María la del barrio: a 25 años de la reversión de la Cenicienta que coronó a Thalía como reina de las telenovelas
Los 90 tuvieron a una reina indiscutida de las telenovelas y ella fue Thalía. La mexicana protagonizó casi al hilo lo que hoy se conoce como la trilogía de las tres María: María Mercedes (1992), Marimar (1994) y la inolvidable, María la del barrio (1995). Con una temática en común, estas historias revolucionaron la televisión tanto en su país de origen, México, como en la Argentina, Perú y el resto de América Latina. Mirar telenovelas en familia parecía un ritual, ese que todavía se sigue dando en países como Cuba (donde aún el streaming y la televisión on demand no cambiaron la lógica de la industria).
La historia de La Cenicienta, la chica humilde que se enamora de un príncipe en medio de un contexto de muchas diferencias de clases, parecía un escenario ideal para exponer no solo la realidad mexicana de ese entonces, sino para darle rienda suelta a Thalía y su magnetismo. Si bien las tres novelas cautivaron a la audiencia, fue la última la más recordada y la que aún hoy sigue generando comentarios y hasta memes en las redes sociales. Además de representar una de las pinturas más concretas de esos tiempos, esta ficción quedó inmortalizada por el trabajo de Itatí Cantoral (Soraya Montenegro), la malvada más malvada quien es la gran estrella de la icónica escena de "la maldita lisiada". Sea por su componente tragicómico, por su grotesco, por los problemas de actuación o por la suma de todas esas partes, su efecto sigue siendo el mismo en la actualidad: la risa.
Con algunos valores que hoy no serían vistos con los mismos ojos, muchos estereotipos y una protagonista que nunca termina de superar una tragedia que ya cae en otra, María la del barrio se convirtió en un culebrón clásico. Hoy, por ejemplo, sería impensado mostrar a una mujer tan comprensiva con las infidelidades de su compañero. "María la del barrio es como 'Thalía la del barrio', es una extensión de mí. Es una persona que dice directamente las cosas, sin pelos en la lengua, que defiende sus ideales y que es muy libre en su apariencia. En eso me siento parecida, este personaje me enseñó a respetarme", dijo Thalía a revista Quien, sobre la ficción de 90 episodios (uno más pochoclero que el otro) que este 2020 cumple 25 años.
Del basurero a la mansión
Producida por Televisa y basada en Los ricos también lloran (1979), ficción protagonizada por Verónica Castro y Rogelio Guerra, la trama se desarrolla en torno a María Hernández. Ella es una chica sin educación y llena de sueños que vive en las afueras del DF y trabaja recolectando basura. Al respecto, Thalía contó que fue duro interpretar ese papel porque tenía fobia a los gérmenes y tuvo que rodar gran parte de las escenas entre la basura. "Convivir con recolectores de basura fue una experiencia que aprecio. Si bien todos se movían con máscaras y fundas, yo no, estaba entre la basura. Conocí a la gente que vive en esos entornos, jugué con sus hijos, me divertí y recuerdo con mucho cariño ese personaje", reveló años atrás.
María está enamorada de un misterioso hombre que ve en la iglesia todos los domingos. Su primera tragedia la vive a los 15 años cuando muere su madrina, quien la cuidaba; es el padre Honorio quien le encuentra un lugar donde vivir y trabajar. Es así como termina en la casa de Fernando de la Vega (Ricardo Blume), uno de los hombres más ricos del país, quien le enseña modales y la trata como una más de su familia, muy a pesar de su mujer Victoria (Irán Eory) y de Carlota, la empleada doméstica (Rebeca Manríquez). La casualidad quiere que María se encuentre en esa casa con quien amaba en secreto en los encuentros de su culto: él es el primogénito de De la Vega, Luis Fernando (Fernando Colunga).
Cuando finalmente María da con "su Romeo", él está en su peor etapa: acaba de ser abandonado por una novia y juró nunca volver a enamorarse. Lo único que quiere es jugar con las mujeres y es eso lo que planeó hacer con la protegida de su padre. Cerca, está la sobrina de Victoria, Soraya Montenegro quien hará lo imposible por conquistar a su primo. La antagónica de María es despiadada y es la encargada de marcar todo el tiempo la diferencia de clases al llamarla "la marginal".
A lo largo de la trama, Luis Fernando empieza a sentir algo por María pero luego de una borrachera termina en una situación de intimidad con Soraya, quien lo engaña diciéndole que está embarazada. María, en tanto, logra ganarse el cariño de los hermanos de su amor (Vladimir y Vanessa) y de la otra ama de llaves, pero no consigue hacer que sus dos enemigas (Soraya y Carlota) cambien de parecer y la traten con un mínimo de respeto. Por eso, ante el golpe que supone para ella el embarazo de Soraya, se refugia en los brazos de Vladimir (Héctor Soberón).
Luego de mentirle a Luis Fernando y decirle que sufrió un aborto, Soraya se instala en la mansión de los De La Vega y convierte la vida de María en un infierno; hasta intenta asesinarla con la ayuda de la nana Calixta, un curandera que ayudó a criarla. Pero las cosas no salen como planea y termina cayendo por la ventana de la casa de su amante, luego de echar a la nana de su casa y de descubrir que en realidad era su madre. Si bien todos la dan por muerta, como dice el dicho "yerba mala, nunca muere".
María y Luis Fernando por fin pueden ser felices, pero los celos de este último por el vínculo que ella tuvo con su hermano Vladimir lo ciegan y, lejos de vivir un feliz final, las cosas se ponen segundo a segundo más complicadas. De hecho, María recibe un telegrama de divorcio mientras está con trastornos de ansiedad y embarazada. Tiene a su hijo Fernando sola y, desequilibrada, y lo entrega a una mujer en un jardín. Pero en esta novela nunca es suficiente: después de abandonar a su hijo, María es ingresada a una institución para enfermos mentales al tiempo que Luis Fernando se entera de que ella nunca le fue infiel y corre arrepentido a buscarla. Logra encontrarla pero no tiene la misma suerte con su hijo. La pareja decide entonces adoptar a María de los Ángeles (Ludwika Paleta), pero María no consigue superar lo sucedido.
14 años después...
María no baja los brazos y sigue buscando a su hijo. Nando (Osvaldo Benavides), de 15 años, trabaja como vendedor de billetes de lotería y cuida de su madre adoptiva Agripina (Carmen Salinas). Pero ante una eventualidad, un accidente y falta de dinero para pagar los medicamentos, entra a robar a la casa de una familia rica. Una vez más, quiso la casualidad que se tratara de la mansión de la familia De la Vega, quienes lo sorprenden en pleno delito.
Mientras que Luis Fernando lleva al joven a la comisaria, María se interesa por su historia y lo ayuda a pagar los medicamentos. Más tarde, se da cuenta de que Nando es su hijo. La cadena de malos entendidos, celos, chantajes y otras yerbas separan nuevamente a la pareja protagónica al punto de que Luis Fernando quiere asesinar a Nandito. María le grita la verdad y lo detiene. Todo parece terminar: la familia se reencuentra.
Pero, en una nueva vuelta de tuerca, Soraya resulta estar viva. La malvada más malvada logró recuperarse de la caída que sufrió y vive en los Estados Unidos, en Texas. Es más, heredó una gran fortuna de Oscar Montalbán, con quien se casó y a quien asesinó. A cambio, se tuvo que hacer cargo de su hija Alicia. De vuelta en México, Montenegro busca venganza: primero enamora a Nando, pero él la deja cuando descubre que tiene otro amante y se acerca a Alicia [la "maldita lisiada"]. Todo se pone oscuro otra vez: María termina presa por defender a Nandito, a quien acusan de matar a Calixta (a quien en realidad mató Soraya). Luego de un incendio en el penal, María pierde la memoria y es dada por muerta hasta que la rescata el doctor Daniel Ordóñez.
Nandito y su padre descubren que María vive. También una carta de uno de los cómplices de Soraya devela la verdad sobre el asesinato de Calixta y la malvada huye, pero con el plan de matar a María. Montenegro engaña a su archienemiga, quien no tiene memoria y no la reconoce, y se la lleva con ella a una cabaña. Tras los golpes de Soraya, María recupera la memoria. Pero es tarde: Soraya arroja nafta y piensa prender fuego todo el lugar. En ese mismo momento, llega Luis Fernando junto a la policía. La malvada se prende fuego a ella misma por un error, María intenta salvarla pero no puede. Finalmente, Soraya muere y los protagonistas logran su final feliz: incluso con un nuevo hijo en camino.
Un amor que trascendió la pantalla
Thalía y Fernando Colunga tenían una química que traspasaba la pantalla y no fue solo la imaginación de los televidentes sino que esa misma chispa tuvo su oportunidad en la realidad. Según contó hace poco otra de las actrices de la telenovela, Yuliana Peniche (Alicia Montalbán), los protagonistas vivieron un romance de verdad mientras rodaban María la del barrio.
"En ese momento, Fernando Colunga era novio de Thalía, les platico, acá entre nos, el chisme de lo que yo me acuerdo: era novios y eran muy felices, muy, pero muy; se veían muy contentos, muy enamorados", reveló en su canal de YouTube. Y además reveló que la historia no prosperó porque la madre de la actriz, Yolanda Miranda Mange, no estaba de acuerdo con esa relación.
"El sobrino de Thalía la acompañaba mucho a grabar. Fede, que lo recuerdo con muchísimo cariño, Federico, que también es actor. Y Fede nos platicaba eso, que su abuelita no quería a Fernando Colunga", detalló. La cosa no duró mucho y ella terminó teniendo su final feliz con el empresario Tommy Mottola, aunque esa es otra historia.
Maldita lisiada
La escena merece un apartado. Ha sido clasificada por muchos como "la mejor escena de telenovela de todos los tiempos". Si bien, destacan expertos, todo está mal: la edición, la iluminación, las sobreactuaciones, el maquillaje y hasta los diálogos, esta escena deja a todos los espectadores admirados y no por lo buena sino por lo absurda.
Sea por la exageración o esta idea de caricaturizar a la sociedad de ese entonces no hay duda de que "Maldita lisiada" logró convertir el drama en un hecho cómico. Tanto Itatí como Yuliana y Nandito han hablado de esa escena en miles de oportunidades. De hecho, han contado que tuvo que grabarse varias veces por los ataques de risa entre los presentes. Las actrices admitieron que si bien habían actuado antes, no tenían la suficiente experiencia para mostrar algo más "creíble". Otro de los puntos a destacar es que la idea del director era grabar la pelea en una toma y darles a los actores la posibilidad de improvisar, algo que nunca lo logró por las interrupciones de las risas del elenco. Hoy, esta escena se ha convertido en uno de los memes preferidos de las redes sociales.
Hace poco, con motivo de los 25 años de María la del barrio, Thalía creó un filtro alegórico a la novela y hasta jugó con Itatí en las redes sociales. Las actrices se sumaron a uno de los desafíos de Tik Tok y, al ritmo de la música de la telenovela, ambas actrices se "peleaban" por soplar una vela en medio de un cumpleaños, aludiendo a uno de los virales de la red social china. "Nunca es tarde para hacer travesuras con Itatí Cantoral. ¡Nos desgreñamos, pero nos queremos! Un poquito de humor en estos tiempos difíciles", escribió la cantante de "Piel Morena". En menos de dos horas, la publicación casi llegó al millón de reproducciones.
Por qué Thalía no estuvo en los últimos capítulos
Thalía en los últimos episodios de "su" telenovela solo apareció mediante llamadas telefónicas o cartas, algo que llamó la atención de los espectadores ¿Qué pasó? El sitio Perú 21 reveló que la actriz no quiso grabar más, una decisión que sorprendió tanto a sus compañeros como al equipo de producción.
Luego de varios años de trabajo ininterrumpido, Thalía estaba cansada y agobiada. Así lo confesó 25 años después del éxito. Aunque, por suerte para los fans, ante la presión del público y de sus compañeros, la mujer de Tommy Mottola cambió de opinión y volvió al set para darle un final a la historia.
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