ShowMatch 2018, un año de nuevos descubrimientos y viejos vicios
Este fue un año de un ShowMatchexprés, ya que comenzó muy tardíamente (su primer envío fue en septiembre). El ciclo no tenía tiempo que perder y tuvo que poner rápido el pie en el acelerador para intentar condensar en poco menos de cuatro meses lo que suele suceder en siete. Pero ese no fue el único cambio que atravesó el programa: modificaciones en el jurado, varias polémicas, un rating que se presentó esquivo como nunca antes y sobre todo eso, la sombra de un cambio de productora. Así fue el complejo 2018 de Marcelo Tinelli y su buque insignia.
Un año de cambios
Los sabidos conflictos económicos en Ideas del Sur derivaron en que 2017 fuera un año muy complicado en la productora. Tinelli procuró atajar todos los problemas que día a día ponían en peligro a su caballito de batalla. Ante este panorama, el conductor dio a luz a una nueva productora para seguir adelante con nuevos programas y con su clásico ShowMatch. Así, el 2018 marcó entonces el nacimiento de LaFlia. Pero comenzar el 4 de septiembre le representó una desventaja clara y los televidentes se mostraron más esquivos que nunca con su propuesta. Además la ficción 100 días para enamorarse (más allá de sus méritos) se benefició de una pantalla rival que no contaba con Marcelo Tinelli y supo atrapar con su historia convirtiéndose en un fuerte competidor. Dicho esto, "Bailando por un sueño 2018" logró estar entre los programas más vistos del día e incluso superó en ocasiones a su competencia, pero no obtuvo las cifras de rating de años anteriores. La ficción de Carla Peterson y Nancy Dupláa, el éxito arrollador de La voz Argentina y la pobre performance de Mi hermano es un clon (que le dejaba un piso muy bajo de rating) provocaron que el "Bailando..." tuviera que luchar por no descender de un promedio que se mantuvo en los doce puntos, una cifra muy por debajo de los 16 o 17 que era norma en años anteriores.
Por otra parte, el cambio de productora generó varias modificaciones e impidió concretar otros proyectos. En 2018 no hubo figura internacional de peso. La verdad es que muy pocas veces esas presencias tuvieron una participación destacada y su llegada al certamen no pasó de lo anecdótico. Si bien puede ser pintoresco ver a Mike Tyson bailando cha cha chá, también es cierto que se puede prescindir de él. En un año de austeridad, estos gustos no se los pudieron dar así como tampoco se cumplió la promesa de hacer un "Bailando..." más federal y salir en vivo desde distintos puntos del país.
De esta forma el año se mostró algo falto de nuevas ideas, más por cuestiones presupuestarias que por falta de creatividad. Pero frente a estos traspiés, Tinelli y su producción se dieron un gusto: hacer el aquadance. En 2017, por los problemas económicos, las coreografías acuáticas quedaron en la lista de pendientes. Pero en 2018 y, casi como si concretarlo fuera el colgarse uno de los premios más importantes del medallero de ShowMatch, uno de los primeros ritmos fue justamente ese, y su realización fue la muestra que aún a pesar de algunas limitaciones, el show podía seguir luciéndose.
Un jurado que no terminó de afirmarse
Luego de muchos años de un jurado medianamente estable, 2018 también marcó la ausencia de dos figuras clave: Moria Casán y Pampita Ardohain -aunque esta última luego tuvo algunas participaciones. Ambas eran muy protagonistas a la hora de las devoluciones del jurado y se complementaban en una caótica armonía con Marcelo Polino y Ángel de Brito . Florencia Peña y Laura Fernández fueron sus reemplazantes, pero los veredictos perdieron fuerza en ese cambio y más allá de las confrontaciones que tuvieron con varias participantes ninguna pareció encontrar su lugar. Esto principalmente afectó a la actriz, que fue cuestionada más de una vez por los participantes de la competencia e incluso por otros miembros del jurado.
Más allá de sus aciertos y errores, lo que no lograron Laurita y Flor en el jurado quedó más evidencia cuando Pampita las reemplazó en determinadas oportunidades. La modelo, que entiende a la perfección el timing de ShowMatch, logró ponerle picante a sus devoluciones. En ese sentido, el ida y vuelta que tuvo con Lourdes Sánchez y Diego Ramos (un nombre que era el último que sonaba para tener un cruce) fue uno de los momentos más llamativos que dejó este "Bailando...". En sus devoluciones, la modelo tiene un estilo y no deja a nadie indiferente.
Un bienvenido cambio de aire
En la mayoría de los casos, las parejas de esta competencia pueden dividirse en categorías bien definidas. Están las figuras veteranas dentro del certamen como Lourdes Sánchez y Cinthia Fernández ; las caras conocidas que regresan a la pista como Jimena Barón; las personalidades mediáticas que vienen con hinchada propia ( Mica Viciconte y Flor Vigna ); los famosos divertidos como Anamá Ferreira; los personajes que nacen en la pista ( la mamá de Laurita, Inés Stork, es un buen ejemplo) y los virtuosos que engalanan con su talento ( Flavio Mendoza) . Año tras año, la grilla de participantes son piezas que se intercambian por nuevas caras y así sucesivamente, pero esta vez hubo una pareja que se salió de la regla y que le brindó al programa un necesario cambio de registro. Julián Serrano y Sofía Morandi fueron inclasificables y el propio Tinelli y el jurado comprendieron rápidamente que ahí había una nueva forma de hacer el programa. Más allá del divertido intercambio que tuvieron en el piso por las palabras que usan como "skere" y "modo diablo" , ambos mostraron una frescura y una inocencia atípica para el reality. Lejos de la confrontación y los conflictos, Serrano y Morandi exhalaron buena onda y se preocuparon por mejorar en cada gala sus bailes, por eso sus coreografías, coordinadas por Nicolás Merlín, también fueron una indudable brisa renovadora.
Por lejos, #Serrandin (como los bautizó el público) fue la mejor pareja de esta edición del "Bailando..." en términos de proponer una nueva forma de participar del ciclo. Además encontraron de manera honesta un tono que debería reforzarse en los próximos años del programa si se quiere seguir vigente y actualizar la pista.
Desprenderse de viejas muletillas
Así como la presencia de Serrano y Morandi es para celebrar, la insistencia con viejos hábitos muestra la cara más oxidada del show. Una de las grandes habilidades del ciclo es su cintura para adecuar su discurso a la sensibilidad de la época. El programa cambió de tesitura paulatinamente a lo largo de los años, porque algo tuvo que suceder para que ShowMatch pasara del "corte de la pollerita" al escenario en el que María del Cerro confesara que fue abusada de niña.
"Bailando por un sueño" evolucionó, dejó atrás ingredientes reprobables (aunque aún tiene muchas tareas pendientes) y puso el acento en los bailes. El programa intenta otros caminos, aunque viejos vicios sigan todavía enquistados como las peleas y el desfile de agresiones. Las críticas que recibió Laura por la presencia de su madre en el certamen , los berrinches de Sol Pérez ante cada puntaje bajo, el ida y vuelta entre Ángel de Brito y Flor Peña, que dejó a la actriz al borde de las lágrimas, marcan el aspecto menos amable del show y lo que más se le critica año tras año.
En estas turbias aguas siempre hay alguien que se destaca y se aprovecha de los enfrentamientos para convertirse en "la niña mimada" del show, en este 2018 esa figura fue Mica Viciconte, que logró plantar su bandera, discutir cada devolución del jurado que sintió agresiva (sobre todo las de Laura Fernández y Flor Peña) y montar un espectáculo tan caricaturesco como evidente, tanto fue así que Polino destacó su presencia y remarcó su funcionalidad en la pista. Viciconte no se calló nunca y su espontaneidad sirvió para seguir adelante con este desgastado juego.
La difícil prueba de ser ShowMatch
Este 2018 fue un año muy particular para ShowMatch, que hizo un intento por demostrar que se podía seguir adelante e incluso mejorar, pero sin poder cumplir del todo esa promesa. De cara al futuro el programa deja muchos interrogantes, pero uno se impone: ¿cómo volver en 2019? El panorama actual de la televisión claramente cambió. Los números de rating de este año alertaron a Tinelli y a sus productores que los televidentes están en huida y que van a tener que repensar mucho sus clásicos trucos para mantenerse vigentes o corren el riesgo de perder todo su potencial.
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