
Reconstruyendo la historia en la pantalla
Los tres especiales narran las historias de chicos recobrados por Abuelas de Plaza de Mayo

"Estas nenas no tienen familia", dice un ayudante del juzgado de menores en el primer episodio de Televisión por la identidad, que se estrenará esta noche, a las 22, por Telefé. Y la mentira tan flagrante provoca una nueva herida, una nueva lágrima de las muchas que se derramarán mirando la historia verdadera de Tatiana y Mara ficcionalizada por Marcelo Camaño, autor, junto a Adriana Lorenzón, de Montecristo, esa tira que de manera secundaria primero, y casi central después, habló de la apropiación de los hijos de desaparecidos por parte de la dictadura militar y funcionó como puente entre la TV y Abuelas de Plaza de Mayo; un puente que ahora, a 30 años de la creación de la institución que ya recuperó a 88 chicos y sigue en la búsqueda de otros 400, unió dos orillas aparentemente irreconciliables: el entretenimiento y los derechos humanos. Es que el ciclo que se estrena esta noche tiene la calidad de realización y actuaciones de un unitario de ficción, pero con el valor agregado de contar historias reales y fundamentales para la historia argentina.
Vivencias
"Fue difícil escribir estos tres guiones. Teníamos que cuidarnos para no agotar el modelo porque los libros giran alrededor de la misma estructura esencial. Por eso decidimos que cada uno de los episodios mostrara una perspectiva diferente. El primero explora el punto de vista de las nenas apropiadas; el segundo parte de la realidad de los chicos de padres desaparecidos que terminaron viviendo con represores, y el último detalla la lucha de las abuelas por los bebes nacidos en cautiverio", detalla Camaño, que trabajó estos relatos junto a Martín Méndez, además de recibir la ayuda de los protagonistas de la historia. "Ellos leían nuestras adaptaciones y nos hacían sugerencias", cuenta. Así, en el primer envío, una de las escenas más conmovedoras llega gracias a un recuerdo de Tatiana, hoy psicóloga, de 34 años, que trabaja junto a las Abuelas, que no figuraba en ningún expediente. Lo mismo ocurrirá en el segundo capítulo gracias a los comentarios que Cabandie y su hermana de crianza le hicieron al dúo de guionistas.
Si Montecristo , que la semana pasada se estrenó en Colombia,provocó que los teléfonos de Abuelas sonaran como nunca antes con llamadas de gente que gracias a la ficción se hacía preguntas sobre sus orígenes, Camaño sabe que con Televisión por la identidad el impacto será mucho más directo. "La búsqueda de Abuelas continúa, y si esto sirve para que el público pase una hora conmovedora y, de paso, ayuda a alguien a encontrar su identidad, mejor", dice el autor.
Para empezar, Claudio Villarruel y Bernarda Llorente, máximos responsables de la programación de Telefé y de este proyecto, eligieron la historia de Tatiana, conocida junto a su hermana por ser la primera nieta recuperada, en marzo de 1980.
El telefilm, porque de eso se trata según Villarruel, comienza con un relato en off de una abuela que le habla a su nieta, a quien le cuenta cómo era su mamá, mientras las imágenes en tono sepia muestran a esa madre (interpretada por Malena Solda) en el momento de su secuestro. Ese tajo profundo en la red familiar dejó a un par de niñas, Tatiana y su hermanita de meses, sin madre y sin padre, pero con abuelas. Ser testigo, aun mediado por la ficción y el marco televisivo, de ese desgarramiento, hace del capítulo de esta noche una experiencia tan dolorosa como necesaria, algo que comprendieron todos los actores que participaron en él. De la mencionada Solda a Gustavo Garzón, que interpreta al juez que decide entregar en adopción a estas nenas que sabe que no fueron abandonadas sino arrancadas, hasta Soledad Villamil, como la madre adoptiva que busca la verdad, cada uno de los intérpretes consigue sostener la verosimilitud del relato. Pero quienes se destacan son Lucrecia Capello y Lidia Catalano, como esas madres que apenas logran internalizar la desaparición de sus hijos cuando comienzan a luchar para recuperar a sus nietas.
En el segundo episodio, que cuenta la vida de Juan Cabandie, secuestrado por un integrante del aparato represivo, aparecerán Mariano Torre, como el joven que comienza a dudar de su identidad; Leonora Balcarce, como su hermana, y Carlos Belloso, como el padre que los atormenta.
La excepción
"Este no es un programa más", comienza diciendo Villarruel, y continúa: "El desafío era contar estas historias de vida en un marco histórico y naturalista sin caer en el estereotipo, la segmentación o el cliché", dice el director artístico de Telefé. Junto a él, Bernarda Llorente, la subdirectora, detalla el trabajo que llevó hacer estos tres capítulos que en un comienzo iban a ser más. "En un principio, soñábamos con producir ocho, veinte, pero decidimos privilegiar la calidad sobre la cantidad", explica Llorente, al tiempo que cuenta que cada uno de los episodios, que requieren una rigurosa reconstrucción de época, llevó alrededor de 25 días de grabación y otros tantos de posproducción.
Entre las historias que los ejecutivos revisaron, la que abre el ciclo se destacaba por haber sido el primer rayo de luz en los tiempos oscuros. "Con las salvedades del caso, la historia de Tatiana y su hermana tuvo un final feliz porque se logró la integración de la familia biológica con la adoptiva, ciudadanos honestos y responsables pero sin información sobre lo que pasaba con estos chicos que muchas veces terminaban en institutos de menores. Una de las escenas que más me conmovió fue esa en la que Tatiana llega al hogar y la celadora (Alejandra Flechner) la presenta al resto de las chicas «sin padres»", dice Villarruel.
Y cuando se les pregunta cómo encaja un tipo de programa como Televisión por la identidad en la lógica de la pantalla chica actual, la respuesta es sencilla: "No encaja". "Este ciclo está fuera de toda lógica televisiva y para nosotros representa un antes y un después en nuestras carreras. La TV es un negocio chico pero de alta resonancia. Si se cae un programa como sucedió con El capo, se desbarajusta todo. Por eso tenemos que buscar excepciones, generar resquicios como Montecristo ". Como Televisión por la identidad , la excepción que ojalá fuera la regla.