Mirtha Legrand y Juana Viale están de regreso, pero su éxito depende de cosas muy distintas: refrendar un clásico e inaugurar un estilo
La diva y su nieta volvieron a la pantalla y se mostraron muy emocionadas; ambas tienen desafíos diferentes frente a una audiencia cada vez más esquiva
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Al comenzar sus respectivos programas ambas reconocieron la emoción que las embargaba y los nervios que sufrían. Con algunos furcios, pero con una sonrisa plena ambas siguieron adelante. Mirtha Legrand y Juana Viale volvieron a la pantalla chica después de meses de duras negociaciones entre la productora StoryLab y eltrece, que parecía que las iban a dejar fuera de la grilla. Pero, finalmente, todo llegó a buen puerto y este fin de semana se produjo el ansiado regreso de la diva y su nieta. Ambas enfrentan desafíos diferentes: el de Mirtha, recuperar su amada pantalla y su público; el de su nieta, seguir construyendo su carrera como conductora con el innegable legado de su abuela, ya no como suplente sino como legítima dueña de un espacio que deberá moldear siguiendo sus fortalezas.
“No dormí en toda la noche, pero estoy felicísima de estar aquí de vuelta”, dijo una muy emocionada Mirtha el sábado al comienzo de su programa. La diva empezó algo dubitativa su ciclo nocturno, pero con el correr de los minutos se fue adueñando del estudio para mostrar luego –sentada ya a la mesa con sus invitados– sus ocurrencias de siempre y sus preguntas picantes.
Recordó a su adorada locutora, la recientemente fallecida Nelly Trenti; habló de política con Baby Etchecopar, el Pato Galmarini y Moria Casán, a quién también le preguntó cómo se llevaba con Susana Giménez y si la quería. Y no dudó en preguntarle al Puma Rodríguez si estaba enemistado con Cristian Castro o cómo se llevaba con su Venezuela natal. Una Mirtha auténtica, que tampoco evitó consultarle a la cocinera Jimena Monteverde por qué sentía que ella no la apreciaba.
En tanto, el domingo fue el turno de Juana Viale, quien confirmó un secreto a voces: heredó el histórico programa de su abuela. Estuvo dos años probándose el traje de conductora y después de superar varias pruebas y de recibir tanto críticas como halagos, este año volvió a la pantalla, pero lo hizo con programa con nombre propio: Almorzando con Juana. Pese a que el corazoncito de la diva sufrió un poco con el cambio de nombre, ya es un hecho que su nieta se apropió del ciclo que con tanto esfuerzo y dedicación llevó adelante por más de 50 años.
“El primer programa de mi ciclo. Bienvenidos del otro lado. Sé que había mucha expectativa, soy un nervio caminando, pero estoy muy feliz de estar acá. Todo lo que tenía que salir mal, salió, así que va a salir todo perfecto en el aquí y ahora”, dijo Juana mientras se preparaba para bailar al ritmo de la música que le ponía el sonidista y previo a mostrar el look que le preparó especialmente Gino Bogani, el diseñador que siempre la acompañó en estas galas gastronómicas televisadas. Después Juana casi lagrimea al presentar la canción que especialmente le grabó su amiga y “hermana del alma”, Valeria Gastaldi, que a partir de este fin de semana servirá de apertura de “su ciclo”.
Si Mirtha es la realeza de la televisión argentina, Juana es la princesa y busca ganarse su título, con algunos aciertos y algunas fallas. En este primer programa se notaron sus nervios –ella mismo lo dijo- y también su búsqueda por diferenciarse de su abuela, algo que ya había empezado a mostrar el año pasado cuando descontracturaba sus almuerzos visitando la cocina de Monteverde o teniendo música en vivo y bailando con sus invitados.
Para el debut de Juana le sentaron a la mesa a Pampita Ardohain, al cantante El Polaco, a Guillermo Coppola y al periodista de policiales Rolando Barbano. Con ellos habló un poco de todo haciendo foco en algún punto en particular de cada invitado. Y sobre el final expresó: “Es mi mesaza, mi domingo”, pero más a modo de mantra que creyéndoselo.
En una pantalla difícil que cada vez pierde más televidentes, ambas tendrán que cautivar a la audiencia cada vez más volátil con sus propias herramientas. Mirtha con su marca más que instaladísima, disfrutando de estar en pantalla y sin nada que probar –los que la ven ya saben lo que van a encontrar–, cuya suerte dependerá más de las figuras que tenga de invitados y la atracción que genere la conversación en su programa. Por el lado de Juana, está todo por hacerse, ahora con “su ciclo” en pantalla deberá desmarcarse un poco del estilo Legrand para acentuar el “Viale” de su forma de conducir.
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