La Voz Argentina: la noche en que los Montaner se atrevieron a criticar a los Beatles y Soledad bloqueó a Lali sin piedad
En otra noche de audiciones a ciegas, un participante de la temporada anterior tuvo su merecida revancha y solo unos pocos lograron pasar a la siguiente instancia
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Este miércoles, los puntanos Ayelén y Federico López fueron los primeros en probar suerte en otra noche de audiciones a ciegas de La Voz Argentina. Padre e hija, además, son el primer dúo de esta cuarta temporada del programa de Telefe. “Somos muy versátiles, hacemos muchos estilos de música: latino, pop, internacional y folklore”, contó Federico en su presentación. Y su hija agregó: “Venimos a buscar que la gente que no nos conoce pueda escucharnos”.
A la hora de audicionar, eligieron un clásico de ABBA en castellano: “Chiquitita”. Al escucharlos, Soledad Pastorutti giró su butaca y se convirtió en la coach de padre e hija.
La segunda en probar suerte fue Lucila Romero, de Río Cuarto, Córdoba. “Comencé desde muy pequeña. Mi abuelo era músico y mi papá siempre tuvo el sueño de hacer música con su padre, pero lamentablemente mi abuelo falleció cuando él era muy chico”, contó la joven. Y explicó: “Entonces, él nos inculcó ese sueño a nosotros, sus hijos”.
“Fui al casting sin ninguna expectativa, porque para mí era prácticamente imposible estar acá”, agregó, al borde de las lágrimas. La canción elegida para esta primera presentación en La Voz Argentina fue “Amor prohibido”, de Selena, pero no logró que ninguno de los coaches girara su butaca.
Luego llegó el turno de Elías Pardal, de San Lorenzo, Santa Fe. El muchacho de 26 años explicó en el clip de presentación: “Vengo a terminar lo que mi padre empezó. Él, Mario, tuvo una carrera muy importante en mi ciudad. Murió hace tres meses y quiero que sus canciones se escuchen a lo largo del país”.
“Durazno sangrando”, de Luis Alberto Spinetta, fue la canción que eligió para su audición a ciegas. En el último acorde, Soledad, Ricardo Montaner y sus hijos Mau y Ricky giraron sus butacas y comenzaron a sacarse chispas para disputárselo. Elías, luego de escucharlos, eligió formar parte del team del autor de “Déjame llorar”.
Luego llegó el turno de Zoe, una joven de 21 años de la localidad bonaerense de Moreno que contó que nunca había cantado en un escenario. “Siempre canté en mi cuarto y todo se quedaba ahí. Siempre jugué a esto de cantar, desde que soy chiquita”, explicó durante su presentación.
Zoe optó por brindar una versión de “Girl”, de los Beatles y no logró impactar a ninguno de los coaches. “A mí me gusta la canción hasta que arranca el coro”, expresó el autor de “Cachita”. Uno de sus hijos, Ricky, indicó que nunca la había escuchado. “Yo soy un pendejo. Los Beatles son los Beatles y la tienen clara, pero la canción es medio bizarra, medio rara. Estuve toda la canción tratando de digerirla, más que tratando de prestarle atención al performance (SIC)”, aseveró, sin ruborizarse. Y agregó: “Decía yo: ‘Mira este coro qué extraño cómo entra’. A la hora de reencontrarse con sus padres, que esperaban a un costado del escenario junto a Marley, Zoe exclamó, entre lágrimas: “Estuve un montón preparándolo y no me salió como en mi cuarto”.
Llegó luego el momento de Hugo Ruíz Romero, quien contó: “Empecé con la música desde pequeño. Cuando era chico, por darle una mano a un amigo que necesitaba plata, mi padre le compró una guitarra, pensando que algún día uno de sus hijos podría aprender a tocarla”.
“A los 14, me iba a la casa del papá de un amigo, que era guitarrista. Le miraba las manos mientras tocaba y después, en mi casa, recopilaba toda la información y me ponía a tocar solo”, agregó. Y señaló: “Hoy soy una persona que sigo en la búsqueda. Soy un resiliente. ¡He pasado tantas cosas duras! Y sigo en la lucha, tratando de llegar al cometido que siempre he soñado: vivir de la música”.
Y entonces, cuando llegó al escenario de La Voz Argentina, sucedió algo extraño: las cinco butacas se giraron antes de que comenzara a cantar “Tonada del viejo amor”, de Eduardo Falú y Jaime Dávalos. En ese mismo momento, en el suelo apareció el nombre de Lali.
Cuando terminó de cantar, llegó la explicación. “Ahora sí... Es un momento especial. Quienes nos hayan acompañado el año pasado, él es Hugo. Él pasó esta instancia, por eso está marcado que es de mi team, porque yo lo había elegido”, explicó Lali y señaló su nombre.
Y el participante explicó: “No pude seguir porque me enfermé de Covid. Aparentemente, era pasajero, pero fui empeorando, hasta que caí internado. Estuve en terapia intermedia con asistencia de oxígeno. La pasé muy mal. Me llevó tiempo recuperarme, prácticamente seis o siete meses, y para la parte vocal un poco más”.
“Quiero darle un aplauso a la producción de este programa, porque pensaron en Hugo. Cuando me contaron que esta era la decisión que habían tomado, me puso muy feliz, porque de verdad se merece estar acá, pero sobre todo porque tiene una voz preciosa”, explicó la coach. Y aprovechó para sumar: “Le mando un beso a todas las familias que han perdido un familiar por este Covid maldito. Y pido un gran aplauso para todos los trabajadores de la salud que le pusieron el pecho y se lo siguen poniendo”.
Tras el emotivo momento, llegó Amandicia, una chica de 24 años de la provincia de Santa Fe. “El nombre surgió de un viaje al interior, de un trabajo de autoconocimiento. No es un nombre artístico, es una construcción de mi identidad. A mí María Eugenia Benavídez es una ropa que no me entra”, explicó la participante, refiriéndose al nombre que figura en su documento. “No me siento representada. Es como la gente que hace un cambio de género. Es igual de duro. Yo lo fabriqué, me costó mucho quererme y aceptarme”, ejemplificó. Amandicia contó, además, que trabaja en cruceros, donde además de cantar se dedica al área de entretenimiento.
En el escenario, la participante brindó una versión de “Staying Alive”, de The Bee Gees. La primera en girar su butaca fue Soledad, seguida por Lali, a quien Amandicia había adelantado que elegiría si tuviera la oportunidad. Sin embargo, Pastorutti fue muy astuta e hizo uso de una nueva herramienta: el bloqueo. Así, la autora de “Laligera” quedó fuera de competencia.
Con el correr de la presentación, los demás también giraron sus butacas. Al terminar el tema, Lali se apartó de su lugar y dejó caer su cuerpo sobre el cartel que informaba que había sido bloqueada. Ricky y Mau corrieron a “revivirla”. “¡Yo no puedo creer! ¿Quién fue? ¡Fuiste vos, maldita!”, preguntó la coach a Pastorutti. A la hora de elegir, la concursante eligió a los intérpretes de “La boca”.
La última participante fue una platense de 22 años, Jesabel Aymara Peranzi, quien además de cantar estudia artes plásticas y bibliotecología, y se gana la vida como artista callejera, tatuadora y tarotista. “Toco en los trenes junto a mi compañero de vida. Hacemos un poquito de todo: rock nacional, internacional”, indicó.
En su audición a ciegas brindó una versión de “Black Hole Sun”, de Soundgarden, pero no logró conmover a ninguno de los coaches.
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