Regresa Gran Hermano: de la vaca Margarita a la competencia con El bar, secretos y curiosidades de un reality show que no envejece
La primera participante no humana del ciclo holandés fue un agregado local y debió ser retirada del estudio por estrés; la primera gala fue un fracaso, aunque acuñó una frase que se volvió caballito de batalla: todo lo que no se sabe de “la casa más famosa del país”, contado por un protagonista de lujo
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A seis años de su última edición, y tras el éxito de El hotel de los famosos, Telefe decidió volver a apostar por Gran Hermano, sin duda el padre de todos los reality shows. El ciclo, que nació hace 22 años, tuvo diez ediciones en nuestro país y dejó una huella que no está exenta de secretos, desde la obsesión de la primera conductora, Soledad Silveyra, con el juego, al motivo por el cual debió adelantar casi cuatro meses su lanzamiento.
Marcos Gorbán -productor general de las seis primeras ediciones de Gran Hermano en nuestro país y responsable de otro reality show que dejó una marca en la TV, Combate- contó su experiencia en Nominados, un libro que está lleno de historias increíbles y poco conocidas. Aquí, algunos secretos de lo que seguramente volverá a ser el éxito de la TV:
La Argentina fue pionera en la región
Gran Hermano debutó en Holanda el 16 de septiembre de 1999 y si bien no fue un suceso automático, el éxito que cosechó con el paso del tiempo lo volvió uno de los formatos más populares de la televisión mundial y el pionero en convertir el encierro de personas un espectáculo que aún hoy se ve en todo el mundo. A comienzos del milenio, aún en tiempos de la convertibilidad, la Argentina no se quiso quedar afuera y realizó la vigésima edición internacional y la primera en América Latina.
Fue una idea de Claudio Villarruel, quien había asumido la gerencia artística de Telefe y buscaba una manera de mantener el sólido liderazgo que había construido en los 90 Gustavo Yankelevich poniéndole un sello propio. Se trataba de una apuesta arriesgada por la inversión en producción, equipos y construcción de la casa pero que demostró ser uno de los grandes sucesos de la pantalla chica en la primera década del siglo XXI. Si bien tuvo varias ediciones posteriores, con más o menos éxito e incluso fuera de Telefe, Gran Hermano sigue siendo un ciclo que despierta curiosidad e interés.
El primer casting que fue diferente a todos los demás
Una de las principales dificultades de la primera edición de Gran Hermano era poder explicar exactamente qué era el reality show en tiempos en donde la globalización de la TV y la no ficción estaba en pañales ¿Cómo lograr atraer a participantes que quieran vivir ese experimento? La enseñanza de los ciclos de otros países fue que, si bien había un premio en efectivo para quien ganara, no había que plantearlo como un concurso por dinero sino como una experiencia única.
Esa primera llamada convocó a 28.000 personas, quienes no terminaban de entender de qué se trataba el programa pero estaban interesados en vivir algo diferente. Hoy ese número palidece frente a las convocatorias que le siguieron, cuando el formato se instaló en el público: para la segunda edición hubo 160.000 inscriptos. Hace dos meses, en las primeras 24 horas tras anunciar una nueva edición conducida por Santiago del Moro, Telefe recibió diez mil solicitudes.
“Si se pudiera hacer un corte de cada uno de los primeros cinco castings, podríamos decir que el del primer Gran Hermano estuvo marcado por la frase: ‘Quiero ser yo mismo’. También se oían cosas como ‘Vengo a probar mis límites’, ‘Vengo a una experiencia que no conozco’, ‘Vengo a lo nuevo’, ‘Vengo a la aventura’, ‘Quiero salir un rato de mi vida’. El del segundo se hizo en medio del éxito del primero. De hecho, comenzó un mes antes del triunfo de Marcelo Corazza. Ahí, muchos, muchísimos, se presentaban diciendo: ‘Soy frontal como Tamara’, ‘Soy gay como Gastón’. El del tercero se hizo a mediados de 2002, en medio del derrumbe económico del país. Las entrevistas eran durísimas. Las frases más presentes y simbólicas eran: ‘Mi papá quebró’, ‘Mi mamá se fue’, ‘Mi papá murió de un infarto’, ‘Mi familia abandonó el país y yo me quedé acá, con mi abuela’. Era la búsqueda desesperada de una generación que veía la casa como una posible o única salvación”, describe Gorbán en su libro.
Soledad Silveyra y la creación de “¡Adelante, mis valientes!”
Inspirados en la versión española, que era conducida por la periodista Mercedes Millá, con un perfil inesperado para este tipo de ciclos, Villarruel y Bernarda Llorente pensaron en Soledad Solita Silveyra para Gran Hermano.
“A nadie se le había ocurrido, pero cuando apareció el nombre, no hubo dudas. Tenía la responsabilidad de ser la única persona a la que los participantes verían a través de un televisor a lo largo de cuatro meses. Entendíamos que tenía que tener una imagen maternal y contenedora. Un detalle más: por las características del formato, el público iba a ser mayoritariamente adolescente. Solita era una alternativa para sumar al resto de la familia”, escribe Gorbán.
La actriz de Amor en custodia se tomó muy a pecho su rol: se quedaba mirando la señal que transmitía lo que sucedía en la casa las 24 horas y dejaba mensajes pidiendo aclaraciones o exigiendo que se les entreguen cigarrillos, postres o lo que los chicos estuvieran pidiendo en ese momento. Fue ella la que improvisó el famoso “¡Adelante, mis valientes!”, que pronto se populizaría en el público de la época.
La primera participante de Gran Hermano fue… una vaca
Desde los primeros encuentros de producción hubo un interés por parte del equipo de darle un tono local a la primera edición argentina pero sin violar ninguno de los principios del rígido formato, que tiene su propia “Biblia de producción”. Así surgió la idea de sumar una vaca para que los participantes pudieran abastecerse de leche y, de paso, tener una tarea extra de cuidado para evitar el aburrimiento.
Gorbán relata que en primera instancia comenzó como un chiste y terminó como una realidad pero tuvieron que sumarle un ternero, para que no estuviera sola, y unas gallinas. Se calculaba que los animales consumirían más de cien litros de agua diarios y al menos tres pencas de alfalfa. Tras algunas negociaciones, los dueños de Gran Hermano aceptaron la idea y la primera edición tuvo a Margarita dentro de la casa quien, tras algunas semanas de encierro, comenzó a sufrir estrés y tuvo que ser retirada en una emisión en vivo de El debate que tuvo buen rating e hizo llorar a los participantes.
“La vaca es un homenaje a este proyecto. Ustedes son Endemol, una empresa holandesa. Nosotros, Telefe de la Argentina. Vamos a poner una vaca Holando-Argentina. Es un homenaje a esta alianza”, fue el argumento con el que Gorbán convenció a los europeos.
Muchos ganadores casi no entran a la casa
A pesar de que nunca faltan las sospechas de que hay competencias arregladas en los reality shows, en Gran Hermano es difícil poder predecir quién será el ganador. Y el que abandona último la casa no siempre es el más recordado ni el que tiene una carrera asegurada en los medios, tal como muestra el caso de Silvina Luna.
En el caso de las ediciones argentinas es interesante que, además, quien se corona como triunfador al término del juego es uno de los participantes que estuvieron en riesgo cierto de no entrar en la casa. Marcelo Corazza era suplente en la primera edición y entró en reemplazo del pizzero Gustavo Jodurcha, quien abandonó el juego de manera voluntaria. Marianela Mirra, por su parte, entró porque un seleccionado se arrepintió días antes de que comenzara el juego en 2007 y su archienemigo, Diego Leonardi, ganó Gran Hermano Famosos tras entrar en lugar de Luis Vadalá.
Viviana Colmenero, la ganadora de la tercera edición, no estaba ni siquiera entre los preseleccionados pero fue Martín Kweller, por entonces presidente de Endemol en la Argentina, quien la descubrió entre decenas de participantes y se conmovió con su relato.
El programa se adelantó por la competencia y falló en rating
“Claudio Villarruel viajó a España en diciembre de 2000 para cerrar la compra de Gran Hermano. Tanto Endemol como Telefe en ese momento eran empresas de Telefónica. De ahí que los detalles finales se ultimaran allá. Desde Madrid llamó el 28 de diciembre. Se había enterado de que una importante productora argentina, Cuatro Cabezas, había comprado El bar. Le habían dicho que el objetivo de la competencia era salir antes para quedarse con la novedad y el plus de rating que eso podía darle. Gran Hermano era un mejor formato, pero en cuestiones así, el que pega primero suele pegar dos veces…” recuerda Gorbán en su libro.
Esto puso entre la espada y la pared a la producción del ciclo: ¿valía la pena adelantarse a la competencia aún a riesgo de no llegar a tiempo? En Holanda y en España la preproducción llevó seis meses y aquí había que reducir el tiempo a la mitad. Apurados por la competencia decidieron hacerlo y en vez de salir un 6 de junio la primera gala fue el sábado 10 de marzo compitiendo con Sábado Bus. Le ganaron por dos semanas a El bar pero no lograron imponerse en esa primera gala: el ciclo conducido por Nicolás Repetto marcó 14.2 en las planillas de rating contra 14.1 del reality show. Después de tanta expectativa e inversión no faltaron los que dijeron que el ciclo sería un fracaso. Nada más lejos: esa fue la única noche que perdió una gala en el resto del año.
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