Pablo Motos: el exlimpiavidrios que se convirtió en una de las personas más poderosas de España gracias a El hormiguero
El ciclo de Antena 3 es uno de los programas más vistos de ese país desde hace 15 años; parada obligada de las estrellas, que disfrutan de las locuras en vivo, también marca tendencia en la política
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MADRID.- Desde hace 15 años, de lunes a jueves, cada noche, con el mismo look –jean, camisa blanca fuera del pantalón y un saco color negro– Pablo Motos da la bienvenida a su programa con una breve coreografía y anuncia quién será el invitado de la velada. Tras unos anuncios publicitarios, comienza esta fiesta, “un homenaje al optimismo”, como él define, el espacio elegido por las estrellas de Hispanoamérica y de Hollywood, así como también por personalidades locales, para presentar sus proyectos, un éxito que se ha convertido en un clásico de la TV española y un imán para anunciantes: El hormiguero, una palabra en singular que designa a una comunidad. Cada noche, casi 5 millones de espectadores conectan con el programa que tiene un promedio de 2,3 millones de espectadores diarios [puede verse en la Argentina a través de Antena 3 Internacional, en DirecTV (1762HD) y Cablevisión (555), y la señal es también accesible desde la plataforma Atresplayer Premium].
Tras el vértigo de los segundos iniciales, comienza el programa con una entrevista donde Motos apela a crear un clima íntimo, a pesar del ejército de técnicos y asistentes a su alrededor y del público presente, sentado en una cómoda tribuna. Para el conductor la clave está en escuchar: “Cuando la gente se siente escuchada, habla. Las prisas por un titular o el ansia por quedar como un periodista intrépido a lo único que te lleva a largo plazo es al fracaso”, responde a LA NACION por escrito el conductor (“Salgo en la tele cada noche desde hace 15 años, no quiero que la gente se canse de mí antes de tiempo”.). El periodista deportivo Juanma Castaño, al frente de El partidazo de Cope, le echaba en cara precisamente ayer a Motos que no hubiese accedido a ser entrevistado en su programa.
Motos, nacido en Valencia en 1965, es uno de los hombres más influyentes de España. Pronto aquello que dice o hace se convierte en trending tropic. Además de los tiempos de la entrevista, Motos posee un pulso y un termómetro único. Este animal de radio, quien antes de ingresar en la TV ya tenía una audiencia sólida, tuvo su primer empleo como limpiavidrios en un hospital donde su padre era cocinero. Ni pendenciero ni compadrito [en España se diría “chulito”], ni soez, con pizcas zen –Motos practica yoga, la meditación y la vida sana–, sin escándalos en su vida privada, sin gritar a través de su micrófono inalámbrico, Motos utiliza un lenguaje popular para comunicarse con su audiencia.
Hay un hecho llamativo en El hormiguero: no solo conserva a su audiencia, sino que incluso temporada tras temporada, la incrementa dentro y fuera de España. El programa pertenece a la productora 7 y Acción, con Motos y Jorge Salvador a la cabeza, ha sido adaptado en Brasil, Chile, Portugal y China y pronto habrá versiones en México, Alemania y Colombia. “Hacer un programa en directo y que la gente lo vea en ese momento contigo es casi un milagro, en un momento en el que tienes la televisión a la carta a la hora que tú quieres y parando el programa si necesitas ir al baño. Somos el programa diario más visto de la televisión en España desde hace 15 años y eso solo se consigue desafiándote a ti mismo a hacer cosas que nadie se atrevería a hacer en directo. La adrenalina del directo es difícil de igualar. La posibilidad de fracasar delante de millones de espectadores forma parte de nuestro programa. Hay veces que todo sale horriblemente mal, y se nos ve hundidos y de muy mal humor en directo. De alguna forma eso también es espectáculo”, dice el conductor.
El hormiguero integra el “tridente de oro” de Antena 3, un segmento de 20 a 23 imbatible en la TV de este país, integrado además del programa de Motos por Pasapalabra y el noticiero conducido por Vicente Vallés. Entre algunos de los récords históricos de encendido y audiencia, la entrevista a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, realizada en noviembre pasado, fue vista por 3,5 millones de espectadores. En ocasiones Motos incomoda a ciertos sectores de la sociedad. La última ocasión fue hace tres semanas, antes de las Fiestas, previo al estallido de la denominada “sexta ola” de Covid que azota actualmente al país. “Esto no es una ola, es un tsunami y tenemos que ponernos en guardia, aunque nos cause angustia”, dijo Motos y criticó la lentitud con la que el gobierno estaba tomando medidas para prevenir los contagios. Motos no adhiere públicamente a ningún partido político ni ha respaldado públicamente a ningún candidato. Consciente de su poder e influencia, elige la neutralidad, pero aún así ayer el conductor se sinceraba en su programa ante Juanma Castaño: “Una vez pregunté si habían pedido mi cabeza y me contestaron: «¿cuántas veces?»”.
Además de políticos, de estrellas pop –como las argentinas Lali Espósito, Nicki Nicole y Nathy Peluso–, de actores del cine y la TV, o de deportistas, Motos también entrevista personalidades de la cultura española. Uno de los programas más vistos en estos tres lustros al aire es aquel en el que fue invitado el médico cirujano Pedro Cavadas. “Intentar hacer una entrevista perfecta para mí es una quimera. Cuando viene un invitado puede venir cansado, o de mal humor, o al revés, puede que yo tenga un mal día. Salir en directo e intentar sacar algo bonito, o interesante, o algo que no haya dicho nunca un invitado es un desafío del que no te puedes cansar”, confiesa Motos. Nada está librado al azar y la espontaneidad del encuentro con el rostro famoso es posible gracias a una sólida preparación previa. Para cada entrevista, explica Motos, hay una reunión de producción donde intervienen siete personas. “Discutimos mucho antes de decidir [quién será el invitado], no te creas. Una vez elegido, se investiga en profundidad toda su carrera y anécdotas”, precisa.
Hormigas laboriosas
“Sigue a la hormiga si quieres vivir sin fatiga”, dice el refrán. Además de la entrevista, El hormiguero tiene diversos colaboradores, cómicos y multifacéticos artistas, sin máscara mediante, como El Monaguillo o Luis Piedrahita, sentados junto a Motos; periodistas como Cristina Pardo y presentadores y conductores, como Nuria Roca o Juan del Val, quienes conversan sobre un tema en particular. Es decir, una “imagen de radio”, parafraseando a Juan Alberto Badía. Además, se suelen presentar experimentos científicos con un estilo descontracturado y se realizan en vivo desafíos variopintos de destreza física o motriz. Los invitados, desde Nicole Kidman hasta Will Smith, flamantes ganadores del Globo de Oro, a menudo son testigos, de pie, junto al conductor, de estos experimentos.
El carisma de Motos es indudable. Carmen Ferreiro, directora de Programas de Entretenimiento de Atresmedia TV, analiza el fenómeno: “El éxito de El hormiguero reside en la personalidad de su director y presentador, Pablo Motos, y en haber sabido evolucionar sus contenidos y adaptarlos a las necesidades del espectador y del contexto social. El programa está vivo y por eso lleva 15 años consiguiendo el minuto de oro del día. El último cambio relevante se fraguó en la pandemia, donde se introdujeron distintas mesas de tertulia (humor, actualidad) que ya se han asentado en el formato. Para cualquier famoso, artista o deportista ser el invitado es una experiencia única y un hito en su promoción. El hormiguero está haciendo historia de la televisión y es uno de los formatos españoles más exportados”.
Motos se ausentó del programa en una sola ocasión, cuando tuvo Covid en febrero de 2021, y fue reemplazado por Nuria Roca. El show debía continuar. En lugar de repetir algún programa, El hormiguero continuó su cauce. “La pandemia colocó el entretenimiento en otro lugar, la gente necesitaba un descanso de las cifras de muertos y las malas noticias. Necesitábamos compañía y algo de humor. El humor ablanda la vida y la hace más llevadera. Cuando algo no tiene remedio lo único que te salva es el humor”, reflexiona Motos.
Para comprender el fenómeno de Pablo Motos es indispensable referirse al director del programa, Jorge Salvador, su socio, cómplice y todo. Hace 17 años el realizador diseñaba Channel n.°4, un programa vespertino y buscaba colaboradores [el equivalente a panelistas en la Argentina, aunque no siempre acuden diariamente a los programas]. Su esposa e hijos le hablaron de Motos y Salvador lo citó en un hotel. “Este tío es muy raro”, fue la primera impresión que tuvo, confesaba hace unos meses en el programa Salvador porque la conversación giró en torno a la orina fluorescente del conductor, quien tomaba por entonces un complejo vitamínico. “El mayor desafío es ponernos de acuerdo en la temperatura del aire acondicionado. Pablo es un friolero y yo soy muy caluroso. No hay manera de ponernos de acuerdo”, dice Salvador a LA NACION sobre la fluidez en el vínculo con el conductor.
“El programa sale adelante con muchas horas de trabajo, pero sobre todo con un equipo increíble. Son unos auténticos titanes. Es un milagro conseguir trabajar al lado de tantos profesionales de primer nivel y es mas difícil todavía que todos estemos tan alineados con la idea de que lo mas importante es que el programa salga bien”, explica Motos quien ha asegurado en varias ocasiones que cuenta con un equipo de 140 personas para realizar el programa.
Las antenas siempre atentas
Durante el último tramo de la entrevista que realiza Motos, ya un poco más alejados de la promoción de determinado espectáculo o del plano personal donde los invitados dialogan distendidos, aparece un segmento más lúdico. Bajo la mesa, y de modo coherente con el título del programa, aparecen dos títeres de color violeta, dos hormigas: Trancas y Barrancas. Quienes dan vida a estas criaturas son, respectivamente, Juan Ibáñez y Damián Mollá, dos amigos que se conocieron en la universidad, hombres orquesta que además de ser humoristas tienen un bar cerca del estudio donde se realiza El hormiguero. Mollá, quien publicó Oh, my God! (Ediciones Martínez Roca), sobre la presencia de la mitología en la cultura popular, tiene raíces argentinas. Su abuela, Musía, abogada, quien falleció en 1981, fue una de las pioneras en la lucha por la ley de divorcio y del aborto y es una de las grandes musas del artista.
Trancas y Barrancas juegan con la espontaneidad de las respuestas de los entrevistados y le aportan dinamismo a las entrevistas con humor, muchas veces, a ritmo de sitcom, y son famosos por sus comentarios picantes: “En realidad no somos tan irreverentes. Lo que pasa es que el listón ha bajado mucho, pero siempre tenemos cuidado con lo que decimos. Tienes que jugar siempre en el límite, pero no pasarte. Antes te censuraba un dictador, ahora te censura la gente de tal o cual partido político, lo cual es más difícil de combatir. La única herramienta es la picardía para decir la verdad sin decirla. Otra opción es decir la verdad con un chiste muy bueno. Pero tiene que ser muy bueno. Si hace mucha gracia, te salvas”, responden a dúo.
Entre los entrevistados favoritos de las hormigas se encuentran los políticos, a quienes abordan creando una atmósfera relajada. “Cuando vienen como invitados, aprovechamos para apretarles y que cuenten cosas interesantes. Lo pasamos muy bien preguntando a políticos y lo hacemos siempre desde la distensión. Cuando están relajados cuentan cosas mucho más interesantes que si notan que estás en su contra. Pablo Iglesias nos contó que en el Congreso de los Diputados se liga mucho… ¡Entre gente de partidos rivales! Extrema izquierda y extrema derecha se juntan en los baños para amarse secretamente. ¿No es romántico?”, aseguran.
El exmandatario Mariano Rajoy, Pablo Iglesias, el exvicepresidente de gobierno, y Santiago Abascal, líder de Vox, fueron sometidos a las preguntas (y repreguntas) de Trancas y Barrancas. “Ellos están tan tranquilos y la gente en su casa discute con su familia en Navidad por cualquiera de los temas que ellos sacan. Debe ser que divididos somos más fáciles de llevar. Les da igual las consecuencias de caldear el ambiente con tal de conseguir sus objetivos”.
Una comunidad de hormigas
A diferencia de algunas propuestas que agotan a los espectadores o de una competencia feroz, no solo con la TV en vivo, sino con la amplia oferta de las plataformas de contenido, El hormiguero tiene un lugar central en la TV española, donde se advierte un escenario diferente a la TV argentina. “En el caso de España, y concretamente de El hormiguero, la audiencia crece año tras año. Lo cierto es que Antena 3 mantiene envidiables datos de audiencia, ya no solo de ratings, de porcentajes y cuotas, sino de espectadores. Al final, lo importante es a cuántos espectadores, a cuántas personas llegamos. Esa es la métrica que se impone en los nuevos consumos cuando hablamos de usuarios únicos, viewers. Si hablamos de personas que nos ven, tenemos que decir que, por ejemplo, en El hormiguero, cada noche, más de 5 millones de personas ven en algún momento el programa; lo que podríamos llamar “espectadores únicos”. Es líder indiscutible de su franja, el rival a batir. Y lleva siendo así años y años”, destaca Ferreiro la ejecutiva de Atresmedia, quien considera que la TV “está más de moda que nunca, porque en un momento de públicos fragmentados, la televisión es el único medio que consigue aglutinar audiencias masivas y grupos muy heterogéneos de espectadores”.
Las hormigas se reproducen y no solo en España. Motos no se imagina cómo será el futuro del entretenimiento, pero sí destaca un aspecto clave de la naturaleza humana: “Nadie sabe con qué nos estaremos entreteniendo dentro de diez años. Las nuevas tecnologías lo están cambiando todo. Hasta nuestra forma de pensar y de sentir. Lo que es seguro es que el ser humano necesita desconectar y sentir por un momento que la vida es ligera y apacible”.
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