MasterChef Celebrity: Vicky Xipolitakis sedujo al jurado y Analía Franchín explotó
A esta altura ya es casi una redundancia decir que Vicky Xipolitakis es un show en sí misma. Lo que todavía faltaría confirmar es si ese show es bueno o no. Con su habitual y bien ensayado despiste, la mediática marcó el ritmo de la segunda jornada de MasterChef Celebrity.
Por la gran cantidad de participantes, la primera gala del programa se desdobló en dos noches. Vicky dio la nota de entrada nomás, con un "vestido de princesa" completamente altisonante para un entorno culinario. "En realidad vinimos a su fiesta de 15", ironizó Roberto Moldavsky.
Al momento de comenzar a cocinar, Xipolitakis revoleó el vestido sobre la cabeza de Claudio "El Turco" García y debajo apareció un jogging, que sería su ropa de trabajo. El momento bizarro fue apenas el comienzo de una noche dominada por el protagonismo de la voluptuosa rubia.
Buscando un diferencial en función de lo ya conocido en estas competencias, los ocho concursantes tuvieron que cocinar a partir de ingredientes que debían elegir con los ojos vendados. Dudas, temor, incertidumbre. Una mezcla de sensaciones que se replicó en cada una de las estaciones de trabajo. Ni la solvencia de Iliana Calabró o Patricia Sosa pudo con el compromiso, mucho menos la vacilación de Rocío Marengo, Analía Franchín o Leticia Siciliani.
Pero mientras el resto se compadecía del momento que estaba pasando, Vicky estaba feliz de la vida, tanto que se dio el tiempo para tirarle un frasco de miel por el piso a Iliana (actitud que fue muy criticada por el jurado), ensayar un juego de seducción con Germán Martitegui, el menos indicado de los tres veedores para ese tipo de complicidades, sumar un postre al desafío, porque total le habían "sobrado 25 minutos". A pesar de todo, a la hora de la verdad, Xipolitakis consiguió superar el desafío y quedó entre los mejores de la noche, junto a Calabró, Siciliani y Sosa.
Mientras la rubia festejaba a los saltos, Analía Franchín destilaba bronca: "Obviamente esto es un reality, pero si yo hubiera revoleado un frasco de comida por el piso como Vicky, que incluso Germán le terminó diciendo que lo podría haber matado, no sé qué hubiera pasado. Si hubiera sido otra persona, que no era como una princesita de Frozen, hubiera ido directo a la sentencia. Espero ir conociendo con el tiempo la escala de valores que manejan.
De esta manera comenzaron a tejerse las diferencias entre los participantes, cortocircuitos que prometen en el futuro una serie de choques que poco y nada tendrán que ver con ollas, cucharones o sartenes.
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