Hacemos un repaso por todo lo que nos dejó la pantalla chica este año; ganadores y perdedores de las grillas televisivas que viven con más incertidumbres que certezas
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La televisión abierta de 2021 termina del mismo modo como empezó: con más dudas que certezas. Los coletazos de una pandemia que se niega a aflojar alimentan un principio de incertidumbre que regirá, al menos, el primer trimestre del año próximo. Sin embargo, el año que finaliza fue pródigo a la hora de profundizar ciertos diagnósticos, de cara a un renacer del medio, con diferentes reglas y nuevos jugadores.
Cuando en febrero de este año, el miedo a salir favorecía el encendido y la vacunación tenía un presente incierto, en los canales había un solo norte: MasterChef Celebrity. En su primera versión, en 2020, el ciclo de cocina para celebrities había conseguido marcaciones que hacía rato no se veían (la final tocó los 26.9 puntos de rating), señalando un camino que todos estuvieron ávidos por seguir.
Así fue que picó en punta Corte y confección famosos, otro certamen con celebridades que necesitaban trabajar para vivir. Como siempre pasa en la temporada estival, cada canal refuerza sus propuestas de entretenimiento, eltrece con Bienvenidos a bordo, Telefé con Minuto para ganar y elnueve con La hora exacta. En América, Adrián Pallares y Rodrigo Lussich agarraron el timón de Intrusos, luego de la intempestiva partida de Jorge Rial, dándole al ciclo de espectáculos un giro hacia el humor. También en el mismo canal y marcando el primer estreno del año, Jey Mammon se sacó la peluca de “Estelita” y se puso por primera vez el traje negro de conductor con Los Mammones. El late night show, que debutó a la medianoche y promediando el año pasó al prime time fue el que tuvo una de las mejores convocatorias, apoyado en el carisma de su conductor quien, despojado de la incorrección de su alter ego, ofreció un living amable para que estrellas de todo tipo pasaran un momento distendido, sin miedo a lo que les fueran a preguntar. También Luis Novaresio volvió con su Debo decir, con nuevo formato y el oficio de siempre.
Recetas probadas, presupuestos acotados. La televisión comenzó el año mirando con recelo hacia el futuro, con producciones de buenas intenciones, pero poco presupuesto. Alcanza como ejemplo del miedo a arriesgar más de la cuenta, observar que recién arrancaba la temporada, pero la tele ya se apoyaba en fórmulas que aún hoy continúan en pantalla.
Lo bueno, si reciclado, dos veces bueno
Como se dijo, el norte de 2021 fue MasterChef Celebrity. Había terminado el 18 de enero y el 22 de febrero el canal apuraba el lanzamiento de la segunda temporada. Con el mismo equipo de conductor y jurados, junto a un reparto de figuras que más o menos seguía los lineamientos del grupo precedente, el nuevo debut promedió los 19,01 puntos de rating, aunque en varios momentos de su primera noche arañó los 20. Los excelentes números los acompañó durante todo su desarrollo, merced a los cocineros/figuras que se convirtieron en personajes funcionales al show. Y es aquí donde resulta interesante marcar una tendencia cada vez más pronunciada en la televisión abierta: la construcción de la figura por parte del producto en el que participa. Pareciera ser que la aguja del rating, ya no la mueve el famoso consagrado por el solo hecho de serlo, sino aquel que, independientemente de su origen artístico, pase de persona a personaje, de acuerdo a los cánones del programa que lo alberga.
Y en este aspecto, MasterChef Celebrity dio cátedra. Ya Claudio “El Turco” García había reconocido en la primera temporada, que la mayoría de los que lo paraban por la calle no tenían idea de que había metido un inolvidable gol de cabeza a los ingleses en Wembley, ni siquiera que había vestido la casaca de la Selección Argentina.
La historia volvió a repetirse con Juanse, cuyos nuevos fans no tenían registro de que haya sido telonero de los Rolling Stones con Los ratones paranoicos; o Alexander Caniggia, a quien se le construyó una imagen de yerno perfecto e intuitivo chef, que él solito se encargó de destruir renunciando al certamen de un día para otro.
Los que no supieron crear esa personalidad utilitaria frontón para las devoluciones de Germán Martitegui, Damián Betular y Donato De Santis (las verdaderas y únicas estrellas del programa) pasaron de largo sin demasiada trascendencia. Hay que hacer memoria para recordar que en las cocinas de MasterChef Celebrity 2 también estuvieron Fernando Carlos, Flavia Palmiero, Mariano Dalla Libera y María O’Donnell, entre otros que como llegaron se fueron.
Lejos de dormirse en los laureles, Telefe aprovechó los buenos números y la falta de reacción de la competencia directa para seguir acumulando share a su favor. En la misma línea de no innovar, el 1° de marzo debutó Pasapalabra. El “programa de conocimiento” conducido por Iván de Pineda tuvo un paso brillante por eltrece y sus seguidores habían mostrado los dientes virtuales cuando el canal anunció que no iba a seguir en su pantalla. En su nueva casa y haciéndole honor a su historia debutó en marzo, de lunes a viernes por la tarde con excelentes repercusión.
La TV Pública volvió a apostar a los eventos deportivos para traer rating para su molino y lo consiguió con la Copa América, que el día de la final le regaló a su grilla 31 puntos, una marca histórica. Lito Vitale a la medianoche; Altavoz a la tarde; El festival del bien público los fines de semana, y eventos especiales como “Charly cumple” colaboraron en cimentar propuestas que siempre son bienvenidas en una grilla que apunta a la diversidad de contenidos.
Los que no funcionaron
Decidido a ofrecer “lo mismo pero mejor” que su principal competidor, eltrece convocó a Mariana Fabbiani para colocarse al frente de un magazine. Lo de Mariana comenzó el 12 de abril con la clara intención de disputarle audiencia Flor de equipo, pero su camino televisivo fue errático, y entre indecisiones y golpes de timón, en menos de tres meses dijo adiós.
Algo parecido pasó en el canal de Constitución con El club de las divorciadas, una oportunidad de oro para Laura Fernández de reafirmarse como conductora luego de su excelente performance junto a Ángel de Brito en el Cantando 2020. La actriz y bailarina puso lo mejor de sí para justificar un formato que a poco de zarpar quedó a la deriva. La tribuna de mujeres anónimas en busca de contención para sus problemas personales de a poco se fue poblando de famosos y la terapia televisiva pasó a ser un repaso de cualquier tema de actualidad que funcionara bien en otros canales. Sin quedar claro qué fue o qué quiso ser, el ciclo debutó a mediados de junio y se despidió apenas comenzado septiembre. Otro ejemplo de lo errática que fue la programación la dio Nosotros, a la mañana, el programa de conducido poro Joaquín “El Pollo” Álvarez que fue levantado en abril y resucitó en julio.
Pero si hablamos de programas exprés, el que se llevó los laureles por su duración precoz fue TV Nostra. Decidido a “inventar” un nuevo tipo de formato que tuviera algo de humor, algo de actualidad, algo de política, algo de ironía, y mucho de su impronta, Jorge Rial debutó en América el 5 de abril a las 20.30 con una entrevista a Matías Morla, de quien se había escuchado hablar poco y nada desde la muerte de Diego Armando Maradona.
La charla tuvo todo lo que se esperaba de ella y el rating la acompañó con picos de más de 5 puntos (un lujo para un canal que no pasaba de 2). Pero claro, cuando se hace un gol en el primer minuto, después hay que convertir varios más o aguantar los trapos hasta la pitada final. TV Nostra no hizo ni una cosa ni la otra y el 28 de mayo el conductor anunció abruptamente que no seguía. Una sorpresa para el canal y un balde de agua fría para Marina Calabró, Diego Ramos y Ángela Lerena, sus compañeros de mesa, que se enteraron sobre el pucho que se quedaban sin laburo.
En el mismo canal, Alejandro Fantino le dejó su lugar de la tarde a Karina Mazzocco y se aprestó al desafío de “llenar las botas” de Fabián Domán en una nueva reencarnación de Intratables. Con la intención de que hubiera menos debate y más jolgorio, el conductor hizo una serie de cambios que no funcionaron. Con los números en picada, el programa volvió a los chispazos de siempre, y de esa manera se mantiene a flote. Al menos por ahora.
El mal año de Marcelo Tinelli
Cuando el 17 de mayo debutó el Bailando 2021 (rebautizado “La Academia”), Marcelo Tinelli llevaba un año largo de ausencia, tiempo en el que la televisión había cambiado y los espectadores también. Como Mirtha Legrand, como Susana Giménez, Marcelo Tinelli fue otra víctima del aislamiento social preventivo y obligatorio, de un día para otro habían desaparecido de la tele sus principales referentes, pero el regreso no fue con gloria.
A priori se sabía que ShowMatch y los protocolos no se iban a llevar a bien. En la esencia del programa está el clima festivo, los abrazos, los besos, la interacción permanente y una tribuna que funciona como espejo de la repentización del conductor. Nada de eso estaba permitido a mediados de este año, y el público -con la “nueva normalidad” a flor de piel- criticó muy duramente la cantidad de gente en el estudio que se vio en la apertura, los cuadros musicales, y esa sensación de estar todos en un universo paralelo en el que todavía era 2019.
A pesar de las aclaraciones del conductor, la campaña en su contra (fogoneada también por cuestiones extra televisivas, hay que decirlo) fue despiadada. No importó qué hiciera o cómo lo hiciera, todo parecía estar mal. No alcanzaron ni los 300 hisopados diarios, ni María Becerra cantando en vivo, ni Pampita Ardohain bailando embarazada; ni una renovación del jurado con Hernán Piquín, Jimena Barón y Guillermina Valdés; ni Martín Bossi haciendo lo que hace Martín Bossi. La sentencia quedó firme y no fue favorable para el astro.
En tira diaria, como hacía tiempo que no sucedía, “La Academia” comenzó emitiéndose de lunes a jueves a las 21, dejando el viernes para los especiales de humor. La idea (que había surgido el año anterior) fue recuperar la esencia del viejo VideoMatch, sumando una renovación de Gran Cuñado, rebautizado irónicamente como Politichef, pero la cosa vino cruzada de movida, Como ya le había pasado a su hermano mayor, a Politichef no lo entendieron ni los guionistas así que un día desapareció sin pena ni gloria, tal cual como había empezado.
En “La Academia” también tuvieron que transpirar y aunque a nivel artístico fue su mejor temporada, los números no acompañaron, llegando a pisos de 4 puntos, lo que sumado a los cambios de horario y a que el programa pasara de dos horas a 50 y pico de minutos, redundaron en un revés impensado en la historia del Tinelli. Especialmente cuando el responsable de todos sus males no fue un competidor local, sino un médico turco.
Qué viva el doctor
En 2013 había sido una serie surcoreana llamada Gut dakteo. En 2017 reapareció hablando en inglés como The Good Doctor; y en 2021 desembarcó en la Argentina, en versión turca, con el título de Doctor milagro.
Dicen los que saben de telenovelas que detrás del éxito de Doctor milagro subyace la esencia del melodrama televisivo, una fórmula casi matemática, de la que también se nutrió durante muchas décadas la ficción local. Y algo de eso debe haber porque, desde que el 12 de abril Telefe la estrenó en su prime time, las desventuras de Ali Vefa (Taner Ölmez) en el Hospital Berhayat de Estambul se convirtieron en uno de los grandes éxitos del año. Tirando paredes con MasterChef Celebrity 2, no hubo rival que pudiera con ellos.
Y cuando se apagaron las hornallas de Santiago del Moro a finales de junio, con Gastón Dalmau levantando el trofeo y cosechando más de 27 puntos de rating, llegó La Voz Argentina, y la magia continuó siendo la misma.
A pesar de las presencias internacionales -representadas por el clan Montaner (Ricardo, Mau y Ricky)- y de Soledad Pastorutti siempre precisa, si La Voz Argentina marcó a fuego este año fue por la presencia de Lali Espósito. Divertida, irreverente por fuera de toda norma y espontánea en sus devoluciones, la actriz y cantante se cargó al hombro el programa conducido por Marley. Los fans respondieron, en las redes y en el encendido, con 18 puntos de promedio y una final que tocó los 26 menos unas centésimas, excelente performance para la tercera y mejor edición del concurso de canto.
Ficción con ficción se paga, por eso en la semana de la llegada de la primavera eltrece decidió hacer un enroque arriesgado: pasó a “La Academia” a las 23 sabiendo que no se perdía gran cosa, para hacerle lugar en el horario central a La 1-5/18.
“La vuelta a la televisión de la ficción nacional” fue el slogan, cierto hasta por ahí nomás porque Telefe lo había primereado semanas antes con el estreno de Pequeñas Victorias. La novela protagonizada por Agustina Cherri, Esteban Lamothe y Gonzalo Heredia nació como una ficción de barbijos relajados, que aprovechó la curva descendente en los casos de Covid-19 y el consiguiente ablandamiento de las medidas sanitarias, para mostrar una historia “como las de antes (de la pandemia)”.
Aunque le costó acomodarse en una pantalla más fría de lo acostumbrado, su propuesta a la larga gustó y, de cara a este final de año, está en el podio de lo mejor que ha brindado el canal en esta temporada. También en ese lugar de privilegio hay espacio para Darío Barassi porque aunque 100 argentinos dicen corresponda al balance 2020 (se estrenó en agosto del año pasado), fue en 2021 cuando el conductor le encontró la vuelta a ese estilo descontracturado (que salvando las distancias comparte con Jey Mammon) que probablemente señale el futuro de la conducción televisiva.
Un poco más atrás, Los 8 escalones del millón reafirmó a Guido Kaczka haciendo (bien) lo mismo de siempre, y demostrando que puede sobrellevar dos ciclos diarios sin despeinarse.
Fin de fiesta
Este 2021 “low cost” terminó con Marcelo Tinelli emulando a Almafuerte en aquello de “no te des por vencido ni aun vencido”, y prometiendo revancha en 2022. Eso sí, en la final de “La Academia”, no mencionó en su “chau, chau, chau” a eltrece, lo que alimenta los rumores que partiría hacia otras plataformas.
En América, la sorpresa de diciembre fue el inesperado alejamiento de Liliana Parodi, gerenta de programación. Algunos lo entendieron como una movida necesaria para que la programación levante cabeza, otros aseguran que fue un coletazo del escándalo en torno a las acusaciones públicas que recibió Antonio Laje, de excompañeras de trabajo.
Ángel de Brito bajó la persiana de Los ángeles de la mañana en su mejor momento sin dar mayores explicaciones que la necesidad de tomarse vacaciones. Moria Casán debuta esta semana en las noches de elnueve con Moria es Moria y Telefe brindará el 24 a la noche reposando en sus laureles mientras piensa en las futuras ediciones de sus fórmulas más probadas, MasterChef y La Voz Argentina.
Si este fue un año bisagra en cuanto a contenidos, también ofreció un nuevo punto de partida. Donde los intocables ya no lo son tanto, otro estilo de conducción asoma y los personajes le han ganado a las personas. Faltaría solamente animarse a más porque los números marcan que el público sigue apoyando, y que no todo es streaming en la vida. Ya lo dice el dicho: riesgo con gusto no pica, o algo así.
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