La modelo se confesó en Los 8 escalones del millón, el músico recordó sus incidentes con Gerardo Sofovich y Guido Kazcka, y en Intrusos la edad fue la protagonista de un momento muy divertido
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Semana de confesiones y autocrítica en la tele. En P.H. (Podemos Hablar), Luciano Pereyra amplió con detalles inéditos su ya famosa anécdota en la que se enojó y lastimó a Gerardo Sofovich de un “jengazo”, y de paso contó cómo Guido Kaczka lo mandó al sanatorio. Mientras Mica Viciconte y Fabián “Poroto” Cubero no terminaban de confirmar si están o no embarazados, Nicole Neumann recibía la noticia a su manera y, de paso, reconocía que ni ella se salvó de ser engañada. En Intrusos, Rodrigo Lussich y Adrián Pallares contaron una intimidad que, al menos a uno de ellos, no dejó muy bien parado.
Para qué me invitan si saben cómo me pongo
Sacando a Facundo Arana, que es un ser de luz “nivel Dios”, ¿existe algún famoso que tenga más cara de bueno que Luciano Pereyra? ¿Verdad que no? Y sin embargo, el cantante guarda algunas historias del pasado donde ha perdido los estribos. En la mesa de PH: Podemos Hablar del último sábado, Andy Kusnetzoff fue a buscar aquello de lo que ya no se habla, y le preguntó directamente por dos acontecimientos inolvidables por diferentes motivos.
Uno fue aquella famosa partida de Jenga en el programa de Gerardo Sofovich, donde el fragor del enfrentamiento lo sacó de las casillas: “A él le temblaba un poco el pulso, pero sacó una pieza, la torre se empezó a mover para todos lados pero no se cayó. Y yo me empecé a calentar mal, había un auto de premio. Me toca a mí, se empieza a caer todo, y de la bronca le pego una piña al Jenga. Rompí una cámara, me lastimé la mano, y una pieza le dio en la frente a Gerardo y le empezó a salir sangre. Lo único que dijo fue: ‘Me mataste’”.
La otra cara de la moneda fue cuando Guido Kaczka lo mandó al hospital: “Estábamos grabando Pensionados, empezamos a jugar al fútbol medio bruto y me rompió el menisco. Cuando me quise acordar estaba a los gritos. No pudimos terminar de grabar, y a la semana me tuvieron que operar”. Lo que se dice, una de cal y una de Jenga.
De la muerte (y de lo otro) no se salva nadie
Es una de las mujeres más lindas de la Argentina, pero ahí anda entre preguntas incómodas, explicaciones y un poco de autocrítica. La semana de Nicole Neumann se resumió en preguntarle qué opinaba del embarazo de Mica Viciconte y Fabián Cubero, incluso antes de que la pareja lo confirmara: “Me estoy enterando por ustedes -le dijo al movilero de A la tarde con barbijo de pocos amigos-, siempre son bienvenidos los bebitos, pero consejos le doy a mis amigas o a quien me lo pida, así que nada que ver”.
Y eso fue la frutilla del postre, porque previamente se había inmolado en Los 8 escalones del millón aceptando su condición de mujer engañada; eso sí, con metáfora marina, que siempre suena mejor y es más ecológico: “Los caballitos de mar son monógamos, son uno de los pocos animales que mantienen su pareja en el tiempo. Y si su pareja muere en el camino, se enganchan a su colita y se dejan morir también. Igualmente yo tengo uno tatuado en la espalda y no zafé tampoco”. La programación parece que abre la puerta para la catarsis televisiva que, por lo visto, llegó para quedarse.
Crecer con papá
Aunque se llevan poca diferencia de edad, es cierto que en pantalla se da una suerte de relación filial. Adrián Pallares, con poco más de 50 años es la voz de la razón, mientras Rodrigo Lussich (que se acerca inexorablemente al cambio de década) sostiene su frenetismo adolescente saltando y corriendo de un lado para otro. Eso mientras las cámaras de Intrusos están prendidas, porque cuando se apagan los dos se emparejan en pos del rigor profesional que les ha permitido mantener a flote un clásico de la televisión.
Pero la dictadura de la imagen no sabe de fechas, y ambos periodistas lo vivieron en carne propia hace unos días, y así lo contaron en el mediodía de América. Tomó la palabra Lussich: “Fue uno de los peores momentos de esta dupla, y miren que nosotros sobrevivimos a Viviana Canosa y a Jorge Rial”, y enseguida siguió Pallares entre carcajadas: “Estábamos en un bar se acercó un muchacho vendiendo pañuelitos y le dijo a él: ‘Vos sos el de la tele’. Y en eso el muchacho gira, me mira y me dice: ‘Usted es el papá ¿no? Qué orgullo’. Fue terrible”. El estudio estalló en risas, y por un rato fue imposible retomar el camino de la información porque, tanto en el piso como del otro lado de la pantalla, se produjo una avalancha de memes mentales con la dupla como protagonista. No hay caso, el inconsciente colectivo puede más que los abdominales, el saco con remera y el número de DNI.
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