La Voz Argentina: chicanas, retos y reencuentros en otra noche de audiciones a ciegas con muy pocos elegidos
Este martes, siete nuevos aspirantes a entrar en el programa mostraron su talento frente a los coaches
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En otra noche de audiciones a ciegas, los cinco coaches descubrieron nuevos aspirantes que buscaban encontrar un lugar en La Voz Argentina. Sabrina Carbonel, de Presidente Derqui, Buenos Aires, fue la primera en probar suerte. La joven de 18 años se declaró una fanática del formato desde la primera edición y contó que Fede Gómez, finalista de la última temporada, hoy ocupa un lugar muy importante en su vida: “Lo conocí a través del programa, me volví su fan y hoy en día es mi profesor y mi padrino musical. Lo adoro con todo mi corazón porque, en parte, gracias a él no dejé la música y me acompañó en un momento súper difícil”.
A la hora de su presentación eligió brindar una versión de “Episodios”, de María Becerra, y logró que Soledad Pastorutti, Ricardo Montaner y Mau y Ricky giraran sus butacas. Sin embargo, la participante se dirigió a Lali, que fue la única que no se dio vuelta. “Te perdono todo. Quiero que seas mi esposa”, le dijo entre risas.
Luego, se puso seria y contó que esta era la segunda vez que se subía a un escenario después de haber sufrido un ataque de pánico en pleno show. “Me agradezco por haberme dado esta segunda oportunidad. Fue en agosto del año pasado y fue muy fuerte, porque esto es lo que amo. Trabajé como corista de Rusherking, y la situación me superó”, expresó.
“Estaba pensando, mientras la escuchaba, hacerlo más global, más allá de lo que le pasó a ella, particularmente. Ella es muy chica y veo que es algo muy habitual en muchos chicos de su edad que se dedican a la música o tienen el sueño de hacerlo: la ansiedad. Es algo a lo que le hemos dado la espalda. Yo no me crie con ese concepto y nadie me explicó qué es la ansiedad. A los 30, lo entiendo y la reconozco en mí y en los otros”, expresó Lali.
Y continuó: “Lo veo muy claro en chicos de la edad de ella porque tienen tantos estímulos y todo parece que si no lo tomo ya, es efímero y me voy a perder la oportunidad. Y eso es mentira. Está bueno hablar de ansiedad. Está bueno que hayas traído el tema. Lo recontra agradezco, por toda la gente que está del otro lado escuchando y por todos los niñes que también sufren ansiedad, tienen sus sueños y se los come esa sensación tan horrible”, indicó la coach.
“Siento que nos perdonamos muy poco los errores, las frustraciones, que son parte de la vida”, coincidió Soledad. “Lo más importante es levantarse al otro día y continuar, que en realidad es lo único que nos queda. A todos, por más años que tengamos en esto, nos pasa siempre algo que no nos gusta, metemos la pata, pero hay que tratar de levantarse y seguir. Me alegra que estés acá, que hoy lo hayas superado y esto es lo que te tiene que quedar grabado a vos en tu mente: el día de hoy”, sumó. A la hora de elegir, la participante eligió a Mau y Ricky.
El segundo participante en mostrar su talento fue Carlos D’Annibale, un bonaerense de 30 años que trabaja junto a sus padres y su hermano en una panadería. Carlos está casado y tiene tres hijos. “Comencé con la música a los 14 años. Veía a mi papá y a mi tío que se juntaban los domingos a guitarrear, y sentí esa pasión hermosa”, contó.
En su audición a ciegas eligió un tema de Federico Marcelo Ferreyra y Onofre Paz que popularizó Soledad, “Chacarera para mi vuelta”, pero no logró que ninguno girara su butaca.
Luego llegó el turno de Adrián Ocampo, un porteño de 44 años del barrio de Flores. “Canto en la Costa, en Las Toninas, en Costa del Este, en La Lucila. Hay lugares en los que canto desde hace 16 temporadas”, se presentó. Tengo 1364 shows y lo sé porque tengo una agenda en la que anoto”, agregó.
Al verlo en el estudio, Marley se dio cuenta de que lo conocía. “¡Estuvo en Operación Triunfo!”, exclamó. El tema elegido por Ocampo fue “I Was Born To Love You”, de Queen. Con solo escuchar el primer fraseo, Soledad giró eufórica su butaca y con el correr de la canción se sumaron los demás coaches.
“¿Vivís de la música?”, quiso saber Lali. Y el participante contó que sí, pero hizo la salvedad de que canta en bares y restaurantes. “¡Se acabó! A partir de ahora, que todos te vieron en la tele, se va a generar algo muy lindo. Nadie reniega del pasado. Creo que todos empezamos en lugares así, que enseñan un montón. Por ahí cantás y la gente no te escucha, o te pide una canción que no es de tu repertorio o que no conocés”, agregó Soledad.
Montaner, entonces, aprovechó para preguntarle qué canción no conocía. Y el participante no lo dudó: “‘La boca’, de Mau y Ricky”, reveló. El padre de los aludidos le pidió que la cantara, mientras que, visiblemente ofendido, el mayor de los hermanos refunfuñó: “Tú y más nadie, porque es muy conocida”.
“Pero a mi hijo le encanta”, quiso atemperar la situación el participante, pero Ricky hijo seguía ofendido. “Cántate una de tu generación”, lo chicaneó. Y Ocampo recogió el guante y entonó unas estrofas de “La canción que necesito”, de Montaner, a quien terminó eligiendo como coach.
Zoe Audisio, de Río Cuarto, Córdoba, fue la siguiente en probar suerte. “Me anoté en La Voz Argentina pensando que mi carrera necesitaba una vuelta de rosca”, contó en su preparación. A la hora de cantar, eligió “Mary Poppins y el deshollinador”, de Fabiana Cantilo, pero no logró cautivar a ninguno de los coaches.
El siguiente concursante también fue cordobés. Martín Taormina, de 23 años, contó en su presentación que es estudiante y que le gusta mucho leer y escribir poesía, además de tocar el bajo y la guitarra. “En mi vida, la música siempre estuvo un poco de fondo, pero en estos últimos años, me di cuenta de que me gustaba demasiado y que a otra gente le gusta escucharme”, explicó. En su audición, brindó una versión de “Blackbird”, de los Beatles, acompañado por su guitarra, pero tampoco tuvo la suerte de que alguno de los coaches giraran su butaca.
El anteúltimo en pisar el escenario fue el santafesino Nicolás Robul, de 21 años. “Empecé a tocar la guitarra a los 11 años, cuando escuché una canción de Deep Purple e intenté sacarla. A partir de ahí, nunca dejé de tocar ni de cantar”, relató. Su tema elegido para la audición a ciegas fue “Wadu Wadu”, de Virus.
Al escuchar los primeros acordes de la canción, Lali comenzó a bailar. Al promediar el tema, fue la primera en girar su butaca, seguida por Soledad, que se mostró sorprendida por una variación en la voz del participante. Los miembros del clan Montaner, como suele ocurrir cada vez que un aspirante elige un tema de rock, no se mostraron interesados. “¡Sonríe!”, le ordenó el autor del “Cachita”, una vez que Nicolás terminó su interpretación.
Luego, mientras Soledad le hablaba al participante, comenzó a jugar aburrido con sus pulseras y recibió un reto del “Tifón de Arequito”. “¡No me estás prestando atención, Montaner!”, expresó, mientras Mau y Ricky reían a carcajadas y Lali miraba seria la situación. Tras escuchar a las dos coaches, el participante eligió formar parte del equipo de Espósito.
La última de las aspirantes de la noche llevó el tango a La Voz Argentina. Mariana Merlino, de Lanús, le contó a Marley que canta desde que tiene uso de razón, y que si bien nunca estudió, tiene muy buen oído. Mariana trabajó durante mucho tiempo como camarera, hasta que el dueño del restaurante le dio la posibilidad de cantar en el escenario y descubrió su verdadera vocación.
El tango elegido para su presentación frente a los coaches fue “Qué tango hay que cantar”, de Rubén Juárez y Cacho Castaña, pero no logró que ninguna butaca la ubicara dentro del reality.
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