¿Quién ganará este año el Martín Fierro de Oro? ¿Quiénes serán los triunfadores en las categorías principales del premio con mayor tradición en la industria del entretenimiento de la Argentina? Estas preguntas ganan cada año de manera inexorable para esta fecha el primer plano de la atención mediática porque a la televisión, espacio autorreferencial por excelencia, le encanta hablar de sí misma y poner en escena todas las discusiones posibles alrededor del único premio que todavía conserva allí una legitimidad más o menos extendida.
Ni los desplantes de quienes se sienten marginados en el reparto de candidaturas, ni los augurios de potenciales escándalos, ni el desfile de frivolidades con el que procuran disimularse las infaltables incongruencias de cada temporada en el armado de ternas y nominaciones consiguen menguar el interés por la ceremonia que se realizará esta noche con transmisión de Telefe a partir de las 19, desde el Hotel Hilton de esta ciudad, con la tradicional cobertura desde la alfombra roja. La del Martín Fierro, que hoy se entrega por 49ª. vez, es la única velada del año en la que de manera genuina la comunidad artística local tiene la oportunidad de reunirse y confraternizar, aunque esa voluntad termine siempre conspirando contra sus propios protagonistas y destinatarios.
Después de cada ceremonia, por encima de la natural repercusión que despiertan triunfos y derrotas, reaparece la nota desagradable de los famosos que olímpicamente ignoran y desprecian el momento de reconocer el mérito de alguno de sus pares. Empeñados en saludar y recorrer el salón de la fiesta para encontrarse después de mucho tiempo con algún colega o amigo, los invitados suelen enterarse en su gran mayoría de los premios por casualidad. Suelen darle la espalda al escenario cada vez que se anuncia y se entrega un galardón.
Detrás de esa indiferencia, sin embargo, el interés se mantiene. Y el Martín Fierro todavía funciona como aval y garantía de certezas. Un futuro con nuevos proyectos en el aire suele acompañar al ganador. Así funciona todavía una industria televisiva que tiene a este premio como exacta manifestación simbólica. Un reconocimiento perfectamente adaptado al espacio mediático que todavía conserva la mayor cantidad de tradiciones y que suele resistirse con todas sus fuerzas a la renovación. Para las nuevas manifestaciones, dice Aptra, están los otros Martín Fierro: cable, digital. El tradicional e histórico conserva las costumbres y se abre a lo distinto en cuentagotas, como lo hace el propio medio.
Esto explica, por ejemplo, que Aptra siga empeñado en su proverbial tarea de inclusión para que cada año las listas de nominados incluyan a todas las figuras representativas del medio. A veces, esta voluntad de que no falte nadie tiene sus complicaciones y ya están confirmadas varias ausencias que la organización lamenta: Mirtha Legrand (por razones de salud) y Santiago del Moro (por no haber quedado nominado) no estarán presentes. De todas maneras, los faltazos también son motivo de interés televisivo. Habrá muchas menciones al tema durante la cobertura televisiva, porque los famosos que no van a una ceremonia televisiva también son noticia.
Al ser la TV abierta un medio tan conservador, el Martín Fierro se convirtió en un premio marcado por ciertas costumbres. Y una de ellas dice que el canal que obtiene los derechos de transmisión tiene durante su turno algunas ventajas invisibles, fruto de su condición de organizadora. Si se mira la historia del premio hay, por ejemplo, cierta correspondencia entre el canal emisor y el reconocimiento al mejor noticiero. Veremos qué ocurre este año,con Telefe como favorito para llevarse ese premio siempre significativo por su programa vespertino de noticias, pero en esta oportunidad sin el acompañamiento de sus conductores estrella, Cristina Pérez y Rodolfo Barili, extrañamente ausentes de la grilla de nominados.
Parece también bastante claro que Telefe pica en punta entre los posibles ganadores en los dos rubros de los que podría surgir eventualmente el Martín Fierro de Oro: ficción diaria y programa de entretenimiento. En el primer caso, 100 días para enamorarse cuenta con las mejores posibilidades por su despliegue de nominaciones (actor y actriz protagónica, actor y actriz de reparto, libretista, director) y además un planteo argumental que responde a cierto clima de época relacionado con reivindicaciones de género y otras cuestiones abiertas al debate público. Los nominados del programa tienen los mayores porcentajes de triunfo en cada una de las categorías mencionadas.
Entre los programas de entretenimiento se destaca La voz argentina, a todas luces el programa mejor producido y realizado de la TV abierta argentina en toda la temporada juzgada por el premio. Seguramente merecía una candidatura en el rubro de "producción integral", siempre abierto a confusiones por los requisitos poco claros que se exigen para la inclusión de un programa. En esa categoría hay ficciones y no ficciones, y cuesta entender la ausencia de La voz argentina, cuando sí aparecen ShowMatch y Por el mundo, con muchas características en común con aquél. Lo mismo podría decirse de La voz... dentro de los nominados a mejor reality. Lo que parece claro que es que tiene las mejores probabilidades para ganar como mejor programa de entretenimientos.
Haber quedado encasillado en un rubro si se quiere menor como "programa de entretenimientos" puede significar para La voz argentina una disminución de sus posibilidades de llegar al Oro, por más que haya acumulado méritos suficientes para obtenerlo. En cambio, la duplicación de candidaturas de Sandro de América (producción integral y mejor unitario y/o miniserie), lleva a que crezcan a priori las perspectivas de triunfo en su caso, sobre todo en la segunda categoría, además de chances elevadas de darle a Agustín Sullivan el siempre valioso premio a la revelación.
Otra incógnita pasa por saber si Andy Kusnetzoff trasladará al espacio televisivo con su muy comentado PH: Podemos hablar el éxito logrado el año pasado cuando se llevó el Oro en la ceremonia del Martín Fierro de radio. ¿Será el ganador como mejor conductor, frente a las alternativas más previsibles de otorgarle el premio a Marley (a la sazón conductor de la ceremonia) o a Marcelo Tinelli?
Otros rubros ofrecen a primera vista la incógnita de un resultado muy incierto: magazine (con la muy comentada y confirmada ausencia de Mariana Fabbiani, responsable de uno de los ciclos nominados, El diario de Mariana), conducción femenina (¿recibirá otro nuevo galardón Mirtha Legrand?) y programa periodístico (¿Animales sueltos? O ¿Debo decir?). Bake Off debería llevarse el Martín Fierro al mejor reality, aunque es posible que el renovado Cuestión de peso pueda brindarle visibilidad al flamante canal Net TV, el primer canal abierto inaugurado en la Argentina después de muchísimos años.
Los premios Martín Fierro se transmiten hoy por Telefe. No te pierdas la cobertura minuto a minuto de LA NACION.
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