El conductor conversó con LA NACION a horas de estrenar una nueva temporada del famoso reality de encierro en la pantalla de Telefe, habló sobre cómo se prepara para este especial debut y por qué prefiere mantener a su familia alejada del foco de atención
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“Mi rol está en plena construcción y transformación permanente, uno nunca se recibe de conductor. En mi caso, es oficio, vida y pasión, todo junto”. Santiago del Moro piensa en voz alta esa profesión de vidriera pública que lo convirtió en uno de los animadores estelares de la televisión, mérito que, desde este lunes a las 21.45, lo llevará a revalidar sus títulos cuando debute como conductor de Gran Hermano en la pantalla de Telefe.
Como en 1984, el texto de George Orwell, el formato televisivo apuesta a esa mirada omnipresente del hermano mayor de orden vigilante. El famoso relato plantea la cercanía con un mundo con futuro distópico atravesado por la ciencia ficción y el tono político. “Lo volví a leer cuando acepté conducir el programa”, confiesa el conductor que jamás tuvo problemas vocacionales. “En mi pueblo ya soñaba con trabajar en la radio y en la televisión”, argumenta el hombre de Tres Algarrobos que, a los 44 años, sigue manteniendo la imagen de alguien con menos edad.
Al confesionario
Su nuevo desafío no es menor. Poniéndose al frente de Gran Hermano intentará repetir los lauros obtenidos en su paso por demás exitoso por MasterChef Celebrity y buscará imprimirle estilo propio a ese formato, padre de los programas de encierro, que ya fue conducido por Soledad Silveyra, Jorge Rial y Mariano Peluffo, y en la edición de los debates contó con el liderazgo de Juan Alberto Badía y Pamela David, según la temporada y el canal (Telefe o América) que lo emitió. “En la Argentina hubo y hay grandes conductores, pero, en lo personal, siempre busqué ser yo mismo sin copiar a nadie”, enfatiza cuando se le pregunta sobre referentes en el medio.
-En esa meta del estilo propio, tu rol suele ser sobrio, priorizando el protagonismo del formato. ¿Es correcta esta impresión?
-Lo más importante de cada proyecto que abordo es, justamente, el programa. Mi cartel no está por sobre el proyecto, siempre fue así. Cada programa tiene su desafío, su punto de partida y de llegada, su propio ritmo. Lo que sí busco, y creo que lo he logrado, es que cada programa tenga mi sello. Puede gustar más o menos lo que haga, pero todo tiene mi impronta.
-Adicionarle la propia identidad sin que se distorsione el formato abordado, es una línea muy liminal.
-Cuanto más riguroso es el formato, más complicado es conducirlo. Uno de mis grandes desafíos fue hacer MasterChef Celebrity, un programa que, por primera vez en el mundo, se emitía de forma diaria y era conducido por alguien que no pertenecía al mundo culinario. Además, lo hicimos en pandemia, que fue una complicación extra. Trabajé mucho para ese programa porque, justamente, mi rol era muy acotado.
-Ante ese historial, ¿cómo te encuentra Gran hermano?
-Siento que es el resumen de todo lo que hice desde Much Music para acá, pasando por Infama, Intratables, Quién quiere ser millonario… todo me sirve y todo desemboca en GH.
Dice “GH”, como quien menciona una marca. Lo es. El formato nació como Big Brother y es una creación de John de Mol que se vio por primera vez en 1999 por las pantallas de los Países Bajos. La fórmula es toda una evocación al voyerismo más descarnado, mostrando la convivencia ante cámaras de un grupo de personas. “Es un programa voyeur, para poner el ojo en la cerradura”. Si de espiar se trata, 65 cámaras y 87 micrófonos registrarán, durante las 24 horas, lo que hagan los participantes.
La nueva casa de Gran Hermano está montada en el predio donde funciona Estudios Pampa, en la localidad de Martínez. Sobre más de 2200 m2, siendo la mayor de América Latina, y cuenta con un extenso jardín con pileta y sauna, dos dormitorios para nueve concursantes cada uno, un gran estar y cocina, un ámbito para celebraciones y, por supuesto, el denominado “confesionario”, donde los participantes se contactan con la famosa voz de Gran Hermano, nuevamente a cargo del actor y cantante Rodolfo Valss. Se dice que habrá nuevos espacios, inéditos para el programa, pero se trata de información reservada bajo siete llaves.
“No quise recorrer la casa terminada. Hay algo de la frescura del televidente que yo también quiero poseer”, reconoce del Moro.
Santiago del Moro también intercambiará pareceres con un grupo de analistas integrado por Gastón Trezeguet, un destacado productor de Telefe y participante de la primera edición del reality, Sol Pérez, Nati Jota, Ceferino Reato y Laura Ubfal. Los martes y jueves podrán verse las pruebas de la casa junto a los analistas desde afuera.
Además, los participantes se nominarán entre sí el día miércoles y el público será quien definirá el destino de los nominados, quedando uno de ellos eliminado los domingos. El participante que deje la casa, tendrá una charla íntima con Santiago del Moro en la noche del lunes.
También en la nueva edición y buscándole dar bríos renovados al certamen, los viernes se organizará una fiesta y los sábados se emitirá La noche de los ex, todo con la conducción de Robertito Funes Ugarte, donde Ximena Capristo, Gustavo Conti, Diego Leonardi, Nadia Epstein y Cristian U, los exparticipantes más destacados de las ediciones anteriores aportarán sus conocimientos en torno al juego. Además, cada domingo, Robertito será el encargado de recibir al eliminado.
Enaltecer el encierro
Nadie estuvo ajeno de los efectos de la pandemia del Covid y, más allá de la enfermedad en sí misma, las cuarentenas, confinamientos y encierros fueron el escollo más importante a sortear con una adaptación obligada.
No se celebró la falta de libre albedrío, sin embargo, cuando eltrece estrenó, este año, El hotel de los famosos, formato que emula el encierro de Big Brother, los números del rating crecieron. Ver gente encerrada, después de detestar la posibilidad de circular libremente, generó atracción. Seguramente este haya sido uno de los motores que llevó a Telefe a volver a producir Gran Hermano. Curiosas son las actitudes de las audiencias y las dinámicas de la expectación.
“Gran Hermano influyó en toda la televisión, no sólo en el género del reality, y fue muy fuerte lo que pasó. En mercados como Brasil, Alemania, Australia, España, Estados Unidos o Inglaterra nunca paró, porque es una idea que va modificándose y no para de evolucionar. Tenemos que contar ese formato, pero apuntando hacia donde va el mundo hoy”.
-En relación a eso, en la presentación para prensa que hizo Telefe hace unos días, te consultaban sobre cómo intuías que se manejarán las cuestiones que hacen a la identidad sexual de los participantes y a los vínculos que se puedan establecer dentro de la casa, teniendo en cuenta la evolución del tema y las libertades que saludablemente rondan en torno a eso.
-Yo no sé quién entrará, con lo cual no puedo decir qué sucederá, pero sí te puedo afirmar que, desde mi lugar, lo que primará es el respeto absoluto. Me parece que en el siglo XXl hablar de diferencias de género, atrasa. El sexo no es materia opinable, y menos en estos tiempos. Ya no se subraya eso. Y a la hora de la convocatoria eso no incidió, se preguntan otras cosas. Insisto, no sé qué sucederá en la casa, porque la convivencia es la que va disparando situaciones.
-¿No tenés información sobre los participantes que ingresarán a la casa?
-Yo tengo que ser el nexo entre el afuera y el adentro, pero no quiero perder la sorpresa. De hecho, es el afuera, el público, el que decidirá qué participante queda y qué participante se va.
-¿Tampoco conocés las historias de los participantes?
-Conozco las historias de los preseleccionados, pero desconozco quiénes son los que quedaron del último grupo conformado por treinta personas. De ahí quedaron 18, pero no sé mucho más que los datos más relevantes y ni quiero saber.
El ganador del reality será acreedor de quince millones de pesos, una cifra récord en la historia de Gran Hermano.
Mirando en los antecedentes de Gran Hermano, el conductor se comunicó con los profesionales que ya realizaron el trabajo al que desde este lunes le hará frente: “Le mandé un mensaje a Solita (Silveyra) y hablé con Jorge (Rial) y con Mariano (Peluffo). Me pareció interesante que me contaran la experiencia, que se siente estar en los zapatos de semejante programa y la verdad es que me dijeron cosas muy interesantes, cada uno desde su óptica. Por supuesto, la experiencia es algo intransferible, pero siempre suma. Me preparé para este programa, más que para ningún otro, porque depende mucho de mí y porque estoy solo contra todo lo que pueda pasar. Estaré en vivo de domingos a jueves, lo cual será un trabajo muy arduo”.
-¿Cuál sería tu definición del programa?
-Creo que Gran Hermano es un gran juego televisivo.
Preservar la intimidad
-Hace un momento mencionabas a Intratables e Infama, programas con contenidos que iban en busca de la polémica, algo que hoy se percibe muy ajeno a vos.
-No sé si es tan así, soy un conductor que respeta mucho su trabajo y que se va adaptando al contexto. Esos programas estuvieron muy bien, hoy me toca “GH” y no sé qué me tocará mañana. Ahora, tengo que estar a la altura de Gran Hermano, que es el formato más importante de los últimos veinte años y tengo que hacer lucir todo eso, por ahí iré.
-Decías que el formato es voyeur y, paradójicamente, con Santiago del Moro no podemos espiar en su cerradura, preservás muy bien tu intimidad.
-Elijo que la repercusión venga por mi trabajo, nunca necesité de lo otro, es como a mí me sale. Sé que tengo un trabajo poco común, pero soy una persona con los pies en la tierra y no quiero perder eso, porque si sucediese ya no sería más yo.
-La esencia de Tres Algarrobos sigue viva.
-Soy una persona más, a pesar que este medio puede alienarte muy fácil, por eso no hay que creerse demasiado ni el halago ni la crítica, todo tiene que ser hasta ahí. Hay que cuidarse de la mirada ajena, para poder ser lo más libre posible.
Pandemia, televisión y radio
-Durante la pandemia hiciste las temporadas de MasterChef Celebrity, ¿tuviste miedo ante los riesgos sanitarios?
-Sentía temor de contagiar a mi familia y tuve miedo, verdaderamente, cuando me enfermé de Covid. Era el momento en el que te llevaban a internar y te aislaban, mi mujer aún no estaba embarazada, pero pensaba qué podría pasar con mis hijas mayores si a nosotros dos nos sucedía algo grave. Me parece que todavía no procesamos lo que hemos pasado, no sabemos qué pasó ni como se originó. Como todos vivimos, de una u otra manera, la pandemia del encierro, me parece que eso generará un punto de comprensión ante el desafío que estarán transitando los participantes. Todos pensamos, en algún momento, en “GH”, por eso creo que vamos a ser un poco cómplices de los participantes de esta temporada.
-Antes lo veíamos como algo lejano y ahora puede generar cierta cercanía.
-Sabemos de qué se trata.
-MasterChef Celebrity fue galardonado con el Martín Fierro de Oro, ¿cómo viviste el reconocimiento?
-El programa fue el primero que le puso luz a la pandemia, en un momento donde toda la televisión hablaba del Covid, y fue una producción en un momento donde no se hacía nada. Además, fue la vuelta de los veinte puntos de rating en la televisión, de la familia reunida frente a una pantalla y de instalar la moda de cocinar en casa. Amé MasterChef Celebrity.
-¿Fue difícil hacerlo en ese contexto?
-Lo complicado fue que, por estar inmersos en la pandemia, alguien se ponía a llorar y no lo podías abrazar para consolarlo. Nos hisopábamos todos los días para las ocho o nueve horas de grabación diarias, fue bravo, pero muy gratificante.
Además de ser una figura consagrada de la televisión, desde 2016 está al frente del equipo de El club del Moro, un magazine de actualidad en la primera mañana de La 100, liderando las mediciones de audiencia: “Hablar de la televisión o de la radio, me hace pensar a cuándo te pregunta si querés más a tu mamá o a tu papá. El trabajo de radio lo vivo con mucha pasión, levantarse todos los días a las cinco de la mañana es muy difícil, pero trabajo con un equipo maravilloso y con los oyentes que dan mucha energía. Amo hacer radio y espero estar en ese medio hasta el último día de mi vida”.
–Si bien manejás tu mismo estilo en ambos medios, el tono de la radio es bien diferente al de la televisión.
-La gente que te escucha en radio es la que te conoce verdaderamente, ya que ahí es donde desnudás tu alma. Creo que hacemos el único programa que trabaja a micrófono abierto durante tantas horas sin poner música, por eso digo que, quien me escucha desde siempre, conoce toda mi vida y eso me da mucho placer.
-¿Y la televisión?
-Es un medio que va generando en mí a un conductor distinto para cada proyecto.
-Gran Hermano y El club del Moro son propuestas en vivo, con lo cual, vas a dormir poco.
-Desde hace días, estoy concentrado como un boxeador esperando que suene la campana.
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