Resistiré: una historia que atrapó a multitudes, un malvado difícil de olvidar y un final sorprendente
Una novela que marcó un antes y un después en la pantalla chica, una dupla protagónica atrayente y un villano que, sin duda, logró ser tan amado como odiado
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Los que saben de ficción dicen que hay una fórmula que no puede faltar para que una historia sea un éxito: una pareja central, una historia de amor con encuentros y desencuentros y el “malo de la película”. Ese ser, por lo general, oscuro que se encarga de separar a los protagonistas o pergeña todo tipo de complot para torcer el rumbo de los acontecimientos y que no llegue el final feliz, que es lo que el público espera en toda telenovela que se precie de tal.
Hay varios actores y actrices que quedaron en la historia de la televisión por sus interpretaciones de villanos pero, sin lugar a duda, el antagonista que creó Fabián Vena para Resistiré quedó en la memoria de todos.
Corría el año 2003 y una de las grandes batallas que tenían Telefe y eltrece era por las ficciones. El prime time era el espacio en el que los dos canales se disputaban la audiencia con tiras de calidad que, por lo general, duraban una temporada completa. Salvo que la novela tuviera un bajón estrepitoso, una historia que debutaba entre marzo y abril, llegaba a diciembre con velocidad crucero.
Resistiré debutó en la pantalla de Telefe el 13 de enero de 2003 para competir con Soy gitano, el culebrón de Polka protagonizado por Julieta Díaz, Osvaldo Laport, Romina Gaetani, Arnaldo André y Juan Darthés, pero la tira no iba a ser una telenovela más. Desde su estética de videoclip, bien diferenciada de los productos de la época hasta la onda de sus protagonistas, este proyecto marcó un antes y un después en la manera de contar una historia en televisión.
Con una apertura de estética sangrienta y la voz de David Bolzoni, en una nueva versión del clásico de Dúo Dinámico, tema que le dio nombre a la novela, en el primer capítulo se pudo ver al personaje de Pablo Echarri expresar: “Cuando era chico mi abuelo me decía en momentos de grandes crisis, el corazón se rompe o se curte”. Ese fue el puntapié para contar la historia de Diego, un sastre de barrio que volvió a la casa de sus padres, luego de ser estafado por su exmujer. El joven conoce a Julia Malaguer (Celeste Cid) cuando se detiene en la vidriera de su local. Pero como suele suceder en estos casos, ese primer contacto visual, se potencia cuando los protagonistas se encuentran, por casualidad, en una cena de gala a la cual fueron invitados. Allí aparece en escena Mauricio Doval (Fabián Vena) novio de Julia, quien la acompaña en el evento y que va a ser salvado por Diego de una asesinato que había planeado Martina Manzur (Carolina Fal). La mujer había quedado traumada luego de la misteriosa muerte de su hijo en un extraño accidente, del cual al parecer Doval tiene algo que ver. Como muestra de agradecimiento, Doval le propone a Diego trabajar junto con él.
Con la estructura de las viejas ficciones nacionales, la tira escrita por Mario Segade y Gustavo Belatti, hizo que la audiencia esperara para ver a los protagonistas juntos. Recién en el capítulo 57, la pareja que interpretaban Pablo Echarri y Celeste Cid tuvo su primer encuentro amoroso. Pero el personaje destacado que pudo dejar marcada su huella en esta historia e incluso superó el magnetismo que tenía la pareja central, fue Mauricio Doval. Ese empresario misterioso que entraba y salía de la casa de al lado de su quinta, donde en realidad se secuestraban personas para quitarles sus órganos, sangre y plasma para su comercialización en el mercado negro. A la vez, en ese mismo lugar querían encontrar una cura para una extraña enfermedad que consumía la salud de Doval. Fabián Vena supo construir ese personaje a la medida del villano que necesitaba la tira, con un defecto al caminar, lleno de tics, mezcla de un ser delicado que podía estallar en un segundo al grito de “inútiles”.
La historia fue pegando en la gente a medida que se fue desarrollando y los personajes fueron conquistando al público semana a semana. Lo demuestra el rating de la tira que empezó con un promedio mensual de 17,6 puntos y llegó a un último capítulo transmitido con una gran fiesta, por primera vez en vivo desde el teatro Gran Rex, con un promedio de 41,9 puntos y un pico de 46,3.
El gran valor que tuvo Resistiré es que fue atrapando, de a poco, a un público que no era habitual consumidor de telenovelas, que a falta de Twitter debatía en foros de internet qué pasaría con las historias de Julia y Diego, si Mauricio Doval era un ser real, un extraterrestre o un vampiro. Y es que la historia se basó en no contar todo de golpe ni le dio al televidente todo masticado. La base de la trama fue el misterio y, por sobre todas las cosas, no dar nada por sentado. Como el personaje de Vena era tan amado por la gente, cuentan los autores que tuvieron que hacerlo cometer los peores crímenes para que la audiencia aceptara que merecía un castigo acorde al villano que fue.
Hasta llegar al último capítulo hubo atentados, asesinatos, drogas, tráfico de órganos, relaciones incestuosas, parejas homosexuales prohibidas en aquel tiempo, extorsiones, infidelidades y hasta fiestas sexuales poco vistas en la televisión de ese entonces. Una ficción que marcó la diferencia dentro de una panorama televisivo que invitaba todas las noches a su audiencia a soñar con una de héroes y villanos. Algo que hoy se perdió.
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