Leandro “Chino” Leunis: “Me saca de quicio la gente mal intencionada”
Con 37 años, Leandro "Chino" Leunis , periodista y locutor devenido en conductor, que sigue forjando su carrera año tras año, estrenará proximamente nuevo programa en Telefe , Familias frente a frente, un reality de cocina familiar que irá los domingos. Apasionado en todo lo que encara, habló con LA NACION de su nuevo desafío, de su vida familiar y de cómo maneja su ego y el éxito laboral.
Es una tarde de sol cálida y quedamos en encontrarnos en la terraza de un restaurante. Llega con su traje característico y la remera básica debajo. Ingresa sonriente y tranquilo. Comenta que aún no almorzó y ordena unas fajitas de pollo con papas. Mientras esperamos la comida, "Chino", como le dicen sus afectos cercanos, cuenta que le cuesta mucho bajar cuando llega de una extensa jornada de trabajo, que se encuentra en un momento de la vida en el que quiere ser un agente de cambio frente a las cosas de la realidad que no le gustan, que aunque la gente idealiza a los que trabajan en tevé, su vida no es ideal, pero reconoce que tiene un lugar de privilegio y que le pagan muy bien por su trabajo, pero que tiene las mismas emociones y desafíos en distinta escala que los otros. Por último, hablando de su vida íntima confiesa que el matrimonio es un desafío enorme que se hace conversando, negociando y renegociando acuerdos para volver a elegirse: "Con mi mujer nos volvimos a elegir varias veces".
—¿Cómo llegaste a ser uno de los conductores estrella de Telefe?
—Yo no puedo juzgarme como una estrella, pero sin lugar a duda me siento un conductor importante de Telefe. Me siento muy mimado, muy valorado y muy querido, y me animo a ocupar ese rol. Siempre actúo desde la humildad pero para hacer este trabajo tenés que tener ego y creer en vos. Me convocó Tomas Yankelevich, que confió en mí y dijo «quiero a este chico». Apostó por mí y siempre le voy a estar muy agradecido. Desde el 2014 he crecido cuando empecé con "Escape perfecto". Además, esto es lo que deseé siempre. Lo que me está pasando hoy es consecuencia de mucho esfuerzo y dedicación, y mucha pasión por lo que hago. Este es mi talento y me gusta pulirlo cada vez más.
—¿Cómo te sentiste cuando levantaron En qué mano está?
—Soy una persona que confía mucho en el devenir y solté absolutamente cuando terminó el programa. En su momento hablé con Darío (Turovelzky, director de Contenidos Globales de Telefe) y creí en su visión. Naturalmente es una desilusión. Uno hace las cosas para que duren mucho tiempo pero era un programa de verano y estuvo un año y medio. Además me dio muchas horas de vuelo, ya que nunca había hecho tele en vivo. Y nos fuimos midiendo muy bien, diez y pico de rating. Más que pensar en que levantaron el programa prefiero pensar en que se cerró un ciclo.
—Medís muy bien con tus programas, ¿te genera presión para este nuevo proyecto?
—No creo que la palabra sea presión, cuando jugás para Telefe tenés una exigencia muy grande, porque a mi juicio es el mejor canal del país. Entonces tengo la obligación de ir por todo y hacer un buen programa. Yo soy muy exigente conmigo mismo, más que la exigencia externa. El poder del afuera es algo que viene o no viene, no lo puedo manejar, en el caso que sucede agradezco y si no sucede aprendo.
—¿Y qué pensás que tenés que llegás tanto a la familia?
—Me parece que soy una persona empática, que soy conciente del lugar en el que estoy y me gusta conectar con la gente. Me gusta saber qué está sintiendo el otro. Mi personalidad en lo cotidiano es muy parecida a la de la tele. La emoción es muy importante para hacer televisión, y yo vivo lo que hago.
—¿Qué te saca de quicio?
—Me saca de quicio la gente mal intencionada. Cuando noto que alguien está actuando desde un lugar buscando otra cosa. Yo no soy una persona que desesperadamente busque algo haciendo cosas puntuales, yo tengo una visión mucho más grande de lo que quiero para mí, entonces tengo paciencia. No soy un tipo que quiere sacarle el jugo a la gente que conoce.
—Tenés una hija mujer y estamos viviendo un momento de cambio y revolución del movimiento feminista, ¿qué opinión te genera?
—Siento una gran admiración por la mujer y estoy seguro que el hombre en su momento usó la frase "sexo débil" por una cuestión de miedo. Soy consecuente con eso, admiro su poder, su capacidad multifacética. Hacen muchas cosas a la vez con una gran calidez.
—Hace poco se trató en el congreso la despenalización del aborto, ¿qué postura tenés vos?
—Estoy de acuerdo con la despenalización del aborto. Lo charlé mucho con mi hija Delfina, y me alegro que ambos llegáramos a la misma conclusión. Fuimos desarmando el tema de que si uno tiene empatía por el otro es inevitable que uno quiera que todos tengan la misma posibilidad de tomar una decisión. Me desafió mucho este tema, soy una persona creyente, no un gran feligrés pero creo mucho en Dios, prefiero pensar en las mujeres que mueren que en interrumpir un incipiente embarazo. Es algo muy extremo pero después de un juicio muy sentido llegué a esa conclusión.
—¿Haces algún tipo de terapia para manejar el éxito y el ego?
—Estoy en un proceso para certificar como coach ontológico. Siempre tuve un deseo de ampliar mi inteligencia emocional, hice terapia muchos años, siempre estoy revisándome y continuamente estoy viendo cómo lidero y como puedo liderar mejor, entonces estoy trabajando ahora especialmente para poder ser más efectivo en esto.
—¿Que opinas del abuso sexual en la TV? ¿Uno se mide más?
—Es un momento histórico en el que solo lo verdadero va a permanecer, ya no hay más espacio para lo que no es genuino, pasa en todos los ámbitos mundiales, acoso sexual, corrupción, etc. Lo verdadero a la larga es lo que prevalece. Es una filosofía mía para vivir. Pienso más en cómo camino que a dónde llego.
—¿Te importa mucho el rating? ¿Sos competitivo?
—Sí, me gusta ganar, soy competitivo. Cuando hacía En qué mano está? que era en vivo, preguntaba con qué rating empezamos y solo a veces consultaba en una pausa, pero en el momento no me suma saber que pasa. No me gusta nada por ejemplo estar haciendo una entrevista y si no mide levantarla. Me interesa saber cómo nos fue para poder tener una lógica de aprendizaje. Nunca voy a ser el dueño del rating, nadie es irremplazable. Me encanta que me vaya bien, y si me va mal, digo: "La pucha". Pero yo no puedo dejar de confiar en lo que estoy haciendo, porque si quemo todas mis naves en pensar "Uy no soy lo que los demás esperan", ahí estoy viviendo una situación de inestabilidad propia de internación (risas). Entonces si no funciona digo: "Bueno hoy no nos quisieron ver, vamos a ver mañana".
—¿Cómo ves hoy la televisión argentina?
—La veo maravillosa, amo la televisión argentina, me encanta que haya contenidos, que empiecen a aparecer producciones, que empiece La voz Argentina, Showmatch en el 13, que genera cientos de puestos de trabajo, me encanta que funcione la ficción nacional, lo que pasa con 100 días para enamorarse, que haya empezado Mi hermano es un clon, que haya más actores con trabajo, más técnicos, más vestuaristas. Quizá las ficciones internacionales vinieron a desafiarnos para ajustar un poco la mira, y creo que las historias de hoy son más empáticas y por eso tienen éxito, hablan más de las cosas que estamos pasando. Juzgo que es una de las mejores televisiones del mundo, con una capacidad increíble de hacer mucho con poco.
—¿Cómo sos como papá?
Soy medio plomo, de estarle mucho encima a Delfina que en enero cumple nueve años, de conversar mucho con ella, de invitarla a que sea ella misma. Uno va a aprendiendo de los errores propios y de lo que hicieron nuestros padres, que seguro fue imperfecto como lo somos todos los padres que hacemos lo que podemos. Pero me gusta invitarla a que sea, a que viva, que experimente sus emociones.
—¿Querés ser padre nuevamente?
—Si, está en los planes. Nos tomamos un descanso bastante amplio (risas) pero están las ganas. Es algo que está latiendo ahí y que en cualquier momento se acerca.
—Trabajaste con Lizy Tagliani y se comenta que va a conducir un programa en Telefe. ¿Qué te parece?
—Sería un merecimiento total. Es una mina maravillosa con un corazón enorme y un poder de resiliencia que poca gente tiene. Aprendí a quererla mucho, nos mandamos mensajes a veces y tiene un talento muy especial. Es una loca linda que no le tiene miedo a nada y eso también es lo que genera algo tan especial. Es muy extrovertida y auténtica y eso hace que la gente la mire.
—¿A dónde querés llegar? ¿Tenés alguna ambición?
—Tengo un montón de ambiciones. Creo que soy un conductor que genera cosas buenas en los que miran y mi ambición es hacerlo mucho tiempo. También poder reconocer el instante en el que ya no sea momento de hacerlo, pero eso está muy lejos. Mi ambición es que hacer televisión no sea la razón de mi vida ni la razón de mi felicidad, sino que me expande y me permite conectar con mi talento.
—¿Qué expectativas tenés con el programa?
—Principalmente que la gente se reúna a ver la tele. Hoy hay mucha oferta en distintas plataformas, pero la sensibilidad impacta en la gente y por eso ve la tele. Es un producto que los va a cautivar, que les va a dar ganas de compartirlo con la familia. Va a haber mucha empatía, mucha gente que va a querer cocinar cosas ricas, potenciar todo lo bueno que tiene la cotidianidad, esto va a visibilizar nuestra vida cotidiana. Que la gente entienda que es muy afortunada de tener una familia y de poder cocinar todos los días.
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