En un año electoral, el posible regreso de la diva a la televisión tendría un tinte político; a lo largo de 54 años de programa, la conductora ha disfrutado acorralando a los funcionarios, especialmente a los mandatarios que se sentaron en su mesaza
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Año electoral. Un boccato di cardinale para las mesazas de Mirtha Legrand. La diva, que hoy cumple lúcidos 96 años, encontró en los contenidos de la política una punta de lanza para generar audiencia y marcar agenda. Los presidentes acudieron a ella para defender su gestión, los candidatos se han sentado en su mesa buscando seducir a los potenciales electores y los políticos de las más diversas oposiciones la eligieron para defenestrar al oficialismo de turno. Con todos ellos, La Chiqui se hizo, y se hará, el banquete.
Aunque hoy las conversaciones entre eltrece y StoryLab, la compañía de Nacho Viale y Diego Palacio, están lejos de llegar a un final feliz, está claro que las próximas elecciones presidenciales convertirían a su mesaza en uno de los lugares referenciales para marcar la cancha política. Mirtha no se lo quiere perder por nada del mundo, pero su nieto tampoco desea que la diva tenga pantalla a cualquier precio y con un acuerdo que no la beneficia.
Más allá que hoy las partes se paran en puntos muy diferentes, lo cierto es que el 2023 sería un gran año para disfrutar de La Noche de Mirtha. La estrella se mueve como pez en el agua cuando sienta a su lado a presidentes, legisladores, ministros, funcionarios y candidatos varios. Así como alguna vez su programa era todo un alarde de frivolidad, con las rosas rococó rosadas en el bouquet y la vueltita para mostrar la ropa como estandarte, lo cierto es que La Chiqui se fue convirtiendo en una entrevistadora sagaz y lúcida. Acaso mucho más que varios periodistas de fuste.
Y si, a veces, con sus preguntas y comentarios mordaces les hace atragantar el bocado a candidatos, ministros y funcionarios, no menos incisiva es cuando frente a ella se encontró algún Presidente de la Nación en funciones. La conductora no se amilana ante ellos y conversa de igual a igual. De igual a igual, no: Mirtha les saca varios cuerpos de ventaja.
De la Rosada al set
Hay que reconocerlo, Mirtha no fue igual de punzantes con todos los presidentes que recibió en su programa. Carlos Menem y Mauricio Macri se la llevaron más fácil, pero tampoco la pasaron mal Néstor y Cristina Kirchner, quienes también aprovecharon la buena audiencia de la Legrand en tiempos donde la diva y el matrimonio estaban carne y uña. Cambia, todo cambia.
Se trata de favores mutuos. Quienes ejercieron la primera magistratura del país, la eligieron en funciones para dar cuenta de su gestión. Si antes un presidente se daba una vuelta por Tiempo Nuevo, el precursor programa de Bernardo Neustadt que analizaba la actualidad del país, desde la década del noventa, Almorzando con Mirtha Legrand y La noche de Mirtha fueron los ciclos escogidos por los mandatarios para publicitarse, corriendo el riesgo de pasar un mal momento debido a las penetrantes preguntas de la dueña de casa, quien, con una sonrisita de apariencia inofensiva, se encarga de ir hasta el hueso sin piedad.
A Mirtha le suman los políticos y ellos, si la diva no los deja tambaleando con sus requisitorias, capitalizan el caudal electoral que las comilonas les pueden dar. Más allá de los políticos de primera y segunda línea, fueron los presidentes ejerciendo el poder los que dejaron huellas imborrables. Cada cual con su estilo. Así en la Rosada como en el set.
La actriz no se llevó de igual manera con todos. La estrella padeció la censura durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón y también en tiempos de la dictadura militar que derrocó a esa presidenta. Con aquel peronismo y con los militares, Legrand trabajó con intermitencias.
Tampoco le fue mejor con Raúl Alfonsín, el mandatario que presidió el país en el regreso de la democracia y que no le cedió espacio en los canales de la televisión abierta, en manos del Estado, con excepción de Canal 9 Libertad, devuelto a su propietario Alejandro Romay el 24 de mayo de 1984. Se dijo que, a los radicales en el poder, no les caía bien la ostentación de los almuerzos, algo con lo que también se machacaba en la época de López Rega. Varios años después, Alfonsín, ya sin la investidura presidencial, visitó el programa y se desentendió del tema. Durante aquellos primeros años de la democracia, La Chiqui se conformó con salir para todo el país a través de una señal de cable y con un programa donde se tomaba el té, que se grababa en un hotel cinco estrellas de la ciudad de Buenos Aires.
Hoy suena a una ficción de Stephen King, pero allá lejos y hace tiempo, o no tanto, Néstor y Cristina Kirchner visitaron el set de la Legrand e incluso la invitaron a El Calafate para transmitir su programa y descansar.
Fernando de la Rúa y Mauricio Macri también le sumaron audiencia y ellos sacaron partido aprovechando el capital de público de los ciclos. En ningún caso faltó la polémica. Mirtha los invita y luego hay que arremangarse.
Las fantasías de Alfonsín
Superados aquellos años de la década del ochenta, y ya sin el rango de Presidente de la Nación, Raúl Alfonsín visitó en varias oportunidades a la diva. Alguna vez, por la pantalla de Canal 9 Libertad, compartió la mesa con Julio María Sanguinetti, el ex primer mandatario uruguayo, y el periodista y abogado Mariano Grondona.
Previo a la crisis del 2001, la Legrand y Alfonsín almorzaron a solas por la pantalla del entonces Canal 7 y, en el 2003, repitieron la experiencia por la pantalla de América. Pero, sin dudas, el punto más alto de estos encuentros se dio aquella vez en la que el expresidente le confesó a Mirtha que había experimentado una especial atracción. Por un momento, la diva y el político dejaron sus roles de lado y coquetearon como cualquier hijo de vecino.
Duelo de divos
En los noventa, Mirtha fue bastante concesiva con el menemismo. El entonces presidente Carlos Saúl Menem se sintió como en casa cada vez que la visitó. Al mandatario le atraía la farándula y estar con la Legrand era el pináculo de tal cuestión.
El 3 de diciembre de 1990, el país soportó la última rebelión Carapintada, organizada por el entonces coronel Mohamed Alí Seineldín. Sofocada la revuelta que generó un clima de zozobra social, el presidente Menem almorzó, a solas, con Mirtha Legrand. Ella vestida con todos los oropeles posibles y él ya alistado con una estética que lo alejaba de la campaña electoral donde lucía un aire más telúrico. Todo se vio por ATC (Argentina Televisora Color).
Sobre el final de aquel encuentro, donde Menem habló de indultos a los militares de la dictadura y a montoneros, cantó Raúl Lavié, Luis Landriscina contó chistes, bailó la compañía Tango x 2 y tocó el piano el maestro René Cóspito.
Lo mejor llegó sobre el final, luego que Mirtha le obsequiase una biblia y Menem recomendara leer el pasaje Corintios 13, la diva y el presidente se dispusieron a bailar un tango. Una gracia carismática para los seguidores de la pareja y una frivolización del rol de mandatario, para los detractores.
Un año después, en otra oportunidad también muy recordada, el almuerzo a solas, en tiempos que el programa ya salía por Canal 9 Libertad, generó uno de los momentos más pintorescos protagonizados por un presidente. Cuando promediaba la emisión, la anfitriona presentó a Fairuz, una conocida bailarina de danzas árabes que tuvo su explosión mediática en los ochenta. Se trataba de un homenaje a las raíces de Menem, quien no dudó en abrocharse el saco y salir a danzar, dejando de lado todo protocolo.
A pesar de la buena relación y los floreos mutuos, cuando la segunda presidencia de Menem comenzó a sentir signos de fatiga, Mirtha no dudó en criticarlo abiertamente. La era Menem estaba llegando a su fin.
Hoy sería impensado
Mirtha Legrand es una acérrima crítica de las gestiones presidenciales de Néstor y Cristina Kirchner. Hoy, se para en las antípodas del Kirchnerismo y de las ideas de la agrupación La Cámpora, pero no siempre fue así. En más de una ocasión, la diva recibió al matrimonio con enorme cordialidad. Incluso, los Kirchner la visitaron al día siguiente en la que Néstor había sido electo como presidente.
En mayo 2003, Néstor Kirchner acababa de ser elegido como Presidente de la Nación y, a pesar de ya no tener que promocionarse ni hacer campaña, cumplió con su palabra y visitó Almorzando con Mirtha Legrand, gesto que la anfitriona agradeció enfáticamente. Se trató de un almuerzo a solas donde también participó Cristina Kirchner, futura Primera Dama.
Estaba por comenzar una nueva era política en el país, y, con algo de impostación, las loas corrían de uno y otro lado. Mirtha le llevó a Kirchner la camiseta de Racing y el matrimonio le ofrendó un ramo de flores. Las cámaras mostraron el ingreso a los estudios de América en la calle Gorriti y el aluvión de medios internacionales que aguardaba por los nuevos mandatarios. Primero ingresó el futuro presidente y luego lo hizo su esposa.
Meses después, el matrimonio Kirchner le devolvió gentilezas e invitó a Mirtha a El Calafate para que transmitiera su programa desde allí. El encuentro fue amable, aunque ya se trataba de una charla de la estrella con la pareja presidencial. Quizás adelantándose a lo que luego marcaría los encontronazos verbales de la relación, la diva arremetió con un implacable: “¿Usted es un hombre rico, presidente?”.
Con todo, la cosa no pasó a mayores y el encuentro fue de lo más amoroso. Tiempo después, los Kirchner le regalaron un cordero que la diva no supo cómo cocinar ya que no entraba en el horno de su cocina.
De tan cordiales que resultaban los encuentros de la conductora con los Kirchner, nadie podría haber afirmado que, con los años, ella se convertiría en una fervorosa opositora.
De visita en la Rosada
En el 2001, antes de los estallidos del mes de diciembre que terminaron con su caída, el presidente Fernando de la Rúa estuvo en el programa, en una charla a solas que tuvo la particularidad de haberse realizado en la Casa de Gobierno.
El mandatario le reprochó que fuera en vivo y Mirtha le dijo que le cambió todos los planes ya que tenía todo dispuesto en el estudio de Canal 7. “¿Hizo la bicicleta?”, le preguntó la diva en el comienzo, dado que el presidente se acaba de realizar un chequeo médico.
Implacable con su amigo
Cuando Mauricio Macri estaba en ejercicio del poder, Mirtha Legrand lo visitó en la Quinta Presidencial de Olivos, desde donde se emitió La noche de Mirtha, ya por la pantalla de eltrece. El sábado 18 de marzo de 2017, Macri recibió a la diva para compartir la cena de la que también participó la entonces Primera Dama Juliana Awada.
Se sabe que Mirtha siente afinidad por las disposiciones políticas y económicas del macrismo, además de guardarle afecto personal al ex presidente y a su esposa. Sin embargo, cuando las cámaras se encienden, la conductora se pone el overol y sale a marcar la cancha con todo, dejando de lado todo tipo de vínculo personal. “Ustedes no ven la realidad”, les dijo a Macri y a Awada, quienes tragaron el bocado sin imaginar que semejante afirmación llegaría con ellos jugando de locales.
Mirtha Legrand hoy cumple 96 años. La gran diva nacional es todo un ejemplo de vitalidad, vigencia, perseverancia y éxito. Tocada por la varita de la eterna juventud, acaso en su contacto con la actualidad y el poder, ella encuentre alguna pócima de la longevidad, permanencia profesional y rating.
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