Piel naranja: la novela que hizo 60 puntos de rating y tuvo un trágico y polémico final
Pasaron 45 años y, sin embargo, quienes tuvieron la oportunidad de ver Piel naranja todavía la recuerdan. Escrita por la mágica pluma de Alberto Migré, fue la primera telenovela que tuvo un final trágico, con la muerte de sus tres protagonistas: Marilina Ross, Arnaldo André y Raúl Rossi. Rompió así el esquema del género que, hasta ese momento, siempre había tenido un feliz epílogo, con boda, mucho amor y todos comiendo perdices. También quedó en la memoria el "rojaijú" que se prodigaban Clara (Ross) y Juan Manuel (André) mirándose a los ojos y que, en guaraní, significa "te quiero".
Grabada en blanco y negro -porque aún no había llegado a nuestro país la televisión en colores- cuentan que se paraba el país para verla, todos los viernes en el prime time lograban índices de audiencia históricos. Empezó en mayo de 1975, en Canal 13, y tuvo una duración de 32 capítulos, de casi dos horas cada uno. Terminó en diciembre de ese año, con un rating de 60 puntos y fue una de las telenovelas más exitosas de la historia de la televisión argentina.
Con muchos exteriores y un gran elenco -entre quienes se contaba a China Zorrilla, María Valenzuela, Raúl Taibo, Dorys Del Valle, Fernanda Mistral, José María Langlais, Elena Lucena y Carmen Vallejos, entre otros-, Piel naranja tenía también un relator, Julio César Bartón. Además contó con la dirección de Carlos Berterreix y consagró a Marilina Ross como cantante con "Quereme... tengo frío", tema que se convirtió en un éxito.
En una entrevista, poco antes de que la novela saliera al aire, Migré contó por qué eligió el nombre Piel naranja: "Porque es la historia de la piel de un hombre que cambia el destino de una mujer. Naranja porque el hombre es paraguayo y es el olor y el color de Paraguay. Decidí aprovechar el éxito que tuvo Pobre diabla allí para unir a los dos países".
Un anciano, su joven esposa y su amante
"Me apasioné con esa novela, esperaba los guiones ilusionada, como cualquier espectador. No sabía lo que iba a pasar, nadie sabía, ni el autor, que escribía según lo que veía en cada capítulo", señaló Ross hace un tiempo, en una entrevista. "Fue la única novela que hice, y cuando Migré me llamó, yo estaba tranquila porque ya había hecho La Raulito. Tenía el pelo cortísimo. Él me contó que había ido a ver la película y después escribió, en la parte izquierda del libreto, dos páginas enteras hablando maravillas de mi trabajo. Ese libreto iba a todo el mundo, desde el ejecutivo más alto del canal hasta el extra que entra por una puerta y sale por otra. Es un recuerdo de Alberto que guardo con mucho cariño; nos conocimos en esa novela, y nos hicimos amigos entrañables, de ir a comer, de disfrutar las charlas".
La trama de la novela relataba la vida de Clara (Ross), una joven viuda que trabaja en una tienda cuyo dueño, Joaquín (Rossi), también queda viudo y termina proponiéndole casamiento. Ella no está enamorada, pero siente que Joaquín puede ser como un padre, pues ha quedado sola en la vida. Es un matrimonio por conveniencia, sin felicidad. La gran diferencia de edad y los celos del marido hacen insoportable la vida de la joven. Hasta que un día, ella conoce a Juan Manuel (André), un muchacho paraguayo, humilde, dueño del almacén del barrio, y ambos se terminan enamorando.
"Disfruté mucho de Piel naranja, fue un éxito y también un trabajo extraordinario de Migré, que contaba una historia de amor maravillosa. Además se tomó el trabajo de investigar sobre las costumbres paraguayas y el idioma guaraní. Fue una experiencia muy linda", recuerda André, en diálogo con LA NACIÓN. "Fue la primera vez que interpreté a un connacional, y la historia de este triángulo amoroso fue fuertísima. Rossi no era el malo de la historia, era un hombre que sufría por amor y tenía mucha ternura", señala el actor.
"Todavía muchos se acuerdan de 'rojaijú', el ‘te quiero’ que nos decíamos con Marilina. La idea de que yo gritara 'rojaijú' fue de Migré, que se compró un diccionario español-guaraní y terminó hablando mucho mejor que yo", asevera el galán nacido en Paraguay. "En sus novelas los hombres eran más sensibles que en ninguna otra y cada tanto lloraban. Pero hay detalles con los que se arma una carrera: mis personajes eran duros, jamás lloraban", recalca.
André también añade un hito personal que marcó definitivamente su carrera: "Por primera vez protagonizaba en Argentina un paraguayo que se abría camino en la gran ciudad, y eso tiene alguna que otra connotación también con mi vida. Era un personaje romántico que se enamoraba de la mujer equivocada. Fue un éxito enorme".
Amor de ficción y amor de verdad
"El otro día fuimos a comer con Arnaldo y hablamos de Piel naranja", le cuenta Dorys Del Valle a LA NACIÓN, quien interpretaba a la adinerada novia paraguaya de Juan Manuel. "Me acuerdo de una escena que hicimos con Arnaldo en una terraza, con sábanas colgando. Era típico que la gente colgara sus sábanas en la terraza para que se secaran al sol. Una sábana se abría y nos separaba y nosotros nos buscábamos. Muy romántica la escena y con un diálogo en guaraní; recuerdo que Arnaldo me había enseñado algunas palabras. La cuestión es que el final de esa escena era con una palabra que no me salía y dije 'eaeapepé', como Carlitos Balá. Y tuvimos que parar la grabación, todos muertos de risa".
María Valenzuela, en tanto, señala que fue una situación personal la que marcó sus días de grabaciones de la telenovela. "Raúl Taibo y yo habíamos sido novios y habíamos cortado hacía poco tiempo", rememora la actriz. "En la ficción éramos hermanos, éramos los hijos del personaje de Rossi, y Migré nos escribía escenas que parecían de pareja. Por ejemplo: él sentado en un sillón y yo con la cabeza apoyada sobre su regazo, hablando. Y en realidad Raúl no me hablaba porque ya estaba de novio con Mariana Karr".
"Cuando Alberto se enteró que éramos parejita, aprovechó y empezó a crear situaciones, escenas muy cercanas, y no se sabía muy bien el tipo de afecto que teníamos", coincide Raúl Taibo. "Eran situaciones muy hermosas, pero con mucha dificultad para trabajar porque para esa época ya estábamos peleados con María. Y el tema de estar haciéndonos los amorosos, por decirlo de una manera, me traía emociones que no podía contener. Con esta novela tuve mi primera nominación a los Martín Fierro, como revelación del año, con Cecilia Rossetto y Oscar Martínez, todo un honor, y algo deslumbrante para mí", dice el actor.
Otros tiempos, otra tele
Eran otros tiempos. Piel Naranja se grababa una vez por semana, otro día se dedicaba exclusivamente a exteriores, y los otros tres se destinaban a ensayar. Cualquier actor que haya trabajado con Migré podrá dar testimonio de lo estricto que era el autor al momento de exigir que se respeten sus textos, y eso demandaba mucho trabajo detrás de cámara.
"Recuerdo que nos llevábamos muy bien todo el elenco; éramos muy profesionales, responsables y no había tiempo para pavear. Todos éramos muy buenos compañeros de trabajo", apunta Del Valle. "En ese entonces yo estaba casada con Pancho Guerrero, que era director integral, y recuerdo que teníamos que tener en la cabeza los distintos decorados en los que transcurrían las escenas, dónde se ponían las cámaras. Las puestas en escena eran concisas, muy diferente a la televisión de hoy. Y tenías toda la semana para aprender tu texto", explica.
"Los días de trabajo eran interminables porque se grababa una vez por semana. Empezábamos temprano a la mañana y terminábamos tardísimo a la noche; quedaba de cama, pero yo era joven y lo podía bancar. Y de ahí me iba a bailar", cuenta entre risas Valenzuela. "Era un elenco de mucho profesionalismo, respeto. Arnaldo se tentaba en algunos momentos y con algunos actores y Migré lo retaba como si fuera un chico, pero había buen clima de trabajo. Pasábamos el día en Canal 13, como si fuera nuestra casa: almorzábamos, merendábamos y hasta cenábamos ahí".
El final menos pensado
A través de la historia de amor que estaba contando, Migré mostró algo de la cultura paraguaya, sus bailes, sus costumbres, su idioma y sus paisajes, porque también se grabaron algunas escenas en el vecino país. Y es que, cuando Clara y Juan deciden jugarse por su amor, huyen a Paraguay, pero Joaquín los sigue, los encuentra, les dispara y luego también él muere, de un infarto. Un final trágico que sorprendió a todos y dejó contentos a muy pocos.
El propio Migré contó unos años después que "en esa época el programa era muy cuestionado, y hasta se planteaba que era inmoral" porque retrataba un amor furtivo. Había quienes señalaban, incluso, que la telenovela incitaba a cometer adulterio. "Piel naranja fue avanzada para ese momento, no sólo por su final, sino también por los temas que trató, como por ejemplo la sexualidad [el personaje de Rossi era impotente], sumado al contexto histórico que atravesaba el país", señalaba el recordado autor.
"Tuvo un final trágico. No sé si existe otra telenovela del mundo que haya terminado así de mal, porque en ese género siempre se espera el final feliz con casamiento. Aquí no hubo boda sino sangre. Hasta el día de hoy me recuerdan ese final y me preguntan por qué fue tan desdichado", apunta André, quien reconoce que él le sugirió a Migré la idea de un epílogo que fuera contra lo esperado: "Al principio la idea no le gustó mucho, pero le expliqué que yo pensaba que había que dar vuelta la telenovela, que había que mostrar otra cosa, correrse de los lugares comunes. Después de todo, ¿por qué en las novelas tiene que haber un final feliz, si son los finales no felices los que más se recuerdan?".
Valenzuela también coincide en que ese final no contentó al público, y señala que muchos se enojaron por el destino que Migré le deparó a los furtivos amantes: "Un día salió de su casa y, desde un balcón, le tiraron un balde con agua fría. 'Ahí tenés, te lo merecés por haberlos matado', le dijeron. Fue el único autor que mató por primera vez a los protagonistas. Alberto era un transgresor".
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