Un actor de mente brillante
El australiano Simon Baker habla del final de temporada de la serie que protagoniza, The Mentalist
LOS ANGELES.- Un par de anteojos es lo único que marca diferencias entre Simon Baker y Patrick Jane. En todo lo demás, cuesta separarlos. No parece haber distancias aparentes en un primer contacto, cuando el actor comienza a hablar del personaje que le dio reconocimiento mundial.
El protagonista de The Mentalist -cuya segunda temporada concluye esta noche, a las 21, por Warner Channel- llega al encuentro con la prensa internacional, que lo aguarda en un hotel de Beverly Hills, tan atildado como su álter ego televisivo. Mira con curiosidad y alguna distancia a sus interlocutores, sazona unas cuantas de sus corteses respuestas con fina ironía y al final logra que sus puntos de vista se hagan convincentes para todos.
Es muy posible que ese cuadro haya surgido de la primera pregunta que se le formula al actor nacido hace 40 años en Tasmania (Australia). Personificar durante todo este tiempo a un falso vidente que aporta su excepcional perspicacia en el esclarecimiento de complejos casos policiales mientras sigue obsesionado con Red John, el escurridizo asesino serial que asesinó brutalmente a su esposa y su hija, ¿hizo de Baker una persona con mayor poder de observación del común en la vida real?
"Siempre fui una persona con alguna capacidad de observación -responde arqueando las cejas mientras revuelve el café en una taza- y de vez en cuando me veo diciéndole a mi mujer: «¿Sabés por qué eso es así?». Pero, en el fondo, yo no sé muy bien cómo se hace para mentalizar todo en la vida. La verdad es que soy nada más que un actor tratando desesperadamente de memorizar mis diálogos."
-¿Y qué clase de personaje termina siendo Patrick Jane? A veces se lo asocia a Sherlock Holmes, a veces a Columbo.
-Es una amalgama de varios personajes. Mientras trabajaba en el piloto pensaba mucho en la ópera Pagliacci . También en Chaplin y en Peter Sellers. Pero, sobre todo, entiendo las comparaciones con Columbo y también con Sherlock Holmes, porque Jane se la pasa observando y sacando conclusiones. El mío es un personaje serio y estoico. Es un héroe con cierta mística, que detesta la violencia. Tal vez cobarde en lo físico, pero no en lo mental. Un héroe temerario y audaz, que no usa armas, microscopios, elementos criminológicos y todas esas cosas. Tal vez, por eso, la gente compara tanto a Jane con Columbo, porque está desarmado y puede ser una persona agradable para los demás. Y también creo que ésta es una serie pensada a la antigua, en el sentido de que se busca la verdad desde el conocimiento y no desde el esclarecimiento o la investigación científica.
-¿Hacia dónde le gustaría que se dirigiera la serie?
-Creo que The Mentalist funciona en varios niveles simultáneos. Como actor, lo que más me atrae es el núcleo emocional de la trama y el pasado de mi personaje. Y, en este sentido, creo que todavía no hemos llegado hasta el fondo. Toda esta cuestión alrededor de Red John es muy atractiva. Pero el gran mérito de Bruno Heller fue haber creado un personaje en el que se equilibran esas preguntas y las investigaciones «caso por caso» que le dan ritmo y entretenimiento al programa.
-Entonces, ¿por dónde van sus preferencias? ¿Por el lado de Red John o del «caso de la semana»?
-Creo que lo óptimo pasa por una combinación entre los dos. No creo que sea útil dedicar un episodio entero a Red John. Y no sé si alguna vez ese personaje terminará atrapado. ¿Se acuerdan de El fugitivo ? De la serie de TV, no de la película. Aquí pasa algo parecido...
-¿Podría explicar las razones del gran éxito internacional de esta serie?
-Creo que porque buscamos entretener y lo divertido funciona así más allá del lenguaje. Me dicen que The Mentalist funciona muy bien en Francia. Debe de ser porque manejo un Citroën...