¿Sirve ganar el Bailando? Un trampolín a una nueva etapa de la carrera para algunos y un momento fugaz de fama para otros
Desde 2006, cuando ganaron Carmen Barbieri, Flor de la V y Carla Conte, el certamen lanzó las carreras de Pedro Alfonso, Fede Bal, Laurita Fernández, Noelia Pompa y muchos más, pero también una cantidad considerable de campeones vieron apagar su estrella muy rápidamente
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Esta noche sabremos si Tuli Acosta o Noelia Marzol ganan el Bailando 2024. Luego de tomar caminos diferentes, las participantes tienen la chance de llevarse la copa que puede cambiarles la vida. La joven cordobesa viene de las redes, bailarina, talentosa y representa lo nuevo en la pista. En tanto que la protagonista de Sex, es sinónimo de experiencia, solidez y pisada fuerte en el escenario.
El Bailando por un sueño siempre fue ecléctico: de bailarines eximios a figuras mediáticas, pasando por deportistas o periodistas, gran parte de la farándula vernácula participó del ciclo de Marcelo Tinelli. La frase que tienen en común todos los que llegaron a las instancias finales es: “Este programa me cambió a la vida”. Para muchos, ganar el certamen fue un trampolín para potenciar sus carreras, en otros casos, solo un momento de gloria que se apagó rápidamente.
La historia del Bailando comienza en 2006, después de que la versión de humor de ShowMatch, en el Mundial de Fútbol de Alemania, no diera resultados en materia de rating. La producción del ciclo, con la muñeca que los caracteriza para cambiar todo de un momento a otro, importa el formato Bailando con las estrellas, y poco a poco lo argentiniza.
El primer año hubo no uno sino tres ganadores: Carmen Barbieri, Flor de la V y Carla Conte, todas figuras consagradas acompañadas por su “soñador”, el bailarín que estaba en la pista con un objetivo solidario. Tanto a Carmen como a Flor de la V, el reality las puso en otro lugar en la pantalla chica. Conte, que venía de las medianoches de juegos en Canal 9, fue la rebelde del grupo: si bien se consagró como la mejor de la tercera temporada, fue la que se animó a decirle que no a Tinelli con el famoso “corte de polleras”. El reality, de todos modos, fue un trampolín para su carrera en TV.
Con el correr de las ediciones, los sueños fueron quedando de lado, y las peleas y cruces fueron tomando protagonismo. Y probablemente el triunfo de Celina Rucci, en 2007, fue un símbolo de ese cambio: acusada de utilizar un call center para fraguar votos, la exvedette le ganó a Paula Robles, esposa de Tinelli en aquel entonces. Todas las miradas quedaron puestas en el esposo de la actriz, Claudio, hermano de Alessandra Minnicelli, la mujer del ministro de Planificación Federal Julio De Vido. Años después, su marido fue condenado por corrupción, ella se separó y comenzó una nueva vida en Nueva York, con una nueva pareja, y lejos de las luces. Hasta el día de hoy registra en las redes su batalla contra la leucemia mieloide aguda.
El Bailando siempre se caracterizó por unir a los extremos: pueden ganar virtuosos o mediáticos. Tal es así que al año siguiente que Carolina Pampita Ardohain se consagró como ganadora absoluta del certamen, la sucedió en el podio Fabio La Mole Moli. El boxeador supo conquistar a la gente a fuerza de mostrar un perfil campechano que Tinelli aprovechó. Sapo de otro pozo, fascinó con su extrema sinceridad a la hora de referirse al jurado o a los otros participantes, sin pleitesía alguna. El reality le sirvió para hacer teatro y distintas presentaciones, pero años después esa popularidad fue desapareciendo al tiempo que era sujeto de varias denuncias por violencia. Una por maltrato animal por las carreras de galgos que organizaba y otra, por violencia de género, por la que fue hallado culpable de coacción contra su expareja. A mediados de 2023 fue condenado, con una pena de 2 años y 2 meses de prisión.
La pareja de Hernán Piquín y Noelia Pompa es la síntesis perfecta de la fórmula que le funcionó por años al reality de Tinelli. Los bicampeones (2011-2012) venían por caminos muy diferentes en su carrera: ella, una mediática con mucho talento oculto; él, uno de los bailarines más reconocidos de nuestro país. El Bailando le dio extrema popularidad a ambos. Si bien Pompa volvió por algunas semanas en esta última edición y Piquín fue varias veces parte del jurado, estuvieron mucho tiempo trabajando en España.
Después llegó la etapa de los ganadores locales: figuras que salieron del seno del propio programa como Pedro Alfonso, originalmente productor, junto a Flor Vigna o Anita Martínez y el Bicho Gómez. En el caso de Pedro, el Bailando le cambió la vida en todo sentido: formó una familia con Paula Chaves, a quien conoció y conquistó dentro del reality y la exposición pública le permitió consolidarse como cabeza de elenco en sus obras que son un clásico de los veranos en Carlos Paz. Vigna, otra bicampeona, llegó a la pista como una exCombate y hoy consolida su carrera como cantante. Por su parte, Anita y el Bicho, dos actores del under, consiguieron una extrema popularidad a fuerza de ganarse el cariño de la gente con sus ocurrencias. Este año volvieron al competir, tras un fuerte enfrentamiento por diferencias personales, pero se quedaron por el camino.
Párrafo aparte para la pareja de Laurita Fernández y Fede Bal, probablemente una de las más talentosas que pasaron por la pista de Marcelo Tinelli. Lo tuvieron todo: ganas de competir y ganar, perfección en el baile y un amor que nació en medio de un escándalo, y fue funcional al reality. Bal llegó al programa como “hijo de” y desplegó todo el talento que le permitió consolidarse con nombre propio en el mundo del espectáculo. Hoy protagoniza uno de los musicales de la temporada, Kinky Boots. El caso de Laurita es diferente: debutó en 2010 como bailarina, acompañando a Matías Alé. Pasó por varias temporadas hasta que en julio de 2020 asumió el rol de conductora del Cantando por un sueño junto a Ángel de Brito, proyecto de la misma productora. Su carrera fue meteórica: Fernández fue la única que puedo salir del mundo Tinelli y consolidarse como conductora en diferentes canales con ciclos como Combate, Bienvenidos a bordo y, actualmente, en la pantalla de canal Nueve, Bienvenidos a ganar. Hace poco tiempo confesó que el apodo de “Laurita” se lo puso Marcelo, algo que ella odió durante años pero que se convirtió en una marca registrada. Talentosa como pocas, brilla en el musical Matilda en el personaje de la señorita Miel y le espera el desafío, a mediados de año, de ser la protagonista de la versión local de Legalmente rubia.
En 2018, Julián Serrano y Sofi Morandi, dos jóvenes promesas que habían pasado por algunas ficciones y crecieron en redes sociales, se consagraron campeones. Ninguno de los dos tuvo el ADN del Bailando, pero la gente igual les dijo que sí. Sin escándalos mediáticos y con buenas ideas llegaron al escalón máximo del programa. Él hoy se encuentra lejos de la TV y las luces del centro con su carrera musical; ella protagoniza junto a Benjamín Rojas, la interesante obra de teatro Escape Room, luego de ser parte de varios musicales de la calle Corrientes, como Heathers. Nunca más volvieron a la pista de Tinelli.
En 2019, al Súper Bailando –en el que participaron varios triunfadores históricos– lo ganaron Nicolás Occhiato y Flor Jazmín Peña. Hoy protagonistas del romance más comentado del verano, la pareja Occhiamin supo conquistar al público de la pantalla chica a fuerza de talento. Destacado conductor de varios ciclo, Occhiato es el responsable del uno de los streamings más exitosos de nuestro país, Luzu.tv. Por su parte, Flor Jazmín nació en la pista de ShowMatch, se destacó por su precisión en el baile y hoy es una de las integrantes de Nadie dice nada, piedra fundamental de Luzu.
El Bailando cerrará esta noche una temporada exitosa, en números de rating, en lo que a América TV se refiere. Tinelli apostó al viejo formato, con una incorrección que para algunos hoy está mal vista en televisión y sin embargo, los televidentes siguen diciendo que sí. Solo resta saber quién será la nueva campeona que levante la copa de esta edición 2023/2024.
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