Luis Alberto Spinetta: las revelaciones y los grandes momentos del documental de National Geographic
Fotos, dibujos y hasta canciones encontradas. El documental sobre Luis Alberto Spinetta que anoche estrenó National Geographic y que compone el primer episodio de la segunda temporada de Bios. Vidas que marcaron la tuya, es muy rico en hallazgos, historias, recuerdos, emociones y datos sobre su obra. Sin embargo, lo más importante del material que cuenta con testimonios de los cuatro hijos del Flaco (Catarina está a cargo de las entrevistas y de hilar la historia entre tíos, hermanos, mamá, músicos y periodistas) y de la madre de ellos, Patricia Zalazar, es el costado humano y familiero del autor de "Jugo de Lúcuma".
A través de cien minutos, la obra y la vida de Spinetta quedan resumidas con igual interés tanto para el fanático como para el neófito. Acá un repaso por las revelaciones y los mejores momentos.
Las nuevas canciones
"La canción que se escucha en el documental se llama 'Ya no mires atrás' y es positiva. Es como 'mañana es mejor'. La gente la va a flashear. Te habla de vuelta, hoy. Te dice: "sacate la mochila". Es muy importante y él lo dejó ahí, a mano. Dejó mucho arte musical, escrito también y dibujos increíbles. Hay material para hacer el museo Spinetta", nos contó Catarina Spinetta antes del estreno del documental.
"Con mis hermanos estamos trabajando en un disco con canciones inéditas de mi papá", cuenta Cata Spinetta en los primeros minutos del documental. Luego, aparecen los herederos en el estudio de grabación que erigió El Flaco, La Diosa Salvaje, escuchando la mezcla de "Ya no mires atrás". "Recién este es el primer track que estamos empezando a abrir -cuenta Dante-. Va a traer otra energía, vamos a ver qué pasa, a entender ese concepto que está flotando".
Por qué no grabó un disco con Charly García
Charly García reconoce que "Rezo por vos" es del Flaco y se sorprende admirado por ese comienzo: "¡La indómita luz!". Pero hubo un hecho fortuito y desgraciado que dio por tierra con la promesa de grabar un disco juntos. Estaba tocando el tema, estaban cantando aquello de "Y curé mis heridas y me encendí de amor y quemé las cortinas y me encendí de amor, de amor sagrado", cuando le gritaron a Charly: "se te quema la casa Charly", recuerda García con su típico humor. "Teníamos más temas, pero a él le dio miedo. Me parece que era un poco supersticioso".
Patricia, el amor de una vida
"A Luis lo conocí en febrero del 73, con un amigo que teníamos en común. Yo no lo conocía a él. Tampoco conocía su música . Nos presentaron, fui a un show y después de un par de meses empezamos a salir", relata Patricia en el tramo inicial del documental. Tuvieron cuatro hijos, estuvieron juntos 22 años y tanto el amor como la separación son parte del documental. "Seguramente lo más difícil para él era romper el matrimonio", cuenta Patricia, para reconocer, más tarde: "Cuando se me pasó el enojo me di cuenta que había algo que no se iba a poder transformar, y es el amor por él".
Los dos nacimientos de Peluson of Milk
Con Peluson of MIlk nació Vera, la cuarta hija de Patricia Zalazar y Luis Alberto Spinetta. Vera nació en la casa familiar y, décadas después, de cierto modo la historia volvería a repetirse. Ese es el disco que Vera eligió para dar a luz a su hija, Eloisa.
La casa de Arribeños, el refugio familiar
En la casa familiar, en la que se crió Luis Alberto, con sus hermanos, Gustavo y Ana María (sí, la de "Ana no duerme") abren los "cofres" con recuerdos, muchos de los cuales ni siquiera sus sobrinos habían visto. "Luis fue el colegio ya escribiendo y leyendo, simplemente porque yo había empezado la escuela dos años antes", cuenta Ana María.
Ambos hermanos cuentan y coinciden que el dibujo fue anterior a la música. Y desde una de las varias entrevistas encontradas, el testimonio del Flaco se impone. "Estudié un año en bellas artes, pero me ganó la música".
El papá, Luis Santiago ("cantaba tangos, tenía una voz poderoso", cuenta Cata) y la mamá, Julia Ramírez, aparecen en esa misma casa de Arribeños, entrevistados allá lejos y hace tiempo. "Cuando tenía 14, 15 yo lo acompañaba a todos lados, como al Tigre Hotel", rememora, con su hijo al lado. "Era la Escala musical. Pasé por mucho 'bullshit'", acota El Flaco y mamá Julia dispara: "A veces se hace, pero de loco no tiene nada".
La casa donde compuso canciones como "Barro tal vez", con tan solo 16 años, es testigo del comienzo que conocemos todos: Almendra. Una grabación de hace 50 años, "en la cocina de Arribeños", muestra a Spinetta dibujando la imagen de tapa del álbum debut del cuarteto.
"En el silencio de la cocina Luis dibuja", dice una voz femenina en off. "Luis dibuja la tapa del disco que están grabando. Un hecho aparentemente intrascendente pero que muestra otra de sus libertades en un trabajo creativo", prosigue el relato. Ese dibujo no era el primero sino el segundo original, que el Flaco hizo por segunda vez a mano, ya que la compañía discográfica había perdido el primero. "Ellos no se esperaban que nosotros les dirigiéramos el arte del disco -cuenta Spinetta desde otra entrevista-. Cuando aparecemos con el original 2 dijeron: 'Vamos a llevarlo a la imprenta y que sea lo que dios quiera'".
El hermano mayor, el ídolo de los ídolos
Además de testimonios, los músicos profesan cariño y admiración por Luis Alberto Spinetta. Ricardo Mollo toma la Stratocaster roja del Flaco, mira al cielo y dice: "ya la guardamos Luisito", para tocar "Despiértate nena" y, luego sí, cumplir con sus palabras. Javier Malosetti debe interrumpir su relato cuando recuerda la última conversación que tuvo con él; Fito Páez cuenta que conoció al cantante de Almendra, Pescado Rabioso e Invisible en la calle: "Nos conocimos en Santa Fe y Riobamba. Nos vimos. ¿Vos sos vos?, nos dijimos Lo abracé, le dije te quiero Luis, no soy nada sin vos y el me dijo: "Vos hiciste la mejor canción que se hizo en Argentina, 'Tres agujas'. Dos tanos exagerados".
Para Juanse, Invisible es la mejor banda de rock de la historia y, para Gustavo Cerati, conocer la obra de Spinetta en su adolescencia fue vital: "Yo estaba haciendo mis primeras bandas, tenía alrededor de 15 años y fue un impulso muy fuerte sentir que había un tipo haciendo algo tan creativo tan cerca de mi casa". Pero el testimonio más potente y emotivo es el de David Lebón: "Cuando se quemó mi hija, que se quemó muy mal, el único tipo que vino a verme fue Luis, que me pegó un abrazo y se puso a llorar conmigo. Estábamos peleados. Yo dije: 'este tipo es mi amigo, es mi hermano', y es así hasta el día de hoy. Y para los que tienen la cabeza volada, también puede ser mi amante, porque lo amé con toda mi alma".
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