Quién quiere ser millonario: el vendedor ambulante que emocionó a todos
Las historias de vida en Quién quiere ser millonario atraviesan cada una de las emisiones. Sin embargo, cada tanto surgen personajes que traspasan la pantalla y se agigantan en el imaginario de los espectadores. Pasó con José Maria y sus 90 años de sabiduría; con Andrés que a pesar de no poder ver estudiaba, trabajaba y era un ejemplo de vida; y ahora llegó Alejandro Juarez, vendedor ambulante de La Matanza, quien conquistó a todo el país.
Su paso por el programa de Santiago del Moro fue casi inmediatamente Trending Topic en redes sociales. Su simpatía, conocimiento e historia de vida provocaron una catarata de mensajes positivos y de apoyo de diferentes partes del país. "Soy vendedor ambulante, ahora tengo un puestito en la calle. Vendo medias, tuppers y repasadores. Gracias a Dios me va bien".
Sin embargo, el sueño de Alejandro va más allá de crecer económicamente, viajar o mejorar su estilo de vida, lo que quiere él y su esposa Martita es darle amor a un hijo: "Nosotros tuvimos un bebé que falleció al mes y medio. Yo perdí a mi hijo y tengo mucho amor que quiero dar. Si gano voy a poder ponerme en la lista para adoptar. Hasta ahora no pude porque me faltan papeles y no tengo un trabajo en blanco. Con la plata que gane quiero poner un local, estar en blanco, tener empleados y pagarles bien. Y si llego a los dos millones voy a poner también un merendero".
Tanto el participante como su esposa, con la que están juntos desde hace veinte años, son creyentes, pero explica: "Yo tengo mucha fe, pero a veces necesitamos ayudarlo a Dios. Quiero ser padre. Hay un montón de nenes que son abandonados en hospitales, o en la calle. Y yo quiero tener un hijo".
El sueño de Alejandro no termina ahí. También quiere ayudar a su familia, especialmente a su hermano recién nacido: "Tengo un hermanito de seis meses -cuenta con la voz quebrada-. A la noche, cuando termina el día, digo: ‘Quiero ganar para que a mi hermanito no le falte nada. Que pueda terminar la facultad, algo que yo no pude porque no tenía plata para seguir estudiando. Mi hermano es hermoso, es como si fuera mi hijo, es igual a mi'".
Como si eso no bastara, Alejandro quiere estudiar periodismo: "Estoy averiguando porque quiero terminar de estudiar, aunque sea algo más corto, un terciario". En lugar de menguar su entusiasmo, las muchas complicaciones que tuvo y tiene en su vida lo potenciaron, al punto de contestar con seguridad y velozmente cada pregunta y animarse a bailar junto al conductor al ritmo de Copacabana.
El momento más emotivo del paso del participante por el programa fue el recuerdo a su madre, que falleció: "Mi mamá era muy humilde. Me enseñó un montón de valores que ahora yo veo que muchos no tienen, como respetar a las personas mayores, honrar a los padres, ser buena gente. Mucha gente se casa y al mes se separa, y se pierden los valores de la familia, que es lo que me enseñó mi mamá. Hoy está acá porque es parte de mí".
Alejandro Juarez, el evangelista pentecostal que se llevó medio millón de pesos y que trabaja como vendedor ambulante de lunes a sábado de 7 a 20 -"de corrido"-, se fue con la misma sonrisa con la que llegó y dejó un mensaje: "‘La fe sin obras es muerte’, dice La Biblia. Yo soy un hombre de fe, yo soñé que un día iba a estar acá". Y no solo estuvo, sino que su paso dejó una huella.
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