Desde su histórico ciclo, Juan Alberto Badía impulsó el rock nacional durante la vuelta a la democracia. Mirá los videos de los conciertos
Más allá de películas como Rock hasta que se ponga el sol, que documentaron festivales como el B.A.Rock, no existe material audiovisual de los grupos y solistas que dieron origen al rock nacional. Hubo algunos programas en los 60 y 70, como Sótano Beat y Rock en Teleonce, que convocaron a los grupos a tocar en vivo -o para hacer playback- pero prácticamente no quedó ningún registro de aquellas actuaciones. Por eso, con el trabajo intenso pero desarticulado de fanáticos y coleccionistas que fueron subiendo su propios videos a Youtube, el programa Badía y compañía se convirtió en uno de los más valiosos archivos del rock argentino.
“Un programa en el que pudieran cruzarse Jorge Luis Borges y Charly García”, dijo Juan Alberto Badía en una reunión para venderle el formato a los ejecutivos de Canal 9, emisora en la que estuvo apenas seis meses en 1983. Al año siguiente, Badía y Compañía se vio por Canal 13. Siguiendo su idea inicial al pie de la letra, el programa era efectivamente una mezcla de lo mejor de la cultura argentina, transitando un fino borde entre cierta aspiración intelectual (propia de la primavera democrática) y el gusto popular. Los músicos, actores, humoristas y políticos más importantes de la época eran entrevistados por un staff de periodistas y la última hora estaba dedicada a recitales. Estuvieron Charly García, Spinetta, Sumo, Los Abuelos de la Nada, Virus y Soda Stereo. También participaron Los Fabulosos Cadillacs, Riff y Pipo Cipolatti, entre muchos otros; de las figuras ya consagradas a las bandas del under que eran recomendadas por los hombres más jóvenes de su producción, gran parte de la escena rock de los 80 tuvo lugar dentro del programa de Badía y detrás de cada uno de estos shows hay historias que vale la pena recuperar.
Charly García
En los meses previos a la aparición de Badía y Compañía en la pantalla de Canal 9, ya hubo un hecho televisivo que marcaría la alianza de Badía no solo con los músicos de rock nacional sino también con la incipiente industria que sostenía aquella escena. Tras la histórica presentación de Yendo de la Cama al Living en Ferro, Charly asiste a los estudios del 9 para un programa especial en el que se pasan las imágenes del show, se tocan un par de temas en un estudio sin público (con la banda que incluye a tres integrantes de Los Abuelos de la Nada, Andrés Calamaro, Cachorro López y Gustavo Bazterrica) y tiene lugar una entrevista bastante atípica de la que participan Daniel Grinbank -manager de García en ese momento- y Renata Schussheim, responsable de la puesta en escena de Ferro. Badía era un confeso fan de García e incluso había oficiado como productor de algún show de Serú Girán, por eso en la nota se respira un aire de camaradería. Pero también se pueden sentir algunos silencios, el poder de lo no dicho, de lo que no se muestra. Aún eran los tiempos de la dictadura y habían pasado apenas unos meses de la Guerra de Malvinas. En ese contexto había que presentar la grabación de un show que incluía algunas imágenes fuertes como la ciudad bombardeada que soñaron García y Schussheim para el final de "No bombardeen Buenos Aires". Sin mayores explicaciones en el piso, esas imágenes se emitieron al aire. Pero no sucedió lo mismo con uno de los momentos más trascendentes del concierto en el que sube a cantar Mercedes Sosa, quien estaba de regreso en el país tras el exilio pero aún era un nombre prohibido para los medios. La participación de García en aquel programa que silenció a Mercedes Sosa, desde ya, le valió algunas cuantas críticas en esos tiempos políticos tan agitados.
La próxima visita de Charly ya sería en Canal 13 en uno de los famosos conciertos de la última hora de Badía y compañía. La banda con la que presentaba Clics Modernos tenía diferencias sustanciales con respecto a la visita anterior al programa. Ya no estaba Calamaro (ni sus compañeros de Los Abuelos de la Nada), la zona de teclados pertenecía a Fito Páez y los integrantes del grupo GIT completaban la banda. El show fue pura adrenalina: García nunca paró de moverse frente a los ojos de una primera fila muy especial integrada por parte del staff del programa -Badía, Silvia Fernandez Barrios, Pepe Eliaschev-, el entorno García de aquel tiempo -Nito Mestre, Fabiana Cantilo, Hilda Lizarazu, entre otros- y, tal vez la presencia más importante, Carmen García Moreno, la madre de Charly, atenta a todos los desmanes que iba causando su hijo en vivo para todo el país. Aquí también tiene una aparición Grinbank, arrastrado por Charly hacia el escenario en un intento de cerrar una de las polémicas que lo rodeaban entonces: “Ustedes que lo odian tanto, es él. Insúltenlo en la calle. Él es el culpable de que yo me haya vendido a Fiorucci”. Aquella marca de ropa era sponsor principal en los shows de Charly, una alianza que permitía mejorar las condiciones en los conciertos pero que todavía era resistida por el público más progresista.
Luis Alberto Spinetta
La relación de Badía con Spinetta era tan fecunda como la que tenía con García y también quedó plasmada incluso antes de los shows en el programa con un reportaje especial que tuvo lugar en la casa de Luis en Castelar y que fue emitida en el corto período que Badía y compañía estuvo en Canal 9. Era realmente excepcional que el Flaco abriera las puertas de su casa a cámaras de televisión. Pero, con Badía, el músico parece haberse entregado por completo: se los ve charlando cómodamente en un estudio de grabación hogareño, luego en los jardines y finalmente en el living de la casa. En la charla se ve un Spinetta esperanzado pero a la vez cauteloso por el período democrático que ya estaba a punto de comenzar. Y hacia el final de la nota Badía hace una sentida declaración al Flaco, a mitad de camino entre el periodista y el fan: “Hoy vine a tu casa en Castelar y me sentí felicísimo de estar aquí. Voy a volver por muchas razones, pero fundamentalmente porque estás vos y cuando charlo con vos es como que el sol está más cerca”, dice un Badía emocionado antes de dar paso a una versión íntima de "Será que la canción llegó hasta el sol", del disco Mondo di cromo, editado por aquellos días de 1983.
Ya en Canal 13, con el programa instalado y en camino a ser un clásico, Spinetta Jade dio un show que empezó con las tensiones propias que supone la presencia de una personalidad como la del Flaco en un estudio de televisión. El apacible encuentro en Castelar ya había quedado demasiado lejos. “El día que vino Luis en el recital del 84 no quiso ser entrevistado. No quiso ni que le mandaran una cámara al camarín, como se hacía con la mayoría de los artistas. El grupo entero se atrincheró ahí y no salieron hasta la hora del show”, recuerda Claudio Koremblit, productor musical del ciclo. A pesar de ese clima hostil, Marisa Badía -hermana y productora ejecutiva de casi todos los ciclos televisivos de Juan Alberto- se encargó de hacer llegar al camarín un pedido especial, tal vez aquello que más ha fastidiado a Spinetta a lo largo de su carrera: si podía tocar "Muchacha (ojos de papel)". La respuesta, obviamente, fue negativa y así se lo comunicaron al conductor. Pero ya en el set, luego de haber tocado “Despiertate nena” (Pescado Rabioso) y “El anillo del capitán Beto” (Invisible), de pronto empezó a sonar el clásico de Almendra que Spinetta nunca incluía en los shows. En el video de Youtube que guarda esa escena se puede ver en primera fila a Badía agarrándose la cabeza, emocionado y no pudiendo creer el momento histórico que había generado su programa.
Fito Páez
La posibilidad de tener a Charly García presentando cada nueva producción era todo un privilegio para Badía y Compañía. Era una carta que había que cuidar y ante la cual había que hacer algunas concesiones. Por ejemplo, dar espacio al joven y ascendente músico rosarino Fito Páez. “En 1984 Fito no era una figura masiva”, cuenta Koremblit, “lo conocía el público de Baglietto y el de Charly. Pero para Badía era un rarito que estaba en la banda de Charly, todavía no era famoso, no era comercial. Era un pibe que recién estaba mostrando su primer disco. No alcanzaba la categoría, la dimensión que Juan Alberto pretendía para el show de la última hora”. ¿Cómo terminó ese Fito no tan famoso tocando en el programa? La respuesta la dio la propia Marisa Badía en el libro de memorias de su hermano: “Fito vino por primera vez al programa como tecladista de Charly, que en esa época trabajaba con Grinbank y con Fernando Moya. En ese show ellos me dicen que si Fito no venía solo a tocar al programa, Charly no volvía a Badía y compañía”. Así, con ese ultimátum, fue como Fito llegó al programa para presentar Del 63, sumar algunas canciones del repertorio de Baglietto y estrenar los aún inéditos “Giros” y “Cable a tierra”. Al tiempo que Fito fue demostrando la enorme solidez y creatividad de su música, el audio de aquel concierto se fue convirtiendo en un tesoro para coleccionistas. La versión en video de este show recién fue subida a Youtube en 2017 por el propio Koremblit desde su rol de archivista a través del canal de videos Armusa.
Soda Stereo
Algo similar a lo de Fito ocurrió con Soda Stereo, que también editó su disco debut en 1984, el año en que explota Badía y Compañía en la pantalla de Canal 13. Como parte del plan promocional del concierto en el teatro Astros, se intentó llevar al trío al programa, pero no fue posible. La agencia de representación que manejaba al Soda también trabajaba con Virus y en aquel 1984 solo hubo espacio en Badía y Compañía para uno de los dos. Y Virus, que ya era un número fuerte, ganó esa pulseada. Con el segundo disco del grupo en la calle y ya desde Ohanian Producciones, se reinició el operativo Soda en el ciclo. “Desde el programa pensaban que no daba. Los veían como tres tipos con la cara pintada tipo Bowie y nada más. Para Marisa y Juan con eso no alcanzaba. Por eso tardó en llegar el show de Soda. Pero al final se hizo, también por la presión de toda la gente joven que trabajaba en la producción”, dice Koremblit. Además del show con el que abrió el programa también hubo espacio para un entrevista. Pero al no ser Soda hasta aquí un grupo del agrado de Badía, delegó la tarea en un colaborador. “Tengo un muchacho que habla de deportes”, le comentó Badía al manager Alberto Ohanian, “que el reportaje se lo haga él”. El muchacho en cuestión era Marcelo Tinelli. Lamentablemente, de aquel programa solo se consigue en Youtube la parte del show, pero no la entrevista.
Si en sus comienzos Soda Stereo tuvo que insistir para poder estar en Badía y Compañía, ya con la edición de Signos esa negociación empezó a darse vuelta. “Soda se convirtió en un boom impresionante y ya nos costaba un huevo traerlos al programa”, reconoció Marisa Badía años más tarde. “Y cuando finalmente los conseguimos en el canal me dijeron que no había suficiente seguridad para contener a la gente. Entonces les dije que yo ponía mi sueldo de todo lo que restaba del año como garantía, asegurando que nadie iba a romper nada”.
En 1986 el trío ya tenía como tecladista estable Fabián Von Quintiero. El Zorrito recuerda: “En Badía... estaba todo súper bien armado. Se probaba sonido y se tocaban sin problemas. Iba público fanático de la banda, pero lo más lindo era que el tipo valoraba en serio nuestra música. Tenía un programa de seis horas y le dedicaba una a la música en vivo. Por eso era el programa a donde los músicos aspiraban a ir. También estaba Domingos para la juventud, que era un programa de entretenimiento para adolescentes, pero en Badía... la música tenía otro peso. En Argentina es muy difícil sacarle a la televisión minutos para la música en vivo. En general en los canales se dice que la música no da rating”. Sumando los shows que hizo con Soda y los que luego haría como tecladista de Charly García, Von Quintiero es uno de los músicos que más apariciones tuvo en el programa.
Virus
Con tres discos muy importantes en su haber, para 1984 Virus tenía un lugar asegurado en Badía y Compañía. Si bien el conductor tenía mayor predilección por los músicos de rock más clásicos (García, Spinetta y sus derivados), el carisma de Federico Moura lo cautivaba e hizo de Virus una fija en casi todos los años que el ciclo estuvo en pantalla. Siguiendo la pista de las presentaciones del grupo en Youtube, existe un video de 1988 en el que el grupo sale a disculparse por tener que cancelar una actuación debido a algunos problemas de salud del baterista y el sonidista del grupo. Badía encuentra la forma de convertir ese momento incómodo en una suerte de promoción para una próxima visita del grupo al programa. Y es el propio Federico, ya sabiendo de su propia enfermedad, quien completa esa venta diciendo que el show se hará “cuando las enfermedades no cundan”.
Hacia fines de ese año, la banda se presenta en Badía y compañía, en lo que sería una de las últimas actuaciones televisadas con la formación original. El 21 de diciembre Federico muere víctima del HIV, la misma enfermedad que había terminado con la vida de Miguel Abuelo en marzo del aquel año.
Andrés Calamaro
Otro abonado a los programas de Badía fue Andrés Calamaro, quien estuvo como parte de la banda de Charly en aquel programa especial de Yendo de la cama al living, luego en varias oportunidades con Los Abuelos de la Nada e incluso presentando su material solista. “Badia recuperó el programa ómnibus, en la tradición de los Sábados Circulares de Pipo Mancera: toda la tarde del sábado para variedades, entrevistas y actuaciones en vivo. Los grupos tocábamos en el último segmento del programa que estaba dedicado a un recital de suficiente tiempo para presentar varias canciones o el fragmento de un musical”. Al recordar aquellos días y lo que significaba para los grupos tocar en televisión, Calamaro no elude una interna respecto del pago a los músicos. “En algún punto la cadena se rompía y los músicos no veíamos ni un billete. Se supone que las presentaciones en TV las cobrabamos a través del Sindicato de Variedades, juntos los músicos, los enanos de circo y los magos. Recuerdo haber ido allí con Miguel Abuelo a llevarnos algunos pesos. No dudo de la honestidad de Juan Alberto Badía y hay que contemplar que la cadena de burocracia en la televisión, producción y ‘managerato’ era suficiente para diluir aquel modesto dinero que no nos hubiera venido mal”. Sobre este asunto, que en algún momento despertó una polémica, se manifestó Badía en su libro de memorias: “Nosotros no pagábamos ni cobrábamos. Badía y compañía no te pedía nada, te daba todo y vos llenabas dos teatros más”.
Pipo Cipolatti y la Ray Milland Band
La presencia de Pipo Cipolatti en Badía y compañía excede ampliamente su rol de músico. Había que entenderlo como una suerte de productor creativo de segmentos especiales, pues era precisamente eso lo que hacía cada vez que Marisa o el productor Claudio Koremblit lo llamaban para invitarlo. Al margen de algunas presentaciones más formales con Los Twist, Pipo aprovechó cada espacio que le ofreció el programa como una oportunidad para montar sobre un escenario y llevar a todos los hogares del país algunos de sus delirios musicales. Uno de esos números fue Agrupación Parisi, un combo de jazz entre la parodia y el homenaje del que participaron músicos de Los Twist y Pedro Aznar. Con ayuda de los videos de Youtube, Pipo reconstruye hoy aquella escena: “El concepto era: músicos de jazz, como de sindicato, que se vestían parecido a Jorge Navarro con pañuelo al cuello y carterita, fumaban Parisiennes, tocaban sentados y usaban partituras”. Del mismo modo, tuvo lugar en el programa el Silver Combo. “Era esencialmente instrumental, tirando al soul. Tocabamos con anteojos negros, poleras blancas y negras, aspecto muy cool y desinteresado. Hacíamos el tema de El agente de Cipol y terminábamos con un popurrí de canciones de Palito Ortega y Sandro", recuerda Cipolatti. Pero el punto más alto entre las producciones musicales de Pipo fue sin lugar a dudas la Ray Milland Band, no solo por el peso de los nombres que se sumaron sino por la puesta en escena y el concepto que lo sostenía.
Cipolatti explica el origen del grupo: “Nosotros solíamos juntarnos en el pequeño estudio que tenía Calamaro en su casa. Melingo y yo íbamos siempre porque vivíamos cerca pero también podían caer Luca, Miguel Zavaleta o Spinetta. Una de esas tardes empezamos a hablar de El hombre con visión de rayos X, una película que justo todos habíamos visto en el ciclo de Canal 11 Sábados de súper acción, en la que Ray Milland era un científico que se ponía unas gotas para poder ver mucho más allá del ojo humano. Así empieza a ver cada vez más hasta que en un momento ve a Dios y se arranca los ojos. A partir de allí dimos forma a una historia en la cual Ray Milland había contraído a partir del trabajo en la película una enfermedad, la ceguera cíclica, que implicaba que veía durante un minuto y al minuto siguiente no veía nada. Entonces creamos la fundación Ray Milland y esta banda que iba en línea con lo que era en aquella época USA for Africa. Era una historia larguísima, imposible de contar en los tres temas de mierda que tocábamos”.
Con ese background, llega la Ray Milland Band al programa. En la primera línea estaban los cinco cantantes, todos vestidos de riguroso blanco y negro, con anteojos oscuros: Pipo, Calamaro, Daniel Melingo, Miguel Zavaleta y Camilo Iezzi. Como banda de apoyo, todos con la cara pintada de negro, aparecen: Charly García (teclados), Pablo Guadalupe (batería), Pedro Aznar (percusión), Gustavo Dones (bajo) y Gringui Herrera (guitarra). “La idea era hacer música funk y soul, emocionalmente intensa”, detalla Pipo. “Cantada en inglés pero mal gramaticalmente. Las temáticas debían estar vinculadas a la vista, a la luz fuerte o a películas de Ray Milland.” Y Calamaro completa: “Aquella aparición fue consensuada y ensayada. Y ahora resulta ser el momento estelar y público de una serie de agrupaciones fugaces que a veces existían únicamente en grabaciones o se inventaban por una tarde. Juan Alberto Badía fue, entonces, cómplice de un momento irrepetible y original. Una broma seria, pero una broma al fin”.
Sumo
No todos los artistas que pasaron por el programa generaron una buena impresión en Badía. Si bien el conductor se mostraba abierto a las sugerencias de su equipo de producción, en algunos casos las actuaciones fueron debut y despedida. Tal fue el caso de Sumo, sugerido a Badía por el productor Claudio Koremblit: “Yo era uno de los fans que insistía para llevarlos. Me gustaba ese rock oscuro, tan creativo. Pero Juan no los quería”. Desde la vereda de enfrente, Roberto Pettinato contó en más de una oportunidad que para él Badía y Compañía era un programa “careta”, y que era en realidad Luca Prodan el que insistía en aprovechar todos los espacios de televisión a modo de promoción. Semejantes internas solo podían tener un mal desenlace. “Tocaron 'La rubia tarada' y parecía que Luca desde el escenario señalaba a Silvia Fernandez Barrios”, cuenta el productor. “Hubo una asociación extraña del tema con ella. Entonces Juan medio que los prohibió, cayó como algo muy violento para lo que era el programa.” Él único video que se puede encontrar en Youtube de esa actuación sólo deja ver los problemas que el grupo tuvo mientras tocaban “Disco Baby Disco” con una máquina de humo fuera de control.
Don Cornelio y la Zona
Si bien Badía y Compañía era un programa popular, dirigido a la familia argentina, también hubo lugar para algunas de las bandas que transitaban lo más profundo del under porteño, con sus productores buscando en el Parakultural, entre otros espacios. “Me gustaban los grupos más ruidosos como La Sobrecarga, Los Encargados, Alphonso S’Entrega, Fricción, Los Casanovas”, dice Koremblit. Entre esta camada de grupos under que aprovechaba los minutos de exposición que les daba Badía estaba también Don Cornelio y la Zona, la banda de Palo Pandolfo. Enfrentado a los videos de Youtube que lo muestran tocando en esos estudios, Palo experimenta toda clase de sensaciones: “Es realmente impactante verme ahí, tan chiquito, tan colocado, tan convencido. Yo tenía 23 años, éramos todos muy chicos. Y caímos en la televisión, que en general es una carnicería: el trato es hostil o bien te ignoran porque vos sos una pieza más de un mecanismo infernal. Pero con Badía eso no pasaba. El sonido era bueno, te podías escuchar. Y él era una persona cordial, tenía un acercamiento genuino a todo el mundo y a los músicos en particular. Te trataba de igual a igual. No me parecía una persona careta”. Si bien se la consideraba una banda under, Don Cornelio también podía llevar al programa un par de hits como “Ella vendrá” y “Tazas de té chino”. Pero más allá de esas canciones, Youtube también guarda una versión incendiaria de “Realmente”, del disco Patria o Muerte. “Es un tema bastante revulsivo para tocarlo en televisión”, reconoce Palo, “pero el tipo no tenía problema. Siempre abría las puertas para algo artístico, rupturista o inconveniente”.
Fin de ciclo
Con el paso del tiempo los músicos de rock de Argentina supieron valorar el rol que había cumplido Juan Alberto Badía en la difusión de su trabajo sin ser exactamente uno de ellos. En ocasión de su muerte, los grandes nombres del rock argentino salieron a destacar esta labor de Badía que facilitaba la llegada al público más masivo y así complementaba lo que se hacía desde los medios especializados como las revistas Pelo, El Expreso Imaginario o la radio Rock and Pop. “Aunque el estilo de locutor de oficio que tenía Juan Alberto no me entusiasmaba entonces, es una impronta que hoy se extraña. Badia supo rodearse de buena gente, el programa era muy abierto, los músicos podíamos ir a tocar incluso sin tener un disco para presentar y hacer nuestras canciones inéditas”, asegura Calamaro. Para Palo Pandolfo, que volvió a tocar para Badía en otros ciclos, es importante no subestimar ni malentender esa supuesta formalidad del conductor: “Si bien usaba traje, era un tipo intenso. No podemos olvidar que cuando él empieza en la televisión, Argentina se pone dura, hay represión, hay dictadura. Y él entendió de qué manera presentar ante un público conservador nada menos que a Los Beatles, que en su momento era una banda bien rupturista”. “Badía subrayaba la calidad musical del rock argentino y lo incluía como parte de la cultura”, agrega Von Quintiero. “Les reconocía a tipos como Charly, Spinetta o Pappo el talento y la influencia que tenían sobre la juventud. No dejaba de ser un hombre de la televisión, de otro palo, pero a la vez era un aliado nuestro.”
Si bien era un programa que tenía toda clase de contenidos, la música le aseguró a Badía y Compañía un recuerdo permanente en la historia de la televisión argentina. Pero también fue la música -o mejor dicho, el negocio de la música- lo que marcó el final del ciclo. Los contratos de exclusividad y los tironeos por los artistas con la competencia generaron un malestar personal en el propio conductor. “Badía y compañía terminó en 1988 porque estaban ganando las discográficas”, confiesa el conductor en sus memorias. “Los artistas iban a Canal 9, a Sábados de la bondad, porque les daban no se cuantos segundos de publicidad. Y después venían a pedirme disculpas por el arreglo que habían hecho sus compañías. Sé que hay otro negocio con la música pero no me interesa, no quiero vivirlo, me jode, me hincha las pelotas, me voy.”
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