Quién es Stephen Colbert, el "salvador" de la TV norteamericana
El humorista y conductor reemplazará a partir de hoy a David Letterman, en el tradicional ciclo de medianoche The Late Show; se podrá seguir por YouTube
NUEVA YORK (The New York Times). Todo ocurrió un lunes por la noche, hace un par de semanas, en la terraza del Ed Sullivan Theater de Nueva York. Allí, subido a una escalera y megáfono en mano, el comediante y escritor Stephen Colbert observó desde arriba a los 200 empleados del programa The Late Show, de la cadena CBS, que se habían reunido para celebrar.
Instantes después, el líder de la banda de Colbert, Jon Batiste, y sus músicos, harían bailar con entusiasmo a los invitados, mientras el zoom de una cámara apostada a lo lejos se iba acercando para capturar unos pocos segundos de esa escena, que serían parte de la apertura del renovado Late Show que hará su debut esta noche en los EE.UU.
Vistiendo un traje color azul acero, Colbert participaba intermitentemente del festejo. Pero ahora, subido a esa escalera, les daba instrucciones sobre dónde pararse y cómo bailar, tan contento de estar a cargo de la fiesta como de ser parte de la misma. "Sigan el sonido de mi voz", dijo con el aire de superioridad que lo caracteriza, y sus palabras reverberaron en el cálido aire de la noche. "Muévanse hacia el hombre que saluda con la mano. Éste es un momento mágico." Colbert se acerca al momento de su metamorfosis, cuando se convierta en el segundo conductor en la historia de The Late Show, programa nocturno emblemático de la cadena CBS, como sucesor de David Letterman.
Tras pasarse una década con el disfraz de comentarista fanfarrón y ultraconservador en el ciclo The Colbert Report, este hombre de 51 años se prepara para el mayor truco de magia de su vida. ¿Podrá sacarse la máscara de mordaz ironía y convertirse en ese genial maestro de ceremonias necesario para conducir un programa de trasnoche? ¿Y podrá hacerlo sin sacrificar la irreverencia y la erudición que hicieron de su serie en Comedy Central un esperado antídoto contra una época políticamente tóxica?
Si bien a Colbert le ha ido bien en el segmento nocturno, la TV de la trasnoche se ha vuelto mucho más competitiva desde que fue elegido como sucesor de Letterman, hace un año y medio. Ahora, se espera que al menos iguale, o incluso supere, a sus amistosos rivales, como Jimmy Fallon con su Tonight Show de la NBC (aquí se ve por DirecTV), y Jimmy Kimmel con su Jimmy Kimmel Live de la ABC, quienes han logrado romper el formato familiar de los talk shows y hacer que los contenidos que se viralizan en la web pasen a ser una parte indispensable de los programas nocturnos.
Colbert le aportará a ese mercado tan competitivo su consabida agudeza política, pero no podrá sobrevivir solamente con la audiencia de jóvenes insomnes y rebeldes que sintonizaban The Colbert Report. Tendrá que extender su alcance, y de una manera que se ajuste a su comicidad ecléctica y cerebral. Ese es el rompecabezas que Colbert y sus colegas han analizado durante el receso del programa, por más que ahora estén convencidos de haberlo resuelto. Dicen que si se observa con atención, el personaje "Stephen Colbert" que se dedicaba a dejar expuesta la hipocresía contemporánea con un guiño y una mueca no es demasiado distinto de Stephen Colbert a secas, sin entrecomillado, que aparecerá todas las noches por CBS.
Hace unas semanas, al recordar el momento en que empezaron los preparativos para el nuevo The Late Show, Colbert dijo que al principio decidieron no dar nada por sentado. "Teníamos que estar dispuestos a sacar todo lo que no sirviera del viejo programa. Y lo que descubrimos es que efectivamente, nuestro sentido del humor es nuestro sentido del humor.
La diferencia clave, señaló Colbert, es que ahora pueden presentar esa clase de humor "en un formato que no implique un combate a muerte sobre el futuro de nuestra cultura". Como dijo Jon Stewart, el ex conductor del Daily Show y productor ejecutivo de The Colbert Report, "Lo que hacía que el personaje de Colbert funcionara era lo que Stephen tenía para esconder, es decir: su humanidad". Ahora, dice Stewart, "en vez de sacarse la máscara y revelar un monstruo, lo que vemos es que en realidad, es un hombre increíblemente adorable y talentoso". La forma exacta que tomará su Late Show será materia de ajustes hasta el momento en que llegue a las pantalla, después de un verano boreal durante el cual Colbert y su equipo se la pasaron preparando material original online sin tener aún un programa de televisión donde mostrarlo. Como dijo Colbert, "Es imposible descubrir un producto antes de ponerse a realizarlo".
Colbert mantiene en secreto muchos de los detalles del nuevo show. (Cuando un periodista le dijo que suponía que el programa abriría con un monólogo, Colbert le retrucó: "¿Seguro? ¿El monólogo lo va a hacer usted?") Pero en sus fragmentos cómicos grabados, Colbert sigue presentándose a sí mismo como un personaje seguro de sí mismo, aunque descuidadamente olvidadizo, libre ahora de explorar el mundo sin ceñirse a los titulares de los diarios.
Colbert es rápido, áspero y locuaz incluso cuando no hay cámaras cerca. Usa palabras como "catarsis" en su lenguaje cotidiano y es capaz de pronunciar sin titubeos el nombre de la deidad mesoamericana Quetzalcóatl. También puede ser ligeramente arrogante: antes de ausentarse de la oficina durante dos semanas para recorrer el país y mantener varias reuniones, les advirtió a sus colaboradores que "Hoy es el día en que respondo todas las preguntas que tengan para mí". Colbert asegura que ese es el tipo de determinación que exige su línea de trabajo, no sólo para tomar las mil y una decisiones que le presentan todo el tiempo, sino porque en su máxima expresión, un programa de trasnoche debe ser la pura manifestación del conductor y su equipo. "Uno puede hacer lo que quiera con el programa", dijo. "No hay espacio para que la cadena llegue y diga cómo tiene que ser, porque el programa no es más que un conductor en su escritorio, y el conductor necesita rodearse de lo que necesita rodearse".
Aunque The Colbert Report tiene garantizado su lugar en los anales de la sátira política, cuando arrancó, en 2005, su destino era de lo más incierto. Pero el programa logró imponerse y ganar 6 premios Emmy gracias a una combinación de buena suerte y hechos concretos: una cáustica sátira de George W. Bush hecha en la propia cara del entonces presidente, una serie de episodios grabados en Irak.
Colbert ya tenía decidido no seguir con ese programa incluso antes de diciembre último, cuando finalizaba su contrato con Comedy Central. "Necesitaba un cambio, por mi propio crecimiento", explicó, y agregó que tenía "tres buenas ideas" para su futuro inmediato, aunque se negó a detallarlas. ("Si lo cuento, alguien seguro me gana de mano.") Stewart, que también dudaba si seguir o no con "The Daily Show", dijo haber charlado varias veces con Colbert sobre la situación similar que atravesaban ambos. "Muchas veces incluso hablamos de dejar todo para irnos a Broadway a hacer Rosencrantz y Guildenstern están muertos."
Letterman anunció su retiro del "Late Show" en abril de 2014. Después de 22 años, la CBS se vio de pronto obligada a buscar un nuevo presentador para su segmento de trasnoche. Allá por el 2002, la cadena ya había sondeado a Stewart como potencial presentador del programa, para resguardarse ante la posibilidad de que Letterman se pasara a la ABC. Pero en ese momento, la CBS no tenía un plan formal para la sucesión, según cuenta Leslie Moonves, presidente y director ejecutivo de CBS.
Así y todo, dice Moonves, "No hace falta ser astrofísico para saber cuáles son las opciones y a quién recurrir su pasa algo. La lista de nombres posibles la conocemos todos". Y agregó: "Sé que hay mucha gente que pedía a gritos que contratáramos a una mujer, o a alguien distinto. Son todas cosas que en su momento consideramos". Pero no bien se enteraron de que Colbert estaría disponible, supieron que "No había nada mejor que eso", señala Moonves.
Para la CBS, Colbert hace pensar en lo mejor de Letterman, "el hombre más rápido e inteligente que hay, y esa inteligencia hacia que el humor se disparara." Y para Colbert, la idea de suceder a Letterman –uno de sus ídolos cómicos, junto a Steve Martin y George Carlin– resultaba irresistible. "Lo único que me parecía realmente un ascenso era que me ofrecieran reemplazar a Dave", confiesa Colbert.
La influencia que tiene Colbert en la CBS le han permitido vivir un par de momentos de pura realización personal, como el día en que visitó secretamente a Letterman en sus oficinas del Ed Sullivan Theater para aprender, en esencia, como conducir The Late Show.
"Le pregunté cosas como dónde pararme exactamente en la sala, en qué lugar hablar con los productores, y demás", dice Colbert. "Al parecer, nadie le había preguntado nunca esas cosas. ¿Y quién me iba a preguntar eso?, me respondió Letterman". Colbert agrega que además, el veterano conductor le enseñó cómo funciona el montacargas. "No soy capaz de decidir a dónde ir a comer o qué película ver, dónde irme de vacaciones o qué ropa usar: nada", dijo. "Pero el programa es fácil, porque en el programa, puedo ver más allá de mí mismo."
Dave Itzkoff
(Traducción de Jaime Arrambide)