Santiago del Moro: "Hay que correr todos los intereses personales y ser solidarios"
La irrupción y propagación del Covid-19 también alteró la programación de los canales y generó levantamientos de programas, postergaciones de estrenos y el debut de ciclos pensados para acompañar este momento de cuarentenas globales. Así es como nació Juntos podemos lograrlo, el especial de Telefe sobre el coronavirus que desde este lunes a las 22 tendrá una emisión nocturna diaria, además de la que ya se viene poniendo al aire por las mañanas. La conducción será de Santiago del Moro.
A partir de la pandemia de coronavirus, el conductor también vio trastocados sus planes laborales, dado que, y según se anticipó con promociones en la pantalla del canal, el comienzo de la temporada alta daría lugar al debut de Trato hecho, el formato destinado a ser conducido por él durante este año: "Estaba todo listo para comenzar. Teníamos a punto un estudio de 1200 metros cuadrados, con una panorámica en 360 grados, algo impresionante. Pero quedamos en stand by", explica Del Moro a LA NACION en medio de los preparativos para ponerse al frente del nuevo programa periodístico, género en el que ganó experiencia a partir de su paso por Intratables, en América.
"Será a mi modo, con buena energía, escuchando a los especialistas, y manteniendo comunicaciones con distintas figuras". Su estilo de conducción apartará al formato de la noticia cruda y alarmante para acercar la actualidad vinculada a la situación sanitaria desde un tono más relajado y esperanzado: "Todos los días le pido a la producción que contemos de esa forma, más allá que uno tiene una percepción de las cosas y, luego, el día a día, la realidad, te van llevando hacia otro lugar. En Argentina, la pandemia no ha calado tan hondo como en otros lugares, nuestra realidad no es tan cruda como en Italia o España, estamos lejos de eso. Pero no sé cómo vamos a estar en unas semanas. De todos modos, siempre mi mirada es esperanzadora hacia el futuro. Soy una persona optimista".
A Del Moro lo acompañarán los periodistas Melina Fleiderman y Paulo Kablan, el humorista Nacho Bulián y Roberto Funes Ugarte, quien reflejará historias de vida desde exteriores. Además, en la primera emisión participará el doctor Guillermo Capuya.
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En familia
Santiago del Moro siempre optó por el perfil bajo. Ajeno a escándalos, mantiene su vida privada alejada de todo atisbo de exhibicionismo. No esconde, pero tampoco es de los que hacen un culto a mostrarlo todo. En pareja con María José Sánchez, la madre de sus hijas Catalina (9) y Amanda (6), armó un universo personal pausado. Quizás, seguramente, ese tempo que lo acompaña en la urbe desquiciada sea una forma de estar más cerca de aquellos días en su Tres Algarrobos natal, el pueblo bonaerense que lo vio nacer hace 42 años y en el que, a pesar de solo contar con las emisiones del Canal 12 de Trenque Lauquen, despertó su desaforada pasión por formar parte del mundo de los medios. Lo logró. Y con creces.
Allá, a 485 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, en el pueblo que, según el último censo, cuenta con 3201 habitantes, aún viven sus padres María Elisa y Santiago. Rodeados de los campos agrícolas, principal actividad de los parroquianos. En tiempos de imposibilidad de movimientos entre ciudades, la tecnología ayuda a acortar distancias: "Estamos acostumbrados a esto. Yo me vine a los 17 a Buenos Aires. Terminé quinto año y al otro día ya estaba acá. Pero, esta vez, como uno no sabe hasta cuándo durará la cuarentena, es raro. Pienso en mis viejos y el vínculo con sus nietas. Esta pandemia es muy brutal en ese punto. Lo que ha pasado con la gente mayor es de una crueldad absoluta.
—Vivir esta circunstancia en Tres Algarrobos debe ser menos estresante que soportarla en el amontonamiento de una gran ciudad.
—Allá, el respeto y los tiempos son distintos. Los vínculos son diferentes, todos se conocen. Uno conoce al vecino y se ayuda cuando hay que dar una mano. Como la gente tiene un patio o un jardín, la cuarentena se vive distinta que en un departamento.
A los 42 años, ajeno a las marcas del paso del tiempo, el rubio de piel transparente que de tan lozana parece irreal, es integrante de un matriarcado conformado por su mujer y sus hijas. Con ellas comparte el tiempo libre que le deja su trabajo. Siempre fue así. Poco adepto a la vida pública más allá de su tiempo en los estudios de televisión o frente al micrófono de radio. La situación actual potencia, aún más, ese confinamiento elegido. "Todos pasamos por un montón de situaciones. Tenemos momentos más arriba, de mucho optimismo, y otros donde nos preguntamos cuándo va a pasar todo esto. Al tener hijas chicas y padres grandes, estoy en el medio. Tenemos que contener las dos situaciones".
—La madurez permite sostener a ambos lados.
—Cuando era muy chico, Tres Algarrobos se inundó. Yo lo vivía como una película, recién ahora entiendo por lo que pasó mi viejo. Las napas subían y se contaminaba todo, las casas se rajaban y se caían, no había agua para tomar así que llegaba un trailer con agua potable,se propagaban infecciones, hubo gente que perdió su trabajo al inundarse sus campos. Por mi edad, vivía aquello casi como un juego, hoy puedo entender las preocupaciones de mis viejos con tres hijos chiquitos.
—Ahora te toca a vos.
—La pandemia de coronavirus es más grande, es mundial, pasará a la historia. Me pregunto qué les quedará a los chicos de todo esto. Que van a procesar de toda esta experiencia.
—¿Qué les explicás?
—Trato de hacérselas fácil, les respondo lo que quieren saber con una mirada positiva.
-A ellas también se les modificó el día a día drásticamente.
—Mucho, pero, por suerte, tienen su rutina armada, toman sus clases. Todos tratamos de seguir.
—Al trabajar fuera de tu casa, ¿el regreso se torna traumático? ¿Existen los miedos al contagio y a contagiar a tu familia?
—A la mañana salgo para la radio, donde trabajamos con equipo reducido y seguimos un protocolo de seguridad. Jamás estoy a dos metros de distancia de nadie y el estudio se limpia cada hora y media. Todos con barbijo y alcohol en gel. Hacemos todo para mantenernos sanos. En la televisión sucede igual. Uno se cuida para uno y para el resto de las personas. No tengo miedo a lo que pueda venir. Hago todo lo que los especialistas me dicen que hay que hacer, pero trato que eso no me vuelva loco.
—Alejarse de la paranoia.
—Todo en su justa medida y con conciencia. Nunca con miedo. Cuando comencé a tener relaciones sexuales, obviamente usaba el preservativo para prevenir enfermedades venéreas o el HIV. Lo utilizaba por respeto, para cuidarme y cuidar a la otra persona, pero nunca con miedo. Ahora sostengo una actitud similar.
—En la vida doméstica, ¿asumiste roles que no eran responsabilidad tuya antes?
—Nos vamos turnando. En lo que haya que estar, estoy. Fluye todo muy orgánicamente, de manera natural. Me gusta mucho ocuparme de la cocina, me doy maña. Hay momentos en que los chicos se ponen insoportables, como todos los chicos, pero nada que no se pueda controlar.
—Esta situación es muy extraña para los chicos que, por naturaleza, llevan una vida activa, de puertas para afuera.
—Es muy duro para ellos. De todos modos, no hay que quejarse. Hay que agradecer vivir en un lugar cómodo y tener un plato de comida. Uno ve cómo la pasa otra gente, en otras situaciones. Ahí hay que estar. Hay que correr todos los intereses personales y ser solidarios. Y ser solidarios desde lo micro. Hay mucha gente que lo hace, está el que cocina un plato de más para el vecino que no puede salir a hacer las compras o el que no llega a fin de mes. En los edificios se está juntando comida en la puerta de los ascensores para donar. Es importante hacer un llamado a alguien al que, con tu saludo, le podés cambiar la vida. Pequeños gestos que son grandes, que hoy valen el doble. Somos un país muy solidario, es momento de eso, todo lo otro va a volver, ya volveremos a nuestras vidas normales, y esperemos que sea pronto.
—¿Creés que se modificarán conductas luego que se regrese a la dinámica habitual?
—Creo que el mundo tiene que aprender de semejante experiencia.
Líder de la mañana radiofónica en FM, su programa El Club del Moro, de impronta festiva, se transformó en un vehículo para acercar argentinos desperdigados por el mundo en medio de la pandemia: "Me llama mucho la atención los mensajes que llegan desde los lugares más recónditos del planeta. Desde Honolulu hasta donde te imagines. Es una manera que encuentran los oyentes de sentirse unidos, a través de la radio, con los amigos o con la familia. En cualquier lugar del mundo hay un argentino escuchando. El programa es un punto de encuentro. En tiempos de tanta distancia ese vínculo se agradece".
Dar de nuevo
—¿Qué sucederá con el estreno de Trato hecho?
—Estamos viendo cómo adaptarlo.
—¿No es un proyecto cancelado?
—No, seguimos trabajando en la adaptación a una época de pandemia, con menos gente en el piso, respetando las distancias. Mientras tanto, nos abocaremos a los especiales de Juntos podemos logarlo.
La vuelta de Trato hecho significará para Del Moro volver a conducir un formato probado. Curiosamente, tanto este programa como ¿Quién quiere ser millonario?, el ciclo de entretenimientos que le tocó conducir en 2019 y que marcó su arribo a Telefe, fueron conducidos en 2004 y 2001, respectivamente, por Julián Weich, quien tuvo una mirada crítica sobre las historias reales que se contaban en el programa conducido por Del Moro y que, en cambio, fueron muy bien recibidas por la audiencia.
—A partir de declararse la pandemia, la televisión sufrió un proceso de adaptación en tiempo récord, un cambio de agenda drástico. En tu caso, ¿cuánto de todo lo previsto se modificó?
—Tenía armado mi año, mi vida, como todos. Es un momento raro. Nos cuesta hacernos a la idea que el mundo cambió. Hay angustia por la incertidumbre. Antes uno trabajaba con una expectativa hacia el futuro, eso se perdió. Ahora se trabaja día a día, uno se adapta a las realidades que se presentan.
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—En lo personal, ¿cómo estás transitando esta situación tan atípica?
—Cuando nos levantamos pensamos que se trata de un mal sueño. Esto es de ciencia ficción. Hace dos meses, o menos, estábamos pensando en armar una reunión con amigos, en hacer un viaje y, ahora, buscamos tutoriales para hacer barbijos. Como todos, estoy esperando una buena, que salga la vacuna.
—A partir de tu trabajo en los medios, ¿prestabas especial atención a las noticias que llegaban del exterior a comienzos de año?
—Sí, a mí no me sorprendió tanto porque este tema lo vengo siguiendo desde que arrancó. Nunca me pareció un caso menor. Cuando conocimos la noticia que China construía dos hospitales en quince días, me preguntaba por qué se hacía eso, por qué se aisló una ciudad tan rápidamente. Evidentemente era grave. Pero, como todo lo que sucedía en China siempre nos parecía tan lejano, perteneciente a otra cultura, pensamos que nunca iba a llegar.
—Globalización y tecnología hacen lo suyo para que las distancias sean un dato casi subjetivo.
—Mi hermana estaba armando un viaje para marzo y le aconsejé que no sacase los pasajes. Lo mismo le sugerí a un amigo. Veía que el mundo se iba cerrando. En febrero se sumaron España, Italia y luego el mundo entero. Un efecto dominó que se iba reflejando en los diarios del mundo.
No quiero ser ni el mejor periodista ni el más incisivo, quiero preguntar las cosas que les interesa a la gente
—¿Qué opinión te merecen las medidas preventivas implementadas en nuestro país?
—Para dar una opinión personal, lo que hay que hacer es remitirse a los datos. Los datos no tienen opinión, son hechos concretos. Si comparamos el número de víctimas fatales estamos mucho mejor que el resto del mundo. Creo que el gobierno actuó muy bien, muy rápido, y supo leer lo que pasaba en Italia. Corrimos con ventaja, hubo dos o tres semanas que fueron cruciales para lo que vino después. Esto es hoy, no sabemos qué va a suceder la semana que viene, porque lo cierto es que la cuarentena está siendo cada vez más elástica y menos gente la acata. Además, hemos ganado tiempo para armar un sistema de salud mucho más sólido que el de hace un mes. Nuestro sistema de salud es reconocido en el mundo. Y, sobre todo, el capital profesional y humano es muy bueno. Nuestra medicina es orgullo.
El domingo 12 de abril, en una emisión especial de Juntos podemos lograrlo, Santiago del Moro entrevistó al presidente Alberto Fernández. La charla se convirtió en lo más visto de su franja horaria con un pico de 15.2 y un encendido que superó el 61.6 del share. "Estoy acostumbrado a entrevistar. Cuando entré a Much Music entrevisté a celebridades como David Bowie. Trato con el mismo respeto a todo el mundo, todas mis entrevistas se hacen bajo el respeto y el sentido común. No quiero ser ni el mejor periodista ni el más incisivo, quiero preguntar las cosas que les interesa a la gente. Me interesa preguntar fácil, concreto, ese es mi estilo. Tengo mi ritmo, no mucho más que eso".
—¿Qué balance hacés de tu charla con Alberto Fernández?
—A la gente le importa mucho la palabra del presidente. Habla muy bien y trata, todo el tiempo, de saltar la grieta. Es concreto, se entiende lo que dice.
—¿Considerás que hoy esa famosa grieta ideológica está superada?
—Con temas como el coronavirus no puede haber grietas. Lo que sucede es que, para algunas personas, parece tan lejano lo que sucede en Europa, que se terminan discutiendo otras cosas.
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