Sebastián "Coco" Agost Carreño: "Con Maru Botana no hubo pelea, sólo nos distanciamos"
Luego del sabor agridulce que le dejó su paso por Cocina sobre ruedas, en 2017, Sebastián "Coco" Agost Carreño vuelve a la televisión y lo hace con un programa grabado en su casa y él como único conductor: En casa cocina Coco presentará tres recetas por envío y tendrá también micros de 2 a 3 minutos de duración que se emitirán durante los cortes del Canal de la Ciudad a partir de mediados de enero.
En diálogo con LA NACION, el chef que supo secundar a Maru Botana en Sabor a mí habla de las versiones que rodearon la repentina salida del aire del ciclo que compartía con Jimena Monteverde en América TV, pero también de cómo ve los programas de cocina en la televisión abierta, de los mitos alrededor de trabajar en un medio público y de las acusaciones que recientemente pusieron en el ojo de la tormenta a su colega Ariel Rodríguez Palacios.
-¿Qué estuviste haciendo durante este tiempo fuera de la pantalla?
-Me dediqué de lleno a mis dos locales en Palermo, donde por suerte me ha ido bien. Además empecé a escribir un segundo libro, en el cual contaré mis experiencias en la cocina en estos 24 años, con recetas asociadas a esas experiencias. Y ahora regreso a la tele, feliz, a un año y medio de la experiencia de América con Cocina sobre ruedas.
-¿No quisiste o no tuviste ofertas para hacer televisión?
-Me parece que es una mezcla de las dos cosas. La televisión está en un momento complicado, los restaurantes están con los costos también complicados, entonces aproveché, me quedé más tiempo, más atento a los dos locales que tengo... Cuidar la quintita de uno no es ninguna pavada. También la televisión tiene unos tiempos y un tipo de gastronomía que no sé si es la que yo quiero hacer.
-¿Cuál sería ese tipo de gastronomía?
-Los productores exigen siempre las mismas recetas con los mismos cuatro ingredientes. Hay que darle a la gente la chance de conocer otros sabores, sin delirar claro. De hecho, a mí me gusta la gastronomía simple, pero con una vuelta de rosca. Además, si no hay pauta privada, no hay plata.
- ¿Te sedujo entonces que la oferta viniera de un canal de cable?
-Absolutamente, me seduce y me emociona. Me parece, que el de la Ciudad es un canal que tiene propuestas culturales que me gustan, me siento identificado, estuve viendo la programación últimamente y hay una libertad grande para trabajar. Es la primera vez que voy a tener un programa que es mío y que es muy íntimo, porque es desde mi casa. Literalmente, la propuesta es que te invito a que vengas a casa y veas cómo cocino. Es el programa que siempre quise hacer.
-¿Cómo surgió la propuesta?
-La propuesta surgió porque yo presenté una idea, un piloto a Eduardo Cura [Director del Canal de la Ciudad] y automáticamente Eduardo me dijo que le mandara el material. Se lo mandé y al otro día nos llamó Sila Bordoy, la directora de contenidos, y empezamos a trabajar en el proyecto. Lo quisieron hacer de entrada.
-¿No te da miedo, en estos tiempos de polarización, que tu imagen quede ligada a una gestión política?
-No, y te voy a decir por qué... Cuando trabajaba en América, me llamaron para un evento, porque yo cocinaba en Desayuno Americano. Era en San Justo, en un centro de jubilados. Yo tenía que cocinar empanadas para un grupo de mil jubilados. Así que una semana antes me la pasé cocinando, haciendo el relleno y la masa, y buscando en qué freezer meter todo eso. Nadie me había dicho que era un evento político. Estábamos en una carpa con mi ayudante de cocina, Tati, y cuando yo terminé de cocinar con los jubilados, se bajaron unas banderolas gigantes que decían "Néstor Vive". Enseguida vino Amado Boudou, que en ese momento era vicepresidente de la Nación, con Agustina Kämpfer, y se sacaron fotos conmigo haciendo repulgue de empanadas. Yo me quería matar porque nunca quise mezclar mi trabajo con la política, pero después entendí que en realidad era mi trabajo y ya. Así que no siento que por trabajar en el canal de la Ciudad me vayan a señalar.
Les estoy explicando que por primera vez abro las puertas de mi cocina, mi casa. Con recetas ricas y en poco tiempo. Con un tono amable y más íntimo. En breve ...[R][R][R][R][R] pic.twitter.com/Qk9kjJTdXF&— Coco Carreño (@cocococinero) 6 de diciembre de 2018
-¿Trabajás cómodo en el Canal de la Ciudad?
-Sí. Es muy transparente todo. Tengo una libertad increíble para laburar, puedo hacer la receta que yo quiera, cocinar lo que quiera y opinar lo que quiero. No hay una presión sobre eso.
-En la televisión abierta, salvo América, hoy todos los canales tienen un programa de cocina...
-Bueno, América no tiene un programa con cocina porque nos echó a todos, esa es la verdad. El único magazine que tienen (Involucrados), no tiene cocina. A nosotros nos iba bien y nos sacaron.
-¿Y las propuestas de los demás canales de aire?
-Morfi, todos a la mesa [Telefe] al principio tenía un montón de cocina, y ahora me da mucha pena porque como que los cocineros quedaron relegados a un segundo lugar. Muchas veces ni siquiera sale la receta, que era lo que a mí me pasaba cuando trabajaba en magazines. Te diría que Cucinare [Eltrece] es un programa que creo que le va bien; a mi no me gusta su estética, no lo veo como un programa cálido sino más bien frío. Cocineros Argentinos [Televisión Pública] es cien por ciento cocina. Y Qué mañana [El Nueve], entiendo que también tiene un gran porcentaje de cocina, pero fue virando hacia el formato de un magazine.
-¿Qué pasó con Cocina sobre ruedas, el ciclo del que formaste parte entre febrero y mayo de 2017, y que fue levantado imprevistamente del aire? ¿Tuvo algo que ver la llegada de Maru Botana al canal?
-Mirá, la producción incluso tenía hecha la escenografía para que nosotros pasáramos a ser un programa diario, de lunes a viernes antes del noticiero del mediodía de América. La gerente de programación del canal hasta me mandó un mensaje de texto y me felicitó por lo bien que nos había ido desde el arranque, pero nunca nadie nos dio una explicación más allá de que habían decidido contratarla a Maru. Nos dijeron que no estaban convencidos de seguir con nuestra propuesta, y que no había lugar para los dos.
-Maru terminó haciendo la franja horaria que iban a hacer ustedes. ¿No podían convivir?
-Creo que sí, de hecho hubo como 15 días que convivimos, dos domingos que nuestros programas ya estaban grabados. Nosotros salimos al aire y ella ya había empezado. Yo creo que fue una decisión del canal. Entiendo que Maru dijo que podíamos convivir todos, y yo pienso lo mismo. Como que la desprolijidad, para mí, fue de América.
-El programa de Maru finalmente no resultó...
-El canal hizo una apuesta y se quedó sin el pan y sin la torta. Eso es lo que creo que pasó.
-Antes de fin de año, falleció la madre de Maru y fuiste uno de los primeros en darle tus condolencias en las redes sociales... ¿Cómo es tu relación con ella hoy?
-Cuando me enteré, me dio muchísima tristeza y mucha pena. La gente no lo sabe pero cuando Maru estuvo al aire todos esos años en Telefe, las reuniones de producción eran entre Maru, su madre y yo. Susana estudió con Alicia Berger, era una cocinera excelentísima. Ella nos bajaba a la tierra y con las recetas nos ayudaba a pensar; era como el referí en la relación entre Maru y yo. Cuando no coincidíamos en las recetas que queríamos hacer, ella era la que mediaba y ayudaba a que todo saliera bien. Era como en una familia: cada uno ocupaba un lugar. Susana me quería mucho, y el cariño era mutuo. Por eso, cuando me enteré de su muerte, le escribí a Maru por Instagram primero y por WhatsApp, en privado, después.
-¿Qué le dijiste?
-Le dije que lo lamentaba mucho y a ella le gustó mucho que le escribiera. Me dijo: 'cómo te quería Susy', y me participó del entierro. Yo le agradecí, pero al final no tuve fuerzas porque pensé que me iba a hacer mal; tampoco quería aparecer en una foto de ese momento y que se tome provecho en una cosa tan triste para hablar de mi relación con Maru.
-¿Hubo algún otro contacto luego?
-Seguimos mandándonos uno que otro mensaje. Quedamos que uno de estos días íbamos a tomar un café pero bueno, ella está muy ocupada y yo también.
-¿Ves una posible reconciliación?
-Te diría que no hubo una pelea. Nos distanciamos porque ella tiene cuatro locales; yo tengo dos. Yo empecé en la tele y ella ya estaba en la tele. Pero claro que me encantaría tomar un café con ella.
-¿Qué sentiste cuando te enteraste de la denuncia por "maltrato psicológico y abuso de poder" de Geraldine Neumann contra Ariel Rodríguez Palacios , y del apoyo que recibió ella por parte de sus excompañeras?
-Yo había escuchado la versión de una de esas personas que lo acusaron, que vino a mi café un día y me lo comentó al pasar y me explicó los motivos de su alejamiento. Yo me quedé pensando: "Pobre chica, que desastre si esto fue verdad". Como en todos los ambientes, la gastronomía no esta exenta de acosos. Cuando uno acumula poder y los que están por debajo responden a uno como jefe, tenés que tener mucho cuidado de cómo usás ese poder, porque todos te están observando y midiendo en tus reacciones.
-¿Qué opinión te merece Rodríguez Palacios?
-Creo que Ariel tiene un humor en un punto muy simpático, pero los tiempos cambiaron mucho y todos estamos aprendiendo un nuevo lenguaje y forma de comunicarnos sin que nadie se sienta agraviado. Todo está muy agitado y es por eso que debemos esperar que baje la espuma y hacer un análisis más en frío de las cosas. Tenemos como sociedad que volvernos a enfocar, sobre qué sí y qué no, sino nos vamos a convertirnos en una sociedad como la estadounidense, que acostumbra a saludarse con la mano porque si te doy un beso en la mejilla, puede ser visto como acoso. Si lo que pasó con estas tres chicas es cierto, lo siento mucho por ellas que lo sufrieron, porque debe ser tremendo.
-Ahora elnueve está con programación de verano, pero Qué mañana debería volver en febrero... ¿Qué creés que puede llegar a pasar?
-No lo sé. Supongo que va a depender más de los auspiciantes y del humor del gerente del canal que de otra cosa. Cómo sigue todo esto legalmente, no lo sé, desconozco. Sí creo que, si esto paso, la grandeza de disculparse es una de las cosas más importantes en la vida de una persona. Al final, el honor es lo único que nos queda.
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