Todos los secretos del primer Gran Hermano, entre amores, venganzas y complots jamás descubiertos
Con ingenuidad e inocencia, el exitoso reality show debutó en la Argentina en 2001 y logró paralizar al país transformando para siempre la TV; qué hubo detrás de la boda de Gastón y Eleonora, quién fue la primera eliminada y por qué Marcelo Corazza fue el ganador
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Consolidado como el gran fenómeno televisivo y de redes sociales de 2022, Gran Hermano tiene una rica historia en el país, con diez emisiones que permitieron que el público argentino conociera y se enamorara de este formato holandés. Sin embargo, cuando debutó -más de dos décadas atrás-, significó un verdadero descubrimiento tanto para el público como para sus creadores. Entre amores, venganzas y complots jamás descubiertos, hay muchos aspectos de esa edición aún desconocidos.
“El padre de todos los reality shows” debutó en Holanda el 16 de septiembre de 1999 y si bien no fue un suceso automático, pronto se convirtió en un verdadero fenómeno que se fue replicando en pantallas alrededor del mundo. La Argentina fue el primer país latinoamericano en comprar el formato, con una inversión millonaria a cargo de Telefe.
Con la indicación de los dueños del formato de no promocionar el programa en base a su premio, que eran suculentos 200 mil dólares sino en hacer hincapié en que se viviría una “experiencia única”, se anotaron 28 mil personas al casting, un número ínfimo comparado con las 160 mil de la segunda edición o los cientos de miles de videos enviados este año.
Las diferencias entre esa primera edición y la actual son numerosas aunque en muchos sentidos la coyuntura política y social se le parece en términos de tensión: mientras que en 2001 la crisis en la calle era palpable, el encierro televisado generaba un espacio lúdico para el televidente que quería escapar de la amargura cotidiana.
Quienes ingresaban, sin embargo, no tenían real dimensión de la ubicuidad de las cámaras ni sospechaban que podían ser capturados incluso en la oscuridad. Y es que muchas veces olvidamos que dos décadas atrás la tecnología avanzada no estaba al alcance de muchas personas como sucede hoy con los teléfonos inteligentes.
Además, gracias a un acuerdo con una empresa de televisión satelital, había cuatro canales destinados a transmitir las 24 horas lo que sucedía en la casa en distintas cámaras. Cuando el éxito del programa fue imparable, el servicio no solo tuvo un récord de nuevos afiliados sino que muchas personas se iban a dormir y se despertaban viendo lo que sucedía en la casa. Hoy la plataforma de streaming Pluto.tv es más conservadora: suele cortar la transmisión cuando se considera que lo que sucede en pantalla es mejor dejarlo para la transmisión de Telefe.
Asimismo la experiencia de ver el ciclo no contaba aún con redes sociales para poder crear comunidades en línea, compartir teorías o difundir noticias falsas, tal como sucede hoy. Los canales de transmisión en vivo no tenían cortes y permitían conocer más de los participantes, pero eso implicaba pasar horas y horas pegados a la pantalla. Hoy en Twitter se crean tendencias y hasta se fuerzan sanciones a partir de lo que se ve en Pluto.tv.
Tras meses de preparación Gran Hermano debutó el sábado 10 de marzo de 2001 por Telefe y presentó como participantes a Tamara Paganini, Lorena González, Patricia Villamea, Alejandro Restuccia, Martín Viaña, Eleonora González, Gustavo Jodurcha, Natalia Fava, Verónica Zanzul, Fernando Navarro, Santiago Almeyda y Gastón Trezeguet.
De acuerdo a lo que cuenta el productor general Marcos Gorban en su libro Nominados, historia íntima del reality show más famoso de la Argentina, la primera gala argentina estuvo repleta de errores que iban más allá de lo técnico: la emisión duró tres horas, tuvo a una Soledad Silveyra fuera de registro y extensas presentaciones de cada participante en la previa del juego armando sus valijas y encerrados en los días previos en un hotel. Luego se mostró su llegada en auto a la casa y apenas unos minutos de convivencia en cámara. El producto final fue un programa tedioso, repetitivo y que no expresaba el espíritu del reality show.
Ese primer programa de Gran Hermano, que venía rodeado de intriga y expectativa, no logró ganarle a su competencia en eltrece, Sábado Bus, y defraudó a propios y ajenos. Pero sirvió de lección: todas las ediciones posteriores del reality show tuvieron inicios dinámicos y con el foco puesto en la casa.
“Fue una novela demasiado breve para un prólogo tan largo. Demasiada expectativa puesta en personas que aún nadie conocía. No hay condena peor para un reality que el primer programa porque no pasa nada, es obligatorio presentar a todos los participantes y explicar las reglas del juego. En el caso de Gran Hermano eran doce biografías, doce familias, doce testimonios... un plomo”, confesaría años después Gorban en su libro.
Lo que sucedía era que nadie sabía a ciencia cierta qué esperar del formato... ¡ni siquiera Telefe! Así que el mismo equipo tuvo que ajustar muchas cuestiones técnicas y de edición sobre la marcha hasta encontrar el tono justo de un género televisivo que era casi inédito en el país.
Las primeras horas de los jugadores dentro de la casa también fueron caóticas: comenzaron con mucha euforia, luego con juegos improvisados en la pileta y terminaron la noche charlando de sus vidas en batas de toalla. Sin embargo, ya en ese momento, cuando todos tenían la guardia baja, se destacó Gastón Trezeguet. Fue cuando Lorena González, una de las participantes, a la hora de hacer el brindis, remarcó que él era “diferente”. Visiblemente ofuscado, el participante se alejó del grupo y se instaló en un sillón. Hasta allí fue a consolarlo Eleonora González, que se volvió desde ese momento su aliada.
Lorena quedó así marcada para el público y fue la primera eliminada del ciclo. Tiempo después, cuando finalmente salió de casa con el tercer puesto, Trezeguet confesaría que nunca creyó en la mala intención de su compañera, pero que aprovechó el lugar de víctima para exponerla frente a los televidentes.
Y es que entre los participantes quien, sin lugar a dudas, más llamó la atención fue Trezeguet. Era el más joven de la casa y seguramente uno de los más inteligentes, quien obvió la invitación a “vivir una experiencia” y entendió desde el principio que se trataba de una competencia. Mientras que el público lo amaba y odiaba con la misma intensidad, todos sus compañeros al salir del encierro y descubrir su accionar, lo terminaban teniendo de enemigo.
“Antepuso su ‘esto es un juego de estrategia’ frente al ‘yo quiero ser yo mismo’ de sus compañeros. Era el único que entendía que jugar no era un pecado y demostraba, en las charlas del confesionario, una lucidez absoluta para entender todas las aristas de Gran Hermano. Esas conversaciones salían al aire, por supuesto. Sobre todo en ‘El debate’ porque servían para analizar su comportamiento”, explicó Gorban en su libro.
Las trampas que realizó durante el reality show se conocieron mucho tiempo después cuando él mismo las confesó. Por ejemplo, ponía el nombre de la persona a nominar en un papel en el freezer. Así, lo leían Eleonora, Fernando y otros aliados y se formaba un complot imposible de detectar. De acuerdo a Gorban: “Sospechábamos que Gastón inducía nominaciones pero, a pesar de que veíamos el programa todo el tiempo, no podíamos detectar cómo. Era muy sutil. En una ocasión, al terminar una charla de todo el grupo en los sillones del living, salieron al jardín pero antes, cuando todos se habían puesto de pie, Trezeguet dio vuelta un almohadón, como acomodándolo. La persona que estaba sentada en ese sitio quedó nominada”.
Fue él también quien una noche comenzó a hablarle a Gustavo Jodurcha -quien era un favorito del público como un pizzero de buen corazón de Quilmes- sobre su pequeño hijo. “¿Qué es lo que tiene esta experiencia de maravillosa que hace que abandones a tu hijo y estés tanto tiempo sin verlo?”, le dijo. La sentencia dejó sin palabras al jugador quien, menos de dos horas más tarde, abandonaría voluntariamente la casa.
Pero la salida de Jodurcha terminaría siendo perjudicial para el maquiavélico participante de una manera que jamás lo imaginaría porque su reemplazante fue Marcelo Corazza, quien desde que llegó fue víctima de votos y complots a causa de ser “el nuevo”. Aunque con su perfil de bonachón logró ganarse al público y rápidamente se volvió uno de los favoritos.
Huérfano de padre y madre, apasionado por el rugby y viviendo con sus hermanas en una casa sencilla en Tigre, Corazza era una suerte de Cenicienta: un profesor de educación física de buen corazón que terminó siendo protegido por los votos de los televidentes frente al rechazo de la casa.
Convertido en productor de televisión desde hace años, hoy Trezeguet es quizás la cara más visible de los debates que modera Santiago Del Moro por Telefe, muchas veces repitiendo su rol de frío estratega en colisión con las visiones más contemporáneas y analíticas de Laura Ubfal.
El programa comenzó con una gala semanal de expulsión y otra de nominación, pero el éxito hizo que avanzara en la programación de Telefe. Por las tardes, en el ciclo de Maru Botana se sumó media hora en vivo; a las tres semanas se creó “El debate”, con la conducción de Juan Alberto Badía inspirado en la TV española y finalmente martes, miércoles y viernes a las once de la noche Gran hermano hot, con Mariano Peluffo e imágenes consideradas no aptas para mostrar en horario de protección al menor. En su pico, Gran Hermano llegó a tener veintiuna emisiones semanales por Telefe.
Trezeguet también formó la primera pareja de Gran Hermano. Él y Eleonora González se besaron a pocos días de entrar a la casa y celebraron su compromiso. La fiesta de los enamorados trajo uno de los ratings más altos del ciclo y tuvo a los expulsados como invitados pero desde lejos, sin entrar a la casa.
Lo cierto es que el vínculo entre Trezeguet y González era de cariño y alianza, pero no de amor: ambos confesarían después que lo querían “era tener una fiesta y poder tomar un poco de champagne” y que así se les ocurrió la idea de casarse.
Pero la primera edición argentina de Gran Hermano también tuvo una pareja real de enamorados: Natalia Fava y Santiago Almeyda. Ella se había presentado al casting como una empresaria de eventos sociales omitiendo decir que era parte de una de las familias más importantes de Mar del Plata. Su padre, dueño de una cadena de locales en la ciudad balnearia, no estaba muy feliz con la noticia, salió en los medios a denunciar que no respondería de sí en caso de que el participante “le pusiera un dedo encima a su hija”.
Su romance también tuvo una dura prueba: Fava dejó antes que su amado el encierro por voluntad del público y él se acercó demasiado a Tamara Paganini, pero sin que el coqueteo pasara a mayores. Hoy los dos siguen en pareja.
La primera edición de Gran Hermano duró 112 días y culminó el 30 de junio de 2001 marcando un promedio de 38 puntos de rating. Marcelo Corazza arrasó con los votos, pero como había entrado después no se pudo llevar el premio total sino una cifra proporcional a su estadía: 125 mil dólares. Los 75 mil restantes se repartieron entre Tamara Paganini, Gastón Trezeguet y Daniela Ballester, quien también entró más tarde como una tímida azafata y hoy es una de las caras de C5N.
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