Quién es Ryan Murphy, el "Rey Midas" de la televisión que puso en disputa a Netflix con Disney
Tras sellar un multimillonario acuerdo con Netflix, Ryan Murphy le puso un precio a su mente creativa, su habilidad para llevar a la pantalla chica historias que resulten originales y atractivas para el público y también a ese cierto desenfado que funciona como una brisa de aire fresco en una industria con cierta tendencia a ir a lo seguro.
A él se le debe, por el ejemplo, el regreso de dos géneros olvidados durante años por la televisión, como el musical (Glee, Scream Queens) o el terror (American Horror Story). También el desenfado con el que se metió en el pantanoso terreno de ficcionalizar una hecho policial que conmovió a la opinión pública estadounidense, como fue el juicio contra O.J. Simpson, en la primera temporada de American Crime Story. O esa mirada entre chismosa, glamorosa y desmitificadora hacia la legendaria rivalidad que enfrentó a Bette Davis con Jane Crawford, en Feud.
Murphy nació el 30 de noviembre de 1965 en Indianapolis, Estados Unidos. Si bien comenzó su carrera ejerciendo el periodismo -trabajó, por ejemplo, en The Miami Herald, Los Angeles Times y en Entertainment Weekly- en paralelo fue desarrollando su camino como escritor. El gran empujón se lo dio Steven Spielberg, que en 1990 le compró los derechos de su guión Why Can't I Be Audrey Hepburn?. El texto nunca llegó a la pantalla, pero el hecho de que un director consagrado fijara los ojos en su trabajo le dio el impulso suficiente como para seguir dentro de la senda de la ficción.
Su gran oportunidad llegó en 1999, cuando escribió y produjo la serie adolescente Popular, una suerte de primera aproximación a ese gran éxito que luego sería Glee. La ficción protagonizada por Leslie Bibb y Carly Pope tuvo sólo dos temporadas, pero lo puso en carrera: para 2003, tendría su segunda gran chance con Nip/Tuck y el resultado fue otro.
Con 6 temporadas al aire, la serie que se metía en el mundo de los cirujanos plásticos fue un éxito a nivel global, se alzó con un Globo de Oro en 2005 y obtuvo varias nominaciones a los premios Emmy. Ahora sí, el nombre de Ryan Murphy sonaba fuerte dentro de la industria.
En lo personal, tras declararse gay durante la entrega de los premios Bafta de 1990, en 1997 hizo pública su relación con el fotógrafo David Miller. Junto a él es padre de dos hijos, Logan Phineas y Ford, ambos nacidos a través de vientres subrogados.
El hecho de haber crecido en el seno de una familia católica que no veía con buenos ojos sus inclinaciones artísticas y sexuales lo inspiraron a escribir y dirigir, en 2006, la película Running with scissors, protagonizada por Joseph Cross, Annette Bening, Alec Baldwin y Evan Rachel Wood.
El ascenso apenas estaba comenzado: en 2009, Glee se convirtió en el programa de televisión del que todo el mundo hablaba. La historia era sencilla: los personajes menos populares y los caídos en desgracia de un colegio secundario encontraban su lugar en el mundo dentro de un club que les permitía desplegar su talento como cantantes y bailarines. La inclusión de temas musicales muy conocidos y de grandes artistas invitados -como Gwyneth Paltrow, Britney Spears o Neil Patrick Harris- hizo que el show se volviera aún más atractivo.
El éxito de Glee le abrió las puertas a explorar nuevos rumbos. En 2011, poco después del estreno de su película Amar, rezar, comer, Murphy se lanzó de lleno al terror con American Horror Story, una antología de miniseries que suele hacer equilibrio entre el gore y los tics más recurrentes del género. Este año, FX pondrá al aire su octava temporada, y ya hay una novena en desarrollo para 2019.
En paralelo, la factoría del desprejuiciado creador no dejó de funcionar. The New Normal -que narraba las desventuras de una mujer soltera que acepta convertirse en la madre subrogante de una pareja gay-, Scream Queens -que funcionó como un desprendimiento algo trash de Glee-, American Crime Story, Feud y el policial 9-1-1 no hicieron más que cimentar su popularidad hasta convertirlo en algo así como el nuevo Rey Midas de la televisión estadounidense.
Luego de que Disney adquiriera gran parte de los activos en materia de entretenimiento de la 21st Century Fox, Netflix vio la oportunidad de arrebatarle el botín e inició una negociación con Murphy. Así, esta semana se supo que la tradicional productora perdía a su "gallina de los huevos de oro" a manos de la compañía de contenidos vía streaming, a cambio de un contrato por cinco años que le redituaría al realizador entre 250 y 300 millones de dólares.
El acuerdo comienza a regir en julio y no afecta a los programas que siguen activos en las señales FX y FOX, ni tampoco las regalías que su "niño mimado" continuará cobrando por las repeticiones. Además de las nuevas temporadas de American Horror Story, Feud y 9-1-1, aún está pendiente el desembarco en la grilla de Pose, un drama ambientado en la década de 1980 que gira en torno a la comunidad transgénero de la ciudad de Nueva York
El coqueteo de Murphy y Netflix no es nuevo. Meses atrás, en coproducción con 20th Century Fox TV, el realizador había acordado trabajar en Ratched, una serie que buceará en los orígenes de la enfermera de la película Atrapado sin salida. También en los próximos meses estará disponible The Politician, una sátira política protagonizada por Ben Platt que está basada en una idea de Murphy..
Netflix, en tanto, estrenará en las próximas semanas dos ficciones coproducidas por Murphy previamente a concretar el acuerdo: Ratched, una serie que bucea en los orígenes de la enfermera de la película Atrapado sin salida, y The Politician, una sátira política protagonizada por Ben Platt. A futuro, se asegura que tendrá al prolífico creador entre sus filas escribiendo, produciendo y dirigiendo programas que logren acaparar la atención de públicos tan disimiles como sea posible. Algo que, al parecer, es su especialidad.
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