La ceremonia de entrega del premio más importante de la industria televisiva fue escenario para las situaciones más insólitas; las peleas, reconciliaciones y papelones protagonizados por las estrellas son el otro plato fuerte de cada fiesta
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El próximo domingo se entregarán los premios Martín Fierro, otorgados por Aptra, a las personalidades y trabajos que los periodistas integrantes de esa asociación consideran que se destacaron durante la temporada 2022. Nuevamente, la ceremonia, cuya transmisión comenzará a las 19 por Telefe, se realizará en el hotel Hilton de Puerto Madero.
Como cada año, el solo anuncio de las ternas generó enojos, críticas y comentarios encontrados. Siempre sucede, el ternado celebra y los que quedaron afuera hacen notar el sinsabor.
La fiesta del Martín Fierro es uno de los pocos acontecimientos de la industria en donde se reúnen los popes del medio. Susana y Mirtha en las mesas destacadas, escoltadas por Adrián Suar y los suyos y por Marcelo Tinelli -este año ausente con aviso- y su troupe. En orden decreciente, las estrellas más notorias son ubicadas cerca de esas cuatro mesas vip y, a medida que se avanza en dirección contraria al escenario, el rango estelar va en franco detrimento. Y sí, hasta la ubicación en el salón es motivo de controversias. Incluso, no falta quién se ha enojado por haber estado ubicado mirando de perfil al escenario y a contrapelo del tiro de las cámaras. La idea es mirar y ser mirado.
El historial de los Martín Fierro, la fiesta más importante del universo del espectáculo, está sembrado de anécdotas, situaciones insólitas, berrinches y algunos escándalos. Si hasta no faltó la vedette que se largó a llorar por llevar un vestido del mismo color que una colega y la actriz que descargó su furia contra otra dentro del toilette y en plena sesión de retoque de maquillaje.
Estos premios logran lo imposible. Cruces impensados, sonrisas de compromiso, vueltas de cara para evitar el saludo con el “enemigo” y, por qué no decirlo, es el territorio propicio para ponerle fin a alguna rencilla de ocasión.
Del Martín Fierro se habla antes, durante y después. Y, a diferencia de lo que puede suponerse, cuantas más controversias, mejor. Acaso ese sea el combustible que mantiene vivo al histórico galardón que, contando la del próximo domingo, lleva 51 ediciones. Cerca de un centenar de socios de la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonías Argentinas tienen la responsabilidad de elegir y, con su elección, encender la llama de la paz o la discordia.
El escándalo previo
Durante años, Jorge Rial, al frente de Intrusos, daba a conocer el nombre de los ganadores por adelantado. Lógicamente, esto generaba la ira de los socios de Aptra, quienes, además debían soportar las críticas que el periodista le hacía a la institución y al galardón. Por supuesto, Rial lograba llenar programas enteros con todo lo referente al Martín Fierro. Su rol crítico le servía para marcar la cancha, pero sin poder prescindir del gran evento que logra, más allá de un Mundial de Fútbol, las cifras de rating más altas de la temporada. Nadie se quiere perder la posibilidad de sacar tajada de semejante torta. Este año, se barajó un homenaje a Rial, algo que no fue visto con buenos ojos por la mayoría de los socios de asociación ni por algunas figuras del espectáculo. Soledad Silveyra dijo “si yo estuviera, silbo”. Algunas vez, el propio Rial, con ironía, se despachó a gusto contra Aptra por no estar nominado, algo que lo ha impulsado al encono con la institución.
Lanata desafiante
En la ceremonia del domingo 15 de mayo de 2016 se vivió uno de los momentos más atípicos de la entrega. Esa noche, Periodismo para todos ganó como Mejor programa periodístico, algo que generó la reacción de un sector de los presentes. Jorge Lanata, cabeza de ese programa, saludó y, desenfundando un escrito, se dirigió a los presentes con un “aprovecho para hablar un poco de política porque ya comieron, así no me putean antes”. Ni bien se despachó con su frase se comenzaron a escuchar silbidos y abucheos que provenían de un sector del salón. Lanata, fiel a su estilo, no se quedó atrás: “Un poquito de realidad”. El descontento no mermaba, con lo cual el periodista desafió a su modo: “Los que chiflaron que vengan a chiflar acá, delante mío, yo no tengo problema”. Detrás, parte de su equipo lucía sonrisas de compromiso, mientras que algunos se mostraban muy incómodos con la situación.
Copas de más
La noche del Martín Fierro es extensa, pero matizada con buen vino. Cuando Soledad Silveyra perdió por segunda vez consecutiva su terna como Mejor actriz protagónica por su papel en la tira Campeones, ahogó sus penas en bebida espirituosa. Alguna vez, recordó los papelones de aquella noche inolvidable en Bendita, el programa de Beto Casella. Fiel a su estilo, Solita se rio de la anécdota.
Enemigos íntimos
Hace pocos días salió a la luz un viejo encono entre las periodistas Laura Ubfal y Susana Roccasalvo, ambas socias de Aptra, aunque esa no es la única enemistad de la conductora de Implacables (elnueve), quien tampoco se lleva bien con Ángel de Brito, responsable de LAM (América). El año pasado, De Brito, en un gesto de caballerosidad, se acercó hasta la mesa de su colega, quien reaccionó con recriminaciones varias que fueron tomadas por otros colegas con celular en mano, lo cual enfureció aún más a la comunicadora. Ángel de Brito, que ahora está nominado como conductor por su labor en 2022, le dedicó un buen segmento de LAM al hecho que lo tuvo como protagonista.
Tensa calma
Desde que Vero Lozano está en pareja con Jorge “Corcho” Rodríguez, ex de Susana Giménez, la relación entre las conductoras es tirante. A pesar que ambas son figuras de Telefe, lo cierto es que sólo se cruzan en la fiesta anual del Martín Fierro, donde suelen estar nominadas y hasta compartiendo la misma terna. Alguna vez, Lozano se refirió a Susana como “maestra”, cuando le tocó subir al escenario para agradecer su premio. Lo cierto es que no se pueden ni ver y, más allá de alguna frase de compromiso, evitan estar cerca. Este año se dijo, aunque con poco fundamento, que la diva mayor de Telefe habría objetado que la conductora de Cortá por Lozano se hiciera cargo de la conducción del evento, rol que quedó en manos de Santiago del Moro.
Sin pelos en la lengua
Es conocido el estilo controversial de Yanina Latorre y sus filosos comentarios. En la entrega del premio que se realizó en 2016, la panelista de LAM se cruzó con la actriz Jimena Barón, quien le recriminó sus dichos en torno a su vida de pareja. Según Latorre, Barón la habría mirado mal durante la fiesta y, al momento de cruzársela en una escalera, le habría dicho en torno recriminatorio: “Cuándo tengas algo que decirme, llamame’”. Frontal, como siempre, la esposa del exfutbolista de Diego Latorre le respondió que no tenía nada para decirle porque todo lo exponía en la televisión, aunque le explicó que no le caía bien. Ni falta hacía la aclaración. Según la panelista de LAM, Barón la habría amenazado al decirle “cuídate, no sabés lo que te puedo hacer”. Como sostiene Carmen Barbieri, “las peleas son de tránsito” y en 2018 se mostraron amigables en el programa de Ángel de Brito.
Celos
Hace más de una década, Natalia Oreiro ganó su premio como Mejor actriz. Cuando subió a recibir su merecida estatuilla se percibieron silbidos y algún abucheo. La leyenda dice que provenían del sector donde se encontraban Florencia Peña, quien competía en la misma terna y perdió, y Nancy Dupláa, pareja de Pablo Echarri, ex de Oreiro. No faltó quien asegurara que se pudo escuchar un insulto que tenía como destinataria a la ganadora. El año pasado, mientras Dupláa realizaba una entrevista para Socios del espectáculo (eltrece), fue sorprendida por un beso de Oreiro. Lo cierto es que ambas siempre tuvieron palabras respetuosas hacia la otra, aunque quedaron en el historial del Martín Fierro aquellos abucheos y las imágenes del llanto de Oreiro al recibir su premio y agradecerlo escuetamente, buscando bajar pronto del escenario.
¿A los gritos?
El año pasado, a Paula Chaves le tocó conducir la alfombra roja previa a la ceremonia central. La actriz, que se preparó en una suite del hotel Hilton, donde se realizó el evento, habría bajado sobre la hora a cumplir con su rol y las causas que se argumentaron dejaron a todos con la boca abierta. Según se rumoreó, Chaves, disgustada con su maquilladora por el trabajo realizado, habría protagonizado una escena de gritos, reprochándole su malestar a su joven asistente. Lo cierto es que horas después, ambas se encargaron de desmentir todo en sus redes sociales.
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