TV Retro: Déjate querer, la novela que hizo “temblar” a Catherine Fulop y le cambió la vida para siempre
De gran éxito, y con un elenco internacional encabezado por Carlos Mata, la ficción marcó el comienzo de su relación con Osvaldo Sabatini y su definitiva mudanza a nuestro país
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“Déjate querer fue un antes y un después de mi vida porque sabía que algo importante iba a pasar. Hacía tiempo que sentía que tenía que venir a la Argentina, veía mucho las novelas de Andrea del Boca, amaba Papá corazón, los programas de Las Trillizas de Oro, las películas de Libertad Lamarque y Mirtha Legrand. Era fanática. Y cuando a Grecia (Colmenares) le iba tan bien aquí, yo decía, ‘ojala a mí me pase lo mismo’”, se sincera Catherine Fulop con LA NACION.
Y su intuición no le falló porque aquí la esperaba una nueva vida. La novela que emitió Telefe en 1993 le cambió la vida a ella y a varios más; durante las grabaciones de esa ficción, Cathy se separó de su marido, el actor venezolano Fernando Carrillo, y se enamoró de Osvaldo Sabatini, con quien ya lleva 28 años juntos y dos hijas en común: Oriana y Tiziana.
Producida por el recientemente fallecido Raúl Lecouna, Déjate querer fue la primera novela que reunió un elenco internacional. Fulop era una estrella que ya había protagonizado éxitos como Abigail y Mundo de fiera, y Carlos Mata, también venezolano, era un galán muy conocido y codiciado en toda la región.
A ellos se le sumaron Henry Zakka y Manuel Carrillo, hermano de Fernando Carrillo, que también estuvo varios meses en el país y solía ir a las grabaciones a ver a Fulop. La llegada de estos artistas a nuestro país fue una revolución, y la novela fue un éxito de 200 capítulos. El elenco se completaba con Deborah Warren, Marta Albertini, Carlos Mena, Alfredo Zemma, Alejandra Gavilanes, Hugo Cosiansi, Mabel Landó, Edda Bustamante, Ivo Cutzarida, Inés Molina, entre otros.
Con libros de Daniel Delbene y la dirección de Gaito Pfleger y el Gaita Aragón, Déjate querer contaba la historia de Andrés Machado, un arquitecto de una familia adinerada cuya vida cambia cuando conoce a Bárbara Sánchez, quien lucha contra viento y marea para sacar a su padre de la cárcel, acusado de un crimen que no cometió.
Lo que Andrés y Bárbara no saben es que sus familias están mucho más ligadas de lo que ellos imaginan. Mientras se gana la vida como modelo, Bárbara estudia Derecho con la única intención de liberar a su padre. La trama hace hincapié en las diferencias de clases sociales y en una historia de amor y venganza que parece condenada al fracaso. El tema de la novela, Puesto a valer, estaba interpretado por Carlos Mata.
Cuando la realidad supera la ficción
Catherine compartía escenas con Manuel Carrillo, que interpretaba a su hermano menor y en la vida real era su cuñado. Al año siguiente Lecouna contrató a Fernando Carrillo para protagonizar Cara bonita, junto a Cathy. Para entonces ya estaba divorciados.
Fulop atravesaba una crisis matrimonial que terminó con la definitiva separación de la pareja, coincidiendo con el final de la novela. En los diez meses que duró la tira, Cathy se enamoró de Osvaldo Sabatini.
“Cuando me tocó venir, sentí que algo importante me iba a pasar. Tenía a Argentina en mi cabeza. Y aquí conocí al amor de mi vida, formé mi familia y ahora está mi hogar y mi país. Llegué el 30 de septiembre de 1993 y cuando hicimos la primera reunión, un 3 de octubre, vi entrar a Alejandra Gavilanes y al Ova. Ella bella, rubia, y él un morocho bello, alto, con vaqueros, botas de cuero. Recuerdo que dije, ‘qué bellos estos dos, los quiero para mí’. Estaba impresionada y me sentía una campesinita con vestido de flores, aros. ‘Qué bellos son los argentinos’, pensaba”, rememora.
“Déjate querer fue la puerta de entrada para mi nueva vida y tengo los mejores recuerdos de la novela. Un día yo volvía de un exterior y Ova estaba caminando por el pasillo de los estudios, ya casi terminaba la novela. Y entonces solté, ‘ay… qué bello eres’. Alejandra (Gavilanes) sabía que él me gustaba y le dijo, ‘ella te quiere dar un beso’. Y él dijo, ‘bueno si, yo también’. Nos metimos en el baño de mujeres y mi amiga se quedó afuera cantando la zona. Nos besamos y ya está. Desde el primer día supe que con él me iba a pasar algo importante. No habíamos tenido nada durante todos los meses que duró la novela, pero cada vez se me acercaba, temblaba, algo me pasaba”, confiesa Fulop.
También había muy buena química entre los protagonistas. “La relación con Carlos Mata era increíble, nos llevábamos súper bien. Tuvimos una linda amistad durante la novela, fue un gran compañero. Recuerdo que fuimos a grabar exteriores a España y nos divertimos mucho. Tuve grandes amigos en esa novela. Me enamoré de todo. Me hice muy amiga de Alejandra Gavilanes y también de Edda Bustamente y Deborah Warren que venían mucho a casa.
Un elenco internacional
Carlos Mata dijo sobre su experiencia en la novela: “Cathy fue una compañera maravillosa. Una muy buena actriz, un ser humano muy bonito de una alegría natural que le sale del corazón. Es muy transparente como persona. Yo la propuse para la novela y funcionó muy bien. La quiero mucho”.
Las grabaciones comenzaban bien temprano, a las 7 de la mañana, y se extendían hasta las 7 de la tarde. Había varios equipos de trabajo: uno en los estudios Sonotex de Martínez, hoy parte de Telefe, y dos en diferentes exteriores. Cuentan que los más divertidos eran Carlos Mata, Henry Zakka, y Manuel Carrillo, y que solían salir a divertirse cuando terminaban de trabajar.
Gabriela Sabatini, hermana de Ova, iba a visitarlo de vez en cuando y nunca llegaba con las manos vacías: medialunas para todos. Y otro que también los visitaba era el actor Jorge Martínez, por entonces pareja de Alejandra Gavilanes.
Marta Albertini, otra de las protagonistas de la tira, guarda gratos recuerdos de ese año: “Nos divertimos mucho en esa novela que tenía un elenco genial. Acordarme de Déjate querer ya me hace reír. Era una comedia romántica, con mucha locura. Me divirtió hacer mi personaje, Isabel Constanzo, una mujer frívola de buena posición económica, casada con el personaje de Carlos Mena, que competía con sus propias hijas, mirándose al espejo todo el tiempo. Era un delirio fuera de lo normal, con un ego tremendo. Una hermosa producción de Raúl Lecouna, quien tenía el don de hacer esas grandes producciones, y daba posibilidades laborales a muchos actores. Era un encanto de persona y armaba maravillosos elencos internacionales. Esa vez trajo a Fulop, estrella de la novela venezolana. Compartir las grabaciones con ella fue un placer enorme, porque es un ser fuera de serie, buena actriz, es la alegría de vivir y de risa permanente y contagiosa. Y estaba Carlos Mata, que era un dulce total, un caballero”, rememora Albertini.
Y enseguida agrega: “Grabábamos desde la mañana hasta la noche en los estudios Sonotex de Martínez y él siempre se acercaba a conversar, a preguntar cómo estabas, cómo te sentías. Un tipo sencillo, educado. Y Henry Zakka era también famosísimo y muy simpático. El punto de reunión en la novela era una peluquería, y él interpretaba al peluquero que se hacía pasar por gay para seducir a las clientas. Y estaba Edda, un ser humano tan especial. Éramos amigas en la historia, pero en realidad competíamos, dos frívolas locas (ríe). Se dio algo mágico con el elenco porque muchas veces, después de grabar, nos íbamos a cenar a la Costanera y la pasábamos muy bien, había muy buena energía, buena onda. Era todo disfrute. Pasábamos tanto tiempo juntos que compartíamos nuestra vida personal, nos contábamos qué nos pasaba; había interés por el otro a nivel humano y laboral. Se extrañan esas épocas, todo quedó tan lejos; ya no existen esas producciones con elencos multitudinarios... Al año siguiente la novela se dio en España y una turista me saludó en un negocio y me dijo que le encantaba vernos todos los días. Añoro esa época en que nuestras novelas se veían en el mundo entero y la gente te mandaba cartas desde España, Italia, Israel. Déjate querer fue una gran alegría”, concluye la actriz.
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