María de nadie: la telenovela sobre una jovencita jujeña que convirtió a Grecia Colmenares en estrella internacional
La cita obligada de los mediodías abrazaba al culebrón más clásico, pero sumaba temáticas de avanzada y se apoyaba en la carismática actriz venezolana de Topacio para lograr el éxito
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Eran otros tiempos. Una TV que traspasaba fronteras y que buscaba en lo particular algo más global, relatos que trascendieran idiomas y modismos. A nadie le importaba si la protagonista de María de nadie, Grecia Colmenares, hablaba con un muy particular acento del norte argentino; lo importante era atrapar con las desventuras de la protagonista y pensar qué otras penurias se podían imaginar para los capítulos venideros.
María de nadie nació de la mano de Crustel S.A., productora de José Enrique Crousillat, un empresario peruano que llegó a la Argentina para impulsar telenovelas que luego recorrerían el mundo. Crousillat ya había tenido experiencia como productor en Venezuela, donde lanzó Esmeralda, protagonizada por Lupita Ferrer, escrita por la cubana Delia Fiallo y que llegó a las pantallas de todo el mundo. Antes de crear Crustel, ya había estado en nuestro país: produjo Nino, las cosas simples de la vida, rodada entre 1971 y 1972, con el protagónico absoluto de Enzo Viena, y participaciones de intérpretes como Arturo Puig, Stella Maris Closas, Gino Renni, María Rosa Gallo y Maurice Jouvet.
Crousillat sabía del talento de los actores y equipos técnicos argentinos, y necesitaba una nueva oportunidad para consolidarse. Esa posibilidad surgió a partir de adaptar junto a Federico Pagano los libretos de La Zulianita, de 1977, escrita por Fiallo, un relato tradicional de amor entre protagonistas de diferentes clases sociales.
Para poner en marcha su regreso, el productor le hizo una oferta que no podía rechazar a Grecia Colmenares. Ella había protagonizado Topacio, una remake de Esmeralda, con la que había conquistado Venezuela y algunos países limítrofes. En sus 182 capítulos, interpretaba allí a una mujer humilde, cambiada al nacer, que se enamorará, justamente, de ese niño con el que los poderosos quisieron cambiar su identidad.
El éxito de Topacio había hecho que Colmenares recibiera varias ofertas para protagonizar otras telenovelas en su país, como Cristal, pero ante la invitación de Crousillat, no dudó. La telenovela, que emitió Canal 11 (hoy Telefe) cada mediodía, a las 13, se convirtió en un éxito sin precedentes que paralizó el país.
Las claves del éxito de la novela
María de nadie contaba la historia de una mujer que llegaba del Norte a la ciudad, y encontraba trabajo en un cabaret como empleada. En ese lugar conocería a quien luego se convertiría en su gran amor, Juan Carlos Arocha (Jorge Martínez), con quien 220 episodios después terminaría con celebrando el clásico “final feliz”. Pero durante los episodios, además, se hablaba de feminismo, se reflejaba las vivencias de un grupo de mujeres en un cabaret, se presentaban personajes divorciados y hasta había romances entre mujeres adultas y jóvenes.
La heroína
María Domínguez (Colmenares) vive con su familia en Purmamarca (Jujuy). Debió dejar sus estudios para ayudar en su hogar, donde comparte tiempo con su madre y el padre, quien fallece tras padecer una larga enfermedad. “Buenos Aires es una ciudad muy grande, tiene que haber muchas oportunidades” dice en el primer capítulo María mientras dialoga con Inocencia, una vecina, quien ante la consulta de qué haría en la ciudad responde que trabajar y volver a los estudios. María decide viajar a Buenos Aires para conseguir dinero para mantener a su madre, salvar de la cárcel a su hermano y recuperar su casa, en manos de Aquiles Vargas (Jorge Villalba), quien desea a María, sin saber que un secreto la aleja de riquezas de su familia. Su primer trabajo es en un cabaret, al que llega por Felicia (Graciela Baduan), tras golpear puertas y más puertas de oficinas y comercios. Allí conoce a un cliente, Juan Carlos (Martínez), y tras una confusión por el robo de una billetera, comienza a trabajar en la casa de quien se convertiría en su gran amor.
El galán
La primera vez que vemos en la novela a Juan Carlos Arocha (Martínez) es en un “boliche” donde suena de fondo “Through the Fire”, de Chaka Khan, mientras baila con Ivana (Cecilia Cenci), su novia, a quien le propone matrimonio entre besos y susurros. Es ingeniero y trabaja en la empresa familiar, además de un mujeriego, que cae rendido a los encantos de María ni bien la ve. “¿Dónde puedo encontrar a una Julieta, una chica casta, pura, virginal?”, se pregunta justo antes de conocerla, y la respuesta es obvia: la recién llegada cumple con todos los requisitos de su lista.
Las villanas
Ivana (Cenci) es una mujer separada (inédito para la TV de la época) que no quiere contraer matrimonio con Juan Carlos porque quiere disfrutar de su libertad: es su madre quien la impulsa para cosechar los frutos de la relación. Ivana fuma, está pendiente de su imagen, viste a la moda, y se desvive por conquistar sus propios objetivos personales. Al llegar María a la ciudad y a la vida de su novio, todo cambia y le hará la vida imposible. Otro tanto hará Amelia Arocha (Hilda Bernard), madre de Juan Carlos, quien emplea a María, y entre exigencias y reclamos, irá forjando el temple de la joven, y también Queta (Natacha Nohani) otra de las empleadas, determinada a que la echen. A ellas se suma Lastra (Nathan Pinzón) un empresario que quiso abusar de María y ante la negativa y un cachetazo de la joven hacia él la acusa de robo y la persigue, y Jessica (Marina Skell) una actriz que le hará saber a María que deberá esforzarse y aun así no alcanzará para que pueda probar suerte frente a las cámaras.
Los aliados
María sufría por su soledad (era “de nadie”, después de todo), pero había un grupo de personajes que la acompañaban y abrazaban en sus desventuras: Matilde (Chany Mallo), “Ma” como termina diciéndole María, la cocinera de los Arocha, quien la apuntala en sus tareas y en su temple desde el día uno. También está Claudio (Aldo Barbero), quien sacó a María de la comisaría en los primeros episodios y el depositario de la verdad sobre su identidad. Olga (Susana Lanteri), la tía de Juan Carlos, impulsa a María a que se cultive.
La consagración de una estrella internacional
Colmenares venía de protagonizar Topacio, pero el público argentino aún no había visto ese culebrón cuando se estrenó la novela; de hecho, luego del éxito de María de nadie, en 1986, el Canal 9 de Alejandro Romay emitiría a las 17 su primera tira, consolidando así el estrellato de Colmenares, quien decidió instalarse por varios años en la Argentina.
En una entrevista que le realizó en 1996 en Miami Susana Giménez, la actriz recordaba la novela: “A mí me propusieron ir a hacer una novela, yo me fui en mi mejor momento en Venezuela y para mí era un reto muy difícil. Tuve el presentimiento que me iba a ir bien”. Colmenares no paró de trabajar en telenovelas, aquí y en el mundo, siendo Topacio y María de nadie sus primeros éxitos a los que se sumaron otros sin precedentes como Grecia, Pasiones, Rebelde, Romanzo, Manuela, Primer amor, Más allá del horizonte y Chiquititas, entre otras.
Una cortina musical inolvidable
Pero María de nadie no solo sirvió para que los actores se posicionaran como las grandes figuras del momento. Julia Zenko, quien interpretó la cortina de la telenovela, “María siempre”, de Chico Novarro, recuerda cómo la canción que la revalidó como una artista única del país le cambió la vida.
“Cuando me convocaron para cantar la cortina de María de nadie yo estaba en un momento difícil de mi vida personal, estaba separándome, con una nena de dos años, Laura. Recuerdo que fue un boom impresionante la novela, pegó un montón con Grecia, con Jorge y la historia, que era fuerte para la época: la chica que venía de la provincia a la capital y que no sabía bien qué hacer de su vida”, cuenta Zenko hoy a LA NACIÓN.
“En esa época yo grababa muchas publicidades, y cortinas musicales. Era mi trabajo y la verdad que fue muy hermoso: cada vez que escuchaba mi voz era como estar viviendo la Biblia y el calefón. El éxito de María de nadie, que hizo crecer mi carrera enormemente, y mi cabeza hecha un torbellino por tener una hija y separarme de su padre”, sigue.
“La telenovela duró creo que un año, un año y pico, y pasó por todo el mundo. Tengo los mejores recuerdos. Esa canción, como decía, me abrió muchas puertas y yo la incluí en un disco. Es el día de hoy que la gente me la sigue pidiendo”, concluye la cantante.
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