Magazine For Fai: a 25 años del delirante semillero de talentos creado por Mex Urtizberea
Entre mediados y finales de los años 90, Julieta Zylberberg, Violeta Urtizberea y Laura Cymer hacían travesuras por los pasillos de un canal, Martín Slipak cambiaba los dientes, a Julián Kartun le molestaban los bigotes postizos y Martín Piroyansky disfrutaba con lo que Lucrecia Martel les contaba sobre su infancia en Salta. Ellos, junto a otros niños, hoy consagrados actores, eran el alma de Magazine For Fai.
Emitido por primera vez hace 25 años, el programa estrenado por Cablín en 1995 rompía moldes en relación a lo que se esperaba en televisión de un ciclo protagonizado por chicos. La consigna era clara: la actuación era un juego y, sobre ello, los niños tenían mucho para decir. Creado y dirigido por el músico y actor Mex Urtizberea, el proyecto trató, desde el humor y con sello propio, temas de grandes.
Ambientado en los años 50, el programa recreaba un mundo dominado por una corporación dirigida por el señor Orwell For Fai, una suerte de despiadado Gran Hermano que ejercía el control mediante grandes obras de desarrollo urbano y operaciones de las que también se debatía en su parcela mediática: el magazine. En este espacio televisivo, los jóvenes panelistas, en la piel de los más diversos y alocados personajes, trataban temas políticos y sociales que aun hoy siguen vigentes.
Urtizberea asumía el papel de Mario Podestá, el moderador del talk show, e interactuaba con los jóvenes normalizando con astucia sus intervenciones, tan graciosas y convincentes como ingenuas y disparatadas. De forma simultánea, la docente de teatro y directora Nora Moseinco -destacada por su particular método de formación actoral- los guiaba por detrás de cámara con un pizarrón en mano donde les sugería indicaciones a golpe de dibujos.
A esta aceitada dupla se sumaba el escritor Alberto Muñoz como coequiper de Mex en los guiones, Álvaro Urtizberea como productor, escenógrafo y editor, y el ojo agudo de Lucrecia Martel como realizadora, varios años antes de filmar su primer largometraje, La ciénaga (2001).
Sobre la esencia inicial del proyecto, su creador explica: "Primero la idea era la de unos niños actuando de grandes, de profesionales, como en un magazine con especialistas". Y agrega: "Yo tenía un Ford Sierra y un día Muñoz me dijo: '¿Te compraste un forfai?'. Me hizo gracia, por ser un término del lunfardo para cuando algo no anda bien. Así que le dije: 'Qué bueno que este programa esté auspiciado por los supermercados For Fai', como un Seven Eleven, esas cosas que había, y que For Fai sea una empresa. Y ahí empezamos a darnos manija con una idea a lo 1984, de George Orwell, sobre un poderoso al que nadie nunca vio pero que maneja todo. Entonces había un reporte que mostraba las obras y al magazine lo bancaba la corporación con lo que hacía para la comunidad", cuenta Urtizberea a LA NACION.
El ciclo tuvo cuatro temporadas y ganó tres premios Martín Fierro. Se estrenó en la señal infantil Cablín en 1995 y sumó unos 80 programas en esta primera etapa, hasta 1996. Dos años más tarde, la propuesta regresó con una versión en clave deportiva en TyC Sports, coincidiendo con el Mundial de Francia, y en 1999 pasó a América TV con tinte político, por ser año de elecciones. Allí se destacaron propuestas delirantes -y no tanto- de candidatos como el Movimiento Anarquista de Fabricantes de Empanadas o el Partido Político Televisivo.
Chicos trabajando
"Hicimos el piloto con el productor Emilio Cartoy Díaz y lo bancó Horacio Levin, que era dueño de Promofilm. Iba a ir a Canal 13, pero no encajó. Vino la crisis de los 90 y no había auspiciantes, pero un día se enteró del programa una persona de VCC, que tenía Cablín, y le copó. Trabajábamos mucho y todo era hecho con dos mangos", recuerda el director. Urtizberea y Martel escribieron asimismo el guion para una película que no prosperó. "Era algo cara porque tenía mucha maqueta y un arte como en las películas de Orson Wells. Nos gustaba esa estética y esa época con toda esa cosa tosca y primaria, una cosa muy soviética, muy austera", cuenta.
Bugsy Malone, película de Alan Parker protagonizada por niños en el papel de gansters y personajes de los años 20, había inspirado al artista. Acompañado de Nora Moseinco, Urtizberea comenzó a observar el desempeño de los alumnos en las escuelas de teatro. "Nora hizo una muestra de sus alumnos en la escuela de Hugo Midón. Había pibes de diez años haciendo de grandes y eso me mató, porque no eran niños parodiando algo sino que era de verdad, como Azul Lombardía, Ezequiel Díaz, del grupo Los Susodichos", cuenta el actor. Así comenzaron los castings en su casa de San Telmo y la búsqueda de jóvenes talentos por las escuelas y talleres. En las selecciones iban despuntando Julieta Zylberberg, Maida Andrenacci, Laura Cymer y Martín Slipak, entre otros.
En la semana, se trabajaba con lo actoral y, en base a lo que surgía en las clases, donde los chicos recibían ciertos lineamientos y hacían naturalmente sus aportes, los guionistas reescribían los textos y se grababa en piso los sábados (para que ninguno faltara al colegio). Con Martel, grababan exteriores. Sobre el proceso, Moseinco aclara: "Las cosas estaban al servicio de esa libertad actoral y la dirección no era solemne, sino de apertura. Al grabar en el piso, yo tenía un pizarroncito y me tiraba al suelo y les hacía dibujos, cualquier cosa les ponía en medio de su trabajo para que sintieran ese estímulo arbitrario de posibilidades y ellos estaban muy disponibles a tomarlo todo. A grabar se iba con cosas que habían surgido de una búsqueda de personajes con ellos. Los chicos no juzgan el material, y el espíritu del programa era esa verdad en los niños. No había necesidad de cambiarla y se disfrutaba de eso, que me parece que es muy inédito como forma de trabajo en la tele".
"Se trabajaba en base a las potencialidades actorales de los niños, con ese estado de ingenuidad en ellos, que es lo más hermoso. Yo les hacía preguntas y para mí eso era mucho más potente que improvisar con un tipo grande, que sabés más o menos por dónde va; el pibe no, te sale con cualquier cosa, y era festejado que fuera así. Entonces juntabas a todos esos chicos genios y era divino", agrega Mex. Urtizberea se tentaba mucho, entre otras cosas, con las salidas que tenía Alejandro Goldberg, un pequeño "Olmedo" que lo hacía "llorar de risa". "Ya conocíamos lo que daba cada uno, y ellos actuaban así, a tirarse a la pileta. El programa tenía esa esencia, era muy genuino lo que decían. Volaba la imaginación".
Debates delirantes y tómbolas frustradas
Con escenas intercaladas en blanco y negro de cine mudo y del metarrelato sobre los emprendimientos de la corporación For Fai, el Magazine se dividía en segmentos conducidos por Mario Podestá y animados por los chicos. "Mesa con gente" era una sección de debate; "El Gran Bellini", un espacio donde un "mentalista" de la corporación nunca adivinaba los objetos que Mario describía; "Tómbola", un sorteo siempre frustrado; y "Permútele", una sección de canjes de objetos tan insólitos como una afeitadora a gas butano.
También incluía un apartado de efemérides, las escenas de cine mudo con Mara -la actriz fetiche de Orwell For Fai- en acción, y el "Sabelotodo", con planteamientos del estilo de "¿Puede un traje caminar sin una persona dentro?" o "Si a un perro lo acostumbramos a dormir adentro de una heladera, ¿resiste mejor al frío?", a lo que "los Hermanos Curtis" respondían aclarando que sí aunque el animal engordaría porque se comería lo que hubiese dentro.
Trajes y vestidos de época con polleras por debajo de la rodilla y cuellos con bolados, pelucas, postizos, anteojos de pasta, maquillaje: las caracterizaciones convertían a estos pequeños en profesionales y personas de oficio dispuestas a opinar sobre los más diversos e inesperados asuntos. Mex y Martel recorrían habitualmente la feria del Don Orione en busca de artefactos antiguos que luego utilizaban en los sketchs, y Álvaro Urtizberea se encargaba de poner a punto estos objetos para las escenas con inventos y ambientaciones dentro de un trabajo artesanal que reforzaron el espíritu humorístico de For Fai.
El "Consejo sentimental" y "El Fenómeno"
Al For Fai no le faltaban los números musicales ni las consultas amorosas del llamado "Consejo sentimental", donde la doctora Erricabarren, interpretada por Maida Andrenacci, respondía a diversas cuestiones. "Doctora, soy amiga de un chico tan alto que abolla el techo de mi casa con la cabeza. Estoy cansada de llamar al albañil", comentaba una ciudadana. "Ponga cosas en una mochila y tírelas siempre. Así, él va a estar agachado levantándolas", respondía la pequeña experta.
Andrenacci también daba vida a una de las "Hermanitas Bronte" -simpático trío de poetisas de la corporación-, a una cineasta y, en la etapa de TyC Ports, a la tarotista licenciada en cábalas Ivana Benítez, que daba consejos a famosos. Cuando el "Piojo" López le preguntó cómo hacer un gol en la final del Mundial, le dijo: "Mirá, Piojo 'Róquez', vos vas a meter un gol y de cabeza, pero para eso tenés que fortalecer tu cabeza, así que vas a agarrar ladrillos y vas a romper dos por día".
"Era todo un gran juego. Es como si te abren el placard de tu mamá y te dicen: ponete lo que quieras", cuenta hoy la actriz. Maida arrancó con 7 años y estuvo hasta los 12. Como la mayoría de sus compañeros, esta era su primera aparición en la tele. Recuerda que los padres hacían pool y se turnaban para llevarlos a grabar. Tampoco se olvida de la "bolsa de monedas" que tenían para tomar chocolatadas sin límites en una máquina de bebidas en el estudio de VCC.
"De For Fai me quedó como una cosa muy desfachatada al estar todo tan enraizado en el juego. La palabra error no existía, todo podía ser. Me parece que el éxito del programa está ahí, en que no había nada planeado sino lineamientos y alguien que te guiaba desde afuera, que era Nora, y desde adentro, que era Mex. Todo el equipo era muy ameno y familiar, en un ambiente seguro y lindo. Me siento muy feliz de haber sido parte. Cada vez que me subo a un escenario o que estoy en un set, me reconozco en ese mismo juego", expresa la intérprete.
Otra sección, "El fenómeno", era un espacio donde un hombre se presentaba con objetos en el lugar de su cabeza (un ventilador, un perchero, una parrilla), y recibía preguntas de los panelistas, que eran profesores, contadores de chistes o hacedores de risas. Entre las participaciones que el actor Ezequiel Díaz tuvo se destaca este segmento. Con ahora 39 años, el intérprete recuerda lo mucho que se reían con sus compañeros, con los que mantiene grandes amistades y comparte proyectos.
"Fue un programa muy fundacional de una manera de hacer televisión y de tratar a los niños actores, relacionada mucho más con lo lúdico y hacia lo particular de cada uno que con meterlos en un molde externo. Cada uno de los que pasaron desarrollaron su propia impronta, que es medio única, y es un referente al día de hoy de cómo hacer televisión con jóvenes, con humor y creatividad sin someterlos a cuestiones que los apaguen o que los igualen. Todo se hacía con mucho amor y estábamos todos a porque sucediera la magia", opina Díaz.
Martín Slipak: "El disparate se volvía temática"
Martín Slipak tenía 8 años al empezar y protagonizaba a varios personajes, aunque dos lo acompañaron durante más tiempo: un comisario romántico llamado cabo Polonio y el coya Rogelio Scarparo. "Creo que en las primeras grabaciones no tenía ni dientes, estaba cambiando los dientes", recuerda.
Nora Moseinco lo descubrió y de ella aprendió a buscar el disfrute en la actuación. "Es algo que veo en toda la generación que formó parte de For Fai. El no actuar por puro oficio ni por inercia, sino que en cada personaje, película u obra poder buscar el juego con uno mismo y con el resto. For Fai se construía desde ahí", opina.
Al ver ahora los programas -disponibles en Youtube-, el actor saca conclusiones: "Teníamos una falta de noción de lo que estábamos haciendo y eso era lo valioso del programa. Los chicos no miden y aparece lo maravilloso. Había como cierta impunidad al hablar de temáticas adultas desde un lugar de puro desconocimiento, de asombro o de entender las cosas a medias, pero desde un lugar sensible. Y había algo que Mex hacía grandiosamente al normalizar cada disparate que salía de los pibes y volverlo temática, por eso el programa tenía como un registro tan alocado, porque se seguía el juego y siempre valía lo que se improvisaba".
Julieta Zylberberg: "Fue un trabajo fundante"
Como psicóloga, cosmetóloga, dj, hombre meteorólogo o instructora de artes marciales proponiendo "miniaturizar el país, como un bonsai" llevando a la Capital grupos de todas las provincias, Julieta Zylberberg ya daba muestras en el For Fai de un amplio registro escénico.
Participó en el programa desde los 11 a los 15 y, tras un largo recorrido posterior, a sus 37 afirma que Magazine "fue muy fundante" para ella, al igual que para sus compañeros. "Creo que en determinados trabajos el cómo empezás te marca para el resto de lo que hagas en esa labor. Yo empecé a estudiar con Nora desde muy de chica, con experiencias muy lúdicas, de las que sigo viendo destellos y que determinan cómo me vinculo hoy con mi trabajo", señala.
"Había como una consigna clara que era el sí a todo, nunca decir que no, y si no entendías tenías que hacer como que entendías y decir algo al respecto. Y eso hacía surgir un montón de cosas. Cuando lo veo ahora me da una ternura total y me parece súper vigente y graciosísimo. Fue el mejor comienzo para después seguir siendo actriz, con mucho respeto y cuidado", señala.
Zylberberg, que en 2004 trabajó con Lucrecia Martel en La niña santa, recuerda "miles de anécdotas" de aquellos años. "Éramos un grupo de amigos que salíamos un montón y nos enamorábamos entre nosotros, como que pasaba de todo porque era una época de mucho compartir en un espacio muy hermoso y placentero", explica.
La actriz cuenta que recientemente, junto a Violeta Urtizberea y Martín Piroyansky, recuperaron de cierto modo el espíritu de For Fai al grabar el corto "La cigarra", en el que ellas interpretan a dos amigas mayores. "Nos disfrazamos como de mujeres de sesenta y pico, nos pusimos cuerpos y caras y fue increíble", afirma.
Violeta Urtizberea: "Era como ir al club a divertirse"
Cuando comenzó el casting para reunir al elenco del For Fai, Violeta Urtizberea tenía nueve años y estudiaba teatro con Moseinco. Su padre, creador del programa, fue cauto a la hora de plantearse incorporar a su hija al proyecto. "Él en ningún momento me dijo de participar y estaba bien, le daba cosa poner a su hija a actuar y que eso generara alguna tensión, pero yo veía los castings con los niños, porque eran en su casa, y me moría de ganas. No podía creer lo que hacían", recuerda.
Cuando grabaron el piloto, necesitaban a más actores, recuerda Mex: "Yo tenía esa cosa en la cabeza de que no quería que mi hija hiciese lo mismo que el padre, quería que ella fuese ella y que eligiera. En los castings ella miraba sentadita al costado en una silla y cuando fuimos a hacer el piloto, faltaban chicos y le dijimos a Violeta con Nora: '¿te gustaría?'. Y ella pegó un salto y me dijo: ‘sí, me encantaría’. Y estuvo extraordinario lo que hizo y quedó, así que todos los sábados íbamos a grabar en familia".
Ganadora años más tarde de dos Martín Fierro, Violeta coincide con el resto de los actores en la relevancia que tuvo en su carrera aquella primera incursión: "Agradezco mucho haber arrancado ahí. Tengo un vínculo con la actuación que es muy desde el disfrute y el juego, y creo que eso tiene su origen en el For Fai, y en Nora que fue mi docente, en una actuación desde el goce y no desde el regodeo en el padecer".
Para Violeta, ir a grabar "era como ir al club", donde todos eran amigos y se divertían. Participaba, entre otras, en la sección "Mesa con gente" como Luján Rodríguez Moreno, una abogada que representaba a denunciantes contra famosos, y en la "Tómbola", donde era Katy, la secretaria de la corporación. También encarnó a otros personajes, como el de la directora de escuela Marga Ferrucci, defensora de un reglamento disciplinario que prohibía "tirar tiros en el recreo o andar en moto en el laboratorio", lo cual era castigado con "bailar malambo con boleadoras durante tres días". Ferrucci a veces confrontaba con Alba Jiménez (Zylberberg), que promulgaba que "en cada casa donde hubiese un niño debería haber una psicopedagoga para cobijarlo", a lo que la directora respondía: "El hippismo ya pasó, querida". Así eran los diálogos entre estos niños jugando a ser adultos.
Julián Kartun: "Parte de lo que hago en El Kuelgue viene de ahí"
El músico y actor Julián Kartun, cantante de El Kuelgue, interpretaba al galán que conquistaba a Mara (Julia Martínez Rubio), la protagonista de las películas mudas del segmento retro dirigido por Martel. En dupla con Martín Slipak, también daba vida a unos mimos que actuaban como en cámara lenta y hacía de un cantante lírico que entonaba óperas mientras, por ejemplo, fabricaba helado.
Cuando empezó, tenía unos 10 años y estudiaba teatro con Carlos March. Venía del Labardén y de otras escuelas, y descubrieron su potencial en el estudio de la escuela Río Plateado.
Con numerosas participaciones en teatro, cine y televisión, el actor de Cualca cuenta hoy que su debut en For Fai le permitió acercarse en su temprana juventud a la dinámica de un estudio de tele y a las filmaciones. Sobre la escuela de lo lúdico y la improvisación de Moseinco, destaca: "Fue algo que me acompañó toda mi vida y en todos mis proyectos, y que tiene que ver mucho con lo que hago ahora también en El Kuelgue -con puestas atravesadas por la teatralidad-, porque también había toda una parte musical. Mex en su casa tenía una batería e instrumentos y se generaban cosas musicales. En cualquier proyecto está siempre la marca de esa escuela, que tiene que ver con el juego y con un humor blanco, inocente y muy sano".
Como dato anecdótico, Julián recuerda la poca gracia que le hacía que le pusieran bigote postizo para sus personajes. "Era lo peor que me podía pasar pero quedaba muy bien, era gracioso un chico con bigote", dice. Sobre For Fai como producto, opina: "Me da cierta ternura ahora y me hace gracia. Estaba muy bien cuidado, con una estética muy linda y quedó como de culto. Mucha gente se acuerda del programa como algo que de verdad estaba muy bueno. Fue una escuela que quedó, no sé si tanto en la tele, porque no sé si tenía que ver con un humor muy popular, pero sí en los actores y en la forma de dirigir. Quedó la idea de que se puede utilizar el juego y el absurdo que tienen los pibes naturalmente como motor para generar contenidos".
Laura Cymer: "Era decir lo que se te cruzara, ¡sin dudar!"
Laura Cymer tenía 10 años. Estudiaba en La Aldea y con Deby Watchel, pero el For Fai fue su gran lugar de formación. "Nora, Lucre y Mex me enseñaron, sin saberlo, a descubrir mi vocación. Con delicadeza, paciencia y amor nos daban libertad para que disfrutáramos siempre desde el juego. Si te divertís, funciona", afirma. "Nos tiraban una temática y pautas de por dónde iba a ir el sketch y cada uno se inventaba el personaje, elegía qué peluca ponerse, el nombre, la profesión. Prendían las cámaras y todo era improvisado. Mex nos iba tirando disparadores pero era jugar a decir lo primero que se te cruzara por la cabeza. ¡No dudar! Con cambios en los tonos de voz, gesticulaciones, tics y características de cada personaje. Nos llevaban constantemente a jugar con nuestro propio instrumento. Fue un programa de suma originalidad, muy arriesgado y con un mensaje muy progre, donde se tocaban temas de actualidad y sociopolíticos desde el humor y la impunidad de unos niños. Te hacía pensar", reflexiona.
La actriz conserva en su memoria momentos compartidos "con Viole y Juli disfrazadas" por los pasillos de América, esperando para grabar escondidas en un estudio "donde estaban entrevistando a Juan Castro". Cymer hacía de conductora de un noticiero y de una asistente de astróloga que tecleaba en una máquina de escribir como un "bichito" que hacía ruidos extraños y con muchos tics en su rostro. "Nos tentábamos mucho con Mex, recuerdo. También me encantaba hacer de la señora Kutsifai, la esposa mala del capataz de una fábrica en un sketch fijo que grabábamos en exteriores con Lucrecia Martel, quien me resultaba mágica, súper detallista y con una calma y una sutileza para dirigir hermosas. Recuerdo su ojo artístico en la puesta, la cámara, los detalles de luz. Era distinta, sin dudas. Todo eso lo comprendí de adulta. Grabar con ella era de mucho aprendizaje", recalca.
Martín Piroyansky: "Era un programa de tele pero bastante cinematográfico"
El guionista, actor y director Martín Piroyansky participó en el programa en la época de TyC Sports. Tenía entonces 12 años y también formaba parte de Perdona Nuestros Pecados (PNP). "No tenía un personaje fijo y estaba más en situaciones que se grababan en exteriores con Lucrecia Martel y que eran más visuales. Me gustaba mucho el cine y me parecía divertido ver cómo se hacía. Y aunque era un programa de tele, era bastante cinematográfico", opina hoy.
Él también conserva varios recuerdos en torno a la figura de Martel. "Era muy carismática y era muy buena contadora de anécdotas de su infancia en Salta", menciona. La cineasta les contaba estas historias, sobre todo, cuando compartían los momentos del almuerzo.
Además de huella en las carreras de una generación de actores que hoy ocupa un destacado lugar, Magazine For Fai dejó estrechas amistades y proyectos compartidos que continuaron y prosiguen entre los integrantes de aquel equipo. "Me gusta ver en el presente a todos estos chicos que siguieron el legado de disfrutar con lo que hacen. Están en otro peldaño y siempre tienen alguna cosita diferente y eso me encanta, con humor. Y eso tiene que ver con esa escuela, con Nora, con Lucrecia. Había un lenguaje y es lo que son ellas y ellos ahora con los personajes que asumen. Saben que vivieron esa época de inconsciencia en algo que era divino y que les dio todo un camino", concluye Mex, el creador de este delirante e innovador semillero.
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