Narda Lepes, Karina Gao y Ximena Sáenz renovaron Cocineros Argentinos y se posicionan como las chef preferidas de la audiencia
En su temporada número 14, el ciclo gastronómico Cocineros Argentinos cambió de nombre e incorporó nuevas caras; LA NACION visitó el set y charló con sus protagonistas
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Basta solamente poner un pie en el estudio de Cocineros Argentinos para percibir la adrenalina de la televisión en vivo: los cables, el andar apurado de los técnicos detrás de escena y la directora supervisando todos y cada uno de los movimientos del set. Ese ritmo acelerado que se percibe fuera de cámara está completamente divorciado del timing que llega a las pantallas, ese que sin perder precisión empalma con la cadencia propia de la gastronomía. El proceso que conlleva cocinar y comer implica ensuciarse las manos, sumergir los sentidos en los vegetales y las especias e inmediatamente el espacio se redefine. “En yoga dicen que es importante tener manos ocupadas, corazón pleno y mente vacía y la cocina logra eso. Idealmente mientras ocupas tus manos amasando, tu mente entra en un estado de mayor tranquilidad y eso a mi me encanta”, comenta Ximena Sáenz, que se muestra entusiasmada por su regreso al programa y asegura sentirse muy afortunada de compartir conducción con Karina Gao y Narda Lepes. Las chef, cada una fiel a su estilo, su gracia y sus recetas, encabezan la lista de las más queridas por el público argentino. El plantel se completa con Juan Braceli, Juan Ferrara, Diego Sívori, Luciano García y Gladys Olazar.
-¿Cómo se sienten con el proyecto?
Ximena Saénz: -A mi me entusiasmaba antes de empezar y eso se mantiene cada día. El programa siempre tuvo mucha riqueza de contenido y este año eso se expandió usando recursos diferentes. La llegada de Narda y de Karina (Gao) nutre muchísimo ese contenido, son dos personas con mucho para decir y eso se luce mucho.
Karina Gao: -Yo tenía muchas ganas de cocinar y estar en este programa es cumplir el “sueño de la piba”. Este equipo me da mucha seguridad, me siento muy cómoda y eso me permite soltarme. Nosotras somos la cara visible de un equipazo que siempre nos apoya.
-¿Cómo manejan el hecho de que son varias capitaneando el barco?
Karina Gao: -Ellas son dos grosas. Narda me da muchos consejos y es muy generosa. Ximena es muy dulce y simpática con la gente, tiene encanto y con su experiencia en Cocineros me ayuda mucho a entenderme con las cámaras y aprendo un montón. Siento que somos una hermandad.
Narda Lepes: -Cuando sos chef de un restaurante sos la responsable de ese barco, pero acá no funciona así. Acá hay personas que conducen el programa hace un montón de años, le tienen el tiempo al vivo y el tono que la gente espera que le den. Yo quizás aporto más proponiendo cosas fuera de escena: marco el orden de las cosas, la escenografía y encaro las recetas con mucho tiempo de anticipación para que todos estén más cómodos. Acá todos los días son distintos, los equipos de trabajo varían, entonces cada día tiene una energía diferente. Al público le gusta que probemos cosas y cocinemos en equipo. Más parecido a como suele cocinar la gente en la casa, que si van a hacer pastel de papa, uno pica la cebolla, el otro la carne. Que eso pase también en el programa tiene que ver con la cocina de hoy. El formato no necesita alguien a la cabeza.
Ximena Sáenz: -Creo que Cocineros siempre fue un programa muy colaborativo con variedad de voces y eso nos entusiasma. Kari es muy carismática y con toda su riqueza cultural es magnética. Narda es muy DT, muy productora naturalmente. Está atenta a todo lo que sucede, desde la escenografía hasta el último condimento y eso nos favorece mucho a todos.
A Narda no se le escapa ningún ingrediente de la producción. Sus recetas son exactas y esa meticulosidad casi obsesiva se replica en todo lo que toca: sea el restaurante o el programa de tevé en vivo, todo corre por cuenta de la mente astuta de la mujer que logró hacer de su cocina una marca personal. “Tenemos que mostrar algún contenido corto, no me gusta que corramos al final”, señala en la reunión de producción. Autogestiva y emprendedora por naturaleza, Narda se suma al equipo de Cocineros y no puede con su genio: lo capitanea. “Vamos adelantados dos semanas de producción gracias a que ella es muy organizada y eso nos vino bien. Nada se puede improvisar. Quiere que siempre haya contenido y optimiza el tiempo”, señala el equipo.
-¿Cómo ves la recepción de la audiencia con tu incorporación?
Lepes: - Yo solo me enfoco en las cosas que la gente me dice personalmente y no a través de las redes sociales. Igual la recepción fue buena en todos lados, pero eso no quita que yo le de más importancia al contacto que a lo otro.
-¿Qué es lo que más te gusta de la cocina de tus compañeras?
Lepes: -Más allá de la cocina, con Xime solemos tener gustos muy similares y hablamos mucho de las recetas que nos gustan, tenemos una familiaridad. A Kari siempre la molesto porque me encanta la comida china y es algo que yo no hago, pero ella le escapa. Todo lo que hace Gladys es rico, todo lo que toca es sabroso.
-El programa tiene 14 años y esquiva la grieta...
Lepes: -Es comida y es federal. Yo a la grieta no la vivo y no la tengo, trabajo con todos.
La audiencia está mayormente compuesta por mujeres adultas que interactúan por Facebook y las otras redes sociales con sus cocineras preferidas. No es casualidad si consideramos que las mujeres tradicionalmente fueron las encargadas de cocinar en sus casas. En esta edición, el balance de géneros que quisieron evidenciar en cámara se replica detrás de ella (donde también se percibe igual número de hombres que de mujeres) y una de las nuevas secciones de Ximena Saénz, “Cartas de amor y cocina”, interpela a los espectadores a recordar “lo que cocinaba” la abuela y “no sabes cómo se llama, pero tiene una historia”.
-¿Si en un futuro tu hija escribiera una de esas cartas, qué receta tuya recordaría?
Sáenz: -Probablemente mi hija recordaría mis empanadas porque es muy fan y eso me enorgullece muchísimo. Hago la receta de Francis Mallmann con mucha manteca, cebolla y carne cortada a cuchillo. Las condimento mucho con comino, ají molido y me encanta que mi hija entienda de sabor y lo aprecie. Si a la noche hice empanadas al otro día quiere desayunarlas, así que siempre hago de mas para que sobren para la mañana. Pienso que es esa la receta que ella recordaría. Hace poco me pasó que empezó a comer empanadas en otros lados y empezó a distinguir que empanada no siempre significa lo mismo. A mí lo que más me gusta y emociona de la cocina es que puede tocar una cuerda de una persona que mueve muchas otras cosas. Esta sección nació naturalmente porque me llegaban muchos mensajes de Instagram en los que me decían: “Me encantaría que hagas esta receta, que hacen siempre en mi familia pero no sabemos de dónde salió”. Por ejemplo, una cordobesa me mandó una receta árabe de maldum, que no encontré en ningún libro y es espectacular. Ella y toda su familia estaban felices porque se sintieron homenajeados. Es muy lindo descubrir recetas y me encanta que vengan de la cotidianeidad de las familias y no de un gran cocinero que la desarrolló y ganó 800 premios. Lo que más me gusta es que las recetas vengan del corazón de una familia y me encantaría que se empiecen a prender lucecitas y que la gente vea la receta en la tele y diga: “En mi casa también hacían eso pero le decían de otra manera…”. Sé que suena anacrónico hacer “Cartas de amor y cocina” en 2022, es un poco fuera del tiempo, pero me parece que hay algo de esa sensación de lo que se perdió que me parece que esta bueno recuperar.
-El acto de comer y de cocinar transporta y cuenta historias...
Sáenz: -Si es una receta que de verdad hacían en tu casa y vos te ponés a hacerla, vas a revivir muchas cosas de esa persona que ya no está. Mientras la cocinas vas a encontrarte con muchas cosas del pasado. Nosotros tratamos de buscar excusas para que la gente quiera cocinar y, como consecuencia, sea más saludable.
-¿Es un objetivo importante para vos?
Sáenz: -Sí, para mi es re importante hacer y contagiar la pasión por la cocina. Mi objetivo es que cada vez más gente cocine y que eso le de placer. Eso seguramente te va a llevar a comer más sano porque si vos cocinás en tu casa, por más que le pongas más o menos manteca, hacer las cosas en tu casa siempre es más sano.
El programa comienza a las 13.30 y hasta las 16 el ritmo no cede. Una vez que finaliza el día, el equipo completo come “de parado” frente a una de las mesas lo que se cocinó. La femme fatale del día es una cheesecake que seduce a todos y a cada uno de los que presencian el show y ¿por qué no? a los que miran por televisión y siguen hace 14 años el programa. “Necesito 4 porciones que reservaron los de graph, ¿Vos agarraste?”, se escucha mientras dividen salomónicamente las porciones. Algunas chicas de producción, escenografía y maquillaje comparten un plato “No quiero tanta azúcar”, sentencia una de ellas mientras su compañera responde “¿Pero viste cómo la hicieron? No tiene tanta azúcar”. Narda Lepes, no duda en exponer su visión sobre la alimentación: “El mundo está raro e inestable y nuestra relación con la comida no es la mejor. Hace un tiempo largo que los humanos estamos teniendo un vínculo con la comida con interferencias. Hoy gran parte de lo que comemos está alimentado por la big data. Es muy complejo, pero yo dedico mucho tiempo a ver por qué comemos lo que comemos. Hoy está tocado por eso y no lo vemos”.
-¿Por qué comemos lo que comemos?
Lepes: -Eso va cambiando por diversas razones, muchas veces es por una razón macroeconómica. Nosotros dejamos de consumir aceite de oliva y empezamos a consumir aceite de maíz porque así lo necesitaba la economía de América. Es muy difícil de deshacer el camino que se construye. A alguien de 65 años le decís que la grasa es buena y va a pensar que estás loca. Pero hay grasa que es buena para comer como la palta. Nosotros comimos jarabe de maíz de alta fructosa y grasa hidrogenada porque era más redituable para muy pocos grupos de poder, para traders de granos, ni siquiera para la industria alimenticia.
-¿Desde tu lugar, qué es lo que recomendás o impulsas?
Lepes: -Lo más básico: tomar agua, comer verduras, consumir productos de estación y cocinar más. Si hacés eso, es un montón, por eso este programa no deja de hacer lo que hizo siempre: mostrarte gente cocinando en vivo cosas que vas a poder replicar.
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