Quién fue Luisito Rey, el malvado padre de Luis Miguel, que hoy todos aman odiar
Pasó toda su existencia buscando la fama y, paradojas de la vida, a veinticinco años de su muerte todo el mundo habla de él. Luis Rey, el padre del astro de la canción Luis Miguel , es el personaje más odiado por quienes siguen, semana a semana en Netflix , la miniserie que recrea la vida del cantante. Y si bien siempre se supo que la relación entre ellos fue complicada, la ficción, que cuenta con el visto bueno de "Micky", revela una serie de hechos que convierten al músico español en un malvado de telenovela mexicana, con todas las letras.
Tanto es el rechazo que genera en los seguidores de Luis Miguel: La Serie, que en México se pusieron de moda las remeras con una caricatura suya y la consigna "Te odio, Luisito Rey". Gran parte de la responsabilidad de que el personaje haya "pegado" tanto es del genial actor que lo interpreta, el español Óscar Jaenada, pero la crueldad y la vileza de sus engaños, ahora salidos a la luz, tienen tanto peso dramático que se convirtieron en la columna vertebral del programa.
El engaño, desde la cuna
Pero, ¿quién fue realmente Luisito Rey? Fue el hijo menor de los cantantes aficionados de flamenco Rafael Gallego Rey y Matilde Sánchez Repiso. Nació en Cádiz, en 1945, pero la fecha de su llegada al mundo es el primero de los engaños que signarían su vida. Según explica Javier León Herrera en su libro Luis Miguel, la historia: La verdad sobre la vida del cantante: "Su familia no tuvo rubor alguno en reconocer que a pesar de haber nacido un 28 de junio, la fecha falsa que constaría de manera oficial para la posteridad en sus documentos sería la del 2 de julio, para verse beneficiados de una ayuda social".
Algo parecido ocurriría con Luis Miguel. Si el pequeño prodigio iba a convertirse en "el Sol de México", el hecho de que hubiese nacido en Puerto Rico sobraba. Por eso, Luisito Rey decidió falsificar la partida de nacimiento de su hijo mayor e inventar que había nacido en Veracruz.
Pero si Luisito Rey ya estaba familiarizado con las mentiras, también comenzó desde muy pequeño a relacionarse con el mundo de la música. Y, al igual que haría luego él con Luismi, fue obligado por sus padres a adentrarse en ese universo. Según explica León Herrera, "el sueldo como farolero del padre de familia era escaso, la madre intentaba ayudar con trabajos domésticos. La situación (...) se complicaría cuando Rafael, el padre, enfermó y perdió el empleo, con una incapacitación perpetua que mermó los ya de por sí limitados ingresos". Frente a esa desesperante situación, fue su madre quien lo empujó a ganar sus primeras monedas, siendo aún un niño".
También lo anotó en un concurso organizado por una estación de radio de Cádiz que Luisito terminaría ganando. Fue allí que cambió momentáneamente su nombre por el de Luis Gasán y, apenas un tiempo después, se incorporaría al grupo Los Joselitos del Cante, con los que se iría de gira por toda España.
En 1954, fue su madre, también, quien decidió que era hora de dar un paso más allá. Por eso, armó sus valijas, tomó a su hijo menor de la mano y viajó hacia Madrid. Pero el éxito no llegó y al poco tiempo volvieron a desplazarse, esta vez hacia Barcelona. La idea de Matilde seguía siendo que su niño triunfara o que, al menos, su talento sirviera para darle de comer a toda la familia.
Un muchacho y una guitarra
Pero más allá de que fueron sus padres quienes decidieron introducirlo en el mundo de la música, desde muy pequeño Luis había dado muestras de su talento. A los 8 años, ya había grabado su primer disco y estaba tan familiarizado con los escenarios como con las estaciones radiales, a las que Matilde nunca dejó de llevarlo.
A pesar de ese talento, de su esfuerzo y de la fuerte presión de su madre, esa fama exorbitante nunca llegó. A mitad de los años 60, en plena adolescencia y ya con el seudónimo de Luisito Rey, se dedicaba a presentar versiones en español de éxitos del rock y pop inglés y estadounidense, y a adaptar en clave de twist a clásicos del flamenco. Sin embargo, nada de eso lo hacía feliz. Lo que él más disfrutaba era componer sus propias canciones y así fue como comenzó a poner cada vez más empeño en aquella tarea, hasta que el reconocimiento finalmente llegó con su tema "Frente a una copa de vino".
Su odio por la Argentina
En la serie queda claro que Luis odia tanto a la Argentina como a los argentinos. A muchos les habrá llamado la atención esa aprensión, pero tiene un motivo. Cuando tenía apenas 9 años, en una de esas audiciones radiales a las que lo llevó su madre, conoció a la promotora de artistas Herminia López. Aquella mujer argentina prometió llevarlo a su país para convertirlo en una estrella. Así, a esa temprana edad, Luis abandonó a su familia y viajó con López a Buenos Aires. La promesa, claro, nunca se cumplió. Según él mismo se encargó de contar más de una vez, aquella mujer no sólo no giraba dinero a su familia sino que tampoco se ocupaba de satisfacer sus necesidades básicas.
Fue así que, según Herrera, Luis "acabó escapándose de la casa donde se alojaba y huyendo del Río de la Plata. Regresó a España como polizón de un barco mercante luego de dos años de una tormentosa relación con Herminia López".
Sin embargo, años después volvería al país. Hay registros que aseguran que en 1961 realizó al menos dos presentaciones junto al grupo liderado por Pedrito Rico, una en Radio Belgrano y otra en Radio Bahía Blanca. En 1967, además, se presentó como solista en aquella ciudad del sur de la provincia de Buenos Aires. Por aquellos años, conocería a la madre de sus hijos, Marcela Basteri.
Historia de un clan
Si bien en la serie no tienen demasiada importancia, en la vida real sus hermanos mayores fueron determinantes. Fueron ellos quienes lo iniciaron, desde pequeño, en los vicios con los que terminaría lidiando durante toda su vida.
León Herrera explica: "Era un cantante andaluz y un virtuoso intérprete de la guitarra, desconocido del gran público en su tierra española. Decidió probar fortuna en el continente americano, pero la escasa relevancia de sus composiciones, su complicado carácter y su afición a los vicios mundanos lo llevaron de fracaso en fracaso. Siempre de la mano del clan de sus inseparables hermanos mayores, emprendió una vida más propia de granujas que de artistas, llena de engaños y más de una acusación de estafa".
José Manuel, conocido por todos como Pepe, se movía con muchísima habilidad en todo tipo de ambientes. Además de haberse nutrido de los tugurios y las calles de su Cadiz natal, había luego recorrido el mundo a bordo de un barco, en el que trabajaba como ayudante de cocina. El fue marcando el rumbo de su hermano menor y adentrándolo en el arte del engaño.
Paradójicamente, sus hermanos fueron también quienes luego desenmascararon algunas de sus mentiras. La historia oficial reza que en 1962 Luis contaba con cierta fama dentro de España y que sus canciones resultaban molestas para la dictadura franquista. Por eso, el muchacho decidió exiliarse en París. Pepe y Vicente, sin embargo, aclararon en más de una oportunidad que la huida del menor de los Gallego no tuvo que ver con un acto de censura sino con su deseo de no realizar el servicio militar y con que era perseguido por la Justicia tras varias causas por "injurias y blasfemias".
Como ocurre con casi toda su vida, su estadía en la Ciudad Luz puede ser retratada de distinta manera, de acuerdo a quién la cuente. La versión más benévola dice que su talento era reconocido por artistas de la talla de Edith Piaf, Yves Montand o Charles Aznavour. La otra, que para mantenerse tuvo que seguir apelando a los engaños.
Uno de ellos tiene como protagonista a Pablo Picasso. Cuenta la leyenda que el mítico pintor quedó maravillado al ver a Luis tocando la guitarra en el Café Olympia. "Quedó impresionado con la interpretación de su paisano andaluz al grado de decir que era 'un escalofrío lo que se escuchaba'. La coincidencia con el artista universal fue convenientemente utilizada por Luisito para intentar abrir puertas, incluso llegaba a exhibir un dibujo hecho a trazo de lápiz, donde se veía su silueta junto a la guitarra y abajo la presunta firma de Picasso. Era un dibujo falsificado", asegura León Herrera.
Lo que sí está claro, es que fue Pepe quien ayudó a su hermano menor a huir clandestinamente de España, adulterando su pasaporte. "Era el cerebro que complementaba el genio de su hermano pequeño, al que ayudó para su huida clandestina de España y al que representó en calidad de manager cuando decidieron, luego de la ruina que se les venía encima en París, cruzar nuevamente el charco rumbo a la Argentina para probar fortuna", cuenta el autor de la biografía del cantante. León Herrera asegura, además, que "a Pepe lo señalaban fuentes muy solventes como el enlace en México con negocios de dudosa legalidad en la frontera de El Paso, Texas" y que fue quien hizo los arreglos para que la familia de su hermano se instalara primero en Puerto Rico y luego en México.
Fabricante de mentiras
Ya en Argentina, fue Pepe quien se encargó de conseguir que la carrera de su hermano despegase y lo logró con relativo éxito cuando el tema "Frente a una copa de vino" se hizo momentáneamente conocido. En Buenos Aires, por primera vez en algún tiempo, coincidieron los tres hermanos. El tercero de los Gallego era Vicente, otro bohemio sin ninguna actividad fija que también quería hacerse de un espacio en el mundillo artístico.
Las reuniones sociales de los tres hermanos en la Argentina, "donde no faltaba la paella del mayor de los Gallego y el cante de Luis, abrieron puertas en noches eternas donde el alcohol y las drogas daban paso a continuos amaneceres", indica el autor. Y fue allí, en Mar del Plata, donde a finales de los años 60, Luis conoció a Marcela Basteri, una hermosa muchacha italiana. Basteri había nacido en Carrara, pero se había mudado junto a su padre y su madrastra a aquella ciudad balnearia en 1946. El flechazo entre ellos fue tan potente que, al poco tiempo, ya estaban viviendo juntos. Claro que antes, Marcela debió prestarse a ser cómplice de la primera mentira de quien sería el padre de sus hijos: para lucirse junto a ella en el ambiente artístico en el que frecuentaba, Luisito inventó que Marcela era "una importante actriz italiana".
Varias fuentes indican que comenzaron a convivir a fines del 68, pero lo cierto es que un año después Basteri ya estaba esperando a su primer hijo. Como ocurre aun con los datos más simples en esta intrincada historia, nadie puede asegurar con precisión si pasaron o no por el registro civil. Lo que sí quedó documentado es que, para conquistarla, Luis hizo gala de todos sus encantos, entre ellos, escribir para ella la canción "Marcela" que luego Luis Miguel grabó en su disco Directo al corazón, en 1982.
A partir de ese momento, comenzaron a viajar sin rumbo fijo. El primer destino fue Puerto Rico. Allí, el 19 de abril de 1970 nació Luis Miguel Gallego Basteri. Los motivos de la elección del nombre también despiertan controversia. Mientras el músico español decía que era un homenaje a su "gran amigo", el matador de toros Luis Miguel Dominguín, muchos niegan que esa relación haya siquiera existido.
Debido a sus engaños, su mal carácter, sus distintas adicciones y a los constantes conflictos con empresarios y representantes, la familia se vio obligada a seguir con su vida nómada. Después de vivir un tiempo en Puerto Rico, se mudaron primero a los Estados Unidos, luego a España y por último, ya nacido su segundo hijo, Alejandro, recalaron en Veracruz, México.
Padre coraje
Es en este punto en el que comienza la serie. Sin un peso y viviendo de prestado en la casa que les cedió su entonces amigo Andrés García, Luisito debía hallar otra manera para sobrevivir. Y en la voz y el talento de su hijo mayor encontraría esa solución.
El mismo García relató cómo Luis Miguel debutó como cantante en un cabaret de Ciudad Juarez, ante la insistencia de su padre. Habría sido aquel mítico actor de telenovelas quien le presentó a Rey a un personaje oscuro y todopoderoso de la época, el jefe de policía Arturo Durazo, quien manejaba, además, el negocio del narcotráfico en México.
El 12 de marzo de 1980, con 12 años, Luis Miguel debutaba en un canal de televisión de Ciudad Juárez. "Quiero que sepan que jamás le dije al niño 'canta' o 'se artista' (...). El dijo un día 'quiero ser artista, papá, quiero cantar', y lo escuché hace tres meses. Y no me siento con el valor para decirle que no. Yo no soy dictador, ni siquiera en mi casa. Si el niño es artista, es porque nació artista", decía Luisito Rey, que acompañó con la guitarra a su hijo en aquella presentación.
Ese primer show habría llegado como un favor de Durazo, el oscuro personaje que también movió sus hilos para que Micky cantara aquel único éxito de su padre, "Frente a una copa de vino" en Televisa. La suerte de la familia había comenzado a cambiar.
Contigo, yo perdí
Que Luis Miguel pasó de ser un niño prodigio al cantante más festejado de América Latina ya es sabido. Lo que la serie retrata, en todo caso, es cómo su padre fue capaz de todo para conseguir a través de ese hijo aquello que él nunca supo o pudo lograr.
Lo primero que hizo fue obligarlo a abandonar las inflexiones castizas y argentinas que el niño tenía al hablar y también le indicó que debía mentir sobre su nacionalidad. Luego, lo llevó a cantar a cabarets y locales nocturnos. Para que pudiera ensayar, lo hizo abandonar el colegio. Y para poder continuar con su vida licenciosa en las giras del muchacho, lo hacía encubrir sus engaños amorosos.
A pesar de que Luis Miguel odiaba actuar en comerciales y películas, su padre no quería desaprovechar ninguna posibilidad que resultara redituable. Por eso, para que su hijo pudiera encarar todas las actividades lucrativas que él le imponía, comenzó a medicarlo con efedrina. Según Sergio Riesenberg, antiguo director del Festival de Viña del Mar, Luisito le ofreció a su hijo su primera línea de cocaína a los 14 años.
Además, lo obligó a seguir cantando y forzar la voz cuando los médicos recomendaban un descanso durante el paso de la pubertad a la adolescencia. Para él, la solución era más sencilla: el muchacho debía tener sexo. Y por eso lo hizo "debutar" con una prostituta durante una de sus giras. Tampoco habría tenido ningún empacho en ofrecer a su mujer como trofeo para conseguir los favores de algún hombre poderoso.
Su afán por manejar la carrera y la vida privada de su hijo en propio beneficio lo llevó a volver imposible la relación de Luis Miguel con su primer amor, la fotógrafa Mariana Yazbek.
Cuando la carrera de Luis Miguel se convirtió, finalmente, en una mina de oro, su padre comenzó a manejar su dinero, abriendo cuentas a su nombre en Bahamas y Suiza, montando fábricas falsas para lavar dinero y negándose a pagar los impuestos, hecho que puso al joven cantante a un paso de la cárcel cuando cumplió la mayoría de edad.
En su libro, León Herrera afirma que Luis Rey también drogaba a su mujer para aplacarla y poder seguir con sus tropelías sin tener que escuchar sus reproches. Durante esta etapa, luego de dar a luz a su tercer hijo, Sergio, Marcela desapareció misteriosamente. Y para que Luis Miguel y Alejandro no insistieran con buscarla, les hizo creer durante años que estaba enojada con ellos, que había rehecho su vida junto a otro hombre y que no quería verlos.
Y Marcela desaparece
La última vez que se vio a Basteri en público fue el 16 de marzo de 1985 en el Luna Park, cuando Luis Miguel le cantó aquella canción que su padre había escrito para ella cuando la conoció. Un año después, harta del maltrato, la mujer habría decidido separarse. Por eso, viajó a Carrara y se instaló en la casa de su tía Adua junto a su hijo más pequeño.
Si bien para Luis Rey la ausencia de Marcela significaba una vía libre para seguir con sus manejos, sabía que lejos de su área de influencia la mujer podía resultar peligrosa: ella conocía muchos de sus secretos.
Marcela le contó a su tía que viajaría a Madrid para encontrarse con Rey y ultimar los términos de su separación. Además, él le explicó que necesitaba una firma suya para que el joven cantante viajara a Chile, algo que, al parecer, no fue más que una patraña para que ella accediera a verlo.
Efectivamente, en septiembre de 1986, la mujer llegó a España y se encontró allí con su expareja. Luego, ella tenía pensado ir a Santiago para ver a sus dos hijos mayores. Pero jamás llegó, e investigaciones posteriores aseguran que Basteri nunca salió de España: tras el encuentro con Rey, nada se supo sobre ella.
De vuelta al pago
A los 18 años, Luis Miguel decidió que no quería que su padre siguiera manejando ni su carrera ni sus finanzas. Luego de varias peleas y escándalos financieros, Rey volvió a España para instalar en Barcelona una nueva compañía discográfica. Por más que intentó volver a retomar la relación con su hijo mayor, las cosas nunca volvieron a ser como antes.
Sin la mina de oro que había logrado explotar, el éxito volvía a resultarle esquivo. Su compañía nunca despegó y su adicción a las drogas y al alcohol era ya incontrolable. La madrugada del 20 de noviembre de 1992, luego de una noche de excesos, Rey debió ser internado de urgencia. Así empieza la serie, con un llamado alertando sobre esta situación a un crecido Luis Miguel que está a punto de salir al escenario en Paraguay.
Si volvieron a verse luego de eso, es un misterio. Hay versiones que aseguran que sí y otras que niegan que haya existido un nuevo encuentro. Lo cierto es que, el 10 de diciembre de 1992, a los 47 años, Luisito Rey murió, llevándose a la tumba varias respuestas que aún hoy le quitan el sueño al divo de la canción.
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