¿Qué nos enamoró de Avenida Brasil?
Envuelta en la misma expectativa que la convirtió desde diciembre de 2013 en la preferida del público argentino, la telenovela cerrará su ciclo pasado mañana, en el Luna Park
Ya está a la vista el final del camino. La travesía por Avenida Brasil resultó larga, sinuosa, llena de accidentes, retrocesos, avances rápidos, cambios de velocidad, frenos y aceleraciones. A veces, para llegar, los pasajeros fueron obligados a tomar más de un atajo y en otras ocasiones quedaron desconcertados por las señales equívocas que aparecían al costado de la ruta. Pese a todos los obstáculos, nadie se apartó de la senda y la meta aguarda a todos los que quieran conocer el desenlace de esta historia de amores y venganzas, la preferida del público argentino. Será pasado mañana, en el Luna Park.
La capacidad del estadio de Corrientes y Bouchard estará colmada. En apenas una hora se agotaron anteayer las entradas que Telefé distribuyó para que los fans puedan participar de lo que es ya un ritual clásico para el cierre de una telenovela de éxito. En este caso, la expectativa crece porque esa multitud compartirá el desenlace con cuatro de las figuras de Avenida Brasil: el popularísimo Caua Reymond (Jorgito), Alexandre Borges (Dudú), Vera Holz (Ma Lucinda) y Marcos Caruso (Leleco), con la conducción de Marley.
Esta esperada despedida corona un monumental éxito televisivo para Telefé, que desde el 16 de diciembre de 2013 hasta aquí se apoyó en los números de la telenovela para legitimar sus aspiraciones de liderazgo en la carrera por el rating. Siempre lideró con comodidad las mediciones de audiencia en su franja original, la vespertina, dentro del espacio Historias de corazón, y lo mismo ocurrió cuando Telefé, a fines de abril, movió sus tramos decisivos al prime time nocturno, para hacerle sombra al regreso de Marcelo Tinelli. Desde entonces, cada vez que compitieron mano a mano, Avenida Brasil le ganó en el rating a ShowMatch. Tan fuerte era el filón y más fuerte aún el interés del público que el canal aprovechó hasta la última gota de esta nueva variante del clásico relato de El conde de Montecristo transformado en una mina de oro televisiva.
"Lo más importante no fue la historia de amor, sino la historia de venganza", reconoció hace poco Leticia Isnard (Ivana Araujo en la tira) al intentar una explicación de un éxito extraordinario que desde su país de origen se replicó en todo el mundo. Avenida Brasil se vendió a 125 países y fue traducida a 18 idiomas.
La historia de Nina (Debora Falabella), la niña arrojada a un basurero por su cruel madrastra Carmiña (Adriana Esteves) y su paciente armado de venganza se transformó en irresistible. "Las familias son muy parecidas en cualquier parte del mundo y además Avenida Brasil habla de temas universales, como el amor y la venganza. Por eso hay ingredientes para conquistar al mundo entero", reconoció Falabella. En el caso argentino había un interés adicional: en la apasionante trama escrita por Joao Emanuel Carneiro es una familia argentina la que rescata a la pequeña Nina y la lleva a vivir a nuestro país. Nuestro Jean Pierre Noher, de afirmada carrera en tierras brasileñas, hizo mucho con su papel para que el público local también consolidara su compromiso con el relato.
A la vez, Avenida Brasil hizo historia en su país: su público la apoyó incondicionalmente desde el vamos porque encontraba allí por primera vez el reflejo de un cambio social que se transformó en revolucionario desde una mirada televisiva: por primera vez una telenovela del horario central subrayaba el protagonismo de las nuevas clases medias brasileñas y dejaba de lado a los ricos como ejes de la trama. "Después de mucho tiempo hemos vuelto a usar las calles como escenario", reconocio Reymond, que el último martes fue saludado fuera de protocolo por la mismísima Dilma Rousseff en el acto oficial de anuncio de un plan de fomento audiovisual del Gobierno que ella preside.
Es otro triunfo de la Rede Globo, el multimedio que para The Economist es la empresa más poderosa de Brasil. La telenovela completa costó 91 millones de dólares y Globo ganó con ella casi 1000 millones. Le toca ahora a Telefé, que pagó casi un millón y medio de dólares por los derechos, celebrar pasado mañana su éxito en la Argentina con un final a toda orquesta.