"Soy gitano": las faldas al poder
Los personajes femeninos de la tira de Pol-ka son la principal clave de su éxito: la telenovela que emite Canal 13 es la ficción más vista de la TV
La fórmula lleva muchos ingredientes: polleras largas, escotes imponentes, ojos muy maquillados y aros grandes. A esa mezcla hay que sumarle unas historias complicadas, típicas de cualquier culebrón que se precie, y una pizca de un elemento secreto que se ve en la pantalla cada vez que alguna de ellas aparece para llevarse el mundo por delante.
Son las mujeres de "Soy gitano", un universo en el que se supone que los hombres hacen las reglas y sin embargo son ellas las que, como en el taconeo flamenco, marcan el ritmo al que hay que cumplirlas.
Betiana Blum, Luisina Brando, Julieta Díaz, Romina Gaetani, Valentina Bassi, Malena Solda y Laura Azcurra son las siete actrices que de lunes a viernes, a las 22, por Canal 13, representan todo el espectro del universo femenino gitano imaginado por Pol-ka. Ellas salen todas las noches a defender amores y odios, sueños y desencantos, cada una a su modo pero todas con una pasión que enciende la pantalla.
"En este programa las mujeres son las que desencadenan las tragedias. Al menos eso parece. Creo que están inmersas en un mundo lleno de prohibiciones, de cosas impuestas y ahí los hombres son los que manejan todo, toman las decisiones y ellas tienen que acomodarse en los espacios que les dejan", cuenta Díaz, que, en el papel de Mora, debe lidiar con varios hombres que se las traen. Hija del malvado Jano Amaya (Antonio Grimau), esposa de Josemi Heredia (Juan Darthés) y amante ocasional de Amador Heredia, la chica de cabello negro azabache llora, sufre y no logra decidir con cuál de los hermanos Heredia quiere estar. Con la ayuda de la magia parece que la balanza se inclinará por Josemi, aunque, según Díaz, con Mora nunca se sabe: "Ella no es una mina que se planta y decide que tiene dos tipos y se acabó. Para nada. Ella sufre porque lo está traicionando al marido, a ese hombre maravilloso, con el hermano de él que es un mujeriego. Se siente mal por eso, pero no puede parar. Amador es como una droga que no puede dejar".
Nada sumisas
Heroína atípica, gitana atípica, Mora, como varias de las mujeres de la historia, no parece encajar con el modelo de sumisión que se imagina tienen las integrantes femeninas de esa comunidad. Pero claro, esto es ficción. La ficción más vista de la TV y como todo producto de Pol-ka, las licencias poéticas están a la orden del día.
"Las mujeres gitanas son bastante reservadas, se abocan a sus maridos, a sus hijos. Claro que defienden a sus hombres a lo loco. Son capaces de mucha pasión para defender su territorio. Me parece que el hecho de que los personajes sean gitanos es una excusa para contar por qué en el año 2003 dos personas no pueden estar juntas. Es una nueva vuelta al culebrón tradicional, esto es género puro", dice Azcurra. María, su personaje, es la más mala de las mujeres de la historia. Empecinada en tener al Niño Amaya (Joaquín Furriel) la chica no se detuvo ante nada. No le preocupó robárselo a su mejor amiga, Maite (Solda), ni inventar un embarazo, ni hacerse disparar para culpar a su enemiga.
"Está bueno este personaje porque va cambiando. No sólo sufre sino que cada vez más se planta, defiende su amor. Maite tiene la imagen fuerte de los tres hermanos, es la más sumisa de las mujeres y de todos modos se rebela. Me parece que el romance entre Maite y El Niño es la parte más esperanzada de la tira. La gente compró esta historia que es cada vez más delirante", dice Solda. Su personaje siempre vive con las lágrimas listas para ser lloradas y, sin embargo, la actriz cuenta que "se divierte muchísimo" con cada nuevo obstáculo que le ponen delante.
Dos hermanas
Cada escena de "Soy gitano" tiene un elemento que la hace distinta de las tiras costumbristas que solían ser la marca registrada de Pol-ka. Pero pocas veces esa distancia se hace tan evidente como cuando Alba y Amparo, o Blum y Brando, ocupan la pantalla. Hermanas en la ficción, cada una la cara de la misma moneda, las actrices se sacan chispas con textos barrocos y rebuscados que dichos por ellas adquieren una dimensión casi trágica.
"Los autores me dieron ciertos personajes inspiradores, ciertas madres de la literatura para ayudarme a crear a Amparo.Lo contradictorio es que siempre me hablaron de madres y justamente lo que Amparo no puede es ser madre. En esa contradicción está la clave del personaje. Está mujer no hace más que poner flores en toda la casa y está seca. Es la "Yerma" de García Lorca", se ríe Brando.
Duras, vitales
Amparo, una mujer amargada por el desamor de su marido Lázaro (Arnaldo André), dura, tiene su contrario en Alba, la mujer vital que interpreta Blum. "Es una mujer llena de vida. Alba perdió al amor de su vida, Lázaro, por la traición de su hermana. Y a pesar de todo sigue adelante, con mucha pasión. Lo maravilloso de este personaje es que siempre se expone, que es exactamente lo que todo el mundo trata de evitar", explica Blum. Tanto se expone Alba que sus andanzas divierten a pesar de que siempre la ronda la tragedia. Muchas veces corporizada en la figura de su hermana Amparo. "La relación entre ellas es de antología. Amparo con Alba se quiebra, le salen sus peores cosas. Su hermana la puede, porque siente culpa por lo que le hizo y al mismo tiempo la quiere matar", aporta Brando. Y Blum completa: "Alba es la crédula, a pesar de que sabe que Amparo la traicionó siempre le dice que la quiere, se deja manipular por ella".
En el núcleo del conflicto entre ellas está el secreto, ahora develado, que compartieron durante más de veinte años: el verdadero nombre del padre de Isabel (Gaetani), la hija de Alba, otra chica que se las trae.
Isabel, Isa o la cocinera, como le dice Amador, parece llevarse el mundo por delante aunque las apariencias engañan.
"Isabel es desenvuelta, desinhibida, pero al mismo tiempo está llena de temores. Cree que tiene las cosas claras, pero no es así. No sabe nada, se cree madura, pero depende del amor de alguien que no le corresponde, se deja maltratar, no puede despegar de la madre y permite que ella le maneje la vida", dice Gaetani.
Isabel piensa que sólo es mitad gitana y a pesar de que toda la vida tuvo visiones y algo del poder que viene asociado con la sangre de ese origen, no fue educada con las estrictas normas que dictan las vidas de esas mujeres. Tampoco lo fue Luz (Bassi) y sin embargo ella, por amor, eligió vivir entre esos estrictos límites. "Ella siempre está hablando de escaparse, pero no lo hace. Vive atrapada en la casa de los Amaya y sufre por los maltratos de Angel (Juan Palomino), su marido, pero no se va. Porque a pesar de no haber nacido gitana entre ellos encontró una familia", cuenta Bassi de su personaje sometido al capricho masculino.
Un culebrón como los de antes pero en versión 2003, "Soy gitano" mezcla realismo mágico con pasiones desatadas, escenas y conflictos de "Romeo y Julieta" con personajes que podrían pertenecer a algún texto de Federico García Lorca. Una ficción distinta en la que los personajes masculinos gritan mucho, pero las mujeres, entre susurros, siempre dicen la última palabra.
El mejor rating
- En la medición de audiencia de la semana última "Soy gitano" consiguió el lugar de programa más visto de la TV. Fue el miércoles último, cuando la tira que emite Canal 13 logró 25,4 puntos de promedio. Semejante marca separó a este ciclo de su competidor directo, "Resistiré", de Telefé. La tira de Pol-ka se afianzó como la ficción más vista de la pantalla chica, incluso superando al exitoso "Son amores".