El histórico ciclo de eltrece, que sufrió varios cambios de horario, midió menos que otros años al enfrentarse con MasterChef Celebrity, La voz argentina y Bake Off, los formatos más vistos de Telefe
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Esta noche a las 22.30, por la pantalla de eltrece, Marcelo Tinelli culminará una temporada atípica de ShowMatch, con números de rating esquivos y sin lograr el liderazgo que, salvo excepcionalidades, lo acompañó a lo largo de 31 años. Decir que el 2021 no fue el mejor año de Tinelli es real, aunque no deja de ser un lugar común que merece cierto análisis, si es que la buena estrella o el mal destino de los programas y sus figuras tienen alguna explicación que se pueda basar en la lógica. Se sabe, el éxito y el fracaso son enigmas indescifrables.
El lunes 18 de mayo, ShowMatch, esta vez sostenido en el certamen artístico “La Academia” (primo hermano de “Bailando por un sueño”), inició su temporada con un promedio de 18,8 puntos de rating, empatando la cifra lograda por MasterChef Celebrity, reality que transitaba su segunda temporada en el aire de Telefe. Además, esa noche, el programa de Tinelli superó por 2,5 puntos el número alcanzado por Doctor milagro, la telenovela turca emitida por Telefe que se convirtió en uno de los éxitos del año. Aquel lunes 18 de mayo, el programa comenzó a las 21.10 y terminó 120 minutos después, ocupando el prime time de eltrece.
Casi siete meses después, el pasado miércoles 8 de diciembre, ShowMatch midió 8,2 puntos de promedio y comenzó a las 23.29, extendiéndose hasta veintidós minutos después de la medianoche, una franja algo periférica para una figura de la envergadura de Tinelli, ahora al frente de un espacio de minutos comprimidos. ¿Qué pasó a lo largo del año para que el único divo con pantalla en la televisión argentina perdiera ante la competencia de Telefe y descendiera 10 puntos con respecto al estreno?
Salvo la aparición de Mirtha Legrand, ocurrida el sábado 28 de agosto y que se repetirá el próximo 18 de diciembre, o el fugaz paso de Susana Giménez entrevistando a Wanda Nara en un formato muy alejado del habitual show de la diva, Marcelo Tinelli fue la única figura de ese rango que estuvo frente a cámaras, en medio de la pandemia y con presupuestos acotados en una televisión en crisis. Además, el año pasado, en una temporada aún más magra para los canales, no hizo aire, pero produjo Cantando 2020, otro certamen de su factoría Laflia. No es un mérito menor.
Al conductor el rating se le desplomó, le sacaron minutos de aire, lo cambiaron varias veces de horario y, finalmente, lo depositaron en la trasnoche casi como una penitencia. Que las hordas juzgadoras caigan sobre él. O intentemos pensar que no todo estuvo tan mal en torno a una de las estrellas más populares de la Argentina y evitar las ratificaciones apresuradas y rimbombantes.
A pesar de todo
Quienes conocen a Marcelo Tinelli saben que lo suyo no es perder. Así lo ha demostrado a lo largo de tanto tiempo en el que contó con el favor incondicional del público. Este año, cuando los números comenzaron a caer, el conductor sintió el cimbronazo. El ánimo no era el mejor. El que esté libre de los traspiés y de los bajones emocionales que implican, que tire la primera piedra. Si la dictadura del rating es la que define no solo el destino de los programas sino los egos de las figuras, pisar cifras de un dígito no fue una noticia fácil de digerir para el hombre nacido en San Carlos de Bolívar.
Sin embargo, rápidamente el conductor superó el sinsabor y arremetió con su programa con temple y vocación. Si durante el mes de junio podía percibírselo algo opaco, en el último trimestre del año estuvo a la altura de su brillo habitual. Se puso el programa al hombro y siguió adelante ofreciendo ese estilo en el que conjuga su vozarrón con grajeas de emoción, buenas performances artísticas y un poquito de peleas (menos que antes), y una producción impecable que empata el set de ShowMatch con el de las más importantes galas musicales de la TVE o la RAI. Todo al servicio de las parejas participantes conformadas por algunos famosos, varios mediáticos, algún influencer desconocido para el público masivo (con vistas a seducir a un público teen), y talentosos partenaires provenientes del mundo de la danza y el teatro musical. Este año pudieron verse muy buenas performances y hasta comprometidos momentos como el que protagonizó el participante Lizardo Ponce, al dedicar su coreografía a la lucha del colectivo LGBT+.
Cuentan los que compartieron la intimidad del programa, que Tinelli solía llegar al piso con parlantes, hacía sonar alguna música pegadiza y arengaba al equipo diez minutos antes de comenzar. Líder, entiende que su rol es el de mantener alta la llama de los suyos, a pesar de todo. Como un padre que no quiere llevarle preocupaciones a la familia. Ese padre, en este caso, es el que pone en marcha una maquinaria que le da trabajo a dos centenares de personas. Demasiado para permitirse caer.
La mayoría de las noches, él eligió salir en vivo, demostrando su pasión por ese programa que fue bisagra en su carrera. Aún cuando eso le implicaba irse pasada la una de la mañana de los alejados estudios Baires, ubicados en la localidad de Don Torcuato, en el norte del conurbano. Nadie podrá decir que Tinelli tiró la toalla y no la peleó hasta el final.
Formato y protocolos
En 1990, el programa nació como VideoMatch por aquella pantalla del flamante Telefe bajo la gestión de Gustavo Yankelevich. El formato fue mutando de informativo deportivo a show de bloopers hasta llegar al humor y los sketches. Un breve paso por el viejo Canal 9 lo llevó a desembarcar en eltrece, emisora donde el programa cosechó picos de rating altísimos imponiendo las competencias artísticas matizadas con algunas peleas escandalosas entre participantes y jurados. Por cierto, en uno y otro bando abundaron los nombres populares como Moria Casán, Graciela Alfano, Pampita, Carmen Barbieri, Eleonora Cassano, Gerardo Sofovich, Flavio Mendoza, Antonio Gasalla, Grecia Colmenares, Marcelo Polino, entre tantos otros que formaron parte de una extensa lista de famosos. Con la madurez de los años, el ciclo se instaló como uno de los clásicos de nuestra televisión y Tinelli pasó de ser conductor a estrella a coronarse como divo, el rango mayor del escalafón estelar.
Con todo, más allá de la gran puesta en escena y el siempre atractivo staff de participantes y jurados (este año el tribunal estuvo integrado por Ángel de Brito, Pampita Ardohain, Guillermina Valdés, Jimena Barón y Hernán Piquín), lo cierto es que el formato comenzó a presentar signos de fatiga. Ante lo novedoso de fórmulas como la de MasterChef Celebrity, el programa de Tinelli tenía sabor a repetición. Quizás acá resida una de las claves que llevaron a las audiencias a alejarse del show. Todo era un poco más de lo mismo, más allá de que el concurso ahora se llamase “La Academia”.
Nadie puede negar que tanto Tinelli como Pablo “Chato” Prada y Federico Hoppe –los productores que son la mano derecha del conductor– siempre fueron en busca de algún efecto sorpresa, como lo fue la rendidora llegada al jurado de Guillermina Valdés, pareja del conductor. Sin embargo, nada parece alcanzar cuando la fórmula comienza a vencer.
Si la competencia artística se vio algo vencida, menos atracción generaron los programas de los viernes dedicados al humor que se sostuvieron solo tres semanas en el aire. A modo de homenaje, y fiel a su equipo de siempre, Tinelli convocó a los humoristas que habían participado de aquellas versiones de El show de VideoMatch donde primaban los sketches y las cámaras sorpresa. La gente le dio la espalda a una estructura que había quedado como un grato recuerdo en la memoria colectiva, con personajes muy queribles, pero que hoy ya no causaban gracia. En ese contexto, se realizó PolitiChef, una parodia con imitaciones de políticos, que caricaturizaba a MasterChef Celebrity. No funcionó.
El 18 de mayo, la apertura de ShowMatch fue imponente con un musical de Natalie Pérez, Pampita embarazada bailando tango, María Becerra interpretando sus hits y un cuerpo de baile que prologó el “Twist and Shout” en la versión de The Beatles (clásico tema de apertura del programa) para el ingreso de Tinelli a través de una pantalla de grandes dimensiones. El primer “buenas noches, América”, significó la apertura de un año que sería duro y cuya apertura generaría el primer traspié de la temporada.
A poco de esa presentación, llovieron las críticas por lo que se percibía como una falta de protocolos sanitarios: demasiada gente en un lugar cerrado, poco distanciamiento y nula utilización del barbijo. Tinelli tuvo que salir a aclarar que todos los artistas y quienes ingresaban al estudio contaban con su hisopado y se cumplían las medidas preventivas. Pero todo sonó a poco. Hoy, esa misma apertura se vería con ojos más amigables, luego de varios meses de vacunación y una consecuente reducción de los contagios de Covid-19.
Competir contra los tanques
“Ojalá tengamos un buen rating. Con dos dígitos me conformo, de ahí para arriba, bienvenido. En 2019 terminamos con otros números porque la gente ahora ve más televisión. Habíamos terminado con 14,1 y éramos líderes. Si mantenemos ese número hacemos una fiesta. Pero con menos también”, reconocía Marcelo Tinelli a LA NACION pocas horas antes de debutar. Se trataba de una lectura realista y optimista, que no subestimaba a la competencia. Sin embargo, Telefe arremetió contra eltrece, superándolo por amplio margen.
Al conductor de ShowMatch le tocó pelear con los programas de mayor audiencia de la temporada: MasterChef Celebrity, La voz argentina, Bake Off y la novela Doctor milagro. Paradojas del destino, el canal donde nació el programa hoy se convirtió en el acérrimo competidor de Tinelli. En la última parte del año, ya comenzando en torno a las 23.30, peleó con Por el mundo, conducido por Marley, y superó a No es tan tarde, el late night show de Germán Paoloski.
En lo que va de diciembre, ShowMatch promedió 8,1 puntos; Por el mundo (con dos emisiones menos) hizo 10,5 y No es tan tarde alcanzó los 6 puntos. Tomando en cuenta estos números, podría decirse que “La Academia” redondea una temporada con números satisfactorios, aunque no ideales. Claro, a Tinelli se le pide mucho más.
Este miércoles 8 de diciembre, por ser un día feriado, Telefe decidió no poner en el aire a MasterChef Celebrity y exhibir la película Acusada. El cambio de estrategia no le rindió. Mientras que el film promedió 7,3 puntos, Marcelo Tinelli llegó a los 8,2 puntos de promedio, marca que duplicó los 4,8 de No es tan tarde, con quien compitió en su tramo final. Una pequeña revancha de Tinelli para cerrar su año.
Destrato
A pesar de ser la figura más estelar de eltrece, la emisora no le deparó el trato que Marcelo Tinelli merecía. Si bien es cierto que el programa no terminaba de rendir, los recurrentes cambios de horario no terminaron de instalar el ciclo. El actual horario, atravesando la medianoche, no es ideal para un programa del tinte de ShowMatch. Por otra parte, la emisión comprimida, que no llega a los 40 minutos de artística en el aire, no beneficia el desarrollo del certamen.
Se supo que las autoridades de eltrece le sugirieron a Tinelli terminar la temporada en el mes de noviembre, algo a lo que el conductor se negó. Con las botas puestas, decidió terminar este viernes 12, cumpliendo con los plazos establecidos de antemano.
Es una incógnita qué pasará con el conductor y productor, quien tiene contrato con eltrece hasta diciembre de 2022. Según trascendió, su idea es producir ficción y micro formatos para diversas plataformas, aunque esto no invalida una potencial continuidad de ShowMatch. Su vínculo con los responsables del canal, con Adrián Suar a la cabeza, no es el mejor, aunque es posible que esta noche Suar se acerque a saludarlo, acompañado por Pablo Codevilla y Coco Fernández. De concretarse el encuentro, alguna chicana al aire se camuflará entre sonrisas de ocasión, como suele suceder.
A pesar de los traspiés, Marcelo Tinelli sigue despertando el interés del medio y, sobre todo, del público. Hipnótico ante las cámaras, ninguno de sus colegas, aún logrando más rating, cuenta con su carisma ni logra su empatía. La industria no puede prescindir de él, acaso porque, como decía Umberto Eco, la caída de los ídolos arrastra los sueños de los miles que creían en él.
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