Noti Campi: una producción hecha a fuerza de paciencia y talento

Cada día, a partir de las 11 y hasta las 17, Campi realiza una rutina con muchos elementos artesanales que se plasma en la pantalla de lunes a viernes a partir de las 21.15, en el microprograma Noti Campi, por Telefé. Es un noticiero paródico en el que aparecen varios personajes, todos interpretados por el mismo actor. "Hace unas semanas, Ismael Cala de CNN en español pasó una nota en su programa donde mostraba el nuestro y cómo se hacía humor con la actualidad en la Argentina. En un momento ponderó a los actores que interpretaban a los distintos personajes. El tipo no se había dado cuenta que todos los hacía yo. Cuando se lo dijimos no lo podía creer", recuerda Campi divertido.

Lo primero que preparan cada día son los segmentos de actualidad. Luego, los atemporales en los que aparecen personajes que no necesariamente deben salir el mismo día. Cinco islas de edición están a su disposición desde la mañana hasta minutos antes de que salga el programa al aire de modo de ir procesando el material apenas se graba. El número de interpretaciones diarias que debe preparar el actor oscila entre cuatro y cinco. Es una tarea que lleva mucho tiempo y trabajo, primero en la sala de maquillaje y luego en el estudio, donde cada interpretación se graba por separado y luego, con un trabajo de edición, se consigue la sensación de que los personajes dialogan entre sí.

En la sala de maquillaje, Campi se sienta frente al espejo con una tablet en la que tiene fotos y videos de quienes va a imitar. Trae del taller que tiene en su casa, algunas prótesis de latex que fabrica él mismo para ir dándole forma a los rostros de los diferentes personajes. Luego, junto con la maquilladora van buscando el dibujo de las cejas, de los bigotes o algunas arrugas de expresión que definen el rasgo característico de la caricatura. Finalmente van ajustando las pelucas, peinándolas y recortándolas ya colocadas en la cabeza de Campi, hasta conseguir el parecido buscado. Lo mismo con los bigotes. Luego, el látex y el pegamento entran a jugar para cambiar el aspecto de las orejas y de la nariz del intérprete. Durante este tiempo, el humorista va dándole instrucciones a la experta en maquillaje, trabaja él mismo sobre los detalles al mismo tiempo que mira videos del personaje y lo va imitando hasta encontrar el gesto corporal que mejor lo asemeje. Y, por si fuera poco, pasa letra y revisa los parlamentos que le traen los guionistas para que le de el visto bueno.

Una vez que el personaje está listo, con la máscara y la vestimenta correcta, el trabajo se traslada al piso. Allí el actor graba los fragmentos en los que aparece el personaje en cuestión y hace las pausas en el parlamento para insertar luego las contestaciones de los interlocutores. Su experiencia en este tipo de trabajos hace que ni siquiera necesite que alguien le diga los "pies" de la letra. Se arregla solo en el manejo de los tiempos y también con la ubicación espacial. En muy pocas ocasiones pide que le marquen alguna referencia para imaginar a quien dialoga con él. Lo que pide es que se chequee bien que no aparezcan en el plano elementos que no deberían estar allí y la continuidad con los elementos que utiliza en las diferentes tomas.

Todo un arte que requiere un talento especial.

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