En el programa de preguntas y respuestas que se emitirá de lunes a viernes por eltrece, la dupla de los Martin retoma el formato de un programa que condujo Jorge Guinzburg hace 22 años
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“Es un bebé y, al mismo tiempo, es un monstruo”, confesó Matías Martin hace unos años sobre su hijo, Luca Martin, en ocasión de entrevistar por primera vez al aire a su exmujer y madre de Luca, Nancy Dupláa, cuando conducía el programa de radio Basta de todo. “Sé que tengo el privilegio de aprender de un grande que es mi padre, que me ama, que amo ¿por qué renegar de eso?”, se preguntaba y respondía Luca en un reportaje de LA NACION. El bebé/monstruo junto a su admirado padre conducirán el programa de preguntas y respuestas El legado, que se emitirá desde este lunes, a las 14.45, por la pantalla de eltrece.
En uno de los estudios de Kuarzo Entertainment Group, ambos acaban de grabar el quinto programa en el cual otras duplas de progenitores e hijos deben ir respondiendo consultas de interés general para cuidar el legado y quedarse con el dinero de sus competidores luego de atravesar diversas ruedas. Más allá de cansancios, de saber que en pocos minutos Matías Martin deberá estar al frente del micrófono del programa de radio Todo pasa, que conduce con Clemente Cancela desde este mismo estudio, la sintonía entre ellos es permanente esté prendida una cámara o no.
El formato de El legado fue creado en nuestro país por Jorge Guinzburg, en 2002. Desde la pantalla argentina, fue vendido a varios países. De hecho, sigue en la televisión francesa, en donde va por la undécima temporada, y en la italiana, con nada menos que 21 temporadas. En un archivo de la televisión retro de aquel programa, el monto para el ganador era de 12.000 pesos o 46.800 dólares, según la cotización de ese año. Veintidós año después, y sin entrar en los “detalles” de la inflación, en este caso la dupla familiar ganadora se llevará un monto máximo de un millón de pesos (algo así como 1200 dólares). Decididamente, otros tiempos.
Matías Martin, 53 años, pasó la fiestas de fin de año en Punta del Este, tras su separación de Natalia Graciano después de 20 años en pareja y dos hijos en común. Luca Martin, de 23, optó para Mar de las Pampas en donde se tomó unos días de descanso entre las grabaciones de El legado y su participación en el programa de radio de su padre en Urbana Play. En ese ciclo tiene su columna propia para hablar, por ejemplo, de cine, una de sus pasiones desde los 6 años.
La nota con LA NACION se realiza el último día laboral de 2023, justo ante de este tiempo de playa y relax. “A mí se me cayó el año encima, estoy con un nivel de desgaste total. Y, en 40 minutos, estoy al aire 4 horas con el programa de radio. Estoy con lo justo…”, se sincera el padre. Pero es el hijo, sentado a su lado, el que pone en juego otros contextos y asume la voz del adulto. “Igual, viejo, sin mentir: salimos los dos cansados de grabar pero, al mismo tiempo, hay algo de estar frente a una cámara jugando este juego que te deja un poco eléctrico, a mí me pasa”.
Matías Martin: -Eso es cierto, terminamos muy arriba. Todavía todo es nuevo, pero para mí es espectacular ir descubriendo el formato. Lo más lindo que tiene esto es estar mano a mano con mi hijo haciendo un programa. Eso es increíble. Un amigo de la radio, que queda en el mismo edificio, bajó hace un rato un momento para ver cuánto me faltaba y al rato, en un corte, me comentó que vernos a los dos conduciendo el programa era un flash. Eso es lo que siento.
-Y vos, Luca, ¿cómo lo vivís? Es tu primera experiencia conduciendo un programa de televisión.
Luca Martin: -En verdad, no es la primera vez que estoy conduciendo en tele...
-Me hiciste quedar mal...
Luca: -Tranquilo. Hice televisión en el Canal Encuentro durante la pandemia, no te culpo de nada que no lo recuerdes…; pero esto es diferente. Por un lado, siento que estoy trabajando en casa porque considero que Kuarzo es como mi casa. Hace como dos años que estoy laburando en Urbana y todo me resulta conocido. Por eso me parece obvio que la pasemos bomba laburando juntos. Obvio que nos divertimos. Obvio que es natural. Y obvio que tiene algo emotivo, de un toque nostálgico recordar que alguna vez tuve 4 años, ponele.
-¿Por qué nostálgico? Los veía hace un rato en la pantalla y ahora mismo charlando y son puro aquí y ahora.
Luca: -Si…, pero hay algo nostálgico. Nosotros nunca dejamos de jugar viendo películas, escuchando música, cagándonos de risa por cualquier cosa; pero esta es la primera vez que estamos jugando en serio.
Matías: -Es un trabajo, con toda la responsabilidad que trae eso, pero también el trabajo es jugar y divertirnos. De otra manera no hay programa, no funciona. Entonces esa mezcla de trabajar, de venir a cumplir un objetivo y el de divertirnos nos compromete desde un lugar espectacular.
-¿Ensayaron antes de la primera grabación?
Matías: -Cero. Desde que surgió la propuesta de hacer un programa con mi hijo solo hicimos una prueba y salió. A mí ya me conocían, pero la gracia era ver cómo me las arreglaba con un pibe en el mano a mano y salió todo muy natural.
Luca: -Nadie en el medio debe creer en la idea de que por haber nacido de una persona que sabe hacer las cosas el hijo también lo sepa hacer. Yo no me consideraba la persona más capaz. Se que soy verborrágico, pero que eso se traduzca bien al aire hay un océano de diferencia.
-Aquel día de la prueba, ¿estabas nervioso?
Luca: - Estaba más nervioso de pensar que lo que mostrás puede haber quedado viejo. ¿Qué pasa si ya no da tu rol de gracioso y de buena onda con tu papá, qué pasa si es una vergüenza? Recién después del primer programa me quedé contento. No es una vergüenza y es muuuuy divertido.
Matías: - Te voy a contestar yo eso de si estaba nervioso o no: estaba ansioso, era una bola de nervios.
- O sea que tu modo verborrágico estaba en llamas.
Luca: - Al palo.
Matías: -Pero, al mismo tiempo, estaba tranquilo. Estamos en una etapa del vínculo muy maduro. Hace 23 años que es mi hijo, hemos atravesado un montón de etapas y los dos aprendimos mucho. Llegamos a un momento de tranquilidad y de madurez para encarar este programa. Por mi parte aprendí la lección y no le hincho las pelotas para nada.
Luca: - Aunque suma un toque cuando me hinchás las pelotas...
Matías: -Nos permitimos jugar nuestro juego. Somos abraceros, toquetones...
Luca: -Eso me lo dicen todos mis amigos. Onda: ‘Che, se dan besos, se abrazan, se dicen cosas lindas’. Nunca te conté esto, viejo, pero un amigo me dijo que él teniendo un papá con el cual no logra conectar, no podía creer lo bien que me llevo con vos. Pensaba que era todo chamuyo para las cámaras. Pero yo a mi viejo lo amo, obvio.
Matías. -Hacemos chistes, jugamos. El humor de él me hace reír y mi humor lo hace reír. Las salidas de este guacho me causan gracia.
- Alguna vez dijiste que Luca era un “bebé” pero también un “monstruo”.
Matías: -Es verdad, y también le decía “la criatura”.
Luca: - Y “bestia peluda” o “el loco turbina” apenas había nacido.
Matías: -Es verdad. En ese momento estaba haciendo un programa de tele llamado Los fugitivos, que era muy popular. Fue la vez que entró de sorpresa al piso con su madre...
-Lo vi por YouTube, vos te lloraste la vida...
Matías: -¡Obvio! Un pibe de 20 días con la mamá, ¿qué querés?
Luca: -Yo también soy llorón, pero soy de llorar más con las películas y él con las charlas emotivas.
- Vos, Matías, ¿laburaste con tu viejo?
Matías: -No, bueno, hice algo. Mi viejo era dibujante publicitario y hubo una vez que hizo una publicidad de Kellogg’s en la que un nene real jugaba al fútbol con un dibujo animado. A mí contrataron porque jugaba al fútbol y mi viejo pintó arriba mío la silueta de Tony The Tiger. Hay una publicidad en la que el nene juega al fútbol con el tigre, Ese tigre, abajo, era yo. Lástima que no la tengo guardada…
- El formato de este programa remite a 2002, cuando lo condujo Jorge Guinzburg, ¿vieron algo de aquello en YouTube?
Luca: -Vi lo que me enviaron, claro. Primero, cuando me enteré quién lo había hecho me alegró saber que no es exactamente el mismo formato y, al mismo tiempo, Jorge Guinzburg siempre fue tan capaz en todo lo que hizo y eso me dio un poco de nervio.
Matías: -Lo que hicimos fue adaptarlo. Cuando recibí la propuesta de El legado reparé inmediatamente en la palabra “legado”. En mi caso, mi legado es mi hijo, es este pibe conduciendo. Por eso propuse conducirlo con él y que los participantes sean padres e hijos, jugar con ese vínculo.
- O sea, sos el padre de esta versión del formato.
Matías: -Ponele. El nombre de El legado es de Jorge quien, encima, era amigo de mi viejo. Me acuerdo que jugamos dígalo con mímica en mi casa. Pero de aquel formato pasamos a este que es entre padres e hijos.
- ¿Cuál es el legado de tu viejo?
Luca: -Creo que su legado, y voy a decir algo que no le va a gustar a mi viejo, es medio eterno. Él no me cree, pero tengo amigos, y amigos más pendejos que yo que me siguen de Todo pasa, que me siguen hablando de mi viejo, que lo mencionan en los contextos más raros del mundo. Él no entiende que su legado es que la gente confía en lo que dice. Generó una imagen que es real porque mi viejo es honesto, es confiable
Se miran e inevitablemente se emocionan. El padre le pone al hijo gesto de que no exagere. Y el hijo le responde: “Es verdad, no te voy a chamuyar”.
- ¿Y el legado del bebé/monstruo?
Matías: -Desde que nació tiene un halo, ¡qué se yo! Con la mamá siempre pensamos que tenía mucho para dar, que la iba a romper. De golpe estoy haciendo un programa en la tele con él cosa que, por un lado, me parece imposible. Por otro lado, es como si lo hubiera estado esperando. Luca es la primera persona que le deseo que le vaya mejor que a mí, ¡pero un millón de veces mejor que a mí! Atravesamos etapas que no lo entendí, que nos chocamos.
Luca: -Te interrumpo: pero pasamos todas esas cosas juntos. Crecimos enormemente los dos. Nuestra peor y mejor etapa fue la adolescencia; a mí me alegró tanto que me aceptara.
Matías: -Pensá que lo puse en primera a los 16 años, en la radio. Y no es fácil a esa edad escuchar a gente que te dice que sos un genio y esas cosas; pero se bajó de esa ola solito y empezó a hacer producción ganando dos mangos. Y se rompe el tuje, se curtió y me pareció que era el momento para que condujera un programa en televisión. Lo hace siendo más chico que cuando yo empecé, a los 24.
Luca: -Pero vos, sé que va a sonar raro, no te tenías a vos, papá. Yo sí. Y vos sos un guía, un ayudante, un mentor.
- ¿Y cómo lidias con ser el “hijo de…” por ambas parte: tu madre, Nancy Dupláa; tu padre, Matías.
Luca: -Y, yo siempre tuve una mamá y un papá que me atendieron, que me acompañaron. Mi vieja siempre estuvo a mi lado.
Matías: -Sumala a ella por favor en la nota porque así como siempre me acompañó en mis programas con Luca hizo lo mismo.
Luca: -Hasta estuve en un capítulo de Graduados. Solo siendo “hijo de...” no se puede. Si no tenés nada que decir con ser “hijo de...” no se llega a ningún lado. Podría vivir con mi mamá o con mi papá y ser un vago, pero no quiero eso. Mi vieja, que cree mucho en lo cósmico, empezó a los 23 años a trabajar en Canal 13. Mirá lo que son las coincidencias: yo, también a los 23, debuto en el 13.
Matías: -Mi primer eslabón interesante fue a los 26 o 27 años, también en el 13, en un programa que se llamaba Locos por el fútbol.
Luca: -Y si bien por parte de mis viejos hay un montón de gente que me trata bien, recibo en las redes insultos por cosas que dijeron mis viejos en base a cosas que yo jamás dije.
Martin: - Ser “hijo de” tiene un parte positiva, tenés más acceso a determinadas oportunidades. Pero para el resto de la vida (excluyendo una asado familiar y esas cosas) es más un garrón. Para el colegio no está bueno, todos saben quiénes son tus viejos, todos opinan. Para la vida, no tiene nada bueno. Y peor en estos tiempos de redes sociales, de fake news, del hater. Yo no me engancho en esa, que digan lo que quieran. Estoy muy tranquilo sabiendo que hago las cosas con amor, con profesionalismo.
Luca: -Es que no sos un chanta, papá. Eso la gente lo ve. Vos das tu opinión de las cosas y cuando no tenés nada para decir sos más vos que nunca.
-¿Cuál fue o es el programa de televisión de juego favorito?
Luca: -La otra vez vino mi viejo a casa y cenamos viendo Los ocho escalones. ¡Lo vimos entero mientras jugábamos y lo analizábamos! Otro de mis favoritos es El muro infernal, de Marley.
Matías: -Yo soy mucho de los de pregunta y respuestas. En mi programa de radio con Clemente Cancela armamos un juego, “El 21″, y nos divertimos mucho. Si bien me encantan esos programas nunca había hecho uno. Si a eso le sumás que lo hago con mi hijo y el programa se llama El legado, cartón lleno.
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