Murió Steve Irwin, el cazador de cocodrilos
El aventurero fue picado por una raya
SYDNEY (AP).- El australiano Steve Irwin, conocido conductor televisivo y conservacionista de "Cazador de cocodrilos", fue muerto ayer por una raya cuando filmaba un documental en la Gran Barrera de Coral. Tenía 44 años.
Irwin filmaba imágenes en el arrecife Batt, cerca de la remota costa noroeste del estado australiano de Queensland, para un documental llamado "Ocean s Deadliest" (o "Los más mortales del océano"), cuando nadó demasiado cerca de una raya, que pueden medir hasta ocho metros y medio de envergadura y tienen un aguijón venenoso en sus colas, explicó su amigo y colega John Stainton. "Se ubicó justo encima de una de ellas y el espolón de la raya lo picó en medio del pecho, justo en el corazón", dijo Stainton, que estaba a bordo del barco de Irwin en el momento del accidente.
La tripulación a bordo de la embarcación Croc One llamó a los servicios de emergencia en la ciudad más cercana, Cairns, y le administraron resucitación cardiopulmonar mientras llegaban a una isla, desde donde Irwin fue trasladado en helicóptero al hospital, al que llegó muerto, explicó Stainton.
Campechano y arriesgado
El cazador de cocodrilos era famoso por su programa de TV, que se estrenó en Australia en 1992 y que catapultó a Irwin a la fama mundial cuando fue comprado por Discovery Channel (en nuestro país, "Cazador de cocodrilos" se ve por Animal Planet). Su fama le permitió rodar una película, "Cazador de cocodrilos" (2002), y crear un parque ecológico junto a sus padres, Australia Zoo, que pronto se convirtió en una atracción internacional.
"El mundo ha perdido a un apasionado defensor de la vida silvestre y uno de los padres más orgullosos del planeta", declaró Stainton a la prensa en Cairns. "Murió haciendo lo que más le gustaba y abandonó este mundo feliz y en paz."
La marca registrada de Irwin era acercarse peligrosamente a cocodrilos salvajes y saltar sobre sus lomos. Hablaba a borbotones con un pronunciado acento australiano y casi nunca aparecía en cámara sin su uniforme de shorts y camisa caqui y borceguíes.
Su entusiasmo era contagioso, y las autoridades de Australia solían llamarlo para promocionar las virtudes de su país en el extranjero. Su imagen pública sufrió bastante cuando, en 2004, recibió muchas críticas por sostener a su hijo pequeño con un solo brazo mientras alimentaba a enormes cocodrilos en sus hábitats en un zoológico. Las autoridades decidieron no abrir una investigación sobre el incidente. Ese mismo año, el cazador de cocodrilos fue acusado de acercarse demasiado a pingüinos, focas y ballenas australes en la Antártida mientras filmaba un documental. Irwin negó haber cometido alguna falta.
La raya látigo ( Dasyatis pastinaca ) tiene dentículos espinosos y un aguijón que corona su larga cola, que puede medir hasta tres metros y se flexiona si la raya se asusta, inyectando toxinas en la víctima provenientes de glándulas venenosas. Las picaduras generalmente ocurren cuando los seres humanos pisan o se acercan demasiado a las criaturas y, aunque suelen ser terriblemente dolorosas, es infrecuente que sean fatales, explicó Shaun Collin, de la Universidad de Queensland, que sospecha que Irwin murió porque el aguijón atravesó sus costillas e inyectó el veneno directamente en el corazón. "Tuvo muy mala suerte. No es fácil ser picado por una raya y es muy raro que estas criaturas maten a un ser humano."
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