“Politichef”: demasiadas promesas y muy poco tiempo en el aire

Ya había pasado casi una hora desde el comienzo del primer viernes de ShowMatch cuando Marcelo Tinelli dijo por cuarta o quinta vez que “Politichef” estaba por arrancar en cualquier momento. La última promesa llegó con una frase que buscaba recargar un poco más las demoradas expectativas. “Se viene algo que va a hacer mucho ruido”, dijo el conductor sobre la parodia de MasterChef Celebrity con los imitadores de las principales figuras de la política argentina que desde hace algún tiempo se promociona como la única innovación genuina del regreso de Tinelli a la televisión.

Cuando finalmente “Politichef” se puso en marcha lo poco que podía tener de novedoso ya había sido revelado un rato antes por Tinelli en el cierre de Telenoche: la prolija, detallada y vistosa escenografía armada en el estudio principal de ShowMatch casi a imagen y semejanza del reality de cocina que emite Telefé.

Lo demás se quedó en promesas. Lejos de ser el eje del programa, un espacio con peso propio capaz de justificar todo lo que se venía anticipando, “Politichef” funcionó apenas como un segmento más, breve y deshilachado, del primer “especial” de humor del ciclo 2021 de ShowMatch.

Con el tiempo sabremos si el “Politichef” tendrá la superficialidad de este debut o saldrá a buscar alguna identidad propia como sketch. El impecable diseño escenográfico, con las “islas” en donde los políticos parodiados cocinan resultó decorativo en el más estricto sentido del término. Apenas sirvió para que Fredy Villarreal, disfrazado como el presidente Alberto Fernández, mostrara su predisposición para improvisar con la ayuda de unas tapas para empanadas.

Los problemas aparecen cuando los actores y humoristas encargados de las imitaciones se presentan con rutinas, gestos y chistes que podrían funcionar igual en cualquier otro escenario. Es lo que ocurrió anoche en el primer “Politichef”. Daba lo mismo que estuviesen allí o en medio de las competencias de La Academia, como ocurrió hace algunos días con las primeras apariciones de Cristina Kirchner (imitada por Fátima Florez) y Mauricio Macri (imitado por Villarreal).

El “Politichef” arrancó con seis participantes. Vimos una vez más a Florez en la imitación ya conocida, eficaz y largamente probada de la actual vicepresidenta. También a Martín Bilyk y Juampi González compartiendo la misma “isla” como Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli, respectivamente, casi sin tiempo para el lucimiento. Descubrimos con la misma brevedad a Milton Re como Ginés González García. Y entre todos ellos merece una mención Iván Ramírez, que en pocos minutos le dio a su imitación de Axel Kicillof una expresión y un tono de voz muy logrados.

Cada uno se limitó a hacer lo suyo en un espacio que por todos lados aparecía como una gran invitación para el intercambio y la interacción. Sin embargo no hubo nada de eso en un sketch que terminó demasiado rápido. Fue muy poco si lo comparamos con todo el tiempo que Tinelli dedicó a promocionarlo. Si “Politichef” es valorado a priori como el segmento más importante de los viernes de ShowMatch, como un espacio que “va a hacer mucho ruido”, debería de aquí en adelante disponer de más horario propio.

¿Será eso posible en una emisión de menos de dos horas cargadas de homenajes y reivindicaciones al humor del viejo ShowMatch? Son demasiadas rutinas juntas que exigirán una cuidada administración del tiempo. Va a ser algo difícil si Tinelli insiste en tener en ambos extremos de su escritorio central una corte de 16 cómicos, a razón de ocho por cada lado. Todos son hombres, lo que ratifica una vez más –por si hacía falta- que el ADN del humor de ShowMatch responde a una identidad varonera y a un modelo de diversión propio de quienes se reencuentran de grandes para recordar travesuras de adolescentes, viajes de egresados, bromas pesadas y frases de doble sentido.

Es lo que pasó en el regreso del Show del Chiste, con una participación (la del humorista mendocino Cacho Garay) que también pareció darse por terminada antes del remate, y más de una grosería. ¿Qué mujer festejaría un chiste tan gratuito en su vulgaridad como el que contó Pachu Peña vestido de alemán? A modo de consuelo estuvieron Karina y Patricia Sosa en la versión aggiornada de Los Raporteros, uno de los pocos momentos que despertó la atención. El resto de los invitados fueron figuras de El Trece. Humor y publicidad institucional.

En verdad, pareció que el corazón de ShowMatch no estaba en “Politichef” sino en el regreso de las cada vez más aburridas “cámaras cómplices”. Desde San Carlos de Bariloche, con una producción digna de mejores causas, el mediático Martín Baclini fue expuesto a una burla que terminó aceptando a cambio de la promoción gratuita de su emprendimiento, minutos de exposición en la pantalla (siempre vienen bien en esos casos) y una notebook. Después pasó algo parecido, pero más suave, con personas anónimas “gastadas” por Villarreal en el retornado segmento “Parking System”.

Con un cierre musical que promete repetirse, un Tinelli arremangado y con excesos de euforia en cada presentación conservó como siempre la centralidad. Todo volvió a orbitar alrededor de su persona, incluyendo agradecimientos y dedicatorias en cada uno de los segmentos. Nada que no hayamos visto antes. Ni siquiera el “Politichef”, todavía un simple remedo de los tiempos de “Gran Cuñado” mezclado con las imitaciones de los programas de Lanata, aunque con otra ambientación. “Esto es para los que dicen que no tenemos ideas nuevas”, confesó al pasar Tinelli antes de presentar a los imitadores. La realidad lo desmintió casi todo el tiempo.

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