ShowMatch 2021: el regreso de Marcelo Tinelli y la TV como excepción a las reglas
Como si la pandemia fuera algo del pasado, por la apertura del ciclo pasaron cuadros musicales y de danza multitudinarios; las repercusiones, tanto positivas como negativas de su calificación de “esencial” dejaron en claro el lugar del conductor en el imaginario colectivo local
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“Es esencial que estés acá”. Lo que Martín Bossi le dijo a Marcelo Tinelli luego de su participación en la velada inaugural de ShowMatch debe haber pasado por la cabeza de cada uno de los cantantes, bailarines, artistas y técnicos que formaron parte de este regreso. Bossi entregó una vez más el popurrí de sus grandes éxitos como imitador y showman con un guion adaptado a estos tiempos, pero ese segmento es el que debería leerse con mayor atención entre todo lo que ofreció en la noche del lunes la vuelta del conductor más importante y poderoso de la televisión argentina de los últimos 30 años.
Fue un regreso en plenitud por el despliegue del programa que una vez más lo tuvo como centro de gravedad excluyente y por la influencia que sigue ejerciendo su presencia en el imaginario colectivo argentino y en un debate social que se hizo inmediato, sobre todo en las redes sociales. Tinelli debe haberse quedado muy satisfecho al comprobar que el paso del tiempo y una ausencia de más de un año, que en el mundo mediático suele pagarse muy caro, no hicieron mella en su ascendiente frente al público y en su condición de gran productor, porque la puesta en escena de un programa de dos horas sin una sola interrupción publicitaria fue impecable. Aunque de aquí en más quedará expuesto a una prueba cotidiana de ratificación. La competencia va a ser fuertísima.
Detrás de esos factores aparece otro más importante: todos vuelven a hablar de Tinelli después de un nuevo comienzo de temporada en este caso porque el regreso se produce en circunstancias verdaderamente excepcionales. Por eso adquiere tanta significación lo que hizo y lo que dijo Bossi. Para cada uno de los participantes de la emisión (Tinelli habló de 300 familias que tienen a ShowMatch como fuente de sustento) cantar, bailar, bromear o entregar simplemente una presencia vistosa frente a una cámara, propia de cualquier gran show de TV, es algo esencial. De eso quieren vivir, allí está su vocación.
Con ellos como protagonistas, el modelo ShowMatch 2021 se puso en marcha como si la pandemia fuera algo del pasado o como si ya estuviese impuesta una suerte de “nueva normalidad”, algo que Tinelli mencionó al pasar. Pasaron cuadros multitudinarios, artistas que entraban y salían todo el tiempo y mucha gente desplegada en poco espacio. Todo a primera vista parecía ajeno a cualquier prevención sanitaria. Como una excepción mediática a todas las reglas que están en debate por estas horas y que algunos funcionarios quieren llevar a extremos de restricción. Algunos recordaron que en la última entrega de los Grammy, por ejemplo, no había en los cuadros coreográficos ni un solo bailarín sin barbijo.
Tinelli se encargó de aclarar todo el tiempo que si algo caracterizaba al programa era el cumplimiento estricto y riguroso de los protocolos sanitarios. Hasta se curó en salud a partir de la decisión de grabar con anticipación cada uno de sus programas para anticiparse a cualquier situación incómoda. Si le creemos (y el tiempo deberá demostrar que eso ocurre), el inmenso estudio de ShowMatch podría funcionar como un extraordinario banco de pruebas sobre la eficacia de las medidas sanitarias preventivas del Covid-19 justo en el momento más complicado de la pandemia. Y a partir de esta experiencia muchos sectores podrían reclamar las mismas condiciones para el ejercicio de su actividad cotidiana.
Desde la primera hora del martes, con las imágenes de ShowMatch como testimonio indeleble, algunos se preguntaban por qué esos mismos artistas que pudieron lucirse frente a las cámaras de TV no podrían volver ya mismo a las funciones presenciales de teatro o a los espectáculos musicales en vivo. Al fin y al cabo, allí hay menos gente (sumados artistas y público con aforo limitado) de la que había en el estudio desde el cual se transmitía el programa.
Otros comparaban irónicamente ese despliegue con la prédica insistente de las autoridades de la provincia de Buenos Aires en contra de las clases presenciales, a las que identifican como uno de los más peligrosos factores de potencial contagio de Covid-19. ShowMatch se emite desde un imponente estudio montado en la localidad de Don Torcuato, en jurisdicción bonaerense. El mismo territorio gobernado por Axel Kicillof en el que hace unos días la policía interrumpió una modesta ceremonia religiosa al aire libre con la excusa de que allí podrían incubarse nuevos casos de coronavirus.
Mientras se reclaman y se discuten restricciones todavía más fuertes para los próximos días, la privilegiada burbuja mediática de ShowMatch plantea, en palabras de Bossi, la necesidad de darle un “break” (una pausa) a la angustia. A través del entretenimiento. Casi sin aliento, el propio Bossi sintetizó el sentimiento de muchos de los presentes en el estudio. “Hacía más de un año que no actuaba”, confesó el actor que en al estallar la pandemia encabezaba el mayor éxito de la cartelera teatral porteña, el musical Kinky Boots.
A Tinelli le ocurría lo mismo. Estuvo lejos de la tele también por más de un año. Las razones y las explicaciones de esa ausencia, más la siempre candente cuestión del cambio de horario, recorrieron toda la picante charla que el conductor mantuvo con Adrián Suar, máximo responsable artístico de la programación de Eltrece. Esos encuentros ya son un clásico: pases de factura disimulados detrás de un paso de comedia. Detrás de ese detalle de color, el Tinelli que vuelve es un conductor y productor confiado, como siempre, en un diseño que a su juicio merece una nueva oportunidad. ¿Por qué no hacerlo después de haber probado unas cuantas veces su eficacia?
Después de los frustrantes números de rating de la versión austera y devaluada del “Cantando 2020” Tinelli y Eltrece volvieron a convencerse de la necesidad de darle despliegue y magnitud de “big show” a ShowMatch si es que quiere competirle a Telefe el liderazgo de la audiencia. Además de los cifras, ambos necesitan que se hable tanto de ShowMatch como de MasterChef Celebrity en los interminables debates cotidianos posprograma, tanto en la propia tele como en las redes.
El primer veredicto del rating dejó a la vista que para ShowMatch evitar la competencia directa con MasterChef Celebrity puede resultar algo provechoso. Con una emisión que arrancó pocos minutos después de las 21 y culminó a las 23.09, el programa de Tinelli logró un promedio de 18,8 y triunfó en su franja horaria. Más tarde, MasterChef Celebrity alcanzaría curiosamente ese mismo promedio.
La fórmula no cambia. La autorreferencialidad tampoco. Todo gira siempre alrededor de la figura del conductor, empezando por el largo y desparejo sketch con famosos en el que quedó ratificada la habilidad de Tinelli para convocar una vez más a figuras que tienen posturas antagónicas y expresan los distanciamientos de lo que llamamos “la grieta”. Allí estaban por ejemplo el ex futbolista Oscar Ruggeri y el actor Pablo Echarri.
La emisión inaugural no tuvo casi nada de La Academia (el certamen con famosos armado a modo de reality competitivo) y sí funcionó como adelanto XL de lo que veremos cada viernes, algo así como la actualización de los “grandes éxitos” de ShowMatch. El primer ingrediente es el humor, que para Tinelli y su troupe sigue siendo algo parecido al reencuentro, muchos años después, de un grupo de egresados de un secundario de varones dispuesto a hacer bromas con espíritu de adolescentes tardíos. El coro de reidores de traje y corbata que festejaba anoche cada ocurrencia del jefe anticipa un segmento de chistes y sketches con impronta 100% masculina. Los videoclips de los Tak-see-Boys y Los Tangueros así lo insinuaron. En esos cuadros, el tiempo parecía haberse quedado estacionado en los años 90.
Se abrió en cambio un lugarcito para las mujeres en el Politichef, que promete ser una nueva vuelta de tuerca del “Gran Cuñado” adaptada a los tiempos de MasterChef Celebrity. Fátima Florez será la gran estrella de ese grupo de imitadores de políticos, cuyas apariciones seguramente se van a ir acomodando una vez más a los tiempos preelectorales. Ya tuvimos en el pasado muchas pruebas televisivas de los diálogos a la distancia que Tinelli (una figura siempre cercana al poder, vale recordarlo) mantiene con los políticos de verdad a partir del intercambio con sus imitadores. Tendremos más pruebas este año y la aparición de Fredy Villarreal como Mauricio Macri fue el primer ejemplo.
Finalmente, habrá también cada viernes un espacio para la música. El nostálgico medley que compartieron en vivo CAE, Marcela Morelo, César Banana Pueyrredón, Bahiano, Cucho Parisi, Pipo Cipolatti, el Pájaro Gómez y Fabiana Cantilo cantando en vivo (a diferencia de los ostentosos momentos de playback del segmento inicial) funcionaron como prólogo y promesa de ese espacio en medio de un cierre armado como reconocimiento a los trabajadores de la salud.
Esa imagen final fue la síntesis perfecta del regreso de ShowMatch. Adelante, la satisfacción a cara descubierta de los artistas que encuentran un pequeño espacio para mostrarse en medio de la parálisis generalizada (y prolongada) de su actividad. Ellos quieren ser la expresión de una aparente normalidad o, al menos, del deseo de que es posible volver a ella. Atrás, un puñado de silenciosos médicos, enfermeros y auxiliares con vestimenta de trabajo y con el barbijo puesto todo el tiempo. Como si estuviesen aprovechando la ocasión para decirles a los propios protagonistas de la transmisión y a quienes la siguen desde los hogares qué es lo que hay que hacer y lo que hay que evitar en este tiempo. En el medio, la voz de Tinelli prometiendo en la despedida que el show debe continuar, siempre a su invariable estilo.
¿En qué realidad se mueve el ShowMatch 2021? No nos quedó claro después del debut si estábamos en la vieja normalidad, si ya nos instalamos en una nueva o atravesamos algún lugar intermedio. La única certeza, si consideramos que Tinelli siempre consigue reflejar en algún punto el inconsciente colectivo de la Argentina, no nos debería sorprender. Cuando las reglas no son claras (una costumbre de nuestro país también en este tiempo de pandemia) siempre queda lugar para la excepcionalidad.
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