Susana, Pampita y el Chavo: el trío con el que Telefe consiguió ser el líder del domingo

Algún espectador distraído puede haber pensado ayer, mirando la pantalla de Telefe, que había viajado en el tiempo. Y no solamente porque Carolina “Pampita” Ardohian estaba de regreso en el living televisivo de Susana Giménez para hablar de su vida sentimental 17 años después de su anterior visita en la que había hablado de...si, su vida sentimental. La charla sumó 8 puntos de rating, un promedio algo más bajo del que consiguió el resto del programa con 9,3, una marca que, aunque le alcanzó para ser lo más visto del día y le garantizó a Telefe el primer puesto entre los canales con 5,9 puntos frente a los 4,3 de eltrece, estuvo lejos de los históricos números que el ciclo de la diva solía medir y hasta bastante por debajo de sus primeras emisiones de este año.

En su primer programa de 2024, Susana Giménez llegó a los 16,3 puntos de promedio, una cifra que fue decreciendo con el paso de las semanas hasta las marcas de anoche, unas de las más bajas de este ciclo hasta ahora.

Lo cierto es que la confusión temporal no se limitó al promocionado reportaje a Pampita sino que se pudo haber producido también por otro regreso notable de ayer: desde las 17 hasta las 20.30, el canal líder programó un compilado de El chavo del 8 y Chespirito, los ciclos creados por Roberto Gómez Bolaños que fueron marca registrada y figurita repetida de Telefe desde los años 90 en adelante. Después de cuatro años fuera del aire motivados por los conflictos económicos entre los hijos de Gómez Bolaños y Televisa, finalmente la emisora pudo volver a poner en pantalla el legendario programa, un fenómeno de audiencia en la Argentina que llegó a medir más de quince puntos de rating diarios.

Las marcas de ayer fueron distintas: el ciclo humorístico alcanzó un promedio de 4,9 y tuvo un pico de 5,8. Las cifras, aunque puedan sonar decepcionantes en comparación con las de su tiempo de gloria fueron suficientes para que Telefe ganara en la competencia con su primer rival directo en eltrece, la película Ghost: la sombra del amor, otro resto arqueológico de los 90, que midió 4,2 enfrentado a La peña de Morfi y luego a los personajes de Chespirito. Lo cierto es que teniendo en cuenta el día, un domingo a la tarde en la víspera de un feriado no es precisamente una franja prime time, y las condiciones de emisión de El Chavo y sus amigos, el regreso valió la pena. Al menos en términos de rating. Más discutible es el sentido de programar una lata-oxidada-, de un ciclo grabado en los años setenta, con una calidad técnica y un formato prehistórico comparado con las formas de la TV actual. Fuera de foco y con dos franjas negras de cada lado para compensar la diferencia de ratio de aspecto (la relación dimensional de la pantalla) entre la imagen original y la que se usa hoy, el compilado que incluyó escenas de El Chavo del 8 y el ciclo de sketches Chespirito del que la historia del huerfanito de la vecindad fue el más exitoso desprendimiento, aludió a una televisión que ya no existe y cuyo fantasma vive alimentándose de una dieta a base de pura nostalgia.

Algo de eso tuvo también Susana Giménez. Su coqueto living fue una vez más el escenario de confesiones y momentos de intimidad expuesta pero, en esta ocasión, todo el asunto resultó más incómodo que emocionante y ni siquiera logró ofrecer algo para el público más chismoso o voyerista de la infelicidad ajena. La separación de Pampita coincidió con el debut del ciclo modelo 2024 de Susana y los rumores de que la modelo contaría su lado de la historia en la primera emisión circularon hasta horas antes del estreno. Quizás si la producción hubiese conseguido la entrevista para ese primer programa la resistencia de Pampita a hablar de lo que la invitaron a hablar habría tenido más sentido que el que tuvo anoche. Y aunque la conductora hizo lo posible por hacerla decir algo revelador sobre el tema, lo que consiguió fue reforzar la impresión de estar en una TV zombi y fuera de tiempo cuando “alabó” al “estúpido” (así lo llamó) del futuro exmarido de Pampita, Roberto García Moritán, como responsable de la delgadez de la modelo que, según Susana, está todavía “más perfecta” que siempre.

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