María Laura, Cata de Gran Hermano, habló sobre las “estratégicas” lágrimas de Daniela, su soledad en el juego y las pésimas predicciones de Agustín
En una entrevista con LA NACION, la séptima eliminada del reality dio su opinión sobre su salida de la casa e hizo un repaso sobre todo lo que vivió durante su mediático encierro
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En el marco de una votación que resultó mucho más pareja de lo esperado, María Laura Álvarez (o Cata, como la apodaron en la casa) se convirtió en la séptima y última eliminada de Gran Hermano. En una entrevista con LA NACIÓN, la catamarqueña de 41 años repasó su estrategia de juego, sus pasos en falso, su vínculo con Alfa, y explicó por qué su salida -lejos de las lágrimas- fue tan alegre.
-¿Te sorprendió lo pareja que resultó la votación entre vos y Daniela?
-Todavía no sé mucho de porcentajes porque estuve un poco aislada. Pero Santiago del Moro me dijo que mi salida había sorprendido porque fue todo muy parejo. Creo que a Daniela la ayudó mucho lo último que habló porque cuando en el living yo di mi mensaje solo dije: “Si me tengo que ir será lo que la gente diga”, pero Dani habló un poco más y bueno...
-¿O sea que pensás que ese momento de llanto de Daniela, en los últimos minutos de votación, fue parte de una estrategia?
-Sí, pienso que sí. Después de eso hubo un lapso bastante largo hasta que se cerró la votación. Daniela lo hizo a propósito a ver si podía lograr en la gente lo que finalmente logró. Y está bien, es su juego, pero todo fue estrategia.
-¿Qué balance hacés de tu paso por el reality? ¿Sentís que cometiste algún error o te vas tranquila con tu forma de jugar?
-Para mí fue difícil porque yo estaba mucho con Mora y con la Tora y las dos se fueron. Entonces no llegué a hacer otra sociedad con alguien y fue difícil jugar sola. A la gente capaz le resulta aburrido alguien que juega solo porque no genera nada y mi grupo de confianza fue el primero en irse, y quedé jugando sola, sin estrategia. Capaz si hubiesen estado más tiempo Mora y la Tora, la situación habría sido más fácil.
-Pero vos tampoco eras una persona solitaria en la casa, ¿por qué sentís que jugabas sola?
-Son cosas distintas. En la convivencia yo me llevaba bien con todos, capaz que con alguno hablaba menos, pero siempre me llevaba bien. Pero en el juego propiamente dicho, lo planteé de un principio así estableciendo una sociedad con Mora y con la Tora, pero después me quedé sola, y ahí me sentí más cerca de Nacho. Pero fue duro porque tenía a la mayoría en la vereda de enfrente.
-¿Y a Nacho lo ves en esa situación de jugar solo o pensás que está buscando una nueva sociedad?
-Nacho quedó solo, pero creo que se va a unir a Maxi. No sé si eso lo beneficiará o no, pero creo que los demás no van a hacerlo parte de su juego, ni van a abrirle la puerta para que entre a jugar con ellos.
-Tu salida de la casa fue muy festiva, todos te saludaron con cariño y vos tenías la sonrisa dibujada, ¿fue un momento que disfrutaste?
-En realidad soy así, soy divertida y no me tomo las cosas de manera personal. Esto es un juego y si bien adentro tenía más afinidad con unos que con otros, todos somos jugadores. Yo sé bien dónde estoy parada, sé qué clase de persona soy, en dónde están mis pensamientos y mis ideales. Todo lo tomo sabiendo que ellos son jugadores y no personas que me conocen en profundidad, lo tomé así y salí con buena onda con todos. Me parece que también se trata de eso, de tomarlo de esa forma para que no te influya en tu vida ni te bajonees después de haber vivido una experiencia hermosa, en la que fuiste elegido entre miles y miles de personas.
-Vos sos más grande que la mayoría de los chicos de la casa, ¿sentís que eso te permitió ver todo con una cabeza más fría y así poder disfrutar del reality desde otro lugar?
-Sí, uno tiene más camino vivido. Al lado de Juli que tiene veinte años, yo con cuarenta tengo un recorrido más amplio. La edad te hace ver las cosas de otra forma, tomar todo desde otro lugar y disfrutarlo de otra manera. Esto fue algo muy lindo, pero hoy los chicos son más intensos, creen que tienen que hacer de todo, y capaz que yo podía ver las cosas desde otro ángulo.
-¿Qué lectura hacés del abrazo entre las cuatro chicas restantes de la casa, en el momento de tu salida?
-Me pareció perfecto, ellas desde un principio están juntas y se acompañan, entonces lo tomé bien. Con Romi lo hablábamos y ella me decía: “No quiero que se vaya Daniela”, y yo lo entendía y respetaba su punto de vista. Me parece que es justo, yo hubiera hecho lo mismo si me quedaba con la Tora y Mora.
-¿Cómo fue tu relación con Alfa, y cómo leés el apoyo que recibe desde el afuera?
-En un principio, hubo algunas actitudes de Alfa que me molestaron y creo que discutimos una vez, pero después empezamos a hablar, y yo aprendí a pararle un poco el carro. Por ahí estábamos charlando y cuando él arrancaba yo le decía: “Alfa pará, no me hagas un monólogo”. Y entonces me nombraba todas las calles de Buenos Aires, ¡y yo ni idea, si no conozco Buenos Aires! (risas). Así empezamos a llevarnos, él es un hombre que tiene experiencia de vida, es alguien sensible aunque muchos no le crean y es piola. Hay que darse la oportunidad de conocer a las personas. Y sobre por qué lo banca la gente, creo que es porque desde afuera se hace una lectura de un hombre grande al que todos los chicos jóvenes atacan, más allá de que él a veces es bastante jodido. Creo que se lo victimiza un poco. Aunque sinceramente, yo lo admiro porque a su edad, con su estilo de vida, hubo muchas situaciones que no sé cómo se las bancó.
-Agustín se la pasa hablándole al afuera y asegura emplear estrategias para avanzar en el juego, ¿pero cómo lo ven adentro de la casa?
-Agustín es muy persuasivo, es muy manipulador, tiene algo y es que le encanta meterle miedo a los chicos, a veces va y le dice a alguien: “Sos el próximo nominado”. Es más cuando quedé nominada me dijo: “Cata, vos tranquila que se va Alfa”, y yo le respondí: “Lo dudo, eh, porque Alfa superó muchas nominaciones”, pero él insistía con que se iba. Entonces antes de irme, le aseguré: “Tu predicción fue bastante mala, no es todo como vos pensás”. Agustín juega todo el tiempo con eso, le gusta mostrar que se la sabe todas, que sabe quién va a placa, pero se le está cayendo el juego y hay cosas que se nota que son mentiras.
-Por último, ¿cómo fue el reencuentro con tu familia?
-A mi hija todavía no la vi, ella viene el jueves, pero estuve con mi novia y unas amigas un ratito porque si recibís mucha información de golpe, te afecta. Aunque no lo parezca, una semana en la casa es como un año, vivís todo con otra intensidad. Vos decís son 47 días, pero ahí el tiempo no corre de la misma forma. Y salí y con mi novia estoy muy bien, ella estaba contenta, tranquila, así que ahora estoy muy ansiosa por ver a mi hija.
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