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“El verdadero periodismo es intencional, a saber: aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible”, sostuvo el polaco Ryszard Kapuscinski, maestro de periodistas, que supo conjugar el ensayo con la obra poética. Aquella máxima parece acompañar a la factoría de noticias de Telefe, líder en audiencia, según atestiguan las mediciones del rating. En tiempos pandémicos, el rol de la noticia ocupó un lugar insoslayable y la demanda de los públicos por encontrar el dato preciso en medio de la incertidumbre potenció el número de televidentes que buscaron informarse.
“Volvimos a sentir que teníamos un rol esencial”, reconoce Roberto Mayo, Gerente de Noticias del canal y responsable máximo de Buen Telefe, El noticiero de la gente, Telefe Noticias y Staff de Noticias, los cuatro formatos periodísticos que salen al aire de lunes a viernes desde el amanecer hasta la medianoche, en un canal definido por el entretenimiento y la ficción, pero que no descuida el manejo de la actualidad con tono mesurado y estética ágil.
“No tengo vocación de tener hijos, pero me sentí muy madre a la hora de dar las noticias”, simboliza Cristina Pérez ante el trabajo en situación inédita. Rodolfo Barili, su compañero de fórmula en la emisión del prime time de Telefe Noticias, considera: “Supimos interpretar lo que le pasaba a la gente en la particularidad de un evento que vivimos todos, asumiendo lo nuevo de la situación”. La esencialidad de la comunicación colocó en blanco sobre negro la necesidad de la información, sobre todo cuando una enfermedad viral desconocida puso en vilo a todo un planeta azotado por igual, con millones de contagiados y víctimas que se siguen multiplicando día a día, a pesar del reciente y tibio inicio de la vacunación a nivel global.
La irrupción de la pandemia del coronavirus trastocó el statu quo de las diversas ediciones informativas. Lo epidemiológico, el dato sanitario, la prevención en prematuros tiempos de desconocimiento, la palabra médica, las urgencias sociales y las decisiones gubernamentales fueron ganando espacio, desplazando a contenidos habituales de épocas de la añorada normalidad pre covid.
“A veces podemos estar distantes de la noticia que damos, pero con la pandemia la cosa es diferente: somos parte, le ponemos el cuerpo. Además tuvimos el desafío de leer y comprender el grado de paciencia de la gente para recibir el volumen de la información”, explica Adrián Puente, quien tiene a su cargo, junto con Érica Fontana, la conducción de Buen Telefe, el primer noticiero del día que sale al aire desde las 7.
“Tengo la convicción que hay una construcción de la confianza que, cuando va creciendo en el tiempo, permite testear la lealtad, la veracidad del otro, como con un amigo. Un amigo te va a decir la verdad cuando no te guste y vos le creés. En nuestro caso, se extrema la confianza porque lo que está en juego son informaciones delicadas. Somos personas hablándoles a personas y eso hace que se genere un muy buen vínculo con los televidentes”, explica Pérez al pensar esa relación con la audiencia de Telefe Noticias. En igual sintonía, Germán Paoloski, a cargo de El noticiero de la gente, considera que “es una construcción que no se hace de un día para el otro, sino a través de los años”.
Barili grafica el fenómeno nacido con la pandemia: “Por primera vez, la gente se ponía frente a la televisión a escuchar a un periodista que no tenía respuestas, pero que planteaba que había que buscarlas juntos. Ese fue un desafío diario. Vivimos lo mismo que la gente, con la diferencia que estamos frente a cámara. Nos preguntamos permanentemente qué siente la sociedad en torno a esta realidad, hubo una búsqueda de empatía y eso se tradujo en una audiencia inédita. Durante más de un mes, nuestro noti fue el programa más visto, eso no ocurrió jamás. La gente necesitó que la acompañemos y esa fue una búsqueda genuina de nuestra parte”.
Humanidades
En el edificio que Telefe posee en la localidad de Martínez, los protocolos fueron estrictos. Mamparas transparentes dividieron la redacción de los noticieros para que se pudiesen generar burbujas sanitarias. “Me relaciono con los productores por teléfono, llego al canal y me meto en el camarín y de ahí directo al estudio”, cuenta Paoloski. Puente eliminó la mateada con sus compañeros a las seis y media de la mañana, poco antes del inicio de su noticiero del amanecer. “Se acabaron los abrazos”, se lamenta Barili, aunque reconoce: “Estamos muy pendientes del otro y de su entorno, se profundizaron ciertos lazos”. En el set, el personal imprescindible le da un aire de soledad a cada salida en vivo.
Los periodistas debieron salir de sus casas y enfrentar los riesgos, aún cuando casi todo estaba paralizado. “Nació una fuerza y un temple que no sabía que tenía. Me subí al sentido del deber y eso me llevó adelante. No soy una persona que tiene miedo, sino que trata de resolver a como dé lugar. Pero resolver también tiene el costo de lo emocional, sufrimos como todos y seguimos adelante. Hubo días en que no queríamos dar esa noticia que teníamos que dar. Ahí va la vocación porque sabés que te va a doler la panza cuando vas a decir eso tan duro. Hablar de gente que no tiene para comer, que se quedó sin trabajo, de pérdidas de vidas, no es grato, pero hay algo que te lleva a estar ahí y contarlo. Te sostiene saber que él otro te necesita, que desea que hagas esas preguntas incómodas y que pide que no tengas miedo”, afirma Pérez.
Nacho Girón es el responsable de Staff de Noticias, el segmento de la medianoche que conduce con Gisela Busaniche, que resume la jornada informativa con un tono más distendido: “El rol del periodismo fue esencial en cuanto a la curación de los contenidos en medio de la sobredosis de información. La decisión primordial es ver dónde nos paramos y en Telefe siempre ese lugar es al servicio de la gente, procurando no caer en enredos”.
La palabra de la ciencia
“En marzo le pregunté al doctor Daniel López Rosetti, qué pasaría en Navidad y al doctor se le llenaron los ojos de lágrimas”, recuerda Barili en torno a aquellos interrogantes que con el tiempo fueron encontrando su respuesta en la ciencia y, luego, en la praxis. “López Rosetti tuvo un rol esencial, ha sido uno de los personajes del año. Esa función de traductor, de bisagra, es muy importante. Hoy es fácil entender el barbijo, pero hace un año, si veíamos a alguien con eso puesto, pensábamos que estaba loco”, sostiene Mayo. La confiabilidad que despierta el especialista permitió que la gente se interiorizara con claridad de las marchas y contramarchas científicas en torno a la pandemia. “Debemos poder hablarles a todos y que todos puedan entender lo que los científicos entienden. Hay que explicar de la manera más clara posible para que el televidente esté adentro, para que podamos caminar juntos la pandemia. Por eso nos importó contar qué le pasaba a la gente, además de la voz científica”, sostiene el Gerente de Noticias, quien se sonríe al recordar aquellos programas de marzo donde el prestigioso académico enseñaba cómo armar un barbijo casero al mejor estilo Utilísima. López Rosetti es empático, apela a un tono didáctico y entendible, sin perder su enorme valía científica.
“Telefe Noticias incluyó lo médico y lo social, no siempre nos paramos en las noticias duras”, sostiene Pérez, quien considera que “la pandemia puso a las noticias en su tarea nuclear más esencial”. Y agrega: “Siempre son importantes porque aportan instrumentos a los ciudadanos, pero, en este caso, era tal la urgencia, la gravedad en medio de la incertidumbre, que la información era palpablemente útil, necesaria, imprescindible. De pronto, te encontrabas informando sobre cómo cuidar la vida propia y la de los otros, explicando cómo debía hacerse un lavado de manos eficaz, recordando lo peligroso de tocarse la cara, la importancia de no seguir actos reflejos que eran parte de la vida diaria”.
López Rosetti centra su trabajo en la clínica médica y cardiología y se especializa en la medicina del estrés, sus modos accesibles y rigurosos lo convirtieron en una presencia esperada e ineludible de los noticieros del canal. La manera de contar es clave y no solo en los temas de estricto universo científico. “Podemos permitirnos ser como la gente. Reímos, lloramos. Estamos bien o mal. Hay momentos y momentos, puedo ponerme más serio que lo normal debido a lo delicado de los temas, pero también me distiendo con el deporte o el espectáculo. Hay que saber manejar el juego y entender cuándo se puede y cuándo no”, explica Paoloski, cuyo noticiero de las 13 logró niveles de audiencia dignos del horario central nocturno. El tono distendido, sobre todo cuando llega el pase con el programa siguiente, le imprime una cordialidad que corta con la noticia que va al hueso.
“Es un equilibrio muy delicado informar y no atormentar. Tuvimos en cuenta los momentos, primero fue el aprender, la gente necesitaba saber qué pasaba, en qué consistía todo eso. Y ahí estaban los médicos y los epidemiólogos para que dieran el dato preciso. Cuando eso llegó a una saturación, hubo que matizar. Ahí abrimos el juego porque la vida misma se empezó a abrir. En la medida que el laburante comenzó a trabajar, empezamos a tener la dinámica de lo doméstico”, reflexiona Puente, quien considera que López Rosetti es “el buque insignia de los noticieros”.
En la trinchera
“Cuando estás en la trinchera, con un nivel de tensión extremo, vivís la esencialidad del periodismo. Es lo más parecido a una guerra. Nadie dijo que la definición de guerra sea vinculada exclusivamente a las armas. Hubo un paralelismo, simplemente teniendo en cuenta a los heridos y a las víctimas fatales. Y hasta si pensamos en la pérdida de algunas libertades, producto de esta situación, como sucede en una guerra”, sostiene Mayo.
El trabajo periodístico en pandemia, sin dudas se asemeja a una corresponsalía de guerra. Guillermo Panizza, un histórico periodista de Telefe, es uno de los encargados de cubrir el trabajo de campo en exteriores, una tarea siempre compleja. “Fue un año desafiante. Lo planteamos como si estuviéramos en un frente de batalla, frente a un enemigo invisible y desconocido, que no sabíamos cómo iba a actuar sobre nosotros”, reflexiona, quien en sus recorridas por el conurbano profundo encontró los dolores más extremos y las necesidades más urgentes.
“Al comienzo de la cuarentena, las calles estaban desiertas, vivíamos en estaciones de servicio, ni siquiera podíamos ir a un bar y mucho menos entrar a una casa. Todo era afuera, en el exterior. Nos tuvimos que acostumbrar a utilizar elementos de trabajo distintos, como la caña que sostenía el micrófono para mantener la distancia social, fue muy bravo”, dice Panizza, quien fue receptor de todo tipo de adversidades sociales en su camino diario: “Hacer notas en los hospitales y en las puertas de geriátricos nos puso a prueba. Vi mucho sufrimiento. En abril y mayo fui testigo de la desesperación en los comedores porque no se llegaba con los alimentos. Ahí nos empezamos a conectar con el trabajo solidario y comprometido de los clubes, que comenzaron a armar ollas populares para ayudar a la gente. Siempre tratamos de conectarnos con aquellas personas que no tienen voz ni forma de reclamar”.
En esos trayectos alejados del centro porteño, Panizza se encontró con los manotazos desesperados de los sectores más vulnerables a los que la pandemia les pegó más fuerte: “Hubo gente que no tenía trabajo o quienes lo perdieron, gente que empezó a depender de la ayuda social, del Estado y de lo comunitario. Recuerdo haber visto vecinos de Florencio Varela que vendían su heladera o su lavarropas para poder comer o las madres de la estación Domínico que vendían las ropitas de sus hijos para subsistir”.
Números
En materia de rating, durante 2020 los noticieros de Telefe ganaron en 3 de las 4 franjas horarias. En el balance que contempla a los ciclos informativos de todas las señales de televisión abierta, el canal se ubicó en el 1° y 2° lugar con Telefe Noticias y El noticiero de la gente, respectivamente, según las mediciones de Kantar Ibope Media.
A las siete de la mañana, Buen Telefe logró 1,5 en el promedio anual. El noticiero de la gente, desde las 13, alcanzó los 7,7 puntos en el promedio de los últimos doce meses, subiendo un punto con respecto a la temporada 2019 y liderando en su franja desde hace 18 meses con una diferencia de 1,5 contra su competidor directo en eltrece. La avidez informativa lo llevó a estar durante 33 días entre los cinco programas más vistos de la televisión. En dos ocasiones fue el ciclo de mayor audiencia del día.
Telefe Noticias, a las 20, logró 9,4 de promedio anual, cifra que lo posicionó como el noticiero más visto de la televisión argentina, acumulando 27 meses de liderazgo. En 2020, logró ser el programa más visto en 27 oportunidades, en un año en el cual luego MasterChef Celebrity Argentina dominó las planillas de rating. A la medianoche, Staff de Noticias tuvo un promedio anual de 5,3 puntos, ganando 8 de los últimos 12 meses.
Audiencias repartidas
Cada horario tiene su particularidad y su público, aunque la alteración de la rutina laboral, escolar y doméstica trastocó ciertos hábitos de consumo informativo. “Es muy interesante lo que se da a la mañana. Siempre le hablamos a un público que se levanta para ir a trabajar o al colegio, pero en pandemia eso se rompió. De pronto, le hablábamos a alguien que no podía dormir por el estrés de la cuarentena, a gente que se quedaba haciendo home office o a chicos que iban a estar todo el día en la casa. A nadie le importaba si llovía o no”, explica Puente.
Paoloski también sufrió las alteraciones de su público del mediodía: “El año pasado había una gran voracidad por informarse y había mucha más gente en la casa en nuestro horario, debido al confinamiento. Eso lo reflejó el rating”.
Para Girón, el fenómeno del cambio de audiencia también se produjo a la medianoche: “El público es transversal, de diversas generaciones. Nos escriben, nos consultan, nos critican, y en esas acciones lo vamos conociendo. El denominador común es que eligen que, en un solo lugar, se les resuma todo de una vez porque no desean estar todo el día conectados con la actualidad. Lo hacemos con cierta informalidad y también le hablamos a mucha gente que dejó de madrugar”.
Para Mayo “el que se levanta se quiere informar y al que se va a acostar hay que darle una mirada distinta a lo que ya sabe”. “Son distintas necesidades informativas y tenemos que responder a eso”, señala.
Cuestión política
Si algo caracteriza a los noticieros de Telefe es la mesura a la hora de abordar cuestiones estrictamente vinculadas al ámbito político, aunque, desde ya, todo lo que hace a la actualidad está relacionado, de una u otra forma, con el accionar de las dirigencias. Sin embargo, Telefe busca no saturar con estas cuestiones, aunque sin descuidar lo ineludible como aquellas esperadas conferencias de prensa en las que el presidente Alberto Fernández estaba acompañado por el jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador Axel Kicillof. “Toda la política está relacionada con la gente, eso es evidente, pero nos interesa cuando se establece el vínculo directo. Hablar de candidaturas es algo indirecto, aunque después la gente vaya a votar y quien gane va a incidir en la vida de todos. Tratamos de transitar la esencia de la política cuando está relacionada directamente con el ciudadano. Cubríamos aquellas conferencias y hasta se convertían en lo más visto del día. Es que allí se hablaba de protocolos, de la posibilidad de salir o no de casa. En cambio, en el debate sobre si habrá PASO o no, el involucramiento con la gente es en segunda o tercera instancia”, explica Mayo, quien trabaja codo a codo con Tristán Noblia, el responsable de supervisar cada uno de los envíos diarios en su rol de Productor General.
A pesar del tono mesurado, Pérez no se privó de confrontar con el Presidente de la Nación y Barili ha explicitado su ira ante alguna injusticia de tono social. Los noticieros argentinos, en general, no se amparan en el rol del frío presentador de noticias, habitual en la televisión internacional, sino en un comunicador que vibra con el pulso de la realidad. Al mediodía, Paoloski, en un espacio más informal, busca que “el compromiso sea ser natural y no forzado. Me es difícil no comprometerme, no opino sobre todo los temas, editorializo cuando algo me moviliza. Pienso que la gente busca compromiso, cierto ida y vuelta”. Para El noticiero de la gente la cercanía territorial es fundamental. Cinco móviles recorren las barriadas en busca de aquellos temas que hacen a la vida cotidiana de los vecinos. Más allá del coronavirus, la inseguridad es el tópico más abordado y la necesidad de un semáforo, cloacas o asfalto puede tener la misma relevancia que la palabra de un legislador. “Por una cuestión horaria, cada noticiero tiene su particularidad. Nosotros no tenemos mucho que ver con el noticiero del prime time”, reconoce Paoloski.
En la trasnoche, la modalidad es bien diferente: “Nuestro desafío es resumir el día muy cargado de noticias en media hora. Hay que encontrar la palabra justa y tener un gran poder de síntesis. Si tenemos dudas con un número lo decimos, sin juzgar ni empoderar. ¿Dónde me paro ante una fiesta clandestina? ¿Me pongo la gorra y juzgo a la gente o la entiendo y la llamo? Buscamos ser equilibrados, por eso no nos ven como alguien lejano que habla con el dedo levantado”, sostiene Girón.
Reconvertirse
A lo largo de 2020, los noticieros se acomodaron en su dinámica a las necesidades concretas. Telefe Noticias llegó a durar más de dos horas y los conductores dejaron el lugar habitual para compartir una mesa común y espontánea. Cuando la crisis sanitaria llegó a su pico invernal, varios conductores salieron al aire desde sus casas y se agregaron ediciones durante el fin de semana generando una respuesta a la avidez del público y una contención emocional a través de la palabra científica.
Además, se estructuraron 23 secciones nuevas. Una de ellas fue “Covid-19 desde adentro”, donde se mostraba la tarea diaria de la lucha contra el Covid que se hace en el Hospital Posadas. En ”¿Cómo está?” se abordaba a la gente para que contara su sentimiento primero y espontáneo. En “Guerreros y guerreras” se expuso la lucha del abnegado personal de salud. Aquellos conmovedores aplausos de las nueve de la noche se reflejaron en su profundidad con “Historias de balcón a balcón” y en “El país que espera” se radiografiaron los recursos de supervivencia con changas y rebusques insólitos. Hubo tutoriales de prevención y a nadie se le cayeron los anillos por explicar la fórmula de disolución del alcohol en agua.
Actualmente, y abriendo el abanico temático más allá de la pandemia, Celeste Montanari conduce “Minorías”, el espacio para darle voz a grupos silenciados: la comunidad china, la discriminación hacia los pelirrojos y la vida de la gente de talla baja fueron algunas de las temáticas abordadas.
155 personas conforman el plantel que logra poner en el aire las cuatro ediciones informativas muy diferentes entre sí, aunque con el estilo Telefe detrás. “Si veo dos noticieros iguales, el productor ejecutivo de alguno de ellos hizo algo mal”, explica Mayo con respecto a esa decisión de diferenciar cada informativo y hacerlo empático con los intereses de los públicos de cada horario.
Hoy, cuando la vacuna trae una esperanza concreta y la vida intenta parecerse a aquella conocida sin Covid, Telefe sigue liderando las mediciones del rating. Hay algo instalado que responde a una fidelidad cimentada durante años y confirmada en la última temporada donde la información fue esencial para el desarrollo de la vida diaria.
“El gran desafío es acompañar y no atormentar. No hay una fórmula, cambia permanentemente. Hay momentos en lo que todo es coronavirus, otros en los que lidera Maradona. Por eso es muy importante escuchar, interpretar bien la vida”, sostiene Mayo. Pérez encuentra en su actividad una misión insoslayable: “Hay que empoderar a los individuos para que no sean sujetos del miedo y sepan cómo manejarse y cómo cuidarse”.
Barili atraviesa la pandemia reconociendo: “Son los momentos en los que la profesión te explica el por qué uno la eligió. Buscamos ser servicio, con la particularidad que no siempre teníamos las respuestas ante lo nuevo. No estamos en el púlpito. Tuvimos que ir acompañando los cambios, un día algo era sí y al otro día no. Fue un ejercicio humano y periodístico que nos transformó. Ni en broma uno se para en los dueños de la moral y eso la gente lo percibe”.
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