decidió terminar con sus tratamientos contra el cáncer luego de enterarse de que la enfermedad se había extendido demasiado como para recuperarse. Esa misma semana, viajó a un estudio en Brooklyn para grabar el video de su nueva canción, “Lazarus”, el nombre de una figura bíblica que Jesús hizo revivir. Bowie pasó el día en una cama de hospital mientras las cámaras lo capturaban con una venda en la cabeza. “Mirá acá, estoy en el cielo”, aullaba. “Tengo cicatrices que se ven.”
Imágenes de aquel día y recuerdos de quienes estuvieron ahí constituyen una de las escenas clave de David Bowie: The Last Five Years, un revelador nuevo documental dirigido por Francis Whately, quien ya había retratado el período dorado de Bowie en los 70 en su film de 2013, David Bowie: Five Years. La película, que saldrá al aire por HBO en enero, rastrea el último capítulo del cantante, en el que emerge de un largo hiato para crear dos discos brillantes y un musical off Broadway, mientras luchaba contra una enfermedad que se llevaría su vida apenas dos días después del lanzamiento de Blackstar en 2016. “Quería que su último acto fuera memorable”, dice Whately. “Y una forma de lidiar con el dolor del tratamiento y de saber lo que pasaría era mantenerse ocupado.”
El proyecto implicaba varios desafíos. Mientras que para su primer documental, Whately tuvo a su disposición una gran cantidad de imágenes de archivo, tenía muy poco con lo que trabajar en su exploración del último capítulo de Bowie. El cantante se había puesto muy reservado durante esa época, en la que no concedió una sola entrevista ni dio ningún recital. “Me pasaba la noche sin dormir, pensando: ‘¿Cómo voy a llenar 90 minutos sin imágenes de archivo?’”, dice Whately. “Estaba realmente preocupado.”
Decidió ponerse creativo, y reunió a los grupos de The Next Day, de 2013, y Blackstar, para pedirles que tocaran y compartieran sus recuerdos de las sesiones secretas. Filmó a los músicos de Blackstar en 55 Bar, el mismo club de jazz del Downtown neoyorquino en el que Bowie los vio tocando por primera vez, antes de invitarlos a tocar en su disco. El guitarrista Ben Monder dice que no sabía que Bowie estuviera enfermo mientras grabaron. “Incluso ignorando todo esto”, dice Monder, “me sorprendió lo enérgico que estaba, y el buen humor que tenía”.
Whately también pasó tiempo con Tony Visconti, el frecuente productor de Bowie desde 1969 hasta Blackstar, quien comparte unos demos inéditos de las últimas sesiones. El momento más escalofriante es cuando pone pistas de voces aisladas de “Lazarus”, lo cual te permite escuchar cada suspiro agónico de Bowie entre las frases. “El está en esa canción... en ese momento”, dice Visconti. “Durante los cuatro o cinco minutos que estaba cantando, él ponía todo su corazón.”
Las imágenes del detrás de escena de los videos de Bowie son otro tesoro escondido. Están intercaladas con análisis de amigos; Johan Renck, el director de videos, discute el significado del personaje del astronauta esquelético que Bowie sacó de “Blackstar”. “¿Es el Major Tom?”, le pregunta Whately. “No tengo forma de saberlo, pero él realmente quería que vos creyeras que sí. Es el personaje que lo volvió exitoso, así que la idea de que uno de sus últimos videos tuviera al Major Tom tiene mucho sentido.”
Whately frecuentemente usa conceptos y referencias en las últimas canciones de Bowie para hacer un flashback hacia momentos anteriores en su carrera; rastrea el tema de la fama desde “The Stars (Are Out Tonight)” a lo largo de la lucha de Bowie con la celebridad. “Quería mirar su último período a través del prisma del pasado”, dice Whately. También hay un largo prólogo enfocado en la gira de Reality de Bowie en 2003-2004, que terminó de manera prematura cuando sufrió un infarto casi fatal luego de bajarse del escenario en un festival en Alemania. Las imágenes de archivo de aquella gira muestran a Bowie divirtiéndose con su banda y chequeando una parada para camiones en Montana, y en un momento compite con el guitarrista Earl Slick para ganar ositos de peluche en una máquina. “Su sentido del humor estaba encendido”, recuerda Slick. “Ese no era el David que yo había conocido en otros años.” En un momento hilarante, Bowie revisa unos casetes en la sección de descuentos y encuentra el lanzamiento de su proyecto paralelo de 1989, Tin Machine, y Lodger, de 1979. “Estos deben ser discos que nadie compró y por eso los movieron acá”, dice.
Whately considera que la película es un tributo a un artista que él conoció durante sus años de trabajo para la BBC. No fue hasta el lanzamiento de Five Years que sintió una conexión personal con el cantante. “Cerca del final de su vida, me escribió para preguntarme cómo estaba”, dice Whately. “Me dijo: ‘Estoy muy feliz con mi lugar en el mundo y con el nuevo disco. ¿Qué más puedo pedir?’ Eso te muestra la dignidad de este hombre.”
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