Queremos tanto a Lucy
Hoy se cumplen 50 años del estreno de "Yo quiero a Lucy"
Hace exactamente medio siglo que Lucille Ball comenzó a sembrar el camino que la consagró hasta hoy, aunque hayan pasado doce años desde su fallecimiento, como la indiscutida primera dama de la comedia televisiva norteamericana. El 15 de octubre de 1951, la cadena CBS puso en el aire, a las nueve de la noche, el primer episodio de media hora de una serie que haría historia por más de un motivo. "I Love Lucy" ("Yo quiero a Lucy") perdura aún en nuestros días como el modelo por seguir a la hora de realizar una sitcom (situation comedy), la fórmula de comedia en TV que, en sus múltiples versiones contemporáneas (de "Friends" y "Seinfeld" a "Mad About You" y "The Nanny"), es seguida también en la Argentina por franjas muy fieles y considerables de público.
El lanzamiento de "Yo quiero a Lucy" en Estados Unidos tuvo lugar dos días antes de la primera transmisión de TV en la Argentina, pero las risueñas andanzas de Lucy Ricardo y su esposo Ricky (encarnado en la ficción por su marido en la vida real entre 1940 y 1960, el cantante cubano Desi Arnaz) sólo llegaron a nuestro país siete años después, aunque con otro título: "Te adoro, Lucy". Según observa Jorge Nielsen en su libro "Televisión argentina 1951/1975. La información", la llegada masiva de series a la programación local, en 1958, se produjo "en consonancia con la apertura a capitales extranjeros" en el medio. Ese mismo año se conocieron, entre otras, "Papá lo sabe todo", "Jim de la selva" y las aventuras de Lassie y de Rintintín.
Fuerza de estrella
"Yo quiero a Lucy" hizo historia por más de una razón, que seguramente tendremos que agradecerle al empeño, la intuición y la perseverancia de la propia Lucille Ball. A fines de la década del 40 ella había convencido a CBS para llevar a la televisión la exitosa comedia radiofónica "Mi esposo favorito", que protagonizaba junto a Richard Denning. Pero planteó dos exigencias: que fuera su propio esposo el que hiciera ese papel en la ficción y que su productora se encargara de hacer el show en Los Angeles en vez de Nueva York, como era habitual en esos tiempos.
Los ejecutivos de CBS, casi a regañadientes, terminaron aceptando el planteo después de que Lucy ensayó varias escenas ante el público junto a Desi y financió con 5000 dólares de su bolsillo la grabación de un programa piloto. Ya en el aire, "Yo quiero a Lucy" fue la primera serie que se grabó frente a público en vivo, que utilizó tres cámaras en forma simultánea (una fórmula técnica que marca hasta hoy la producción de sitcoms), que fue producida por una empresa de TV independiente y que se filmó en la costa este norteamericana.
Las peripecias de Lucy, decidida a toda costa a ingresar en el mundo del espectáculo mientras su esposo, líder de la banda musical del club Tropicana, se empeñaba en que ella sólo fuera un ama de casa, inmediatamente conquistaron al público tanto como las vicisitudes de la pareja junto a los Mertz (Vivian Vance y William Frawley), sus vecinos y mejores amigos en una casa de departamentos ubicada en la calle 68 Este, de Manhattan.
A tal punto llegó la identificación de una audiencia multitudinaria con estas figuras televisivas que, en 1953, la llegada al mundo televisivo del primer hijo del matrimonio en la ficción (el pequeño Ricky) se produjo la misma noche en que Ball daba a luz al segundo vástago de su matrimonio real. Lucy había incorporado por primera vez en la historia de la TV un embarazo como tema de ficción. Y decidió hacerlo mientras vivía realmente esa situación, rompiendo un tabú que regía hasta entonces. La expectativa fue tan grande que el episodio del nacimiento, emitido el 6 de enero, tuvo más rating que la ceremonia de asunción, al día siguiente, de Dwight Eisenhower como presidente norteamericano.
"Yo quiero a Lucy" no sólo se convirtió en un éxito extraordinario hasta su salida del aire, en 1957, como serie semanal. La astucia empresaria de Desilu (la productora creada por Ball y Arnaz) llevó a grabar los episodios en vez de realizarlos en vivo, lo que permitió disponer de ellos para que fueran repuestos en cualquier oportunidad o, doblaje mediante, para que se emitieran en todo el mundo. Cuando el matrimonio resolvió separarse, en 1960, Ball se convirtió en la presidenta de una compañía que facturaba al año 25 millones de dólares y luego produjo series como "Viaje a las estrellas" y "Misión imposible".
Después llegaron otras series ("El show de Lucy", "Aquí está Lucy"), pero la primera fue inigualable. De lunes a viernes, a las 14, con repeticiones a las 5 del día siguiente, la señal de cable Uniseries emite los capítulos de "Yo quiero a Lucy" grabados entre 1951 y 1957. Es una oportunidad inmejorable para ejercitar la nostalgia, para regocijarse con algunos gags impagables o simplemente para conocer un ciclo que marcó a fuego la historia grande de la televisión.