Lalola, la gran ganadora de la noche
Lo que no se vio de la ceremonia en la que la ficción de América se quedó con la principal distinción
Unos minutos antes del final, cuando lo único que faltaba para repartir en la 38a. entrega de los premios Martín Fierro a la TV y la radio era el galardón principal, Gustavo Luppi, uno de los directores ganadores de Lalola , encendió un puro como para festejar la llegada de un bebe que apenas un rato después ya había nacido. Y era de oro.
Antes, desde las 20.30, el salón decorado de rojo pasión de la Rural comenzó a llenarse de nominados e invitados que lentamente eran conducidos por unas anfitrionas de prolijas melenitas negras hasta sus mesas para aguardar pacientes, y no tanto, el momento de su terna. Pero claro, en la fiesta que organiza Aptra los premios no son lo único importante. También está lo que ocurre entre mesa y mesa, en los pasillos cuando las cámaras apuntan para otro lado y las sonrisas se transforman en otra cosa. Otra cosa mucho más entretenida de lo que sucede arriba del escenario. A continuación, algunas postales de lo que no se vio en pantalla.
- Gentiles enemigos. Hubo dos encuentros entre Marcelo Tinelli y Claudio Villarruel en los Martín Fierro pero, gracias a las cámaras, el que será recordado será el segundo. Primero se cruzaron amablemente en el pasillo que dividía las mesas del salón como un río colorado que luego, en el segundo cruce, se volvió sangriento. Palmadas en las espaldas, sonrisas y felicitaciones se convirtieron en muecas cuando al promediar la ceremonia, gracias al notero de AM, Tinelli y Villarruel volvieron a encontrarse. Con la "ayuda" del productor Marcos Gorbán, que ahora se ocupa de Talento argentino, pero que en otra época trabajó para VideoMatch, el conductor y su ex jefe se sacaron varios trapitos al sol mientras los buitres mediáticos registraban cada palabra.
- Un homenaje hecho en casa. El momento más emotivo de la noche, ese que todos esperaban y, al mismo tiempo, lamentaban que tuviera que estar, llegó temprano y paralizó al salón como nada lo logró antes ni después. El homenaje a Jorge Guinzburg tuvo el toque del conductor en cada detalle e imagen y no fue de casualidad: escrito por el equipo de Mañanas informales, al segmento no le faltó ni le sobró nada. Lo mismo que a la presencia de Andrea Stivel en el escenario acompañada por Adrián Suar, que apareció especialmente para ese momento y luego se fue. La única nota discordante fue el comentario de Mirtha Legrand que, acostumbrada al reto, aprovechó el momento para dirigirse a Suar: "Además de los (premios) Clarín, Aptra también existe", sermoneó la señora fuera de tiempo.
- Mirtha, la retadora II. "Juanita, ubíquese"; "Aplaudan chicos"; "Aprovechen el corte para pararse, charlar y hacer lobby". La conductora de los premios conoce de televisión, de estrellas y de cómo controlarlas. Y no teme usar su presencia para poner en vereda a quién le parezca: su nieta, los presentes en general o los nominados, desesperados en los cortes por averiguar si se iban a ir a casa con las manos llenas o vacías.
- Los de adelante y los de atrás. Cuando llega la pausapublicitaria, el salón se revoluciona. Los que están sentados a la derecha del escenario quieren ir hacia la izquierda y viceversa. Casi se necesitaría un policía de tránsito para controlar el éxodo de un lado al otro. Lo que no sucede nunca es el movimiento de adelante hacia atrás. Todos quieren llegar a las primeras filas, donde Susana, Marcelo, Moria y Natalia esperan la visita de sus acólitos, que residen en la Siberia de los nominados.
- Natalia Oreiro, costurera. Cuando no están comiendo, charlando o mirando lo que sucede a su alrededor, los famosos también van al baño. Así, Natalia Oreiro, Gloria Carrá y Griselda Siciliani se cruzaron frente a los lavatorios y hablaron de moda, obvio. Ninguna dejó pasar la oportunidad de felicitar a Oreiro por su línea de ropa, pero la que más ventaja sacó de las habilidades de la actriz fue Carina Gallucci, la esposa de Carlos Calvo que, desesperada porque las cintas de su vestido se habían desatado, terminó asistida por Oreiro -preciosa en su Oscar de la Renta- en el baño de la Rural.
- Un día raro. Además de los premios a la producción televisiva y radial de 2007, en esta entrega de los Martín Fierro también se premió la elegancia, un galardón que todas aspiraban a ganar. O casi todas. Es que en el primer corte, luego del homenaje a Jorge Guinzburg, Ernestina Pais explicaba emocionada: "Es un día raro para mí. No sé si quiero salir la más elegante" (el premio fue para Natalia Oreiro). Para Pais y sus compañeros, el Martín Fierro de este año significó mucho más que las dos estatuillas que se llevaron a casa.
- Los hermanos sean unidos. No trabajan en el mismo canal y por ende no estaban sentados en la misma mesa, pero los hermanos Juan Alberto y Marisa Badía, productora de Telefé, se abrazaron fuerte cuando el conductor se llevó el premio al mejor programa musical por su ciclo de Canal 7, Badía en concierto. Apenas se escuchó su nombre, los Badía saltaron de alegría desde lados opuestos del salón.
- Casi ángeles: perdedores populares. Aunque no consiguieron llevarse el Martín Fierro al mejor ciclo infantil, los adolescentes del elenco de Casi ángeles fueron los más solicitados de la fiesta por las madres, aleccionadas por sus hijas fanáticas del programa. "Mi nena de diez años me pidió que consiguiera los autógrafos", confesaba una invitada sin animarse a pedirlo, mientras que Mónica Gutierrez, ya con su premio a la mejor labor periodísitica femenina en mano, se acercó y le pidió a cada uno de los chicos que le firmara la revista entregada como programa para llevársela, orgullosa, a su hija.
- El anuncio de la noche. Hay personajes que asisten a los Martín Fierro con agenda propia. Moria Casán entregó anteanoche un premio, pero su objetivo tal vez haya sido utilizar la plataforma de los premios para mostrarse (gracias a su escote se vio mucho, demasiado de ella) y anunciar su inminente casamiento con el hombre que la acompaña desde el verano (es fácil reconocerlo: es el que carga su chihuahua cuando la diva está ocupada).
- Capusotto, paseandero. Inquieto e impredecible, Diego Capusotto es capaz de hablar de su perro cojo mientras agradece el premio a mejor programa humorístico y también puede recorrer el salón entero para acercarse a saludar a Juan Carlos Mesa, sentado en la mesa de Mirtha Legrand, en primera fila.
- Final de fiesta. Para algunos, el mejor momento de la noche es el anuncio del Oro y, para otros, es el momento indicado para correr al guardarropas y recuperar su abrigo. Los mismos que prefieren no hacer cola a ver cómo festejan otros.
19,5 puntos de rating sumó la ceremonia. Fue lo más visto del día y midió 5 décimas más que en 2007.
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