Peppa Pig: de las polémicas al éxito, la historia de una cerdita que vale miles de millones
No es lo más recomendable, pero puede suceder. En tiempos de cuarentena, los chicos se adueñan de la pantalla chica y someten a los adultos a sus hábitos televisivos. Por este motivo, en los próximos días puede que Peppa Pig se convierta en una integrante más de la familia. Este dibujo animado, que enamoró a niños y niñas alrededor del mundo, esconde la saga de tres creativos que lo dejaron todo por concretarlo y hoy tienen entre manos un proyecto que está valuado en miles de millones de dólares.
Al borde de la ruina
Para los ingleses Neville Astley y Mark Baker, el campo de la animación era difícil. Ambos se habían conocido en los ochenta cuando estudiaban juntos en la universidad Middlesex de Londres y pronto se hicieron amigos. La premisa de llevar adelante un proyecto en común los entusiasmaba, pero no encontraban una idea sólida. Mientras ambos trabajaban en emprendimientos ajenos que no les brindaban ni mucho dinero ni mucho entusiasmo, una observación realizada casi por azar torció el destino de las cosas. Viendo horas y horas de dibujos infantiles, Neville y Mark notaron que no había ninguna serie protagonizada por una nena en edad preescolar. Con esa idea en mente, los amigos fantasearon con una chanchita que vivía feliz junto con su familia y amigos.
El concepto no era innovador, pero los dibujantes confiaban en poder darle a su historia una sensibilidad que captara la atención de los más pequeños, aunque el camino de los sueños está pavimentado con falta de dinero y deudas de todo tipo. Debido a eso, Neville y Mark decidieron recurrir a otro viejo compañero de estudios con el que tenían una muy buena relación: Phil Davies. Él era un productor que cerca del año 2000 también estaba dando sus primeros pasos en la industria. Los amigos le presentaron la idea y Davies consideró que tenía potencial. Los tres se jugaron el todo por el todo, renunciaron a sus trabajos y se focalizaron en su proyecto soñado.
En una entrevista para The Mirror, Neville recordó esos años: "Fue una época muy difícil. Pasábamos mucho tiempo buscando la forma de que Peppa fuera una idea atractiva, y yo en doce meses gané muy poco. Sobrevivíamos en base a nuestros ahorros. En un punto determinado, estuvimos muy cerca de romper la sociedad para buscar un trabajo que nos diera dinero". Para Phil, la situación no era menos dramática: "Me acuerdo ir al supermercado con las monedeas justas. De hecho, imaginate cómo estaba que ni siquiera podía pasar por las góndolas de los productos más caros". Poco tiempo después, el trabajo dio sus frutos y el Canal 5 de Inglaterra mostró interés en el show. De esta forma, en mayo de 2004 se emitió el primer episodio de Peppa the Pig. Así, el personaje más importante de la televisión infantil modelo siglo XXI debutaba en la pantalla chica.
El nacimiento de un culto
Peppa no necesitó demasiado tiempo en pantalla para hacer temblar el suelo británico y con solo un año de trayectoria logró su primer Bafta. Rápidamente comenzó el que resultó ser el verdadero botín del millón de dólares: la venta de merchandising. Distintas empresas de juguetes y todo tipo de artículos infantiles lanzaban en cantidades industriales productos basados en la serie y en un año las ganancias habían alcanzado el millón y medio de dólares. Pero el futuro de la chanchita estaba destinado a superar los cálculos más optimistas del trío de socios que la había creado.
Las aventuras de Peppa, lejos de la fantasía, tienen que ver con la cotidianidad de una nena que quiere divertirse. Se trata de descubrir la vida a través de los ojos de una niña que juega, hace berrinches e intenta comprender cómo funciona el mundo. Es una fórmula bastante común en los dibujos apuntados a los más pequeños, pero hubo un ingrediente que hizo que todo fuera distinto, y ese fue la personalidad de Peppa y su dinámica con su familia y amigos. Los rituales en la casa de la protagonista son los de casi cualquier familia y ahí se encuentra el mayor tesoro de la serie, en que los televidentes pueden verse a través de Peppa. En ese sentido, Phil Davies reconoció: "Hay episodios completos que están basados en mis experiencias familiares, o de mi niñez o de lo que me pasó a mí como papá. Para un capítulo usé una anécdota propia en la que siendo pequeño, con mi hermana se nos ocurrió vender nuestros juguetes para juntar plata para comprar caramelos".
En su propuesta, Peppa esconde una falsa simpleza. El estilo de la animación emula los dibujos que puede hacer un chico, con colores plenos, diseños de personajes simples y una geografía en la que todas las casas quedan en la cima de una colina. Claro que esa sencillez esconde momentos menos transitado en series infantiles porque Peppa es una nena que convive con sus frustraciones y las expresa con naturaleza, no es un modelo de conducta, pero sí es consciente de sus errores.
Un éxito no exento de polémicas
A medida que la popularidad de Peppa crecía a nivel mundial, el show protagonizó algunos conflictos. Uno de los más importantes tuvo que ver en cómo la serie mostraba a los niños andando en bicicletas y en autos. En los episodios iniciales nadie usaba cascos o cinturones de seguridad, algo que ocasionó numerosas quejas y, por ese motivo, dichas escenas fueron retocadas para agregarles esas medidas de seguridad. Luego, en 2010, con Peppa instalada como una referente de la televisión inglesa, el Partido laborista quiso utilizar su imagen para varios anuncios apuntados a las familias, pero sus creadores se negaron rotundamente porque consideraron que no era prudente que el dibujo estuviera asociado a un partido político. La serie también tuvo un cruce con el cuerpo de mujeres bomberos, quienes manifestaron su molestia cuando en un episodio se refirió a ese cuerpo no como "firefighters", un término que comprende a todos los géneros, sino como "fireman", el cual hace referencia a los hombres.
Come on @peppapig, we’ve not been firemen for 30 years. You have a huge influence on kids & using out of date stereotypical gender specific wording prevents young girls from becoming firefighters. Join our #Firefightingsexism campaign https://t.co/IRjLtqolEl&— London Fire Brigade (@LondonFire) March 17, 2019
Sin embargo, algunas de las polémicas más inesperadas ocurrieron fuera de suelo británico. En Italia, una mujer llamada Gabriela Capra (apellido que en italiano significa "cabra"), demandó al show por 125 mil dólares alegando que la existencia de la amiga de Peppa, Gabriela Cabra, le significaba sufrir bromas de mal gusto por parte de sus amistades y que en su trabajo nadie la tomaba con seriedad. Por otra parte, en Australia prohibieron "La señora patas flacas", un episodio en el que Papá Cerdito le explica a sus hijos que no hay que lastimar a las arañas porque son inofensivas. El capítulo alienta a no matar a los pequeños insectos o arácnidos domésticos que pueden aparecer, aunque en Australia la situación es muy distinta. En ese país hay un importante índice de muertes por picaduras de arañas silvestres, por lo que incentivar a un niño a jugar con ellas no es una buena opción. La señal local ABC evaluó ese episodio y lo calificó como "no apto para su transmisión".
Un inesperado emblema contracultural
Peppa desembarcó oficialmente en China en 2015, de la mano del canal CCTV. Como sucedió en todos los países en los que fue transmitida, la serie se convirtió en un fenómeno entre los niños, pero aquí generó un efecto rebote inesperado. Con más de treinta mil millones de visualizaciones en el sitio de CCTV, los padres se alarmaban al ver a los pequeños gritando "¡oink!" o saltando en charcos de barro. Debido a la mala fama que la chanchita ganó entre los adultos es que empezaron a denominarla un personaje "shehuiren", un término que en la cultura china se refiere a aquellos contenidos que atentan contra las buenas costumbres, con personajes que no aportan nada a la sociedad o que, en el peor de los casos, pueden estar vinculados a la mafia. Caratular así a Peppa solo aumentó su fama y provocó el interés de los adolescentes chinos, que tomaron a la chanchita como un ícono contracultural. De esa forma, nació la moda de los tatuajes temporales de Peppa, que podían mostrar a la nena con su característico vestido rojo, o luciendo armas de fuego. Fue tan exponencial el crecimiento de esa moda, que el hashtag "Tattos on Peppa, claps for fella" ("tatuajes de Peppa, bien por mi amigo") se viralizó rápidamente. Solo en un mes, un local del rubro vendió más de treinta mil de esos tatoos temporales.
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Con la fiebre por la "Peppa mafiosa" desatada, el gobierno chino decidió tomar cartas en el asunto y borró más de treinta mil videos de la serie que estaban a disposición a través de Douyin, la aplicación china que llegó a otras regiones del mundo con el nombre de Tik Tok. En una entrevista, Jiang Haisheng, jefe de periodismo y comunicación de la universidad de ciencias políticas y derecho de Shandong, expresó: "Si estos comportamientos crecieran de manera descontrolada, podrían significarle un daño a la sociedad. A medida que las generaciones más jóvenes crezcan, sus características culturales influenciarán marcadamente el progreso y desarrollo de nuestra sociedad". El diario oficial del Partido comunista en China, The People´s Daily, en un artículo aseguró que no se podía permitir que estas versiones de Peppa llegaran a "destruir" a sus niños o sus reglas. Pero a la larga, la chanchita ganó. A raíz de que el 2019 en el calendario chino era el año del cerdo, se lanzó Peppa celebra el año nuevo chino, un film que mezclaba acción real con fragmentos de animación original en el que la protagonista festejaba esa celebridad. Sobra decirlo: la película fue un éxito sin precedentes.
La dueña del mundo
Mientras una encuesta inglesa reveló que Peppa es uno los dibujos animados que los adultos menos toleran, en los chicos el amor por la cerdita es más incondicional que nunca. Actualmente la serie se emite en más de doscientos países y en 2019 las ganancias que generó escalaron a los dos mil millones de dólares. Ante un negocio tan enorme, la empresa juguetera Hasbro llevó adelante uno de sus negocios más ambiciosos: comprar Entertainment One, el estudio británico hogar de Peppa, por un valor de cuatro mil millones de dólares. Su presidente Brian Goldner aseguró: "Hasbro impulsará las posibilidades del entretenimiento inmersivo de Entertainmente One para brindar a nuestra cartera una serie de marcas que sean atractivas para los gamers, para los fans y para las familias de todo el mundo". También destacó que el contenido apuntado al público infantil es "altamente rentable" y que representa "un crecimiento estratégico para la compañía".
Con su personaje valuado en una cifra de varios miles de millones, las épocas en las que Phil Davies iba al supermercado a comprar lo justo para comer ya resultan lejanas. La saga de la chanchita le marcó un final feliz y en una reciente entrevista reconoció: "Cuando voy al supermercado, ahora sí puedo comprar productos de las góndolas más caras".
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